CONCRECIÓN DE LAS PRETENSIONES CRÍTICAS DE LA FILOSOFÍA
Por: Diego Fernando Solano Cubillos.
Estudiante de octavo semestre de Licenciatura en filosofía. “Los filósofos no han hecho más que interpretar de diversos modos el mundo, pero de lo que se trata es de transformarlo.” Marx
“La educación es un acto de amor, por tanto un acto de valor. No puede
temer el debate el análisis de la realidad; no puede huir de la discusión creadora, bajo pena de ser una farsa.” Freire La reflexión sobre la importancia y pertinencia de la filosofía en el mundo actual me hizo pensar sobre qué comprensiones tengo sobre la filosofía y cómo estas comprensiones dialogan con mi práctica educativa cotidiana. De ahí que me diera a la tarea de reconocer qué significado tiene en mi la filosofía y su relación con la educación. En orden a lo anterior intento señalar cómo mi comprensión filosófica parte de una comprensión antropológica, por la cual, el ser humano es, como lo señala Freire, un ser en relación, que no solo está en el mundo sino con el mundo; es así como se reconoce la integralidad del ser humano, la pluralidad de relaciones que se concretan en su singularidad, en la conciencia de su finitud, de su temporalidad y espacialidad, y por lo tanto, develan su responsabilidad política con lo otro. La anterior comprensión antropológica, se contrapone al hombre unidimensional denunciado por Herbert Marcuse, en el cual, la autonomía y la espontaneidad no tienen sentido en su mundo prefabricado de prejuicios y de opiniones preconcebidas. En segundo lugar, se señalan las implicaciones que esta comprensión antropológica tiene en la comprensión filosófica, la cual se sustenta en los postulados de Horkheimer, por los cuales la teoría crítica, como la relativización de los postulados que distancian al individuo y la sociedad y se opone a la resignación ante las condiciones de opresión, promueve la promoción del ser humano en contraposición de las estructuras de poder totalitarias y deshumanizadas. Así mismo, me sustento en Jaime Araujo, un filósofo latinoamericano, que formula que la filosofía no es una doctrina, sino una actividad de pensamiento que afirma la vida. Es acción no pasividad, acusación no adoración, desacuerdo no conformidad. Que nace de la realidad y vuelve hacia ella para comprenderla y transformarla. En tercer lugar, señalo la educación, en orden a las apuestas freirianas, como una alternativa que le facilita a los sujetos políticos la reflexión sobre su propio poder de reflexionar y que profundiza su práctica en el desarrollo de ese poder, en la explicación de sus potencialidades, de la cual nace su capacidad de opción y de transformación. Es así que, basado en Fornari, concuerdo con que posiblemente nadie que viva en la tarea educativa puede permanecer ciego y sordo ante esta interpelación que casi siempre surge desde compromisos concretos en la tarea de la liberación. Finalmente, relaciono todo lo anterior con las posibilidades y las dificultades que observo , de implementar una educación liberadora, que se perfile como escenario de concreción de los postulados de la filosofía crítica, en óptica transformadora y subversiva. Referencias: • Araujo, J. (2016). La filosofía, un oficio subversivo. Universidad Nacional de San Agustín: Arequipa. • Fornari, A. (1973). Política liberadora, educación y filosofía un análisis del lugar de la filosofía en la praxis de la liberación. En: Hacia una filosofía de la liberación latinoamericana. Editorial Bonum: Buenos Aires. • Freire, P. (1965). La educación como práctica de la libertad. __: __ • Horkheimer, M. (2003). Teoría crítica. Amorrortu editores: Buenos Aires – Madrid. • Marcuse, H. (1993). El hombre unidimensional. Editorial Planeta-De Agostini, S. A.: Barcelona.