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LA UNIDAD DEL

EVANGELIO
Lección 3 para el 15 de julio de 2017
La entrada masiva de gentiles a la iglesia fue, sin lugar a
dudas, una gran bendición. No obstante, trajo también sus
propios problemas.
Mientras que para los judíos era natural mantener las
tradiciones de sus padres, Pablo no veía la necesidad de
obligar a los gentiles a aferrarse a ellas.
El enfrentamiento entre la enseñanza de Pablo sobre la
salvación solamente por fe, y la de los judaizantes basada
en una salvación por las obras de la ley, amenazaba la
unidad de la naciente iglesia.

a) Buscando la unidad. Gálatas 2:1-3.


b) Falsos hermanos. Gálatas 2:4-5.
c) Unidos en la diversidad. Gálatas 2:6-10.
d) Desunión en Antioquía. Gálatas 2:11-13.
e) Enfrentando la desunión. Gálatas 2:14.
Gálatas 2:1-3
BUSCANDO LA UNIDAD
“Catorce años después subí de nuevo a Jerusalén, esta vez con Bernabé,
llevando también a Tito. Fui en obediencia a una revelación, y me reuní en
privado con los que eran reconocidos como dirigentes, y les expliqué el evangelio
que predico entre los gentiles, para que todo mi esfuerzo no fuera en vano”
(Gálatas 2:1-2 NVI)

Los judaizantes que llegaron a Antioquía provocaron una grave discusión


contra Pablo y Bernabé (Hechos 15:1).
Dios reveló entonces que era conveniente que Pablo, Bernabé, y algunos
creyentes gentiles viajaran a Jerusalén para tratar el asunto con los
apóstoles y ancianos (Hechos 15:2).
Esta reunión fue, inicialmente, privada. Pero la presencia de algunos
fariseos judaizantes desencadenó una discusión pública (Hechos 15:4-5).
Tras largas deliberaciones, la iglesia apoyó a Pablo y la unidad quedó
asegurada… por el momento (Hechos 15:6-35).
Gálatas 2:4-5
FALSOS HERMANOS (1)
“y esto a pesar de los falsos hermanos introducidos a escondidas, que entraban
para espiar nuestra libertad que tenemos en Cristo Jesús, para reducirnos a
esclavitud, a los cuales ni por un momento accedimos a someternos, para que la
verdad del evangelio permaneciese con vosotros” (Gálatas 2:4-5)
Pablo se oponía a los falsos hermanos que insistían en
obligar a los gentiles a circuncidarse (Hechos 15:1).
Siendo un rito ordenado
por Dios, ¿qué tenía de
malo la circuncisión?
La circuncisión exterior debía ser un símbolo de la
circuncisión del corazón (Dt. 10:16; 30:6; Jer. 4:4;
Rom. 2:29). Representa despojarnos de la confianza
en nosotros mismos y depender fielmente de Dios.
Sin embargo, hacer de este rito (o de cualquier otro)
un requisito para la salvación es despojar al sacrificio
de Cristo de su poder redentor.
No existe nada que podamos hacer para ganar la
salvación. Es el don gratuito de Jesús.
“Los judíos se habían enorgullecido siempre de sus cultos
divinamente señalados; y muchos de aquellos que se habían
convertido a la fe de Cristo, sentían todavía que, puesto que Dios
había bosquejado una vez claramente la forma hebrea del culto, era
improbable que autorizara alguna vez un cambio en cualquiera de sus
detalles. Insistían en que las leyes y ceremonias judías debían
incorporarse en los ritos de la religión cristiana. Eran lentos en
discernir que todas las ofrendas de los sacrificios no habían sino
prefigurado la muerte del Hijo de Dios, en la cual el símbolo se había
cumplido, y después de la cual los ritos y ceremonias de la
dispensación mosaica no estaban más en vigor”

E.G.W. (Los hechos de los apóstoles, pg. 154)


Gálatas 2:4-5
FALSOS HERMANOS (2)
“y esto a pesar de los falsos hermanos introducidos a escondidas, que entraban
para espiar nuestra libertad que tenemos en Cristo Jesús, para reducirnos a
esclavitud, a los cuales ni por un momento accedimos a someternos, para que la
verdad del evangelio permaneciese con vosotros” (Gálatas 2:4-5)
La consecuencia de la enseñanza de los
falsos hermanos era cambiar la “libertad
que tenemos en Cristo Jesús” por
esclavitud.
¿En qué consiste nuestra libertad
en Cristo?
Todos los hombres son esclavos. Esclavos
del pecado (Juan 8:33-34; Romanos 6:17).
La libertad para el cristiano es la
oportunidad de vivir una vida de
devoción a Dios sin estorbos. Implica
libertad de estar esclavizados a los deseos
de nuestra naturaleza pecaminosa,
libertad de la condenación de la ley, y
libertad del poder de la muerte.
Gálatas 2:6-10
UNIDOS EN LA DIVERSIDAD
“El mismo Dios que facultó a Pedro como apóstol de los judíos me facultó
también a mí como apóstol de los gentiles” (Gálatas 2:8 NVI)

Como Pablo dejó claro, hay un solo Evangelio


(Gálatas 1: 6-9). Sin embargo, no todas las
personas lo reciben de la misma manera.
Los judíos tenían una fuerte base bíblica y
aceptaban a Jesús como el Mesías en base a
lo que había sido revelado en la Palabra.
Este ministerio fue encomendado a Pedro.
Los gentiles, sin embargo, debían ser
alcanzados por otros medios.
Pablo estaba especialmente preparado para
alcanzar a aquellos que no tenían un
conocimiento previo de la verdad. A él se le
encomendó el ministerio entre los gentiles.
Aunque con diversos estilos, tanto Pablo
como Pedro o cualquier otro apóstol,
enseñaban un mensaje unánime.
Gálatas 2:11-13
DESUNIÓN EN ANTIOQUÍA
“Antes que llegaran algunos de parte de Jacobo, Pedro solía comer con los
gentiles. Pero cuando aquéllos llegaron, comenzó a retraerse y a separarse de
los gentiles por temor a los partidarios de la circuncisión” (Gálatas 2:12 NVI)

Después de la visión recibida por Dios, Pedro dejó de considerar a los


gentiles como inmundos, y comenzó a relacionarse con ellos (Hechos 10).
Por esta razón, cuando visitó a la iglesia en Antioquía, Pedro convivía
animosamente con los gentiles.
Pero, al llegar algunos judíos de
Jerusalén, dejó de tratar con los
gentiles para agradar a los recién
llegados. Su actitud hipócrita
arrastró también a los demás
judíos de la iglesia.

Si se hubiese permitido que persistiese esta


actitud, la iglesia hubiera sido resquebrajada.
Gálatas 2:14
ENFRENTANDO LA DESUNIÓN
“Pero cuando vi que no andaban rectamente conforme a la verdad del evangelio,
dije a Pedro delante de todos: Si tú, siendo judío, vives como los gentiles y no
como judío, ¿por qué obligas a los gentiles a judaizar?” (Gálatas 2:14)
El problema en sí no era que Pedro comiese
con las visitas de Jerusalén, sino en hacerlo
apartándose deliberadamente de los gentiles
y negarles el derecho a comer junto con ellos.
Esto hacía brotar una pregunta: ¿eran los
gentiles creyentes de segunda categoría?
Los más sensibles, pensaron que debían
hacerse judíos para poder ser plenamente
cristianos (aceptando la doctrina de los falsos
hermanos).
El enfrentamiento de Pablo fue necesario y al
punto. Aunque no se nos dice la respuesta de
Pedro, es evidente que éste aceptó la
apelación y cambió de actitud.
La unión de la iglesia, y el Evangelio mismo,
salieron vencedores.
“Algunos falsos maestros habían presentado a los Gálatas
doctrinas opuestas al Evangelio de Cristo. Pablo trataba de
exponer y corregir estos errores. Deseaba mucho que los
falsos maestros fuesen separados de la iglesia, pero su
influencia había afectado a tantos de los creyentes que
parecía azaroso tomar una decisión contra ellos. Había
peligro de ocasionar contiendas y divisiones ruinosas para
los intereses espirituales de la iglesia. Por lo tanto trataba
de hacer ver a sus hermanos la importancia de ayudarse
unos a otros con amor… Mediante constante oración
debían buscar la dirección del Espíritu Santo, que los
conduciría al amor y la unidad”

E.G.W. (Testimonios para la iglesia, tomo 5, pg. 225)

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