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Ciclo del

carbono
 ¿QUE ES EL CICLO DEL CARBONO?
 El ciclo del carbono son las transformaciones químicas
de compuestos que contienen carbono en los
intercambios entre biosfera, atmosfera, hidrosfera y
litosfera. Se inicia cuando las plantas o algas toman
el dióxido de carbono (CO2) y lo utilizan para producir
glucosa a través de la fotosíntesis.
El carbono circula a través de los océanos, de la atmósfera y de la
superficie y el interior terrestre, en un gran ciclo biogeoquímico. Este
ciclo puede ser dividido en dos: el ciclo lento o geológico y el ciclo rápido
o biológico.
Ciclo biológico:

El ciclo biológico del carbono es relativamente rápido: se estima que la


renovación del carbono atmosférico ocurre cada 20 años. En ausencia de la
influencia antropogénica (causada por el hombre), en el ciclo biológico existen
tres depósitos o “stocks”: terrestre,
atmósfera y océanos. Este ciclo desempeña
un papel importante en los flujos de carbono
entre los diversos depósitos, a través de los
procesos de fotosíntesis y respiración.
Ciclo Biogeoquímico

Regula la transferencia de carbono entre la hidrosfera, la atmósfera y la


litosfera (océanos y suelo). El CO2 atmosférico se disuelve con facilidad en
agua, formando ácido carbónico que ataca los silicatos que constituyen las
rocas, resultando iones de bicarbonato.
Este último ciclo es de larga duración, al verse implicados los mecanismos
geológicos.

 Proceso del carbono


Mediante la fotosíntesis, las plantas absorben el dióxido de carbono
existente en el aire o el agua, y lo acumulan en los tejidos vegetales en forma
de grasas, proteínas e hidratos de carbono. Posteriormente, los animales
herbívoros se alimentan de estos vegetales, de los que obtienen energía,
para después, siguiendo las cadenas tróficas, transferir esa energía a los
demás niveles
Influencia humana en el ciclo del carbono

El almacenamiento de carbono en depósitos fósiles supone, en la


práctica, una disminución de los niveles atmosféricos de dióxido de
carbono. Estos depósitos se estiman entre 4000 y 10000 Gt, y no
figuran en el ciclo rápido del carbono. Sin embargo, las actividades
antropogénicas (humanas), sobre todo la quema de combustibles
fósiles y la deforestación, están incorporando nuevos flujos de
carbono en el ciclo biológico provenientes de estos depósitos, con una
influencia significativa en el ciclo global del carbono.
Existen tres tecnologías principales de captura:

Post-combustión

Consiste en la remoción del CO2 después de la quema de combustibles fósiles, sistema ideal para la
aplicación en centrales termoeléctricas. Esta tecnología es el primer paso para la captura de CO2 a
gran escala, siendo ya económicamente viable en algunos casos específicos.

Pre-combustión

Consiste en retirar el CO2 de los combustibles antes de la quema. Esta tecnología ya es aplicada de
forma generalizada en la fabricación de fertilizantes y en la producción de hidrógeno (H2). A pesar de
que el proceso inicial de retirar el carbono antes de la combustión es más complejo y caro, las
concentraciones más altas de CO2 y la presión más elevada facilitan la separación.

Oxígeno-gas

Estos sistemas utilizan el oxígeno en vez del aire, que está mayoritariamente compuesto por
nitrógeno (78%), para la combustión del combustible primario, con el objetivo de producir un gas de
combustión compuesto sobre todo por agua y CO2. Esto da origen a un gas de combustión con altas
concentraciones de CO2 (superior al 80% del volumen) ya que no existe nitrógeno en este proceso.
Posteriormente, el vapor de agua se retira por ralentización y aumento de la presión.
Consumo energético e impacto ambiental de la captura y
almacenamiento de carbono

La implementación de sistemas de captura y almacenamiento de carbono implica un aumento de la producción de CO2.


Esto se debe a la pérdida de eficiencia de la central debido al aumento del consumo energético necesario para las fases de
captación, transporte y almacenamiento del CO2.

Riesgos ambientales y humanos en la captura

- Aumento de las emisiones de algunos contaminantes, como CO y NOx, que no son capturados en el
proceso.
- Riesgos eventuales para la salud humana por la presencia de CO2 en grandes concentraciones, o en
estado sólido (bajas temperaturas: posibles quemaduras en derrames accidentales).

Riesgos ambientales y humanos en el transporte

- El transporte por gaseoducto no presenta problemas superiores a los que ya se afrontan para el
transporte de gases como el gas natural. Existe siempre un eventual riesgo de fuga o reventón, pero
sin el problema de la inflamación. 

- Para el transporte vía terrestre o marítima, la situación es semejante al transporte de otro tipo de
gases industriales, existiendo siempre una posibilidad relativamente pequeña de riesgo de accidentes
y eventuales derramamientos de CO2, cuyas consecuencias están por estudiar, pero que pueden
eventualmente causar asfixia.
Riesgos ambientales y humanos en el almacenamiento

Existen dos categorías de riesgos: 

- Riesgos mundiales: si hubiera una fuga considerable en un depósito de


CO2, esto podría contribuir significativamente en las alteraciones climáticas. 

- Riesgos locales: fugas por fallos en los pozos, que pueden afectar a los
trabajadores locales y a los equipos de reparación de fugas. O bien fugas por
fallas geológicas no detectadas, creando una eventual contaminación de los
acuíferos y acidificación de los suelos.

Para el caso del almacenamiento oceánico, el riesgo es bastante más


elevado, teniendo en cuenta la falta de información disponible en cuanto a
los efectos del aumento de la concentración de CO2 (acidificación) en los
ecosistemas marítimos.

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