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Torre Shanghai

El diseño del rascacielos pretendía incorporar los tradicionales patios y parques de Shanghái en una moderna
forma vertical. Sus 128 pisos están divididos en nueve zonas, con tiendas en la base, oficinas en el centro y
hoteles y miradores en la parte superior. Cada zona comprende entre 12 y 15 pisos; los jardines, designados
como espacios de reunión pública.
La Torre de Shanghái se eleva al cielo como un árbol, con un «tronco» hecho de un núcleo de hormigón
rodeado de súper columnas de acero, y «ramas» para sostener los pisos mecánicos y de refugio en la base de
cada zona. Su forma curva y espiralada completa un giro de 120 grados, reduciendo las cargas de viento en el
edificio en un 24 por ciento y permitiéndole soportar la fuerza de los vientos causados por los tifones. Este
perfil afilado también dio lugar a una estructura más ligera, reduciendo los costos estructurales hasta en 58
millones de dólares.
La Torre de Shanghái también fue diseñada con la sostenibilidad en mente. El exterior de vidrio
del edificio deja entrar la luz natural, minimizando la necesidad de iluminación eléctrica. Su
fachada de doble capa proporciona aislamiento, disminuyendo la carga de los sistemas de
calefacción y refrigeración, y por lo tanto ahorrando energía. Las puertas giratorias fueron una
elección natural como soluciones de entrada debido a su capacidad de aislamiento,
contribuyendo a la eficiencia energética del edificio, 200 turbinas eólicas construidas en la
fachada de la torre generan energía para la iluminación exterior, y un sistema de cogeneración de
gas natural suministra calefacción y electricidad a las zonas bajas del edificio.
Debido a estas características arquitectónicas visionarias y a las innovadoras tecnologías de
construcción, la Torre de Shanghái seguirá siendo un miembro icónico del horizonte de la
megalópolis china durante muchas generaciones.

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