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ESTRUCTURA METAFÍSICA DE LA PERSONA

Fundamento último de la dignidad y de los derechos de la persona


humana

Mtr. José Luis Begazo De La Torre


I. Origen de la palabra Persona

a) Griegos
Persona –«prósopon»- resonar, hacer eco,
sonar con fuerza. Aquello que se pone
delante de los ojos. Utilizaban los actores
en las representaciones teatrales, en lugar
del maquillaje actual, para resaltar las
características de los personajes y ser
vistos desde lejos.
b) Etrusco
Phersu, designa un personaje
enmascarado, alusivo a la diosa Perséfone,
en cuyas fiestas se usaban máscaras.

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I. Origen de la palabra Persona

c) Latino
Ámbito jurídico y político social, per-sonare (sonara
fuerte), “persona” per se sonans, quién puede hablar
por sí mismo, con voz propia. El es sujeto de derecho
e incomunicable para otro. El individuo humano en
virtud de su nombre era reconocido y podía
desempeñar su papel en la sociedad, como sujeto de
sus derechos y deberes. Hombre = esclavos, no eran
personas porque no podían hablar por sí mismos.
d) Cristianismo
Hombre es «imagen y semejanza de Dios» (Génesis, 1,
26). Hay una participación ontológica de la perfección
divina debido a su inteligencia espiritual. San Pablo:
«Dios no hace acepción de personas», Dios no juzga
según las apariencias.
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I. Origen de la palabra Persona

Los griegos no desarrollan un concepto de persona.


- Antropología platónica, el hombre era considerado propiamente un alma, el
alma u hombre era un espíritu y por ello, es inmortal por derecho propio.
- Antropología aristotélica, hombre supera a los otros seres vivos por su
entendimiento, la racionalidad es lo característico del hombre.
Con el cristianismo se llega a desarrollar el concepto de persona. El desarrollo
de la teológica cristiana hizo posible una comprensión más profunda de la
noción de persona aplicada al estudio de los problemas trinitarios y
cristológicos:
Nestorianos
En Cristo había 2 naturalezas y 2 personas.
Monofisitas
En Cristo sólo se encontraba presente la naturaleza divina.

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II. Noción de persona en Boecio y en Santo
Tomás de Aquino

Anicio Manlio Torcuato Severino Boecio


(480 d. C.)

“Persona est naturae rationalis


individua substancia”.
Substancia individual de naturaleza
racional.

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II. Noción de persona en Boecio y en Santo
Tomás de Aquino

Substancia: Hypóstasis,
- Subsiste, aquello que subsiste en sí y no en otro. Ésta existe en sí misma
- Substrato, aquello que es sostén, soporte, lo que esta debajo.
«lo que no es en un sujeto y lo que es en un sujeto» (Ca t., 1 a 20- 1, b 10).
Individual:
La persona es un individuo, es distinto a los demás e indistinto de sí mismo, no se
puede distinguir de sí mismo, porque es el mismo. La substancia tiene
particularidades que la distinguen de otros individuos de la misma especie. Hay
un principio de individuación que es la materia signada por la cantidad.

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II. Noción de persona en Boecio y en Santo
Tomás de Aquino

Naturaleza:
Metafísico, indica lo característico de ese algo,
sirve para distinguirlo de todos los demás.
Principio de operación de la esencia.
Físico, conjunto de seres y procesos naturales,
se identifican con lo corpóreo o material.
Racional:
La racionalidad es un elemento esencial y
necesario de la persona. “Persona significa lo
más perfecto que hay en toda la naturaleza, o
sea el ser subsistente en la naturaleza
racional”.

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III. Condiciones necesarias de la Persona

Tomás de Aquino, el Doctor


Angélico.

“Todo ser subsistente en una


naturaleza racional o
intelectual”.
Se aplica a Dios, ángeles y hombres.
Sto. Tomás incide en el aspecto de
subsistencia de la persona más que en la
racionalidad, como afirmaba Boecio.

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III. Condiciones necesarias de la Persona

3.1 Subsistencia
La característica fundamental de la
substancia es la subsistencia, se trata
de una realidad que existe en sí
misma, independiente y autónoma;
por eso se dice que la substancia
subsiste en sí y no en otro, porque
tiene el acto de ser en sí y por sí
misma, pero ese acto de ser no es
originado por sí mismo, se trata de
una sustancia fundada, y no fundante
en el orden del ser.

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III. Condiciones necesarias de la Persona

3.2 Incomunicabilidad
La sustancia posee su propio acto de ser de manera
tan intensa que no lo puede compartir con otro (se
perdería la sustancia). Yo no puedo dar mi acto de
ser a otro. La persona es única e irremplazable, es
algo que se es; no es un título que se adquiere o se
«tiene» por linaje familiar.
La incomunicabilidad se refiere en un sentido
ontológico; por ejemplo, lo que hace que Sócrates
sea hombre pueden tenerlo muchos; pero lo que
hace que sea este hombre sólo puede tenerlo uno,
él.

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III. Condiciones necesarias de la Persona

3.3 Racionalidad e Intelectualidad

En ella se manifiesta lo específico del ser humano


respecto a la vida animal. “Ser racional”, no se reduce a
la capacidad de razonar, lógica o de discernimiento. Es
una perfección primera y estable que hace que sea lo
que es y lo coloca en un nivel superior a los demás seres
existentes.
El hombre por el entendimiento “es” de modo
intencional, toda la realidad que conoce sin dejar su ser.
Implica apertura al ser, al bien y a la verdad. Esta
apertura es lo que posibilita la libertad personal.

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III. Condiciones necesarias de la Persona

3.4 La Individualidad

En la medida en que una sustancia es más individual, más perfección presenta.


Dice Tomás de Aquino: «El individuo se encuentra de modo más especial y
perfecto en las sustancias racionales, que tienen dominio de su acto y no sólo
obran, como las demás, sino que obran por sí mismas». La individualidad en
última instancia esta en el “ser” que es propio e incomunicable.

“Obrar por sí mismo es propio de quien existe por sí mismo.”

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IV. El olvido de la Metafísica

Los aportes del pensamiento cristiano a la noción de persona son


importantes. La dignidad personal se extiende a todos los hombres y no sólo a
algunos; la raíz proviene del hecho de que todo hombre posee un acto de ser
propio muy superior en valor al ser de las demás criaturas.

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IV. El olvido de la Metafísica

La Escolástica Nominalista
y la Filosofía Empirista
El conocimiento metafísico entra en crisis. Las
categorías aristotélicas de sustancia, naturaleza o
esencia son rechazadas o, al menos, cuestionadas. La
clásica definición de persona se abandona, puesto que
al entrar en crisis el pensamiento metafísico se hace
imposible acceder intelectualmente a la noción de
sustancia. Sólo se admite como válido el conocimiento
accesible a la observación directa de los sentidos, y la
sustancia (el «yo» personal) es incognoscible.

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IV. El olvido de la Metafísica

El Racionalismo

La persona no se puede comprender como


una unidad sustancial. Descartes «yo soy una
sustancia pensante», afirma que la sustancia
es mi pensamiento (res cogitans), mientras
que el cuerpo es otra sustancia (res extensa).
La persona humana no se fundamenta ya en
el ser personal, sino en una facultad suya, el
pensamiento, y en su correspondiente
operación (pensar).

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IV. El olvido de la Metafísica

El Racionalismo

En la filosofía contemporánea afirma la persona


no en el ser, sino en el obrar. Ya no es el
pensamiento sino la voluntad la que ocupa el
papel hegemónico en la comprensión del
hombre. Se trata de una explicación voluntarista
del hombre: pero se trata de una voluntad
autónoma desligada del bien y de la verdad.

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IV. El olvido de la Metafísica

La filosofía del siglo XX:

 Materialismo, el individuo humano es


una especie más evolucionada de un
mundo que se explica en términos
materiales. No existe una
preeminencia sobre otros seres
naturales.
 Colectivismo, la individualidad humana
sólo cobra valor y sentido en el todo
del Estado. Por consiguiente la persona
ha de subordinar sus propios intereses
al fin superior del Estado.

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IV. El olvido de la Metafísica

En reacción a este pensamiento y clima materialista – positivista, surge el


personalismo. Según Mounier, «llamamos personalista a toda doctrina y a
toda civilización que afirma el primado de la persona humana sobre las
necesidades materiales y sobre los mecanismos colectivos que sostienen su
desarrollo». El personalismo surge como reacción a una concepción
materialista y colectivista del hombre, que tiende a disolver a la persona
humana en un engranaje más del proceso de producción. La recuperación de
la noción de persona se realiza desde el método fenomenológico.

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V. Dignidad de la Persona y su
Fundamentación

La persona es un individuo, un ser sustancial completo en todos los sentidos,


pero un individuo cuya naturaleza es racional. Por tener más perfecciones que los
otros individuos, como la racionalidad, lo que supone una mayor participación
en el ser que los demás, se le denomina con un nombre especial, con un nombre
de dignidad, como es el de persona. (cfr. Suma Teológica I, q.29)

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V. Dignidad de la Persona y su
Fundamentación

Millan- Puelles: “dignidad” “se designa a una cierta


preeminencia o excelencia por la cual algo resalta
entre otros seres por razón del valor que le es
exclusivo o propio”.

El problema es fundamentar esto.

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Fundamentación por el Positivismo Jurídico

El Positivismo
Conduce a pensar que los derechos humanos
se ligan a una determinada situación histórica,
social o cultural. Los valores sociales son los
que en cada caso determina una sociedad, por
tanto no son universales.

La dignidad humana es una realidad que


se reconoce porque es previa a todo
reconocimiento jurídico.

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Dignidad kantiana

Kant: «La humanidad misma es una dignidad, porque el


hombre no puede ser tratado por ningún hombre como
un simple medio, sino siempre como un fin, y en ello
precisamente estriba su dignidad».
Ser digno equivale a ser libre (ser fin de sí mismo)
puesto que la libertad es aquello en virtud de lo cual
destaca sobre los demás seres no racionales. La
autoposesión libre es el particular valor intrínseco de la
persona humana, de tal modo que no puede ser tratado
nunca como un medio, sino como un fin en sí mismo.

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Dignidad Ontológica , Teocéntrica y moral

Dignidad ontología: la persona es digna por el mero hecho de


ser un individuo de la especie humana, no es algo que se debe
alcanzar o ser concedido.

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Dignidad Ontológica , Teocéntrica y moral

Dignidad teocéntrica: el hombre es digno porque


está creado a imagen y semejanza de Dios, por eso
debe ser tratado dignamente.

Dignidad moral: se trata de una dignidad adquirida,


depende del uso que se haga de la libertad, se
puede obtener o perder: se obtiene por el buen uso
de la libertad, y se pierde cuando se hace mal uso de
ella, es decir, tiene que ver más con el obrar de la
persona que con su ser persona.

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BIBLIOGRAFÍA

García Cuadrado, José. Antropología Filosófica. Eunsa:


Pamplona.
Lucas Lucas, Ramón. Explícame la persona. EdizioniART:
Roma.
Melendo, Tomás. Introducción a la antropología. La
persona. Rialp: Madrid.
García Cuadrado, José. Filosofía de la Persona. ISCR:
Pamplona.
Forment, Eudaldo. Metafísica. Rialp: Madrid
Forment, Eudaldo. Personalismo Medieval. Edicep:
Bogota

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