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COCAINA

Tiene una historia fascinante que se remonta a miles de años. En estados Unidos su consumo popular se remonta a
miles de años. En Estados Unidos, su consumo popular comenzó a finales del siglo XIX, cuando se comercializo como
cura para todo, desde fatiga hasta malaria. Una compañía farmacéutica importante, Parke-Davis, vendía tabletas,
atomizadores y cigarrillos que contenían cocaína. Coca-cola se desarrollo en la década de 1880 y su mezcla
estimulante de cocaína y cafeína la convirtió en una bebida popular, la cocaína se elimino de la Coca-cola en 1905.
En dosis moderadas, la cocaína genera sentimientos de euforia, excitación sexual, potencia, energía y locuacidad. En
dosis mas elevadas, los consumidores pueden experimentar síntomas psicóticos; por ejemplo, tal vez sufran delirios,
alucinaciones y confusión, desconfianza y agitación. Sus delirios paranoides suelen incluir sospechas de que la policía
o los traficantes de drogas están a punto de aprenderlos o que otras personas cercanas planean atacarlos y robarles
la cocaína, posiblemente tengan experiencias ilusorias, acaso al malinterpretar un ruido inesperado o al percibir
erróneamente un objeto a la manera de sus ideas delirantes. La violencia es una arte común del escenario, estas
personas pueden perder peligrosamente el control y atacar a los demás, incluidos los que les son cercanos.
Cuando se desvanecen los efectos de la cocaína, el consumidor sufre un “bajón” y experimenta un estado de ánimo
deprimido, alteraciones del sueño, agitación, ansiedad y fatiga, los consumidores crónicos experimentan estos
síntomas en forma intensa hasta por tres o cuatro días y durante un mes después aun sientan posiblemente los
efectos del síndrome de abstinencia.
Criterios para el diagnóstico de F14.00 Intoxicación por cocaína [292.89]
A. Consumo reciente de cocaína.
B. Cambios psicológicos o comportamentales desadaptativos clínicamente significativos (p. ej.,
euforia o afectividad embotada; aumento de la sociabilidad; hipervigilancia; sensibilidad
interpersonal; ansiedad; tensión o cólera; comportamientos estereotipados; deterioro de la
capacidad de juicio, o deterioro de la actividad laboral o social) que se presentan durante, o
poco tiempo después, del consumo de cocaína.
C. Dos o más de los siguientes signos, que aparecen durante o poco tiempo después del
consumo de cocaína:
(1) taquicardia o bradicardia
(2) dilatación pupilar
(3) aumento o disminución de la tensión arterial
(4) sudoración o escalofríos
(5) náuseas o vómitos
(6) pérdida de peso demostrable
(7) agitación o retraso psicomotores
(8) debilidad muscular, depresión respiratoria, dolor en el pecho o arritmias cardíacas
(9) confusión, crisis comiciales, discinesias, distonías o coma
D. Los síntomas no se deben a enfermedad médica si se explican mejor por la presencia de
otro trastorno mental
Síntomas dependientes de la cultura, la edad y el sexo
El consumo de cocaína y los trastornos que provoca afectan a todas las razas, a todos los grupos socioeconómicos, edad y sexo de
Estados Unidos. Los trastornos relacionados con la cocaína son más frecuentes en sujetos entre los 18 y 30 años. Aunque la
epidemia actual de consumo de cocaína empezó en los años setenta entre la gente rica, esto ha cambiado y ahora incluye a
grupos socioeconómico más bajos residentes en áreas metropolitanas. Las áreas rurales que antes estaban libres de problemas
relacionados con drogas ilegales también han sido afectadas. Como ocurre con otros trastornos relacionados con sustancias, los
varones los presentan con mayor frecuencia que las mujeres. Los trastornos por consumo de cocaína están repartidos por igual
entre varones y mujeres.
Prevalencia
Una encuesta comunitaria realizada en Estados Unidos en 1991 encontró que el 12 % de la población había consumido cocaína
una o más veces en su vida; el 3 % lo había hecho en el último año y menos del 1 % en el último mes. Debido a que el estudio
valoraba patrones de consumo más que diagnósticos, se desconoce cuántos de los que consumen cocaína tienen síntomas que
cumplan los criterios diagnósticos para la dependencia o el abuso. Una encuesta comunitaria realizada en Estados Unidos entre
1980 y 1985 usando criterios DSM-III, que sólo reconoce el abuso de cocaína, encontró que cerca del 0,2 % de la población adulta
había abusado de la cocaína alguna vez en su vida. Entre ellos, el 17 % la había consumido en el último mes, el 46 % había tenido
algún problema con la cocaína en este tiempo y el 46 % había tenido algún problema con la cocaína en el último año. Estos datos
dan idea del aumento del consumo de cocaína experimentado desde mediados de los años ochenta.
Curso
Como con las anfetaminas, la dependencia de cocaína se asocia a dos patrones de autoadministración: consumo episódico o diario
(o casi diario). En el patrón episódico, el uso de cocaína 240 Trastornos relacionados con sustancias tiende a estar separado por 2
o más días del no uso (p. ej., consumo intenso los fines de semana o consumo varios días a la semana). Los atracones («binges»)
son una forma de consumo episódico que implica de forma típica un consumo de dosis altas en un período de horas o días, que
con frecuencia se asocia a dependencia. Los atracones terminan habitualmente cuando se termina la cocaína. El consumo diario
puede implicar dosis altas o bajas y puede aparecer a lo largo del día o estar restringido a unas horas. En el consumo crónico diario
generalmente no hay fluctuaciones muy amplias de las dosis, pero sí un aumento de las dosis a lo largo del tiempo.
El consumo intravenoso o fumado de cocaína tiende a asociarse particularmente con una progresión rápida del uso al abuso o
dependencia, que aparece con frecuencia en semanas o meses. El consumo intranasal se asocia con una progresión más gradual,
apareciendo la dependencia habitualmente en meses o años. La dependencia se asocia frecuentemente a una progresiva
tolerancia a los efectos indeseables de la cocaína, lo que lleva a un aumento de las dosis. Con el consumo continuado hay una
disminución de los efectos agradables debidos a la tolerancia y a un aumento de los efectos disfóricos.
Hay pocos datos disponibles sobre el curso a largo plazo de los trastornos por consumo de cocaína.
ALUCINOGENOS
Son drogas que producen experiencias perceptuales anormales a manera de ilusiones o alucinaciones que suelen ser
visuales. La intoxicación por alucinógenos genera cambios conductuales y psicológicos de inadaptación genera
cambios conductuales y psicológicos de inadaptación como ansiedad, depresión, ideas de referencia, temor a perder
la razón, pensamientos paranoides y en general un deterioro del funcionamiento. También son destacados los
cambios perceptuales, como la intensificación de las percepciones, sentimientos de despersonalización,
alucinaciones e ilusiones.
Los alucinógenos se dan en varias formas naturales y sintéticos, los alucinógenos que se consumen con mayor
frecuencia son la dietilamida del acido lisérgico (LSD) la psilocibina (que se halla en hongos alucinógenos) la
dimetiltriptamina (DMT) la mezcalina (peyote) la dimetoximetilanfetamina (MDMA) y la fenciclidina (PCP)
Algunas personas que consumen alucinógenos desarrollan una afección llamada trastorno de percepción
alucinógena persistente, en el cual experimentan retrogresión o alucinaciones espontaneas, delirios o alteraciones
del estado de ánimo similares a los cambios que tuvieron lugar cuando estaba intoxicado con la droga, estas
experiencias pueden ocurrir hasta cinco años después de la ingesta de alucinógeno.
Criterios para el diagnóstico de F16.00 Intoxicación por alucinógenos [292.89]
A. Consumo reciente de un alucinógeno.
B. Cambios psicológicos y comportamentales desadaptativos clínicamente significativos
(Ejemplo, ansiedad o depresión marcadas, ideas de referencia, miedo a perder el control,
ideaciones paranoides, deterioro del juicio o de la actividad social o laboral) que aparecen durante
o poco tiempo después del consumo del alucinógeno.
C. Cambios perceptivos que tienen lugar en un estado de alerta y vigilia totales
(Ejemplo, intensificación subjetiva de las percepciones, despersonalización, desrealización,
ilusiones, alucinaciones, sinestesias) que se aparecen durante o poco tiempo después del consumo
de alucinógenos.
D. Dos (o más) de los siguientes signos que aparecen durante o poco tiempo después del consumo
de alucinógenos:
(1) dilatación pupilar
(2) taquicardia
(3) sudoración
(4) palpitaciones
(5) visión borrosa
(6) temblores
(7) incoordinación
E. Los síntomas no son debidos a enfermedad médica ni se explican mejor por la presencia de otro
trastorno mental.
Síntomas dependientes de la cultura, la edad y el sexo
Los alucinógenos pueden ser consumidos como parte de prácticas religiosas establecidas. En Estados
Unidos existen diferencias regionales en su uso. La primera intoxicación por alucinógenos tiene lugar
habitualmente durante la adolescencia, y los más jóvenes tienden a experimentar emociones más
perturbadoras. El consumo y la intoxicación por alucinógenos son tres veces más frecuentes en varones que
en mujeres.
Prevalencia
Una encuesta comunitaria llevada a cabo en Estados Unidos en 1991 dio como resultado que un 8 % de la
población había consumido alucinógenos o fenciclidina (PCP) al menos una vez en su vida. El consumo más
alto se observa entre los 26 y los 34 años, período en el que un 26 % había probado alguna vez
alucinógenos. Sin embargo, el consumo reciente era más frecuente entre los 18 y los 25 años, y un 2 % de
este grupo había consumido alucinógenos durante el mes anterior.
Un estudio comunitario realizado en Estados Unidos entre 1980 y 1985, en el que se usaron los criterios del
DSM-III, dio como resultado que un 0,3 % de la población adulta había abusado de alucinógenos alguna vez
en su vida.
Curso
La intoxicación por alucinógenos puede ser un hecho breve y aislado o tener lugar repetidamente. La
intoxicación puede ser prolongada si las dosis se repiten con frecuencia durante un episodio. Sin embargo,
las dosis frecuentes tienden a disminuir los efectos intoxicantes debido al desarrollo de tolerancia.
Dependiendo de la droga y su forma de administración, los mayores efectos tienen lugar entre pocos
minutos y pocas horas, y la intoxicación termina entre pocas horas y pocos días después de la
administración de la dosis. La alta prevalencia de «haber consumido alucinógenos » entre las edades de 26
a 34 años y la baja prevalencia de consumo reciente en este grupo sugieren que muchos sujetos dejan de
tomar alucinógenos a medida que se hacen mayores. Algunos individuos que consumen alucinógenos
describen flashbacks que no están asociados con problema o deterioro algunos. En cambio, los flashbacks
causan problemas o deterioro en algunos individuos
Inhalantes
Son sustancias volátiles que producen vapores químicos que pueden ser inhalados para provocar un efecto psicoactivo o un
estado de alteración mental. Estas sustancias se consumen en determinadas zonas rurales, como así también en ambientes
marginales o de bajos recursos, donde son de las pocas drogas a las que tiene acceso fácil. A pesar de que otras sustancias
pueden ser inhaladas, el término "inhalantes" se utiliza para describir una variedad de sustancias cuya característica común
es que rara vez, o nunca, son usadas por otra ruta que no sea por la de inhalación. Esta definición abarca una amplia gama
de químicos encontrados en cientos de productos diferentes que pueden tener diversos efectos farmacológicos. Como
resultado, es difícil lograr una clasificación precisa de los inhalantes. Un sistema de clasificación nombra cuatro categorías
generales de inhalantes–disolventes volátiles, aerosoles, gases y nitritos– basándose en la forma en que éstos a menudo se
encuentran en los productos domésticos, industriales y médicos. Las personas que consumen este tipo de drogas corren
especialmente el riesgo de morir debido a ciertos riesgos que presenta el consumo de estas sustancias. Hay tres formas
"básicas" de consumirlas (esnifándolas, calentándolas, o poniendo directamente el producto en un recipiente).
Puede matar súbitamente, y puede matar aun a los que inhalan por primera vez.
Debido a que el efecto dura de 15 a 45 minutos, el adicto tiende a inhalar nuevamente la sustancia tóxica. Pueden
presentarse nauseas, vómitos y anorexia. Inmediatamente después del uso pueden presentarse convulsiones, estado de
coma, y muerte súbita por arritmia, fallas cardíacas, asfixia, o accidente vascular cerebral. Luego de algunas horas, pueden
desarrollarse acumulación de líquido e inflamación de los pulmones (edema pulmonar), hipoxia o anoxia, neumonías,
convulsiones. El uso repetido o crónico deja daño permanente en el organismo: temblores, falta de coordinación, pérdida
del sentido del equilibrio, reducción de la memoria e inteligencia, estados de depresión o psicosis, infartos cerebrales,
trastornos del lenguaje y la memoria, epilepsia, trastornos en la sensibilidad y movimiento de las extremidades, daño al
hígado y riñones, leucemia, bronquitis crónica, ceguera, sordera, daño cerebral permanente, problemas respiratorios
crónico
Criterios para el diagnóstico de F18.00 Intoxicación por inhalantes [292.89]
A. Consumo reciente intencionado o breve exposición a dosis altas de inhalantes volátiles
(excluyendo los gases anestésicos y los vasodilatadores de acción corta).
B. Cambios psicológicos o comportamentales desadaptativos clínicamente significativos
(beligerancia, violencia, apatía, deterioro del juicio, deterioro de las actividades social o laboral)
que aparecen durante o poco tiempo después del consumo o exposición a inhalantes volátiles.
C. Dos (o más) de los siguientes signos, que aparecen durante o poco tiempo después del consumo
o exposición a inhalantes:
(1) mareo
(2) nistagmo
(3) incoordinación
(4) lenguaje farfullante
(5) marcha inestable
(6) letargia
(7) disminución de los reflejos
(8) retraso psicomotor
(9) temblores
(10) debilidad muscular generalizada
(11) visión borrosa o diplopía
(12) estupor o coma
(13) euforia
D. Estos síntomas no son debidos a enfermedad médica ni se explican mejor por la presencia de
otro trastorno mental.
Síntomas dependientes de la cultura, la edad y el sexo
Debido a su bajo coste y facilidad de obtención, los inhalantes suelen ser las primeras drogas de
experimentación para la gente joven, y puede haber una incidencia mayor entre quienes viven en áreas de
depresión económica. El consumo de inhalantes puede empezar entre los 9 y 12 años, llega a su punto máximo
en la adolescencia y es menos frecuente después de los 35 años. Los varones constituyen el 70-80 % de las
urgencias hospitalarias relacionadas con inhalantes.
Prevalencia
La dependencia y el abuso sólo se dan en una pequeña proporción de los sujetos que consumen inhalantes.
Curso
Puede ser difícil relacionar la dosis de inhalante con sus efectos debido a que los diferentes métodos de
administración y las variadas concentraciones de inhalantes en los productos consumidos causan
concentraciones altamente variables en el organismo. El curso temporal de la intoxicación por inhalantes se
relaciona con las características farmacológicas de la sustancia específica que se toma, pero es normalmente
breve, durando de pocos minutos a 1 hora. El inicio del efecto es rápido, llegando a su máximo unos minutos
después de inhalar. Los niños más jóvenes con un diagnóstico de dependencia de inhalantes pueden
consumirlos varias veces a la semana, habitualmente los fines de semana y al salir de la escuela. La
dependencia grave en adultos puede dar lugar a períodos de intoxicación variables día a día y períodos
ocasionales de un consumo mayor, que pueden durar varios días. Este patrón puede mantenerse durante años,
con necesidad recurrente de tratamiento. Los sujetos que toman inhalantes pueden tener un grado preferido de
intoxicación, y el método de administración (habitualmente esnifar de un contenedor o respirando a través de
un trapo empapado en la sustancia) permite al sujeto mantener ese nivel durante varias horas. También se han
registrado casos de aparición de dependencia en trabajadores industriales con una larga exposición a inhalantes
debido a su trabajo. El trabajador puede empezar a consumir el compuesto por sus efectos psicoactivos y
desarrollar subsiguientemente un patrón de dependencia.
También es posible que personas que no tienen acceso a otras sustancias (ejemplo, prisioneros, personal
militar aislado y adolescentes o adultos jóvenes en áreas rurales aisladas) presenten un patrón de consumo que
les lleve a la dependencia.

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