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Vivir con dignidad

Reconocerle dignidad a la persona significa, por lo menos, dos cosas:

1. Considerar que es un 2. Merece respeto por parte


ser libre de los demás seres humanos
La autonomía y el respeto son básicos para que
uno pueda desenvolverse con dignidad en la
vida, combina los derechos de la libertad y los de
la igualdad.
Esta es un derecho que tiene cada ser humano,
que debe ser respetado y valorado.
Estas clases de valores han sido el fundamento
de la Declaración Universal de Derechos
Humanos, que combina los derechos de la
libertad y los de la igualdad.
Un mundo desarrollado

Con democracias avanzadas y estados de


derecho, en el mundo que tenemos por
costumbre llamar “civilizado”, la esclavitud
propiamente dicha está erradicada, es cierto,
pero existen formas de esclavitud más sutiles
que conviven tranquilamente con las teóricas
declaraciones de derechos universales.
Esclavitud sutil

Aunque la civilización y la decencia se han ido imponiendo en las sociedades


democráticas, esas mismas sociedades viven dominadas por un sistema económico
que, si bien se presenta como el paradigma de la libertad, amenaza con reducirlo
todo a relaciones de compra y venta.
El mercado es libre, pero quien no tiene nada que pueda ser vendido, tampoco
podrá comprar, quedará fuera de ese paradigma de la libertad que sustenta la
economía de mercado.
Como habíamos hablado anteriormente, cuando
una persona queda fuera del paradigma que
sustenta la economía de mercado, se vera
obligado a recurrir a diversas formas para
mantener su supervivencia, ya que si no tiene
dinero estará destinado a morir.
Esto da pie a que las personas recurran a
medios inhumanos como el vender su cuerpo,
ponerlo a merced de los demás, renunciando así
a ser reconocido y tratado como sujeto de
respeto. En otras palabras la persona estaria
vendiendo su libertad y convirtiendose en
esclavo.
Limitaciones de la libertad

La libertad tiene un campo de acción amplio. Se puede hacer todo salvo hacer daño
a los otros. Ese es el límite fundamental de la libertad.
Pero, ¿qué es hacer daño? Además del daño físico, siempre más evidente, ¿existe
un daño psicológico, moral, social? ¿O viene muy bien que quede indeterminado e
impreciso?
Un ejemplo de daño físico sería utilizar a las personas como medio y no verlas al
mismo tiempo como fines, esto es dominarlas, privarlas de libertad.
También se puede apreciar daños psicológicos y morales; hay muchas maneras de
agredir a las personas sin llegar a matarlas. Los esclavos en realidad no eran
tratados como cosas inanimadas, ni siquiera como animales, eran tratados más bien
como seres inmaduros, subhumanos.
Esto causaba que creyeran que sus pensamientos o ideas eran inferiores a las de los
demás, solo por el hecho de ser esclavo, haciéndolos ver inferiores y causándoles
daños psicológicos.
Las condiciones del auto-respeto

Se demuestra que una sociedad es civilizada de la


manera como se preocupa de sus pobres. Al tipo
de sociedad que se preocupa de los pobres la
hemos llamado “sociedad del bienestar” O más
bien, “estado del bienestar”
Esta se hace cargo de cubrir las necesidades más
perentorias y básicas de todos los ciudadanos:
educación, sanidad, vivienda, trabajo, seguridad
social.
El objetivo del estado del bienestar es impedir que
los ciudadanos vivan en condiciones degradantes.
Todo ciudadano necesita las “condiciones sociales
del autorrespeto”. Esta necesidad es la condición
mínima para que una persona pueda respetarse a sí
misma incluyen todos los requisitos necesarios para
la dignidad.
Una persona se respeta a sí misma si considera que
su plan de vida es valioso, sin autorrespeto es difícil
llegar a hacer algo que sea apreciable. Sin
autorrespeto es imposible la autoestima.
El ser que realmente goza de libertad es el que
puede reflexionar sobre lo que hace y decidir si
quiere seguir por ese camino o ir en otra
dirección. Tener la posibilidad de empezar de
nuevo, de arrepentirse de lo hecho hasta
entonces y dar otro rumbo a la vida, es una
característica del hombre libre. El que no vive
en condiciones de realizar ese cambio no goza
de auténtica libertad. Su libertad es formal,
ficticia, un engaño.
La explotación más antigua
En condiciones donde el trabajo adquiere el valor de
primera necesidad no reemplazable por el subsidio
con que el estado pretende paliar los inconvenientes
que la falta de una ocupación estable. Pero no
cualquier trabajo tiene valor.
Contribuye al afianzar la libertad y no a oprimirla,
que uno pueda decir: “soy abogado”, “soy maestra”,
“soy médico” o “soy ingeniero”, e identificarse sin
sonrojo con el atributo que le otorga identidad.
Por el momento, la consecuencia más dramática de
la crisis ha sido el desempleo que está arrojando a
la cuneta del mercado, como de costumbre, a los
más desfavorecidos. Personas que harán lo que esté
a su alcance para volver a igualarse al resto de
ciudadanos, para salir de la exclusión.
Uno de los grandes avances de los últimos siglos
ha sido el de la igualdad jurídica. Hasta hace bien
poco, la mujer no ha empezado a ser vista como un
sujeto. Que la mujer haya logrado independizarse
del varón, actuar por sí misma y elegir cómo quiere
vivir, ha sido la revolución más importante del
siglo XX
Ausencia de valores éticos

Las relaciones de explotación y de no


dominación entre el hombre y la mujer están
lejos de normalizarse en un tiempo en que la
igualdad jurídica de ambos sexos está
plenamente reconocida. Hay reconocimiento
jurídico de la igualdad entre los sexos, pero se
echa de menos un simultáneo reconocimiento
personal y social.
FRASE PARA REFLEXIONAR

“Tenemos buenos sentimientos: nos


preocupan la pobreza, la violencia,
incluso las diferencias escandalosas
entre los que no se privan de nada y
los que tienen que privarse de lo
más básico. Pero, ¿hacemos algo
con tan buenos sentimientos?”

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