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S. T. Q. 21
Ubicación y contextualización
• Sed Contra: Lc. 6, 12 : Aconteció por aquellos días que salió hacia la montaña para orar, y
pasaba la noche orando a Dios.
Respuesta
• Partiendo de que la oración es la exposición de nuestra voluntad a Dios para que la satisfaga, conviene a
Cristo orar por el hecho de que en él no solo existe la voluntad divina, que todo lo que quiere lo hace,
sino también la humana, que es incapaz de realizar lo que desea sino mediante la voluntad de Dios.
A las Objeciones
1. Cristo podía hacer todo lo que quería en cuanto Dios, pero en cuanto hombre no gozaba de la
omnipotencia. No obstante quiso presentar sus oraciones al Padre, no como si fuese impotente, sino
para enseñarnos a nosotros.
2. Entre las cosas futuras que Cristo conoció que sucedirían, estaban las que debían suceder gracias a su
oración
3. No siendo la ascensión otra cosa que un movimiento hacia arriba. Hay que distinguir que el
movimiento se denomina tal de dos modos:
1. Como el acto de un ser imperfecto: cuando implica paso de la potencia al acto. En este sentido,
el ascender le compete a aquel ser que está en potencia, y no en acto, respecto de lo alto.
2. Como el acto de un ser perfecto: el ascender le compete a aquel ser que existe en acto, al modo
en que llamamos un cierto movimiento al entender y al sentir. De este modo, el entendimiento de Cristo
siempre está en ascensión hacia Dios, porque siempre le contempla como algo que está por encima de él.