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Historia de Sandy
LA CAPACIDAD DE ELEGIR
Deuteronomio. 30:19
“A los cielos y a la tierra llamo por testigos hoy
contra vosotros, que os he puesto delante la vida y la
muerte, la bendición y la maldición; escoge, pues, la
vida, para que vivas tú y tu descendencia”
16 Y mandó Jehová Dios al hombre, diciendo: De todo árbol del huerto podrás
comer;
17 mas del árbol de la ciencia del bien y del mal no comerás; porque el día que
de él comieres, ciertamente morirás.
Ellen G. White
“En medio del Edén crecía el árbol de la vida, cuyo fruto tenía el poder de
perpetuar la vida. Si Adán hubiese permanecido obediente a Dios, habría
continuado gozando de libre acceso a ese árbol y habría vivido eternamente.
Pero, en cuanto hubo pecado, quedó privado de comer del árbol de la vida y
llegó a quedar sujeto a la muerte. La sentencia divina: ‘Polvo eres, y al polvo
volverás’ señala a la completa extinción de la vida” (Conflicto de los Siglos
587, 588).
Apocalipsis 2:7
Piénsalo: con nuestras decisiones diarias, ¿cómo estamos eligiendo: para vida o para muerte?
NO HAY TÉRMINO MEDIO
La Biblia, de principio a fin, nos presenta una de dos alternativas.
Juan 3:16
Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito,
16
para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.
Génesis 6:1 y 2 (hijos de hombres - hijas de Dios)
Romanos 6:23 (pecado es muerte – Dadiva de Dios es vida)
1 Juan 5:12 (no tener a Jesús – Tener a Jesús)
Mateo 12:30
Abstenernos de decidir, o dejar la decisión para más adelante, significa que hemos elegido la muerte.
No hay más opciones.
“ESCOGE, PUES, LA VIDA” (Dt. 30:19).
LAS DOS OPCIONES
La diferencia entre la vida y la muerte está marcada por el bien (la vida) y el
mal (la muerte). Dios solo nos ofrece una opción: el bien y, por lo tanto, la vida.
¿En qué consiste el bien?:
“porque yo te mando hoy que ames a Jehová tu Dios, que andes en sus caminos, y
guardes sus mandamientos, sus estatutos y sus decretos, para que vivas” (Dt. 30:16).
A la hora de tomar una decisión, es imprescindible conocer las consecuencias que se derivan de esa
elección. Por eso, Dios mostró claramente a Israel cuál sería la consecuencia de obedecer o de
desobedecer (Deuteronomio. 28).
Por otro lado, la elección es fácil. Dios nos ha amado tanto que es fácil
responderle con amor y, como consecuencia, hacer lo que a Él le agrada
(Juan 3:16).
“ESCOGE, PUES, LA VIDA” (Dt. 30:19).
LA DECISIÓN FINAL
“Mas si llegares a olvidarte de Jehová tu Dios y anduvieres en pos de dioses
ajenos, y les sirvieres y a ellos te inclinares, yo lo afirmo hoy contra vosotros,
que de cierto pereceréis” (Deuteronomio 8:19)
Dios es un “Dios celoso” (Dt. 5:9), que no acepta compartir nuestra adoración con
nadie ni con nada.
Adorar a alguien o a algo en lugar de a Dios es elegir el mal y, por tanto, perecer. Este
tema va más allá de inclinarnos o no ante una imagen. Aceptar la autoridad de otros
en lugar de la divina también es adoración.
Diariamente podemos vernos obligados a decidir entre adorar a Dios o dejarlo de lado.
“Cada alma tiene un cielo que ganar y un infierno que evitar […] Cuando sean
juzgados los casos de todos […] nadie tendrá una excusa, nadie necesitará haber
perecido. Dependió de su propia elección quién habría de ser su príncipe,
Cristo o Satanás. Toda la ayuda que recibió Cristo la puede recibir cada hombre
en la gran prueba. La cruz se levanta como una promesa de que nadie necesita
perderse, de que se da abundante ayuda para cada alma”
E. G. W. (Mensajes selectos, tomo 1, pg. 112)