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Generación espontánea
Creacionismo
Creacionismo
Entre 1800 y 1805, basándose en sus trabajos y lecciones magistrales, publicó “anatomia
comparada” en las que introdujo el principio de «correlación de las partes», según el cual
las características funcionales y estructurales de los órganos del cuerpo de un animal
están necesariamente relacionadas entre sí y con el entorno
Así, según Cuvier, los hábitos de un animal determinan su forma anatómica, de modo que,
por ejemplo, los animales con cuernos y pezuñas tendrán siempre una dentición herbívora
Estas ideas, aunque hoy pueden parecer ingenuas, se mantuvieron vigentes hasta bien
entrado el siglo XIX, y cualquier opinión en contra era tachada de herejía y ridiculizada
de inmediato por la Ciencia Oficial, vigente en aquella época; que defendía las leyes
bíblicas
La Iglesia respondió que los restos fosilizados de animales eran de los seres ahogados
en el diluvio universal y que no tuvieron cabida en el Arca de Noé
La Tierra había sufrido una serie de catástrofes geológicas que hicieron desaparecer y
sepultaron a los seres vivos, seguidas de sucesivas creaciones, la última que está escrita
en el Antiguo Testamento
Atribuye la existencia de la vida a una “fuerza
creadora” desconocida. Esta idea surgió quizá del
hombre primitivo y se reforzó en las primeras
culturas, como la egipcia o la mesopotámica. La
teoría creacionista considera que la vida, al igual que
todo el Cosmos, se originó por la voluntad creadora
de un “ser divino”
Generación Espontánea
Generación espontánea
Aristóteles
(384 a. C.-322 a. C.)
Redi se vio obligado a admitir que en ciertas ocasiones sí se podía dar la generación
espontánea
Francisco Redi (s. XVII) demostró con su
experimento:
Arrhenius
(1859 - 1927)
Establece que los gérmenes habrían llegado empleando a los meteoritos como
vehículo de transporte
Establece que los gérmenes habrían llegado en medio de polvo cósmico movido por
radiación cósmica
Teoría de Oparín
(abiótica o quimiosintética)
Teoría de Oparín
(abiótica o quimiosintética)
Alexander Oparín
(1894 – 1980)
Gracias a sus estudios de astronomía, Oparin sabía que en la
atmósfera del Sol, de Júpiter y de otros cuerpos celestes, existen
gases como el metano, el hidrógeno y el amoníaco. Estos gases son
sustratos que ofrecen carbono, hidrógeno y nitrógeno, los cuales,
además del oxígeno presente en baja concentración en la atmósfera
primitiva y más abundantemente en el agua, fueron los materiales de
base para la evolución de la vida
Hidrógeno, amoníaco, metano, agua y agua en forma de vapor, cubría parte de la
superficie de la Tierra, aunque normalmente estas moléculas son poco reactivas
podrían haber interactuado gracias a la energía provista por la radiación u
ultravioleta, el calor y las descargas eléctricas
Como producto de esas reacciones se habrían originado moléculas mayores tales como
los carburos, que por reacción con vapores acuáticos habría originado los hidrocarburos
que a su vez, en reacción con amoníaco, habrían dado origen a: amidas, aminoácidos,
bases nitrogenadas y azúcares
La atmósfera primitiva de la Tierra era
anaerobia. Esto quiere decir que...
d) No tenía nitrógeno
Stanley Miller
(1930 - 2007) Diseñaron un tubo que contenía estos gases, similares a los
existentes en la atmósfera temprana de la Tierra, y un balón de agua
que imitaba al océano temprano. Unos electrodos producían
descargas de corriente eléctrica dentro de la cámara llena de gas,
simulando los rayos. Dejaron que el experimento prosiguiera durante
una semana entera, y luego analizaron los contenidos del líquido
presente en el balón. Encontraron que se habían formado varios
aminoácidos orgánicos espontáneamente a partir de estos materiales
inorgánicos simples
Por medio de este experimento y de
otros posteriores se a lo grado la síntesis
Ácidos grasos
artificial de
Aminoácidos
Monosacaridos
Purinas y Pirimidinas
C6H12O6
10% del sistema se había transformado en cierto número de compuestos
identificables: un dos por ciento del carbono se empleó en fabricar aminoácidos
como los que constituyen las proteínas, gracias a un experimento en el cual
reprodujo en el laboratorio aquella presunta atmósfera y la sometió a una de las
fuentes de energía seguramente abundantes en aquellos remotos tiempos:
descargas eléctricas. el resultado fue asombroso, pues apareció en su “matraz”
una serie de aminoácidos, componentes esenciales de los seres vivos actuales
En el experimento de Miller...