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En cuanto al deber negativo, el más importante que tiene el Estado, es el de respetar el derecho a la vida como valor
objetivo de todos los individuos, sin discriminación alguna. Por lo tanto el Estado jamás ordenará actos de violencia,
maltrato, tortura, genocidios, asesinatos, o cualquier otro acto que atente contra los derechos de las personas.
En lo que se refiere al deber positivo, en la observación general N° 6, Artículo 6, adoptada por el Comité de Derechos
Humanos de las Naciones Unidas, numeral 5., se hace referencia al deber de los Estados Partes, en cuanto al derecho
a la vida, cuando dice: “Además, el Comité ha observado que el derecho a la vida ha sido con mucha frecuencia
interpretado en forma excesivamente restrictiva. La expresión “el derecho a la vida es inherente a la persona
humana” no puede entenderse de manera restrictiva y la protección de este derecho exige que los Estados adopten
medidas positivas. A este respecto, el Comité considera que sería oportuno que los Estados Partes tomaran todas las
medidas posibles para disminuir la mortalidad infantil y aumentar la esperanza de vida, en especial adoptando
medidas para eliminar la malnutrición y las epidemias”
DERECHO A LA VIDA
Al hablar del deber positivo del Estado, estamos frente al deber de la protección del derecho a la vida. Para ello
utiliza los diferentes medios jurídicos, como: leyes, órganos de administración de justicia o de protección de derechos.
Pues, todas las sociedades civilizadas protegen la vida al amparo del Derecho. Por lo tanto, es también deber del
Estado castigar a los culpables que atentan contra los derechos fundamentales e imponerles las penas establecidas en
el ordenamiento jurídico, como una de las medidas más eficaces para lograr la protección de los bienes jurídicos.
Como hemos dicho, el derecho a la vida es un derecho supremo, uno de los derechos humanos más importantes,
reconocido positivamente por los ordenamientos jurídicos, por las constituciones de la mayoría de países y por los
tratados y convenios internacionales. El derecho a la vida es un derecho subjetivo, que corresponde a la persona
misma y que por tanto merece una absoluta protección; y dentro del término persona, se encuentra también el
nasciturus. “Resulta absurdo negar carácter de persona a un ser humano, e igualmente absurdo negar carácter de ser
humano al que inicia, una vez concebido, el proceso de gestación, que culmina en el parto y que prosigue después de
él hasta alcanzar las distintas etapas en que se suele dividir la vida humana”.
El derecho a la vida existe desde que hay vida misma y mientras ésta dura, en este transcurso podemos exigir que se
respete ese derecho y que se dé las garantías necesarias para impedir que cualquier acción u omisión vulnere o viole este
derecho. Si consideramos el derecho a la vida desde una perspectiva biológica objetiva, tenemos que este derecho no
incluye otros derechos fundamentales como la libertad, el honor, la dignidad, la integridad física, la salud, la
alimentación, la educación, etc., derechos que condicionan la calidad de vida; pero que son sumamente importantes para
vivir una vida digna, por lo tanto este “vivir” requiere de bienes, especialmente de carácter económico, “… se desprenden
del derecho sustancial a la vida una serie de derechos y garantías que van desde la salud hasta el medio ambiente”
DERECHO A LA VIDA
Todo ser humano tiene derecho a la vida y a la integridad física, desde su concepción, por lo tanto se exige a todo ser
humano el respeto y protección de la vida, ya que ésta constituye un derecho fundamental irrevocable, inviolable, sin
excepción alguna. “Por eso, se señala que el período en que los derechos son patrimonio de la persona o del ser
humano abarcan desde el primer momento de su existencia hasta al último. El contenido de ese derecho comprende
la vida física en su totalidad; de ahí el apelativo de la «integridad», porque ésta pertenece por igual al derecho
fundamental”.
La vida es un derecho fundamental, consagrado en las Cartas Magnas de los diferentes países, y en todas las
legislaciones a nivel mundial, se trata de un derecho que precede a los restantes derechos, ya que es la condición de
posibilidad de los demás, debido a que si desaparece el titular del derecho a la vida, desaparece cualquier otro
derecho posible. Como decíamos, el derecho a la vida es inviolable, lo que significa que no se acepta excepción
alguna; la inviolabilidad se relaciona con la ley que ampara jurídicamente este derecho y lo protege frente a cualquier
agresión de las personas o de la sociedad, es decir se tutela este derecho tanto en el área privada como en la pública,
a fin de cubrir la dimensión personal referida. Por tanto debe respetarse dicha inviolabilidad, pues el derecho a la
vida está reconocido como un principio indiscutible, de lo contrario no podríamos hablar de un estado de
derecho. “No reconocer el valor del carácter universal de la vida humana equivaldría a negar la superioridad de la
persona frente a los demás seres, que configuran su entorno”.
El derecho a la vida abarca a todos los seres humanos sin distinción de raza, sexo, religión, posición política o
económica o cualquier otra condición social. El derecho a la vida es universal y es el origen de todos los demás
valores humanos. Los demás derechos derivan del derecho a la vida que es el fundamental y está ligado directamente
con la dignidad de las personas, ya que la dignidad es base de todo derecho, en especial del derecho a la vida.
DERECHO A LA VIDA
Podemos acotar que teóricamente se ha conseguido que se respete ese derecho a la vida ya que, como decíamos
anteriormente, este derecho se encuentra consagrado en la gran mayoría de leyes de todos los países del mundo, sin
embargo, lamentablemente, en la práctica no se cumple, porque igualmente, existen un sinnúmero de actos (acciones u
omisiones) tendientes a vulnerar este derecho o a privar de la vida a los seres humanos. Entre uno de estos actos tenemos
la legalización del aborto y la pena de muerte.
Se insiste, entonces, que es deber del Estado o de los Estados proteger la vida humana frente a agresiones de los
particulares, y no sólo protegerla, sino no lesionarla por sí mismo, es decir tiene un deber positivo de protección y un deber
negativo de abstención; y es justamente la Constitución quien debe impedir que el Estado legalice o permita el atentado
contra la vida, y, vemos que en la mayoría de países se cumple con este principio ya que han abolido la pena de muerte,
constitucionalizándose, así, el derecho más fundamental de todos los reconocidos por la Constitución, y la base de cualquier
otro derecho. Pues, entonces, como decíamos, en caso de que se realicen actos tendientes a vulnerar el derecho a la vida,
el Estado, a través de sus leyes, debe prever sanciones penales para los responsables de dichos actos.
Así, las garantías del derecho a la vida consagrado en la Constitución se desarrollan en el Código Penal que establece las
sanciones para todo atentado contra la vida en los delitos de homicidio, asesinato y aborto.
El tratadista Luis María Díez-Picazo manifiesta: “el derecho a la vida se traduce en la imposición de ciertos deberes al
Estado, entendido en su sentido amplio de conjunto de los poderes públicos: el deber de no lesionar por sí mismo la vida
humana y el deber de proteger efectivamente la vida humana frente a agresiones de los particulares”
DERECHO A LA VIDA
Los derechos humanos son derechos que poseen todos los individuos, por el simple hecho de ser
humanos, son inherentes a la naturaleza humana, por lo tanto prescinden de cualquier reconocimiento
positivo, son derechos de la más alta jerarquía, que se los concede en forma igualitaria y autónoma, y
se ejercen en relación con la sociedad, bajo la forma del Estado; se trata de un derecho natural,
porque pertenece a la propia naturaleza humana. El reconocimiento de estos derechos debe ser
teórico y práctico a fin de que sea posible la convivencia humana, además, dicho reconocimiento es
imprescindible para asegurar la estabilidad de un país. El reconocimiento de estos derechos se traduce
en el respeto a la dignidad humana y por lo tanto se oponen a cualquier forma de instrumentalización
del ser humano. Reconoce al ser humano una dignidad inalienable que no puede reducirlo a objeto o
instrumento para la consecución de otros fines. A ese respecto, la Declaración Universal de los
Derechos Humanos contiene una afirmación ontológica que reconoce a todo hombre como verdadero
sujeto de derechos fundamentales inherentes, cuando en una de sus normas se refiere al hombre
como un ser dotado de razón y conciencia, un ser libre e igual en dignidad y derechos, todos estos
valores dicen relación con la dignidad intrínseca de todo ser humano. A decir de Charles Taylor, “La
mención del fundamento o base de los derechos humanos no puede nunca desligarse de la dignidad
intrínseca e inalienable y de la libertad de la persona humana. Esto significa que todo sistema de
derecho positivo que reconoce y garantiza los derechos humanos reposa finalmente en un fundamento
ético, en creencias morales profundas acerca de la persona humana y de la dignidad y libertad que le
son inherentes”
DERECHO A LA VIDA
El Art. 4.1, del Pacto de San José de Costa Rica, suscrito el 22 de noviembre de 1969, manifiesta: “toda persona tiene
derecho a que se respete su vida. Este derecho estará protegido por la ley y, en general, a partir del momento de la
concepción. Nadie puede ser privado de la vida arbitrariamente”.
El texto legal que acabamos de transcribir utiliza el término “toda persona” y, recordemos que para efectos de la
Convención, persona es todo ser humano. Por tanto, los nasciturus se encuentran debidamente protegidos por el alcance de
esta norma que obliga a todos los Estados partes. “El cumplimiento del Art. 4 de la Convención Americana, no sólo
presupone que ninguna persona sea privada de su vida arbitrariamente (obligación negativa), sino que además requiere que
los Estados tomen todas las medidas apropiadas para proteger y preservar el Derecho a la Vida (obligación positiva), bajo su
deber de garantizar el pleno y libre ejercicio de los derechos de todas las personas bajo su jurisdicción”. En el caso de que
un Estado parte, en el texto constitucional, no garantice el derecho a la vida del no nacido, debe aplicar el principio pro ser
humano, mismo que prevalece sobre cualquier otra norma jurídica.
Y, el preámbulo de la Convención de Derechos del Niño, dice: “el niño, por su falta de madurez física y mental, necesita
protección y cuidado especiales, incluso la debida protección legal, tanto antes como después del nacimiento”.
Este interés primordial del Derecho Internacional por la protección de los derechos humanos nos confirma que este asunto
no compete exclusivamente a cada uno de los Estados, sino que a nivel mundial estos derechos se encuentran amparados
por los tratados, convenios, documentos, instrumentos internacionales que garantizan su protección y que establecen los
procedimientos necesarios para castigar a aquellos que vulneren dichos derechos. Además, la mayoría de las Constituciones
de los Estados hacen referencia a los derechos humanos, derechos que abarcan, entre otros, el goce de las libertades y
garantías individuales del ser humano. “Cerca de la mitad de los estados del mundo son signatarios de los Convenios
Internacionales sobre Derechos Humanos y el resto (incluido, en destacadísimo lugar, Estados Unidos) los han firmado pero
no ratificado, o bien manifiestan de otro modo su aceptación y compromiso hacia estas normas”[
DERECHOS FUNDAMENTALES
INDIVIDUALES
Dra. LOURDES BERNABÉ MENÉNDEZ
Dentro de los Derecho Humanos tenemos a los derechos individuales y colectivos,
siendo los primeros aquellos derechos de los que gozan los individuos como
particulares y que no pueden ser restringidos por los gobernantes, siendo por tanto
inalienables, inmanentes e imprescriptibles. Es un concepto perteneciente al Derecho
constitucional, nacido de la concepción liberal que surgió de la Ilustración.
Los derechos individuales son garantías constitucionales reconocidas en favor de todos
los habitantes del Estado. Estas garantías deben cumplirse y respetarse y no se puede
privar al individuo de las mismas, salvo en casos excepcionales, y con arreglo a ley
expresa. Entre los derechos individuales están: la libertad del individuo y libertad de
practicar libremente cualquier religión o culto. Dichas libertades son fundamentales
para el desarrollo de cada ser humano como persona y deben respetarse; tanto, que
son garantías constitucionales y también en el Código Penal se encuentran normas que
tipifican los delitos que van en contra de estos derechos de libertad.
Aunque los derechos considerados como individuales o fundamentales varían en
función de cada país, según lo expresado por cada Constitución, el DERECHO
Internacional de los Derechos Humanos ha ido consensuando aquellos de mayor
entidad, por ejemplo en la Declaración Universal de los Derechos Humanos o en
los Pactos Internacionales de Derechos Humanos.
En 1688 en Inglaterra, Jacobo II, tras no encontrar el apoyo necesario para
reinar, dejó el trono sin violencia a Guillermo de Orange. Así triunfó la
“Revolución Gloriosa”, que estableció la monarquía parlamentaria sin dejar
un solo muerto y se institucionalizaron los derechos individuales que
tuvieron como base la Carta sobre la tolerancia, así como los dos tratados
sobre el gobierno civil de John Locke, quien es considerado como el primero
en hacer mención a “The Individuals Rights”, anteriores y diferente a
los derechos humanos.
Si bien el proceso comenzó en Inglaterra, quienes los llevaron a sus últimas
consecuencias fueron los norteamericanos cuando, cambiando la relación
entre el gobierno y el ciudadano, determinaron el papel del gobierno en
relación a la protección de los derechos individuales. Y quizá lo más
específico de este cambio fue "el derecho a la búsqueda de la felicidad",
con el reconocimiento del valor ético de los intereses particulares como
condición necesaria para el reconocimiento jurídico y político de los
derechos individuales.
CLASIFICACIONES DE LOS DERECHOS INDIVIDUALES