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Intervención

psicológica lúdica
para afrontar la
hospitalización en
niños con cáncer
Karen Lorena Mata ID 100061989
Lucymar Rosas Caceres ID 100065633
Resumen de la
introducción
El modelo biopsicosocial de concepción de la salud, así como
los avances tecnológicos en la medicina, han contribuido a la
inserción de varios profesionales no médicos en las
instituciones de salud. Entre estos, se encuentra el psicólogo,
cuya labor se ha ampliado más allá de la atención de la salud
mental, para incluir el área de la salud en general. La medicina
ha dirigido la atención a los determinantes y consecuencias
psicológicas de la enfermedad, con el fin de mejorar su calidad
de vida. Una de las áreas que más ha contribuido con el
modelo de atención psicológica es la pediatría, ya que han
sido grandes focos de estudio los aspectos del desarrollo
físico y mental de los niños y adolescentes.

Considerando que el cáncer se identifica como la tercera


causa de muerte más frecuente en niños y adolescentes
brasileños en edades de 1 a 14 años (Ministerio da Saúde,
1997; Rodríguez & Camargo, 2003), parece coherente que las
variables psicológicas relacionadas con esta enfermedad y su
el tratamiento se estudian ahora con más frecuencia que
antes., lo que ayuda de cierta manera a prestar mayor
atención a laAdemás se ha hecho notable el interés por los
aspectos psicosociales del tratamiento del cáncer infantil,
principalmente por la observación de una mayor supervivencia
y la posibilidad de curas necesidades globales de los niños.
(Patenaude Y Kupst, 2005).
El juego puede tener efectos positivos para los niños que
experimentan situaciones de estrés, miedo y ansiedad
asociadas a enfermedades. El valor terapéutico del juego fue
destacado por Brown (2001), quien describió entre sus
beneficios, la distracción del miedo, la preocupación o el
estrés; la mejora de la relación terapéutica y la posibilidad de
mantener un aspecto de la vida normal, a través de
actividades infantiles.

Con el fin de ampliar el conocimiento y facilitar la


comprensión de la experiencia vivida por el paciente
oncológico y su familia, Katz, Dolgin y Varni (1990)
propusieron 10 fases: diagnóstico, inicio del tratamiento,
remisión, fin del tratamiento médico, supervivencia, curación,
recurrencia, terminal. Fase, muerte y adaptación familiar
posterior a la muerte del paciente. Cada una de estas fases
se caracteriza por tener factores estresantes, que
constituyen una variable que puede influir en las estrategias
de afrontamiento de los niños con cáncer (Kupst, 1994). Las
investigaciones se han referido a las consecuencias
adversas de la hospitalización como dificultades y
obstáculos en la vida social y familiar, esto también implica la
adaptación del niño a situaciones a las cuales no estaba
acostumbrado como; recibir inyecciones, nuevos horarios,
medicamentos fuertes, permanecer encerrado y cohibirse de
hacer cosas habituales para un niño como jugar. El estudio
exploratorio de McCaffrey (2006), por ejemplo, identificó la
distracción, caracterizada por comportamientos de ver
televisión y escuchar música, como la estrategia más
frecuentemente reportada por los niños sometidos a
quimioterapia.
La evaluación de estrategias de afrontamiento es
un recurso importante en el desarrollo de técnicas
de intervención apropiadas para minimizar el
impacto psicológico del cáncer infantil. Se evaluaron
los efectos conductuales de un programa de
intervención psicológica lúdica en 12 niños con
cáncer, de 7 a 12 años, ingresados ​en un hospital
infantil público. Se utilizó el Instrumento
Computarizado para el Afrontamiento de la
Hospitalización (AEHcomp) en dos grupos: G1,
sometido a intervención psicológica lúdica centrada
en el afrontamiento y G2, sometido al juego libre
tradicional. En la comparación intergrupal, no hubo
diferencias significativas en los comportamientos
facilitadores y no facilitadores evaluados en la
prueba previa y posterior. En la comparación
intragrupo, G1 disminuyó significativamente las
conductas posteriores a la prueba no facilitadoras,
lo que sugiere un posible efecto positivo del
programa de intervención centrado en
Objetivo general
Evaluar la efectividad de una
Elementos del propuesta de intervención psicológica
con niños hospitalizados por cáncer,
problema que se sustentada en el uso del juego como
recurso terapéutico para afrontar la
encontraron en el hospitalización y la enfermedad,
comparándolo con el uso del juego
artículo libre, como ha tradicionalmente se
lleva a cabo en hospitales
Justificación

Es importante que se incluyan medidas de


intervención psicológica en la atención a los
niños hospitalizados, para mitigar los riesgos
al desarrollo global de la desigualdad, a fin
de permitir que el niño y su familia muevan
los recursos adecuados a un enfrentamiento.
Esta intervención debe ir precedida de una
adecuada valoración psicológica, con el fin
de mejorar los procedimientos y técnicas
psicológicas disponibles en el contexto
hospitalario. Por tanto, se considera
relevante proponer una intervención
psicológica para hacer frente a la
hospitalización de niños con cáncer.
Hipótesis
La hipótesis utilizada en esta intervención
tuvo las siguientes características:
a. La investigación debe estar enfocada
al problema del afrontamiento de la
hospitalización y la enfermedad
b. Utilizar actividades recreativas, con
contenido específico
c. Ser individualizado, si es posible
d. Con el apoyo de una evaluación
previa de las estrategias de
afrontamiento de la hospitalización,
resultaría más eficaz que el juego
libre el cual es utilizado
tradicionalmente en el ámbito
hospitalario.
Variables
Independientes:

Cantidad de Edades de los


Genero
participantes niños

Tiempo de Procedencia
Diagnóstico de
aplicación del de los
la Enfermedad
instrumento participantes

Variación del El tiempo de


Motivo de
tiempo de estancia en el
Hospitalización
tratamiento hospital
Dificultades
Tipo de conducta familiares y
sociales

Restricción de la Angustia y Tensión


interacción social familiar

Variables
Situaciones de
Adaptación al estrés, miedo y
ambiente ansiedad asociadas

Dependientes
a enfermedades

Efectos
traumáticos del
tratamiento
Resultados
• En la tabla 1 se presentan los datos referidos al pre y post
test, obtenidos del AEHcomp, agrupados para favorecer la
comparación entre y dentro de los grupos. En el análisis por
tipo de conducta, aparece que, entre las conductas no
facilitadoras, llorar (M = 2,00) fue la conducta más
mencionada por G1 en el pre-test, mientras que estar triste (M
= 1,67) fue mayor en el post-prueba. Para G2, triste (M = 1,67)
tuvo el promedio más alto en la prueba previa, mientras que el
desánimo (M = 0,83) y el chantaje (M = 0,83) fueron más altos
en la prueba posterior. En ambos grupos, se negó la
ocultación en la prueba previa y posterior.

• En el análisis por tipo de conducta, aparece que, entre las


conductas no facilitadoras, llorar (M = 2,00) fue la conducta
más mencionada por G1 en el pre-test, mientras que estar
triste (M = 1,67) fue mayor en el post-prueba. Para G2, triste
(M = 1,67) tuvo el promedio más alto en la prueba previa,
mientras que el desánimo (M = 0,83) y el chantaje (M = 0,83)
fueron más altos en la prueba posterior. En ambos grupos, se
negó la ocultación en la prueba previa y posterior.

• Entre las conductas facilitadoras, mirar televisión, tomar


medicamentos, jugar y hablar presentaron los promedios más
altos en el pre y post test de G1. En el post-test de G1, la
oración también fue mencionada entre las conductas más
frecuentes. En el pre y post test del G2, los promedios
superiores correspondieron a las conductas de rezar, ver
televisión y estudiar. En la prueba posterior, se encontró que
tomar medicamentos también recibió una puntuación media
más alta. La escucha de música fue menos frecuente en
ambos grupos, en el pre y post test.
• Como se indica en la Tabla 2, hubo un aumento en los
promedios de conductas facilitadoras en el postest para
ambos grupos, pero la diferencia entre pre y postest no
fue significativa, incluso para G1, que se sometió a la
intervención. En el caso de las conductas no
facilitadoras, se observa una reducción de las medias,
en el postest, para ambos grupos, que alcanza valores
muy cercanos (G1 = 0,45; G2 = 0,47). El análisis
intragrupo reveló que esta diferencia era
estadísticamente significativa, pero solo para G1. Es
posible afirmar que, luego del período de intervención,
G1 disminuyó significativamente el promedio de
conductas no facilitadoras, entre ellas, llanto, enojo,
tristeza y miedo.
• Para el análisis de las justificaciones de los niños para
cada una de las categorías de conductas facilitadoras y
no facilitadoras se utilizó una adaptación del sistema de
categorías de afrontamiento propuesto por Skinner et al. 
• El análisis descriptivo de la proporción media de cada una de las estrategias de
afrontamiento, indicada en la Tabla 3, permitió comprobar que la estrategia de
distracción fue la más mencionada en las respuestas de los niños de ambos grupos,
en el pre y post test. Este hecho puede justificarse por la variedad de escenas que
retratan comportamientos que se caracterizan más directamente como distracción. Es
el caso de las conductas de jugar, ver televisión, leer cómics, cantar / bailar y
escuchar música, cuyas justificaciones para su ocurrencia se refieren a la implicación
en alguna actividad alternativa placentera: "Pasar el tiempo"; "Divertirse, divertirse
más, no quedarse quieto" (G2, niño, 12 años).

• Aún en relación a las estrategias de afrontamiento, la comparación entre los grupos


no indicó diferencias significativas entre G1 y G2 en el pre-test. En el postest, el
análisis intergrupal de las medias de las estrategias de afrontamiento indicó una
diferencia estadísticamente significativa entre los grupos en la estrategia de solución
del problema (G1 = 0,203 y G2 = 0,130). En este caso, se puede decir que, luego del
período de intervención, G1 presentó un promedio de la estrategia de solución del
problema significativamente superior al promedio presentado por G2. El informe
"Porque si llego al hospital es para que me (sic) esté bien, entonces no pienso en
huir" (G1, niña, 10 años), es un ejemplo de la estrategia para resolver el problema. Al
comparar el desempeño de los grupos, en el pretest y postest, en relación a las
estrategias de afrontamiento de la hospitalización, no hubo diferencias significativas
para ninguno de los grupos.
• La Tabla 4 muestra el análisis de significación clínica,
que considera que las mejoras al nivel del 30% son
significativas (McGlinchey & cols., 2002). A través de
este análisis fue posible identificar las estrategias más
sensibles a la intervención. La mejoría en G1 tras la
intervención fue clínicamente significativa al analizar los
promedios de las estrategias de resolución del problema
y búsqueda de información, cuyas tasas de ganancia
alcanzaron valores superiores al 30% (43,97% y
80,77%, respectivamente). Además, después de la
intervención, hubo una disminución clínicamente
significativa en los promedios previos y posteriores a la
prueba en las estrategias de rumiación, negociación y
evitación. Por otro lado, para G2, solo la estrategia
comercial mostró un cambio clínicamente significativo,
caracterizado por un aumento del 125% desde el pre-
test hasta el post-test.
Conclusiones
En este estudio, el diseño empleado y los resultados obtenidos pueden considerarse suficientes para sugerir los efectos positivos del programa de intervención en la forma en que
el niño afronta la hospitalización, ya que se logró obtener una reducción significativa de las conductas no facilitadoras. Si esta reducción se puede mantener a largo plazo,
caracterizando su importancia para el ajuste global del niño, es una pregunta que no puede ser respondida por este estudio. Para ello, sería necesario que el diseño de la
investigación incluyera el seguimiento de situaciones futuras de hospitalización del niño, con el fin de verificar el mantenimiento de la ganancia obtenida tras la intervención, en
cuanto a conductas y estrategias de afrontamiento. Patenaude y Kupst (2005) destacan la viabilidad de la investigación longitudinal centrada en el ajuste psicológico de los niños
con cáncer, así como los efectos tardíos del tratamiento médico.
Los hallazgos de este estudio sugieren la contribución del Programa de Intervención Psicológica Hospitalaria a la reducción significativa de conductas no facilitadoras. De hecho,
tales comportamientos fueron un foco directo de las técnicas de intervención, ya que intentaron alterar y / o eliminar, cuando era posible, el factor estresante que desencadenaba
cada uno de estos comportamientos. Se hicieron esfuerzos para ayudar al niño a afrontar favorablemente la hospitalización, mostrando un impacto positivo de la PIPH en los niños
con cáncer que participaron en este estudio y también indicando una posible vía para que el psicólogo trabaje en el hospital.
REFERENCIA

Brunoro Motta, A., & Fiorim Enumo, S. R. (2010).


Intervencao psicologica ludica para o
enfrentamento da hospitalizacao em criancas com
cancer. Psicologia: Teoria e Pesquisa, 26(3), 445+.
https://link.gale.com/apps/doc/A305836893/PPPC
?u=ibero&sid=PPPC&xid=f58c0a13

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