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QUÉ ES UN GOLPE DE ESTADO

Un golpe de Estado (calco del francés coup d'État) es la toma del poder
político de un modo repentino y violento, por parte de un grupo de
poder, vulnerando la legitimidad institucional establecida en un Estado,
es decir, las normas legales de sucesión en el poder vigente con
anterioridad nacidas del sufragio universal (voto) y propias de un estado
de derecho.
• América Latina atravesó por un sinnúmero de
golpes de Estado, muchos de ellos agrupados
con base en periodos definidos dentro del
proceso de transformación social, económica y
política del continente.
• Así las dictaduras personalistas tuvieron auge
desde la creación de las repúblicas
latinoamericanas, en la mitad del siglo XX y con
la afirmación de la Guerra Fría, se instauraron
dictaduras en América del Sur mayoritariamente
institucionales.
GOLPE MILITAR EN CHILE
• El golpe de Estado en Chile del 11 de septiembre de 1973 fue una
acción militar llevada a cabo por las Fuerzas Armadas de Chile
conformadas por la Armada, la Fuerza Aérea y el Ejército, para
derrocar al presidente socialista Salvador Allende y al gobierno
izquierdista de la Unidad Popular.
• Salvador Allende asumió en 1970 como presidente de Chile, siendo el
primer político de orientación marxista en el mundo que accedió al
poder a través de elecciones generales en un Estado de Derecho.​
• Su gobierno, de marcado carácter reformista, se caracterizó por una
creciente polarización política en la sociedad y una dura crisis
económica que desembocó en una fuerte convulsión social.
CAUSAS GOLPE DE ESTADO
• Primera causa: en relación a la llamada "guerra fría", tanto Estados
Unidos como la Unión Soviética influyeron en el resultado de las
elecciones de 1970 en Chile. Allende realizó un pedido personal de
dinero a la Unión Soviética, a través de su contacto personal, el oficial
de la KGB Svyatoslav Kuznetsov, quien urgentemente viajó a Chile
desde Méjico para ayudar a Allende.
• Segunda causa: la importancia del rol de la derecha, la Democracia
Cristiana y la iglesia para promover el golpe militar. La derecha desde
el primer momento hizo lo que estuvo a su alcance para derribar a
Allende. Siempre ha mostrado una permanente política anti-
comunista.
• La cuarta causa, el ambiente de violencia generalizada imperante en este
período, se debió en parte a este cambio de fondo del programa
institucional y al peligro de llevar al país, a pasos agigantados, a un gobierno
socialismo marxista como el soviético o el cubano. Esto produjo efectos
muy negativos en amplios sectores de la clase media y generó una
progresiva y dura resistencia de estos sectores, los que, incentivados por la
derecha y dinero norteamericano, efectuaron paros gremiales de
camioneros, comerciantes y médicos que aumentaron el grave estado
económico del país.
EL DÍA DEL GOLPE
• Liderado por el Vicealmirante de la Armada, José
Toribio Merino, y el comandante de la Fuerza
Aérea, Gustavo Leigh, el golpe fue planificado
para el 11 de septiembre, debido a que ese día el
ejército se encontraba concentrado en Santiago
por la celebración de las Glorias del Ejército.
• El 8 de septiembre, el general Arellano Stark
solicitó el apoyo del general Pinochet, pero éste
no dio una respuesta definitiva. Al día siguiente,
Salvador Allende informó al Comandante en Jefe
y otros generales del Ejército que había decidido
convocar a un plebiscito, con el fin de dar una
salida a la grave crisis política. Ese mismo día, los
cabecillas del golpe contaron con el apoyo de
Pinochet.
• Los acontecimientos comenzaron a desarrollarse temprano. Informado
de la sublevación de la Armada, Allende se dirigió raudamente al Palacio
de La Moneda a las 7:30 horas, el que estaba custodiado por tanquetas
de carabineros. Luego de conocido el primer comunicado de la Junta
Militar, poco a poco se fueron retirando. Cuarenta y cinco minutos más
tarde, se iniciaba el ataque al palacio de gobierno por tierra.
• Cerca de las once de la mañana, el Presidente Salvador Allende dirigió
su último mensaje al país, a través de una cadena de radioemisoras
simpatizantes del gobierno. En éste señalaba su decisión de no
abandonar la casa de gobierno. Agregaba que se mantendría firme en
su postura de "seguir defendiendo a Chile".
• Al mediodía se inició el bombardeo
sobre La Moneda, el que se prolongó
durante 15 minutos. Aviones Hawker
Hunter de la Fuerza Aérea de Chile,
luego de sobrevolar su objetivo,
atacaron la sede del gobierno con
cohetes "rockets" que destruyeron
dependencias y provocaron el
incendio del edificio. Pocos minutos
después caía La Moneda y el
Presidente Salvador Allende era
encontrado muerto en el salón
principal junto al arma con la cual se
suicidó. Al día siguiente, toda la
prensa del país mostraba en primera
plana el Palacio de La Moneda
destruido y humeante. Con tres siglos
de historia y habiendo albergado a
veintitrés presidentes de la Republica
de Chile, éste nunca antes había sido
destruido.
Contexto histórico
• La existencia de intervención extranjera en Chile se enmarca en un
contexto mundial en que Estados Unidos consideraba como prioritario
impedir el avance del comunismo y el socialismo en América Latina. Sin
embargo, considerando la polarización política local y el desempeño del
gobierno de la Unidad Popular, no existe consenso académico sobre si
dicha intervención (expresada fundamentalmente en apoyo económico
a medios de comunicación, partidos políticos y organizaciones
opositoras) jugó o no un papel determinante en el desarrollo de los
acontecimientos.

• Nixon, apenas asumido, ordenó derrocar a Allende mediante el


Proyecto FUBELT, más conocido como Track II.

• Una serie de documentos desclasificados de la Casa Blanca publicados


en 2009 revelaron que Nixon, durante su gestión, ofreció dinero y ayuda
discreta al dictador brasileño Emilio Garrastazu Médici para influir a las
fuerzas armadas chilenas con el fin de derrocar a Allende.

• De acuerdo con papeles oficiales secretos divulgados por la organización


no gubernamental National Secret Archives, Nixon le preguntó a Médici,
en un encuentro en la Casa Blanca el 9 de diciembre de 1971, si los
militares chilenos eran capaces de derribar a Allende, a lo cual Médici le
respondió que sí y «dejó claro que Brasil estaba trabajando con ese
objetivo».
Último discurso radial del presidente Allende
Quizás sea ésta la última oportunidad en que me pueda dirigir a ustedes. La Fuerza Aérea ha bombardeado las torres de Radio Portales y Radio
Corporación. Mis palabras no tienen amargura, sino decepción, y serán ellas el castigo moral para los que han traicionado el juramento que
hicieron: Soldados de Chile, comandantes en jefe y titulares..., el almirante Merino... más el señor Mendoza, general rastrero que sólo ayer
manifestara su solidaridad y lealtad al gobierno, también se ha denominado director general de Carabineros.

Ante estos hechos sólo me cabe decirle a los trabajadores: Yo no voy a renunciar. Colocado en un tránsito histórico, pagaré con mi vida la lealtad
del pueblo. Y les digo que tengo la certeza de que la semilla que entregáramos a la conciencia digna de miles y miles de chilenos no podrá ser
segada definitivamente. Tienen la fuerza, podrán avasallarnos, pero no se detienen los procesos sociales ni con el crimen ni con la fuerza.
La historia es nuestra y la hacen los pueblos.
¡Trabajadores de mi Patria!: Quiero agradecerles la lealtad que siempre tuvieron, la confianza que depositaron en un hombre que sólo fue
intérprete de grandes anhelos de justicia, que empeñó su palabra en que respetaría la Constitución y la ley, y así lo hizo. En este momento
definitivo, el último en que yo pueda dirigirme a ustedes, espero que aprovechen la lección.
El capital foráneo, el imperialismo, unidos a la reacción, crearon el clima para que las Fuerzas Armadas rompieran su tradición: la que les señaló
Schneider y que reafirmara el Comandante Araya, víctimas del mismo sector social que hoy estará en sus casas esperando, con mano ajena,
reconquistar el poder para seguir defendiendo sus granjerías y sus privilegios...
Me dirijo a los profesionales de la Patria, a los profesionales patriotas que siguieron trabajando contra la sedición auspiciada por los colegios
profesionales, colegios de clases para defender también las ventajas de una sociedad capitalista de unos pocos.
Me dirijo a la juventud, a aquellos que cantaron y entregaron su alegría y espíritu de lucha. Me dirijo al hombre de Chile, al obrero, al
campesino, al intelectual, a aquellos que serán perseguidos, porque en nuestro país el fascismo ya estuvo hace muchas horas presente; en los
atentados terroristas, volando los puentes, cortando las vías férreas, destruyendo lo oleoductos y los gaseoductos, frente al silencio de quienes
tenían la obligación de proceder. Estaban comprometidos. La historia los juzgará.
...Seguramente Radio Magallanes será acallada y el metal tranquilo de mi voz no llegará a ustedes. No importa, la seguirán oyendo. Siempre
estaré junto a ustedes. Por lo menos mi recuerdo será el de un hombre digno que fue leal con la Patria.
El pueblo debe defenderse, pero no sacrificarse. El pueblo no debe dejarse arrasar ni acribillar, pero tampoco puede humillarse.
¡Trabajadores de mi Patria!: Tengo fe en Chile y en su destino. Superarán otros hombres este momento gris y amargo donde la traición pretende
imponerse. Sigan ustedes sabiendo que, mucho más temprano que tarde, se abrirán de nuevo las grandes alamedas por donde pase el hombre
libre, para construir una sociedad mejor. ¡Viva Chile!, ¡Viva el pueblo!, ¡Vivan los trabajadores!

Éstas son mis últimas palabras, teniendo la certeza de que mi sacrificio no será en vano. Tengo la certeza de que, por lo menos, habrá una
sanción moral que castigará la felonía, la cobardía y la traición.

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