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EL HOMBRE EN SU

ESTADO CAÍDO
• “No hay justo, ni aun uno; no hay quien entienda, no hay
quien busque a Dios. Todos se desviaron, a una se hicieron
inútiles; no hay quien haga lo bueno, no hay ni siquiera uno.
(...) Por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria
de Dios” (Romanos 3.10–12, 23).

• “Engañoso es el corazón más que todas las cosas, y perverso;


¿quién lo conocerá?” (Jeremías 17.9).
1. Está muerto espiritualmente
• Pablo describe el estado del hombre caído de la
siguiente manera: “Muertos en (...) delitos y pecados”
(Efesios 2.1). Otra vez él le escribe a Timoteo (y a
nosotros): “Pero la que se entrega a los placeres,
viviendo está muerta” (1 Timoteo 5.6). Esta es la seria
advertencia que todo hombre debiera tomar en
cuenta: “La paga del pecado es muerte” (Romanos
6.23). Estar muerto espiritualmente iguala estar
alejado de Dios.
2. Es un hijo del diablo
• Pablo se dirigió a Elimas como “hijo del diablo”
cuando él se opuso a la obra del Señor (Hechos
13.10). Cristo reprendió a los fariseos de forma
semejante cuando los amonestó, diciendo: “vosotros
sois de vuestro padre el diablo” (Juan 8.44). Cuando el
hombre se aleja de Dios se convierte en hijo del
diablo.
3. Tiene una mente rebelde
• “Por cuanto los designios de la carne son enemistad contra
Dios; porque no se sujetan a la ley de Dios, ni tampoco
pueden; y los que viven según la carne no pueden agradar a
Dios” (Romanos 8.7–8). “Pero el hombre natural no percibe
las cosas que son del Espíritu de Dios, porque para él son
locura, y no las puede entender, porque se han de discernir
espiritualmente” (1 Corintios 2.14). Estos versículos
muestran por qué el pecador siempre posee una mente
desobediente y rebelde.
4. Tiene un corazón malo
• “Corazón malo de incredulidad” (Hebreos 3.12) es
otra manera de decir que “engañoso es el corazón [del
hombre caído] más que todas las cosas, y perverso”.
(Lea también Marcos 7.21–22; Romanos 7.18.) La
única manera para quitar este corazón malo es
someterse a Dios, recibir a Jesucristo como Salvador y
Señor, convertirse y permitir que él reemplace el
corazón malo con “un corazón nuevo y un espíritu
nuevo” (Ezequiel 18.31).
5. Es una criatura corrompida
• “Para los corrompidos e incrédulos nada les es puro;
pues hasta su mente y su conciencia están
corrompidas” (Tito 1.15). Este versículo describe la
total depravación del hombre. No es de maravillarse
que Pablo escribiera que “en mí, esto es, en mi carne,
no mora el bien” (Romanos 7.18). No hay cosa como
“un hombre bueno” aparte de Cristo; porque “todas
nuestras justicias [son] como trapo de inmundicia”
(Isaías 64.6).
6. Es hijo de ira
• “Entre los cuales también todos nosotros vivimos en
otro tiempo en los deseos de nuestra carne, haciendo
la voluntad de la carne y de los pensamientos, y
éramos por naturaleza hijos de ira, lo mismo que los
demás” (Efesios 2.3). “He aquí, en maldad he sido
formado, y en pecado me concibió mi madre” (Salmo
51.5). Los hombres en este estado no ven la ira que
les espera, porque están ciegos espiritualmente.
7. Está bajo condenación
“El que no cree, ya ha sido condenado. (...) Y esta es la
condenación: (...) los hombres amaron más las tinieblas que la
luz, porque sus obras eran malas” (Juan 3.18–19). “Cuando se
manifieste el Señor Jesús desde el cielo con los ángeles de su
poder, en llama de fuego, para dar retribución a los que no
conocieron a Dios, (...) pena de eterna perdición” (2
Tesalonicenses 1.7–9), entonces “los malos serán trasladados
al Seol, todas las gentes que se olvidan de Dios” (Salmo 9.17).
Notemos que la condenación ya existe en esta vida y la
consumación de ella vendrá en la eternidad.

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