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Hacia un

tratamiento menos
invasivo contra la
tuberculosis

MARZO 11 DE 2020BOGOTÁ D.C.


• La identificación de tres péptidos
antimicrobianos –esenciales en la
inmunidad innata del organismo– abre una
oportunidad a la ciencia nacional para

/01- seguir en la búsqueda de fármacos que se


administren en dosis más pequeñas, pero
que sean tan eficaces como los que se
suministran hoy, y que además no tengan
actividades que dañen las células o tejidos
“buenos” del paciente.
• Innumerables han sido los esfuerzos
realizados a lo largo de la historia para
encontrar las formas más efectivas de
contrarrestar los mortíferos efectos de
la tuberculosis, considerada como uno
de los enemigos más grandes de la
humanidad. Esta asesina ancestral,
conocida en la Edad Media como “el
mal del Rey” y en el siglo XVIII como “la
peste blanca”, arrebata cada año la vida
de 1,6 millones de personas en el
mundo, 1.200 de ellas en Colombia.
• La tuberculosis multirresistente constituye una crisis de
salud pública y una amenaza para la seguridad sanitaria.
Estimaciones de la OMS muestran que en 2018 hubo
558.000 nuevos casos de resistencia a la rifampicina
(fármaco de primera línea más eficaz), de los cuales el
82 % la padecían. Por eso, el desarrollo de nuevos
compuestos contra la tuberculosis sigue siendo una tarea
indispensable para la ciencia.
 
• Desde hace una década, Sandra Milena Chingaté López,
doctora en Ciencias - Bioquímica de la Universidad
Nacional de Colombia (UNAL), busca péptidos
antimicrobianos –estructuras sintetizadas en la piel y en
las mucosas de la nariz o la boca, y digestivas
c
• La identificación de péptidos
antimicrobianos comenzó modificando
las catelicidinas con ayuda de
programas bioinformáticos, buscando
regiones de estas moléculas que
tuvieran una mayor actividad
antimicrobiana y generaran una carga
positiva que luego, pudieran unirse a los
fosfolípidos de carga negativa de las
membranas de Mycobacterium
tuberculosis, propia de este tipo de
bacterias.
• La doctora Chingaté señala que “una vez
la bacteria ingresa al cuerpo humano
activa sus mecanismos de defensa, y
cuando el bacilo es fagocitado o
engullido por el macrófago (células del
sistema inmunitario), el cuerpo
comienza a generar un ambiente hostil
y eleva la concentración de metales
pesados como cobre y zinc, creando un
ambiente tóxico para la microbacteria,
la cual intenta defenderse y se vuelve
resistente a los medicamentos”.

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