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INTRODUCCION AL ESTUDIO

DEL DERECHO

III PARTE
MTRO. GILBERTO ESTRADA ABAD
VARIAS NOCIONES DE LA
PALABRA LIBERTAD.

La palabra libertad tiene varios matices, que se aplica no sólo al individuo y su


conducta, sino a los animales y a las cosas; unas veces en sentido físico; otras, para
expresar ideas morales o jurídicas.

En las conversaciones diarias, por libertad se entiende la ausencia de trabas en


relación con los movimientos de una persona, un animal o un objeto.

Del reo encerrado en una celda, decimos que no es libre.


De igual forma decimos que ha quedado en libertad el gas que se desprende de una
probeta, al producir una reacción química o,
El ave que escapa de la jaula.

Estas nociones de libertad son puramente mecánicas. Se refiere a una posibilidad de


movimiento frente a lo que no hay obstáculo que lo destruya o limite.
En el lenguaje corriente la palabra libertad posee un significado moral; se aplica a las
personas que observan una conducta escandalosa o llevan una conducta contraria a las
exigencias del decoro. El vocablo es sinónimo de libertinaje o indecencia.

Existen también diversas nociones de libertad en la terminología filosófica y jurídica.


Por ello, es importante distinguir la libertad como atributo de la voluntad del hombre,
de la libertad como derecho.
La primera es concebida como poder, o facultad natural de autodeterminación. Es la
aptitud de obrar por sí, o sea, sin obedecer a ninguna fuerza o motivo determinante.
La segunda, es la facultad derivada de una norma.
La libertad jurídica no es poder, ni capacidad derivada de la naturaleza, sino
derecho, es una AUTORIZACION.
Estar autorizado significa tener el derecho de realizar u omitir ciertos actos.
Frecuentemente se afirma que, desde el punto de vista jurídico, se es libre de hacer
o no hacer aquello que no esta prohibido. Pero esta afirmación es incorrecta. Ya que
hay numerosas acciones no vedadas por el derecho que no pertenecen al sector de
la libertad.
Mencionamos a los actos prescritos por la ley, es decir, a los que representan el
cumplimiento de un deber jurídico. En relación con ellos no existe aquel derecho.

El obligado a observar una conducta determinada no esta facultado para dejar de


observarla, aun cuando de hecho, falte a su deber.
La violación de la norma es una manifestación del libre albedrio, más no representa
el ejercicio de la libertad jurídica.
DEFINICION DEL DERECHO DE LIBERTAD

Al hacer el análisis de las relaciones entre el deber jurídico y derecho


subjetivo nos dimos cuenta que las facultades que no se fundan en un deber
del titular constituyen sólo una parte dentro de un todo, y que, al lado de
ellas, existe la categoría de las de ejercicio obligatorio.
Como el derecho subjetivo es una facultad normativa de acción o de omisión,
nada impide aceptar que su ejercicio sea en cierto casos potestativos,
obligatorio en otros. Tan lícito es hacer lo que se debe, como ejecutar u omitir
lo que, estando permitido, no se encuentra jurídicamente prescrito.
En cuanto derecho dependiente, el del obligado se basa
siempre en un deber. La relación entre éste y el derecho de
cumplirlo se llama fundamentación. Es una relación unilateral
de dependencia, en que el deber jurídico es fundante del
derecho al cumplirlo, y éste aparece fundado en aquél. El
vínculo es unilateral, porque la existencia del derecho está
condicionado por la del deber.
Porque cada vez que la ley impone un deber a un sujeto,
implícitamente lo autoriza a hacer lo que le manda. El deber
impuesto condiciona la existencia del derecho al cumplimiento.
La ejecución de lo jurídicamente obligatorio no puede ser ilícita,
lo que es igual, siempre se permite.
Kelsen sostiene que la posibilidad de ejecutar u omitir los actos que no
están ordenados ni prohibidos es un simple reflejo del deber impuesto a
todo el mundo de no impedir que se ejecuten, y no exigir que se ejecuten.
Se ha sostenido que lo único a que tenemos derecho, en relación con los
actos cuya ejecución u omisión no se nos ordena ni prohíbe, es a exigir que
los demás no interfieran en nuestra conducta, si no hay una norma que
expresamente autorice la interferencia. Con esto se quiere decir que tengo
el derecho de exigir que otros se abstengan de impedirme que haga lo que
no tengo el derecho de hacer. A esta conclusión sólo puede llagarse cuando
se olvida que la facultad correlativa de la obligación universal es un derecho
absoluto y que éste puede ser ejercitado sin necesidad de exigir nada a los
sujetos pasivos.
La clasificación tripartita de las formas de conducta
jurídicamente reguladas (obligatorias, prohibidas, potestativas),
que sirve de base a la definición tradicional del derecho de
libertad, demuestra que el sector de la actividad libre no se
confunde con el de lo permitido, ya que desde el punto de vista
jurídico, no sólo se autoriza la ejecución o la omisión de los actos
potestativos, sino la ejecución de los ordenados y la omisión de
los prohibidos.
“El derecho de cada ciudadano, de pretender del Estado el ejercicio de su actividad para
la satisfacción de los intereses amparados por el derecho, se llama derecho de acción
(Hugo Rocco).

Este derecho tiene las siguientes características:

Es posible el ejercicio del derecho de acción por quien afirme ser titular de un derecho
substancial. Pero la acción no es un derecho a obtener una sentencia favorable, sino
derecho a una sentencia, o con mayor exactitud, derecho a pedir la prestación de la función
jurisdiccional, el derecho a sentencia es después.
La relación jurídica procesal

Hemos dicho que La acción es la facultad de pedir de los órganos jurisdiccionales del
estado la aplicación del derecho objetivo a casos concretos. Aquí existe una
obligación correlativa y esta obligación constituye el contenido de la función
jurisdiccional. Hay consecuentemente, una relación jurídica procesal.
Una de las características esenciales de la relación de la relación procesal es su
complejidad. Se dice que es compleja porque no se agota en un solo vínculo
normativo, sino que se desenvuelve en una serie de relaciones de derecho,
constitutivas del proceso.
Examinemos los principales elementos del proceso:
a)La demanda;
b)La defensa;
c)La sentencia.
La demanda. Es un acto del actor.
La defensa. Corresponde al demandado.
La sentencia. Es dictada por el juez.
Tanto la demanda como la contestación tienden a un mismo fin; la emisión de la
sentencia o la aplicación del derecho objetivo al caso singular para el esclarecimiento
de una situación jurídica controvertida. Tanto el actor como el demandado persiguen
en el proceso el mismo propósito.
La relación entre el actor y el juez es conocida con el nombre de relación jurídica de
acción. Lo que existe entre los órganos jurisdiccionales y el demandado se llama de
contradicción o de defensa.
El sujeto pasivo de ambas es el Estado, las partes, los sujetos activos.
Según Mortara, hay que distinguir, dentro del proceso las relaciones entre las
partes y los órganos jurisdiccionales y las que median entre éstos y el demandado.
Tal relación dan deberes y derechos:

a) En cuanto al actor:
1. La facultad de provocar el ejercicio de la función jurisdiccional para la tutela de
un derecho y a fin de obligar al demandado a que se someta a la decisión
juridicial.
2. El deber de sufrir las consecuencias del ejercicio de la actividad jurisdiccional,
tanto en las relaciones con el juez como de las relaciones con el demandado.
b) En cuanto al demandado:
1) La obligación de participar en la relación procesal.
2) El derecho de defensa; de oponerse a las pretensiones del demandante y
solicitar la tutela de los intereses propios, a través del ejercicio de la función
jurisdiccional.
c) En cuanto al juez:
1. El deber de prestar su actividad.
2. El poder de realizar los actos necesarios para emitir el fallo.
EL DERECHO DE PETICIÓN

ART. 8 Constitucional dice: “los funcionarios y empleados públicos respetarán el


ejercicio del derecho de petición, siempre que ésta se formule por escrito, de manera
pacífica y respetuosa;… en materia política sólo los mexicanos –tienen este derecho.
A toda petición deberá recaer un acuerdo escrito de la autoridad a quien se haya
dirigido, la cual tiene obligación de hacerlo conocer en breve término al peticionario”.

Este derecho implica no sólo la facultad de formular peticiones por escrito, de manera respetuosa
y pacífica, sino la de obtener un acuerdo sobre ellas, que debe ser comunicado en breve
término al peticionario. Como el de acción, el de petición debe también ser considerado
como facultad jurídica abstracta, en cuanto existe independientemente del derecho que
eventualmente pueda tener el peticionario en relación con lo que solicita. Hay que distinguir
por tanto, dos posibilidades:
1. La de que se tenga derecho aquello que se pide;
2. La de que ese derecho no exista.
Pero no es lo mismo hallarse facultado para pedir algo y obtener una respuesta (favorable o no),
que tener derecho a aquello que se pide.
Entre nosotros, el derecho de petición puede ser ejercido por cualquier
persona, menos en materia política, ya que en tal supuesto corresponde
únicamente a los ciudadanos. La petición debe formularse por escrito, de
manera pacífica y respetuosa.
Se trata de un derecho subjetivo público, en cuanto existe frente al Estado.
Tiene carácter relativo, ya que a él corresponde una obligación especial
de personas determinadas, es decir, el deber de las autoridades a
quienes la petición se dirige, de acordar esta y comunicar al peticionario,
en breve término, el acuerdo.
DERECHOS POLÍTICOS DE ACUERDO CON LA
CONSTITUCIÓN

Los derechos políticos son prerrogativas del ciudadano, art. 35:


“son prerrogativas del ciudadano:
I. Votar en las elecciones populares;
II. Poder ser votado para todos los cargos de elección popular y nombrado para
cualquier otro empleo o comisión, teniendo las calidades que establezca la ley;
III. Asociarse para tratar asuntos políticos del país;
IV. Tomar las armas en el Ejército para la defensa de la República y de sus
instituciones y;
V. Ejercer en toda clase de negocios el derecho de petición.

Las facultades a que se refieren los incisos I, II, y IV son los derechos políticos
que nuestra ley fundamental reconoce.
La facultad aludida en la fracción III es un caso especial del derecho de
asociación que consagra el art. 9 de la misma ley suprema.
EL DEBER JURÍDICO COMO CONSECUENCIA DE DERECHO

La realización de supuestos que las normas jurídicas contienen


determinadas consecuencias de derecho, las cuales pueden ser en el
nacimiento, la transmisión, la modificación o extinción de facultades y
deberes. Infiérase de lo dicho que las formas esenciales que la
manifestación de tales consecuencias son el deber jurídico y el derecho
subjetivo.

A todo deber jurídico corresponde una facultad de la misma clase y


viceversa. La obligación que el vendedor tiene de entregar la cosa
vendida, por ejemplo, es correlativa del derecho que corresponde al
comprador de exigir la entrega.
El deber jurídico como obligación ética indirecta (tesis de Kant)

La legislación positiva, no puede, por sí misma, ser mirada como fuente de


auténticos deberes. Para que un precepto legal posea obligatoriedad,
es indispensable que derive de la voluntad del sujeto que ha de
cumplirlo y tenga valor universal. En otras palabras, para que una regla
de acción me obligue, debe ser autónoma, es decir, tener su origen en
mi voluntad. Sino deriva de ella, no me obliga.
Pero el hombre puede, en uso de su autonomía, aceptar las órdenes del
legislador, convencido de su validez universal, la observancia de la ley
llega a convertirse en un deber.
Los súbditos, actuando por autonomía, transforman las leyes en normas
verdaderas. Esto ocurre cuando les reconocen validez y se someten
voluntariamente a ellos. Sólo que en este caso, más que cumplir con el
derecho, cumple con la moral; mejor dicho, acata la ley por razones
morales.
Tesis de Laun

No podemos negar que en la mayoría de los individuos


existe el sentimiento del deber, ni desconocer que
los preceptos del derecho son generalmente
acatados de manera espontánea. El cumplimiento
del deber jurídico no descansa en el temor de las
sanciones. Si aquel sentimiento no existiese, no
podría la fuerza por si sola imponer los preceptos
que integran ese orden.
El verdadero derecho no es heterónomo sino autónomo. Para
que una conducta constituya la realización de un deber
jurídico la norma que lo establece ha de derivar de la
voluntad del obligado.
Cuando el sujeto convierte en máxima de sus actos
determinada regla, convencido de su validez universal, sí
puede hablarse de un auténtico deber jurídico.
con frecuencia los individuos acatan los preceptos que el
legislador formula. Y, al acatarlos, seguros de que expresan
un deber, transforman la exigencia ajena, en norma
autónoma, es decir, en verdadero derecho.

De todo lo expuesto, se desprende de que sólo existe un deber.


Derecho y Moral, concebidos ambos como un deber, son una
y la misma cosa. Son la totalidad de la vivencia del deber; el
deber concebido unitariamente.
Critica de la tesis kantiana de la autonomía de la voluntad(Nicolai Hartmann)

De acuerdo con la interpretación kantiana resulta invertida la relación


entre deber y querer. El deber no determina ya a la voluntad, sino que
ésta es la que determina al deber. El deber, lo objetivo, revelase ahora
como lo subordinado. Es simplemente la expresión de la ley, la
objetividad del querer puro… nos encontramos frente a una reducción
de lo valioso a otra cosa, que le es extraña.
Al lado del querer puro admite Kant una voluntad empírica (de la
experiencia), la cual si puede obedecer a otros motivos de
determinación.
Resulta entonces que la empírica es la única libre y, por ende, que sólo ella
puede ser moral e inmoral. No es exacto que sólo el querer puro sea
bueno sin restricción. El querer puro no es bueno ni malo, es amoral (sin
moral).
De acuerdo con la premisas de Kant sólo es libre el querer empírico, y éste
debe, en todo caso, obrar de acuerdo con el imperativo categórico,
aunque de facto no siempre sucede tal cosa, habrá que admitir que,
relativamente a la voluntad libre, dicho imperativo es heterónomo. Es
heterónomo porque no constituye la expresión del querer libre, sino un
principio objetivamente válido al que debe ceñirse la actitud del hombre.
La ley moral subsiste como el principio a que debe sujetarse
siempre la conducta. Resulta, imposible, por tanto,
considerar que la moral es autónoma, pues aun cuando se
acepta que el sujeto se da a sí mismo su ley, no puede
admitirse que la buena voluntad, esté facultada para ir en
contra de lo que aquella máxima exige.
La buena voluntad es la que obra no sólo conformemente al
deber, sino también por deber (Kant).
Crítica de la tesis de laun.

Laun tiene razón al decir que del hecho de que un legislador


me ordene algo que no se sigue que este yo obligado a
obedecer.
Del hecho de que yo considere que debo hacer algo, no se
desprende, de manera necesaria, que deba yo hacerlo. Lo
que debo hacer, para constituir una verdadera obligación,
ha de tener carácter incondicionado, valer aun en contra de
mi voluntad. Pues, una de dos, o no puedo dejar de hacer lo
que debo y quiero, y entonces mi actitud no tiene ningún
sentido moral, puedo dejar de hacerlo, aunque deba de
hacerlo en todo caso, y entonces la regla no encuentra en
mi albedrío el fundamento de su obligatoriedad, sino en un
valor objetivo, independiente de mi querer.
La ley que yo respeto y acato, aun en
contra de mis intereses personales,
puede ser mala o injusta. La
legislación autónoma sería
objetivamente válida únicamente en
la hipótesis de que el legislador
fuese infalible.
Una acción no es justa por haber sido
cumplida en acatamiento a una ley
que el sujeto se ha dado a sí mismo,
ni es justa tampoco por el hecho de
encontrarse en consonancia con
una máxima universal.
DEFINICIÓN.

Se da el nombre de sujeto, o persona a todo ente


capaz de tener facultades y deberes.

Se dividen e n dos grupo:

FÍSICAS: Se refiere al
MORALES: son las
sujeto jurídico
asociaciones dotadas
individual, al
de personalidad (un
hombre; en cuanto
sindicato o una
tiene derechos y
sociedad mercantil.
obligaciones.

Ambos términos son ambiguos, por ello se designa persona jurídica individual y
persona jurídica colectica.
Problemas que suscita el estudio de la noción de
persona

Una de las principales causas sobre este punto es que


existen una diversidad de conceptos. Tomando en cuenta
esta situación, debemos distinguir las diversas cuestiones
que puedan suscitarse acerca de la personalidad
jurídica, para indicar después en qué forma pueden ser
resueltas.

La primera pregunta que se


ocurre formular es; en qué
consiste la esencia de las
personas jurídicas. Es
decir, en qué forma pueden
definirse.

Como la noción de persona es uno de los conceptos jurídicos fundamentales, su


definición incumbe a la Filosofía Jurídica. El problema al que aludimos queda
resumido en la siguiente cuestión: ¿qué son los sujetos de derecho?
Otra cuestión es la siguiente:
quienes son considerados
como sujetos en un
determinado ordenamiento
positivo:

Por ejemplo, ¿a qué entes reconocen


personalidad jurídica el derecho alemán
o el mexicano?

Este problema no se confunde con el primero, ya que esta


segunda cuestión consiste en saber a qué individuos o
asociaciones considera la ley como sujeto de derechos.

El interrogante no ofrece ninguna dificultad, porque las leyes de los


diversos Estados claramente indican cuáles son los entes dotados de
personalidad.
Basta con abrir los textos
legales para encontrar la
respuesta que se busca.

El Código Civil del Distrito Federal, art. 22 dice: que la capacidad jurídica
de las personas físicas se adquiere por el nacimiento y se pierde con la
muerte; y,
el art. 25 dice: son personas morales:
I.La Nación, los Estados y Municipios;
II.Los demás corporaciones públicas reconocidas por la ley;
III.Las Sociedades Civiles y Mercantiles;
IV.Los sindicatos, las asociaciones profesionales y las demás a que se
refiere la fracc. XVI del art. 123 de la Constitución Federal;
V.Las Sociedades Cooperativas y mutualistas.
Una tercera cuestión, consiste en investigar a
qué individuos o grupos de individuos y bajo
qué condiciones, debe otorgársele o
reconocérsele personalidad jurídica.

Esta tercera es de índole política y pertenece a la


actividad del legislador. Se trata pues, de un
problema de política legislativa.
Esta definición también es ajena del sujeto del
derecho.
Cuando el legislador se plantea la cuestión, lo que le
interesa saber no es qué entes sean en realidad
personas jurídicas, sino a cuales convenga
reconocerles tal carácter.
Principales acepciones del vocablo

Existen muchas, pero las más importantes son la


jurídica y la moral.

Entre los latinos, el sentido más original del término persona fue el de la máscara.
Era una careta que cubría la cara del actor cuando recitaba en escena, con el fin de
hacer su voz vibrante y sonora.

Poco después, la palabra pasó a significar al autor enmascarado, el personaje.


Por el desarrollo lingüístico, oasó luego a denotar al hombre, en cuanto
reviste aquel status, aquella determinada cualidad, y así se habla de
persona consulis, de persona socius.
Pero en estas formas de coligación persona va perdiendo gradualmente
todo significado reduciéndose a un término sin contenido.
Así se llega a ver en persona la indicación del género, su especie de
hombre.
De este modo persona termina por indicar al individuo humano y éste
el el significado que perdura hasta hoy.
Retomando el termino hombre, el vocablo posee dos
significados; uno moral y otra jurídica.

Desde el punto de vista ético, persona es el


sujeto dotado de voluntad y razón.
Es decir, un ser capaz de proponerse fines
libremente y encontrar medios para
realizarlos.
Según el filosofo NICOLAI
HARTMANN:

PERSONA, es el sujeto cuya conducta es


susceptible de realizar valores morales.
Como ser sensible al valor, tiende al deber,
a las exigencias normativas que derivan del
mundo ideal, pero con la capacidad de
aterrizar ese mundo ideal al terreno de la
conducta, convirtiéndose en factores
determinantes de su comportamiento. Es
decir, las personas se determinan por puros
valores, ejerciendo su libre albedrio forman
su personalidad.
LA PERSONA FÍSICA, O PERSONA JURIDICA INDIVIDUAL

Se da el nombre de personas físicas a los hombres, en


cuanto sujetos de derecho.

Por regla general, muchos piensan que el hombre es sujeto


de obligaciones y facultades. Si la esencia del hombre es el
poder volitivo humano, el sujeto de tal voluntad será,
necesariamente, sujeto de derecho.
De lo anterior surge un problema
que consiste en determinar si la
personalidad jurídica es necesaria
consecuencia o, mejor dicho,
manifestación necesaria de la
calidad de hombre.
Respondemos de que el hecho de que el hombre sea persona no
significa que la personalidad jurídica se confunda con su
realidad humana o derive de su personalidad moral.

Ya que el sujeto físico es persona en su calidad de intermediario entre la


realidad y los valores.
Y la personalidad ética tiene como base la realidad del sujeto, pero es
algo más que la simple existencia biológica y psicológica del mismo.
De manera semejante, su personalidad jurídica no se confunde con
dicha existencia, aunque la suponga.
El hombre es sujeto de derecho porque su vida y su actividad se
relacionan con valores jurídicos.
La diversidad entre la personalidad ética y la jurídica refleja la
diferencia que separa los valores morales y los del derecho.
Cuando obra en su carácter de sujeto de facultades y deberes, realiza
una de las funciones que le incumbe, pero no la única, ni la más
elevada. Utiliza una de sus facetas de su ser.
Podría decirse que como sujeto de obligaciones y derechos no procede
propiamente en calidad de individuo, ni en la de sujeto moral, sino
la de miembro de un grupo, o “animal político” (social).
En este sentido, ser persona en derecho, o ser
persona de derecho, no es lo mismo que ser
hombre individual, que ser persona en sentido
radical, individuo.
Ser individuo es ser yo y no otro, es ser una
existencia única, irreductible a cualquier otra; es la
realidad de mi propia vida. La persona auténtica,
profunda constituye esa instancia única e
intransferible de decisión que somos cada uno de
nosotros.
En cambio, la personalidad jurídica atribuida al
individuo se apoya en aquellas dimensiones que
éste tiene en común con los demás.
La dimensión del hombre que en el derecho
funciona como persona es la dimensión que éste
tiene en común con los demás sujetos jurídicos, por
consiguiente, no su radical individualidad.
El hombre, en derecho, funciona como sujeto el
ciudadano, el contribuyente, el soldado, el juez, el
comprador, el arrendatario, el moroso, el heredero,
el delincuente.
En principio, puede haber cualquier otro sujeto que
se encuentre en la situación jurídica de comprador,
de ciudadano, de funcionario, de acreedor, etc., en
que mi persona jurídica se concreta.
Como ente moral, el hombre
obra en relación consigo
mismo; como persona jurídica,
su conducta hállese referida,
en forma de facultades o
deberes, a la actividad de los
demás.
En ciertos casos las personas no pueden ejercer sus
deberes, como son los incapaces o los que aun no
han nacido. Pero si no pueden ser, por sí mismos,
sujetos de obligaciones es incuestionable que
puedan tener derechos, y que éstos hallan su
explicación y fundamento en los deberes
correlativos de otras personas. Además, si no
pueden ejercer sus derechos que poseen, no les
quita su carácter de persona, porque sus facultades
jurídicas son ejercitadas por sus representantes.
Por esto se ha dicho que la posibilidad de ejercicio
de un derecho no excluye la de goce. Esta
posibilidad, que en el mundo jurídico se realiza
mediante la representación , no existe en la moral.
LA SANCIÓN COMO CONSECUENCIA DE DERECHO

Por regla general, las normas


jurídicas enlazan determinadas
consecuencias al
INCUMPLIMIENTO DE LOS
DEBERES que el derecho objetivo
impone. Una de las
consecuencias es la sanción.
La sanción puede ser definida como
CONSECUENCIA JURÍDICA QUE EL
INCUMPLIMIENTO DE UN DEBER PRODUCE EN
RELACIÓN CON EL OBLIGADO.

Como toda consecuencia de derecho, la sanción se


encuentra condicionada por la realización de un
SUPUESTO.
Tal SUPUESTO tiene carácter
secundario, ya que consiste en la
inobservancia de un deber establecido
por una norma a cargo del sujeto
sancionado.
La obligación, cuyo incumplimiento representa
el supuesto jurídico de la sanción, deriva a su
vez de otro supuesto, al que lógicamente
corresponde el calificativo de primario.
Si las obligaciones que éste condiciona son
incumplidas, el secundario no se realiza y,
consecuentemente, la sanción no puede
imponerse.
SANCIÓN Y COACCIÓN

La sanción no debe ser confundida con los


actos de coacción. Aquella es una
consecuencia normativa de carácter
secundario; éstos constituyen su aplicación o
realización efectiva.

Coacción es por tanto, la aplicación forzada


de la sanción.
Ejemplo:

Cuando un juez dicta sentencia, condenando a


una persona a que pague lo que debe, aplica
una sanción;

Pero si el demandado no cumple


voluntariamente con el fallo, tiene el actor el
derecho de pedir que la sanción se imponga
por la fuerza, es la coacción.
La Pena

Las sanciones establecidas por las


normas del derecho penal,
reciben la denominación
especificas de penas.

La pena es un castigo.
Cuello Colón la define como: el sufrimiento
impuesto por el Estado, en ejecución de una
sentencia, al culpable de una infracción
penal.

La pena es, por tanto, una de las


consecuencias jurídicas de la comisión de un
hecho delictuoso.
Fin de la tercera parte.

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