Está en la página 1de 27

LA FE CATÓLICA SOBRE LA UNCIÓN DE LOS

ENFERMOS A RAÍZ DEL CONCILIO DE TRENTO


• El nuevo Ritual de la unción de los enfermos y
de su cuidado pastoral promulgado por Pablo
VI afirma la fe de la iglesia definida en Trento y
alude también al de Florencia y al Vaticano II.
1.- LA UNCIÓN COMO RECAPITULACIÓN
CRISTIANA DE LA VIDA.
• El concilio de Trento enseñó que este sacramento tiene
el valor de una recapitulación o consumación de toda la
vida cristiana y también como penitencia definitiva.
• Enseño también que quiso el Señor estar presente con
toda su gracia en todo tiempo y situación del hombre,
por muy crítica que ésta sea, es decir, sobre todo cuando
la enfermedad es seria.
• En su capítulo primero el Concilio afirma que es Cristo,
el Señor, el que lo instituyó, dicha determinación
conciliar se fundamenta no solo en los texto de Mc 6, 13
y Sant 5, 14-15, sino a la luz de la “tradición apostólica.
• Importa también recoger y destacar el efecto
de este saludable sacramento: la gracia del
Espíritu Santo con que invisiblemente queda
ungida el alma.
2.- ¿PARA QUÉ ES ESTE SACRAMENTO?

• El concilio refiere a las palabras de Santiago «para


que la oración de la fe salve al enfermo»; «para que el
Señor lo alivie»; «y, si esta en pecados, para que se le
perdonen».
• Evitando todo ritualismo mágico y favoreciendo el
ecumenismo, lo que ante todo hay que subrayar es la
oración de la fe, sin la cual no hay sacramento, y que
es el Señor el que alivia, no ya el aceite por sí.
• Según el concilio los efectos de la unción son:

1.La gracia del Espíritu Santo


2.La purificación interna y espiritual
3.El alivio y fortalecimiento con el que el enfermo
pueda sobrellevar la enfermedad
4.Superar las tentaciones propias de su situación
crítica
5.Y, conseguir la salud del cuerpo allí donde
conviene para la salud del alma.
3.- ¿A QUIÉNES HAY QUE DAR LA UNCIÓN?

• El Concilio es claro, el sacramento debe darse a los


enfermos.
• A quienes están seriamente enfermos y a quienes se hallan
en peligro de muerte, no como única posibilidad o como la
condición ideal sino como la imagen más urgente.
• Trento supero así la prescripción disciplinar del concilio de
Florencia (1439) de que este sacramento no debe darse a no
ser al enfermo de cuya muerte se teme. Todo este panorama
queda aclarado en el concilio Vaticano II, al decirnos: «La
extrema unción, a la que se designa mejor con el nombre de
unción de los enfermos, no es solamente sacramento de los
que estén en peligro de muerte».
4.- ANTECEDENTES Y CONTEXTO DEL
CONCILIO DE TRENTO
• Los hospitales en aquella época eran lugares de la
realización del apostolado sanitario.
• Existía una literatura que trataba ampliamente
del arte de morir bien heredada desde el siglo XV.
• La legislación hasta ese entonces vigente del IV
concilio de Letrán (1225) afirmaba que el
sacramento del que el enfermo tienen más
necesidad es el de la purificación del corazón, por
la confesión de los pecados.
• La manera en que se organizaba la visita a los enfermos y
los rituales contribuían a una mentalidad que fácilmente
asociaba la enfermedad con el peligro de muerte. Se
respetaba también la libertad de quien por propia
iniciativa pedía el sacramento. Por su parte el ministro
debía ocuparse más de la evangelización que del
llamamiento directo al sacramento.
• Al menos doctrinalmente se rechazaba la noción de
peligro de muerte como sinónimo de hallarse in extremis.
No fue la doctrina, sino el abandono pastoral lo que llevó a
confundir el peligro de muerte con la certeza y la
inminencia de la muerte: de tal modo que solamente se
llamaba al sacerdote cuando el enfermo estaba in
extremis.
• En 1514 una cincuentena de padres
conciliares en Bolonia considera errónea
aquella manera – al menos en la práctica – de
administrar este sacramento a los que están
medio-muertos y privados de conocimiento. El
abuso de dejar para última hora este
sacramento, venía como el primero de una
serie de errores acerca de este sacramento.
• Pero la raíz de este descuido pastoral estaba
en que son pocas las gentes que conocen su
eficacia y utilidad.
• Por el otro extremo, cabía también el error de
encomendar toda la tarea de la buena muerte al rito
sacramental como tal. Erasmo (1531) insiste, más bien, en
la necesidad de la conversión del corazón y la imitación de
Cristo a lo largo de toda la vida: solamente la vida es
apoyo auténtico para afrontar la muerte con certeza
moral.

• Otra de las causas de tanto malestar en lo que a la unción


de los enfermos se refería, era el hecho de que aquella
interminable cadena de oraciones y salmos se hacía en
latín a la cabecera de los enfermos, cosa que también
entonces constituía un problema. Buena prueba de ello es
que muchos rituales introdujeron moniciones en lengua
vulgar.
• El problema era entonces la inadaptación de los rituales, de
los ministros y de los propios enfermos, sobre los cuales
¡pero no con ellos! Se hacían las mejores oraciones pidiendo
a Dios la curación y la salvación definitiva.

• En este contexto entendemos entonces el verdadero


alcance de la denuncia de Lutero que abrirá perspectivas
ecuménicas en torno a los enfermos y su atención pastoral.
La obra de Lutero De captivitate babylonica acusa a la
iglesia católica de que está reservando solamente a los
moribundos una intervención que el apóstol ha previsto
para todos los enfermos. El texto apostólico dice: «si alguien
está enfermo» y no dice «si alguien está a punto de
morirse». Entonces se priva a tantos y tantos enfermos del
beneficio de la unción, establecido por el apóstol Santiago.
• La posición de Lutero no era arremeter directamente
contra este sacramento, sino la de acusar a la iglesia de una
de fidelidad sustancial a lo que el apóstol establece en su
carta.

• Todo esto promovió de alguna manera un mejor estudio


bíblico de la carta de Santiago 5, 14-15. ¿Qué testimonios
justifican la autoridad canónica de esta epístola? ¿ Cuáles
son la materia, forma, sujeto, ministro y efecto de este
sacramento?

• No pocos autores católicos concedieron la razón a Lutero


en algunas de sus posiciones; otros insistieron en que,
aunque no conste la sacramentalidad de este sacramento
sólo por el texto de Santiago, sí consta por la riqueza
enorme de la tradición, sobre todo la litúrgica.
5.- LA DOCTRINA DEL CONCILIO DE TRENTO
SOBRE LA UNCIÓN

• Trento definió cuestiones de fe (doctrinales) y


estableció también cuestiones de reforma
disciplinar (reformas litúrgico-pastorales).

• Recordemos que la Reforma (protestante) no


admitía la sacramentalidad misma de la unción;
por eso, el concilio de Trento tuvo la intención
explícita de entrar en ambas dimensiones: la
dogmática y la liturgico-pastoral.
• El 15 de octubre de 1551 se inicia una nueva
etapa en el concilio en torno a la penitencia y
unción, donde se plantean solamente cuatro
cuestiones tomada de la problemática planteada
por los autores de la Reforma a modo de artículos
a cerca de la unción de los enfermos:
1.El canon 1 del concilio sobre la unción de los
enfermo, afirma dogmáticamente que se trata de
un sacramento verdadera y propiamente dicho,
instituido por Jesucristo y promulgado por el
apóstol Santiago.
2. Afirma, además que la unción de los
enfermos concede la gracia, tienen valor de
remisión de los pecados, alivia a los
enfermos, que no ha cesado ya (con la iglesia
primitiva), y que aún en aquella época no fue
sólo un mero carisma de curaciones.
3. En el tercer canon (el más importante) el concilio
no acepta que haya una diversidad tan sustancial
entre el signo establecido (promulgado) por
Santiago y el que actualmente está utilizando la
Iglesia católica en favor de los enfermos.

4.El tema del cuarto canon refiere al ministro propio


de este sacramento: el concilio declara que -en
línea de continuidad e interpretación del apóstol
Santiago-, el presbítero, o sea el sacerdote, es el
ministro propio de este sacramento.
• Mérito de Lutero y de los demás reformadores
es haber afirmado y subrayado en este tema:
la importancia de la oración de fe en favor del
enfermo; que es Cristo mismo el que alivia y
sana al enfermo; que hay que insistir en la
conveniencia de que el hombre de fe y la
comunidad creyente asistan junto a la
cabecera del enfermo como signos de este
mismo alivio del Señor.
6.- ULTERIORES CONSIDERACIONES
DOCTRINALES Y PASTORALES DEL
CONCILIO.
• El concilio habló afirmativamente de la posibilidad
de repetir el sacramento de la extremaunción.
¿qué hacer si hay una convalecencia y una recaída
posterior? El concilio respondió afirmativamente a
la nueva opción de recibir la unción.

• La finalidad primordial del concilio de Trento en


cuanto a este sacramento, era afirmar que esta
práctica sacramental de la iglesia no era una
corrupción de la herencia apostólica al respecto.
7.- DEL ESQUEMA PREVIO AL TEXTO
DEFINITIVO
1.En el esquema previo se describía la situación humana de la
enfermedad y peligro de muerte, se pasaba después a la
consideración propiamente sacramental, declarando que se
trata de un sacramento de la nueva ley, instituido por Cristo,
insinuado así por los apóstoles en el evangelio, promulgado y
recomendado por el apóstol Santiago. Y en los tres párrafos que
contenía este esquema se quería demostrar que en el texto neo-
testamentario de Santiago 5, 14-15 están contenidos todos los
elementos constitutivos del sacramento cristiano: la materia y
la forma (I); su realidad o efecto de este sacramento (II); el
sujeto y el ministro (III).
2. El texto definitivo del concilio corrigió y mejoró la forma de
súplica de las palabras que se pronuncian al dar este sacramento:
que Dios te alivie, te salve, te perdone, te restituya la salud;
prefiriendo el tono humilde, más que el indicativo o imperativo.
• Pero vayamos decididamente al contenido fundamental del texto
definitivo: hay actualmente en la iglesia un sacramento, el de la
unción, cuyo valor está puesto en duda por juzgarlo carente de base
bíblica. En realidad lo que Lutero negaba no era la utilidad humana,
espiritual y comunitaria del consejo del apóstol en lo que a los
enfermos se refiere, sino su dimensión sacramental. Este texto
bíblico, decía Lutero, señala una iniciativa propia del apóstol, pero
no una voluntad sacramental de Cristo; y que en todo caso, lo que
prescribía el apóstol Santiago era una cosa bien distinta de lo que
viene practicando la Iglesia.
• Así las cosas, el concilio quiso afirmar en primer lugar que hay
continuidad entre Cristo, Santiago y el uso actual de la Iglesia de dar
este sacramento; afirma también que esta práctica de la iglesia
verifica todas las condiciones de un sacramento propiamente dicho de
la nueva ley.

• Y si se le llamaba extremaunción es porque en relación con las demás


unciones que el cristiano recibía a lo largo de su vida sacramental, era
la última: antes que ella estaban la unción de los catecúmenos, la de
los bautizados, la de la confirmación, la unción real y la sacerdotal.

• La expresión extremaunción era también mantenida porque el mismo


concilio de Trento admitía dos imágenes de administración de este
sacramento: la imagen de los enfermos y la de los moribundos.
8.- ¿SACRAMENTO DE CURACIÓN?

• A juzgar por los testimonios todavía en el siglo XVI no se


había extinguido la larga tradición litúrgica que insistía en
este efecto del sacramento de la unción: el eventual y
deseado retorno a la salud. Por su puesto los testimonios
de esta época hablan de un efecto corporal eventual, no
de una eficacia corporal automática, mucho menos
mágica.

• El hecho de que raras veces ocurra la curación como


efecto del sacramento: esto lo atribuyen no precisamente
al sacramento, sino a la poca fe con que se recibe.
• Hay testimonios que explican la falta o escasez de
curaciones en el sacramento aduciendo que las
curaciones, eran signos destinados a apoyar la
predicación de los apóstoles en la iglesia naciente,
signos que ya no tienen su razón de ser en la iglesia de
hoy, una iglesia ya adulta, de fe fundada y sólida.

• Sea por influjo de Lutero, sea por la meditación directa


del texto apostólico de Santiago, grandes autores
como A. Salmerón escribían comentando ese texto
que: «la curación del cuerpo que acompaña a veces al
efecto propia de este sacramento, no hay que
atribuirla tanto a la unción misma, cuanto a la fe del
enfermo y a la oración de los que le asisten».
9.- LA REPETICIÓN DE ESTE SACRAMENTO
SEGÚN LOS CONCILIOS.
• Hoy se sabe ya la posibilidad y la conveniencia misma de esta
repetición, bien cuando se trata de nueva enfermedad, bien
cuando hay recaída seria dentro de la misma. Pero el Decreto
a los armenios, del concilio de Florencia, no mencionaba
siquiera ninguno de los dos motivos de dicha repetición.

• En la época tridentina autores señalan que se podrá dar de


nuevo este sacramento si la enfermedad se prolonga mucho,
por ejemplo, por espacio de un año. La razón misma que
apunta al respecto: es que este alivio y esta salud de mente y
de cuerpo no son efectos perpetuos, son los vaivenes propios
de la fragilidad humana que necesitan de apoyo no solo
sacramental sino también de apoyo humano y oración.
• El sacramento de la unción que actualmente
administra la iglesia, es el mismo que recibió
por transmisión apostólica; no hay distancias
cualitativamente sustanciales entre el uso
sacramental actual y la enseñanza apostólica
de Santiago 5, 4-15. Por su puesto que no se
trata de afirmar la identidad detallada de los
ritos actuales con los de los tiempos
apostólicos, sino de la derivación y
conformidad de este sacramento con aquél.
• GRACIAS

También podría gustarte