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LA CRECIENTE EXCLUSIÓN

Y
LA CULTURA DEL
DESCARTE
INTRODUCCIÓN

■ Nos duelen “las causas estructurales de la pobreza, la desigualdad, la falta de trabajo, de


tierra y de vivienda y la negación de los derechos sociales y laborales”(FT 116).
■ El compromiso por la justicia y la solidaridad nos exige “pensar y actuar en términos de
comunidad, de prioridad de la vida de todos sobre la apropiación de los bienes por parte
de algunos” (FT 116).
■ Es un signo alentador que en las últimas décadas y en muchas partes de la Iglesia en
América Latina y El Caribe, han crecido múltiples redes de solidaridad, más aún, en
este duro tiempo de la pandemia se han forjado con mucha creatividad valiosas
iniciativas solidarias para cuidar la salud y vida de los más frágiles y vulnerables, sobre
todo para tantas personas en condiciones de pobreza y sin un ingreso estable, así como
para muchos ancianos que viven solos.
1) El enunciado

■ Con el enunciado “cultura del descarte” el Papa Francisco alude a un modo de vida
colectivo que se caracteriza por desechar lo que sobra (Laudato Si, 22 y ss; La Alegría
del Evangelio, 52 y ss.).
■ El término cultura es entendido en este texto como el modo o modalidad de vida de un
colectivo,
■ y el término descarte como aquello que se desperdicia, que se tira, que se derrocha, sin
previsión del reciclado para evitar su pérdida definitiva.
■ Al hablar de un modo de vida de un colectivo se hace referencia no a la vida en general,
sino a la vida humana, centrando la atención en la noción del hombre.
2) El hombre

a) El hombre y las cosas


■ El método más divulgado para elaborar una noción del ser humano consiste en diferenciarlo de las cosas, de manera que
determinadas éstas, lo que resta constituye la vida humana. Si bien este procedimiento resulta fácil como actividad
intelectual, es una tarea difícil llevarla a la práctica.
■ Es fácil comprobar a lo largo de la historia muchas situaciones en que el hombre ha sido y es considerado y tratado como
una cosa. Algunos ejemplos paradigmáticos:
 la esclavitud,
 el tráfico de refugiados,
 la prostitución,
 el tráfico de niños,
 de órganos,
 entre otros muchos más…
b) El vaciamiento de la existencia. La vida desnuda.
■ La confusión del hombre con las cosas y éstas con aquél, se produce como consecuencia del vaciamiento de la
existencia del ser humano, de su dignidad humana y por tanto, de privarlo de sus derechos más fundamentales.
 Jurídicamente consiste en reducir al hombre a una especie de procedimiento mediante el cual el cuerpo y el
alma se vacían en la abstracción que todos conocemos como “sujeto de derecho”. Se trata del hombre jurídico,
sin cuerpo y sin alma… y por tanto, Se reprime su conciencia humana presionándolo a no ejercer con co-
rresponsabilidad, su libertad e intelecto. A través de un legalismo burdo se le anula y golpea, su capacidad
espiritual y de trascendencia.
 Económicamente el vaciamiento se produce al entender que el hombre no es un proyecto que se desarrolla a
partir de la libertad, sino que es el resultado de las condiciones impuestas por el proceso económico y social de
producción. Si produces vales… cuánto tienes tanto vales.
 Socialmente es posible lograr lo mismo, cuando se diluye la existencia de la persona en un todo, en un colectivo
(Estado, raza, partido, etc.) que lo reprime y anula.
■ Estas modalidades se presentan, por lo general, mixturadas y en cada caso se detecta el
predominio de alguna de ellas. Los resultados permiten que la existencia real y concreta del
hombre se reduzca a una abstracción que consiente su manipulación sin límites, hasta
difuminar el umbral entre el hombre y la cosa…perdiendo de vista su dignidad humana,
condicionando su libertad y entenebreciendo su intelecto.
■ En determinadas circunstancias, la vida del ser humano no tiene ningún valor ni significado,
al punto que, cualquiera puede extinguirla sin que ello tenga el reproche penal del homicidio.
■ Esta posibilidad de decidir conforme “a derecho”, sobre lo justo y lo injusto, lo lícito y lo
ilícito, el hombre o la cosa, deja en evidencia que la concepción del hombre en el proyecto de
la cultura de la muerte, conduce inexorablemente al vaciamiento de la existencia humana en
favor del poder.
c) Cambio de paradigma
■ Sin duda, ante la situación en la que se encuentra la humanidad frente a problemas que la concepción
actual de la política no puede resolver, es necesario volver a la idea que señala que una de las diferencias
de la vida humana con las cosas, se encuentra en la libertad, fundamentada en la altísima dignidad de hijos
de Dios, creados a Su imagen y semejanza.
■ La libertad es el atributo humano que le permite al hombre poner en funcionamiento el pensamiento, a
partir de este elegir entre muchas alternativas, y por medio de la voluntad, llevar a la práctica lo decidido.
■ Ahora bien, la libertad se da para todos igualmente, y conduce a la fraternidad, a través de la cual se
desarrolla la sociabilidad que, al comprender al otro como uno mismo, hace posible una buena vida en
común
■ NO SOMOS COSAS, NO SOMOS DESECHABLES, NO SOMOS DESCARTABLES…, NO APLICA
AL SER HUMANO, EL ÚSESE Y TÍRESE.
d) En síntesis:
■ El ser humano es vida, pero con el atributo de pensar para elegir y ejecutar, no en
soledad sino comunicado con otros en igualdad de condiciones.
 El libre albedrío del ser humano, es el punto de partida para desplegar un plan
encaminado a la perfección, según un paradigma que va más allá de su propia
humanidad.
 Sin libertad no hay pensamiento, ni voluntad, ni igualdad, ni fraternidad: hay cosas que
pueden ser consumidas y/o descartadas.
 Cuando un colectivo se decide por un proyecto sin libertad ni defensa de la vida en toda
su expresión, desecha la vida e instala la muerte.
II) La cultura del descarte

1) La sociedad del consumo


■ Se trata de una conformación social en la que todos los integrantes se encuentran
impelidos a consumir más allá de las necesidades y posibilidades de cada cual. La
imposición tiene solamente en la mira el funcionamiento del sistema productivo. Se
constituye en una obligación rígida, porque aquel que no consume no se lo tiene cuenta,
es decir queda afuera.
■ El consumo se constituye en la condición necesaria para conseguir un lugar y una
identidad en la sociedad.
2) Los riesgos para los menos pudientes.
■ Como consecuencia de la convocatoria compulsiva y ante la amenaza de quedar afuera,
los sectores más débiles, (menores, mujeres, menos pudientes), no reparan en los
peligros que exige la obligación del consumo.
■ Las estadísticas muestran que estos sectores, en especial los menos pudientes, se inician
en el delito del robo, después con los asaltos violentos…, y así en un camino
generalmente solo de ida
3) Los procedimientos disciplinarios para asegurar el sistema y no la existencia.
■ Los procedimientos disciplinarios fijan distintas modalidades para reordenar el sistema
de manera de asegurar su funcionamiento, sin ninguna preocupación por el destino de
aquellos que son apartados, los que se pierden para la sociedad, pero no para el sistema,
y, al no ser reinsertados, se transforman en desperdicios que, como tales, tampoco son
“reciclados” socialmente, sino que se amontonan en los albergues, asilos, en las
comisarías… y en el mejor de los casos en cárceles generalmente pulguientas.
■ A pesar de que se trata de seres humanos reciben el mismo tratamiento que las cosas: se
arrumbas como inútiles, se descartan. Son los “descartables de la ciudad” que denuncia
el Papa Francisco en Laudato Si (LS, 45).
4) La cultura de la vida y no del descarte.
■ Para la cultura de la vida es necesario un Pacto Social que asegure que todos y cada uno
tiene la más amplia dicción para poder expresar su pensamiento y desarrollar su plan
existencial.
■ La marginación genera la muralla que impide pensar, decir y decidir con libertad.
■ El hombre que no tiene libertad para pensar, decir y decidir, se ha resignado consciente
o inconscientemente, a que no es una persona sino una cosa, y por ello su utilización,
que incluye su descarte, supone su muerte y no la vida.
La solidaridad no puede ser una promesa
vacía
Con motivo de su 75 aniversario, el Papa manda un mensaje a la ONU recordando que:
■ La solidaridad no puede ser una promesa vacía o una mera declaración de un buen deseo.
■ No bastan los buenos propósitos expresados para lograr la paz mundial y el compromiso solidario, pues pueden
quedarse en meras declaraciones cuando no existe un compromiso real de los gobernantes y no se establecen
mecanismos específicos para llevarlos a la práctica de modo eficaz.
El Papa, como en muchas otras ocasiones, cuestiona severamente la llamada cultura del descarte, la falta de respeto por la
dignidad humana, las visiones ideológicas reduccionistas de la persona humana y de la sociedad.
■ La comunidad internacional—dice el Papa—tiene que esforzarse para terminar con las injusticias económicas,
proteger a la niñez, a la mujer, a los más vulnerables de la sociedad. Los Estados individuales no pueden eludir sus
responsabilidades y compromisos. La crisis actual no solo es un problema, sino también una oportunidad para
replantearse la visión imperante del hombre y del mundo, los modelos económicos; oportunidad para reflexionar
sobre la condición humana frágil por naturaleza y la impostergable necesidad de la cooperación mundial. La crisis
actual—dice el papa Francisco—es una oportunidad para generar una sociedad más fraterna y compasiva.
EL Papa dejó en claro que:
■ Es necesario abandonar la ideología armamentista que se inspira en el falso axioma según el cual:
“Si queremos la paz debemos prepararnos para la guerra”.
Al final de su mensaje el papa Francisco señala que:
■ De una crisis no se sale igual: o salimos mejores o salimos peores. No tenemos otra opción: o nos
comprometemos todos para salir mejores de esta crisis, o rehuimos el compromiso y terminamos en
una situación peor.
■ La pandemia generada por el Covid-19 ha puesto en evidencia nuestra común fragilidad, los límites
de la condición humana, y también nuestra autosuficiencia o excesiva confianza en el poder de la
ciencia; pero, no hemos perdido la posibilidad de ser mejores, más humanos, más solidarios: La
pandemia nos ha mostrado que no podemos vivir sin el otro, o peor aún el uno contra el otro.
GRACIAS Y BENDICIONES!!!

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