LUIS PONCE JIMENEZ LA PROYECCIÓN Es el mecanismo contrario al de la introyección. Así como en la introyección la tendencia es a hacerse uno responsable de lo que ha hecho el ambiente, la proyección es la tendencia a hacer responsable al ambiente de lo que se originó en uno mismo. El caso extremo de la proyección se da clínicamente en la paranoia, en la que una personalidad altamente agresiva, que es incapaz de aceptar sus deseos y sentimientos, se defiende de la mejor manera que encuentra adjudicándolos a objetos o personas del ambiente. Su idea de que es perseguido es, de hecho, la confirmación de su deseo de perseguir a los otros. Pero la proyección existe en formas menos extremas. Tenemos que distinguir entre proyección y mera suposición, que sería el caso del jugador de ajedrez que trata de ponerse en el lugar del otro para tratar de ver cuál será la siguiente jugada de su contrincante. En este caso, aunque hay una proyección de lo que él piensa que hará el otro, sabe que eso es sólo una suposición y no algo que se va a dar tal y como él piensa e imagina. La afirmación que tan continua y cotidianamente oímos de “Me duele la cabeza” es un claro ejemplo de proyección. Tratamos a nuestra cabeza como si fuera algo extraño y ajeno a nosotros, cuando en realidad tendríamos que decir: “Me duele mi cabeza”, e incluso avanzando un poco más en nuestra integración y en nuestra responsabilidad tendríamos que decir: “Me hago doler mi cabeza”. La proyección es un mecanismo que tiende a desposeernos de aquellas partes de nosotros mismos en donde se originan aquellos impulsos proyectados y negados.
De esta manera, la persona, en lugar de ser un participante activo de su
propia existencia, se convierte en un objeto pasivo, víctima de los demás y de las circunstancias.
Una proyección es un rasgo, actitud, sentimiento o conducta que
perteneciéndole al sujeto se lo atribuye a otro. Creo que vienen desde el ambiente y desde los otros hacia mí en lugar de ver que es lo contrario, que es algo mío que he adjudicado a otro u otros. Las proyecciones suelen ser características nuestras que rechazamos: agresivas, sexuales, persecutorias, etc., sirviendo este mecanismo para interrumpir la excitación que no podemos aguantar o aceptar. Los celos son una conducta que pertenece a este mecanismo proyectivo. Otra clase importante de proyecciones son los prejuicios: de clase, de género, físicos, intelectuales, etc.