Está en la página 1de 14

Etimología

 Los verbos empleados para designar la resurrección son en sí mismos polisémicos.


Para comprenderlos correctamente debe tenerse en cuenta que tanto los verbos
como los sustantivos correspondientes, significan en su correspondiente contexto: -
el acto de despertase o levantarse alguien que estaba dormido Mc 4, 38.
 Solía afirmar Karl Ranher que el mensaje cristiano sobre la resurrección supera
toda posible analogía con referentes conocidos.
 Grandes teólogos de nuestro siglo consideran que las expresiones “resurrección de
los muertos” y “Dios” son equivalentes. Es el caso de Karl Barth y Rudolf Karl
Bultmann.
 Para hablar de la resurrección, la teología, además de retornar siempre a las
fuentes bíblicas, debe echar una ojeada a la historia de la cultura, ,del arte y la
filosofía.
 Los escritores bíblicos privilegiaron siempre una metáfora: la de despertar del
sueño. Así como los que están dormidos despiertan a la conciencia, así los muertos
despertarán a una nueva vida.
Sustrato antropológico
• En Occidente existe una tradición antropológica según la cual la
resurrección viene a satisfacer una de las exigencias fundamentales
del ser humano. Es la “melancolía de la plenitud” evocada por Ernst
Bloch.
• Existe, pues, una antropología, llamémosla de los inquietos, que
encaja bien con el anuncio de la resurrección. Para ella la resurrección
es incluso un postulado, una exigencia. En su defensa se sitúan
hombres como Max Scheler, Arnold Gehlen, Martin Buber, Karl
Ranher y muchos otros. Todos ellos desean radicalmente que no se
interrumpa la vida.
• Por eso hablar de la resurrección es hablar del
misterio que al hombre se le hace imposible conocer.
• Es por la muerte en la que el hombre encuentra
sentido a todo lo es en realidad.
• Lo importante es permanecer en la memoria de Dios
para ello no es necesario que Dios nos regale otra
vida.
• Frente a esto si no estamos en la mente de Dios no
hemos resucitado.
La experiencia de Israel.

• La resurrección de Jesús es un tema revolucionario en la historia de


las religiones.
• La fe en la resurrección de Jesús fue l factor determinante en la
separación entre en judaísmo y el cristianismo.
• Únicamente a partir de siglo II a.C., y por influjo persa, va penetrando
en Israel la fe en una resurrección individual.
• El tema de la resurrección no era de mucho interés para los israelitas.
• Mientras Israel cerró filas en torno a la idea de pueblo,
La interrupción tribu y familia, no se preocupó por el destino último de
sus muertos,. Pensaba se seguían viviendo en sus hijos.
• De ahí lo propiamente trágico no fuese la muerte, sino
del el morir sin descendencia. En realidad, propiamente
hablando, morían solo los estériles.
individualismo.

• Se puede afirmar que Israel llegó a creer en la


resurrección como protesta contra los acontecimientos

El tema de la humillantes que le tocó vivir.


• Su teología de la resurrección no se originó como
respuesta a caprichosos egoísmos de pervivencia; fue,
justicia. más bien, un intento desesperado de los vencido.
• En definitiva la fe de Israel en la resurrección nació
enriquecida con la experiencia de otras culturas.
Resurrección en el Antiguo Testamento.

El “gran apocalipsis” de Is 24-27 describe la


transición desde el restablecimiento
La fe en la resurrección de los intrahistórico de Israel hasta la resurrección Así pues, la fe en la resurrección de
muertos, que parte del supuesto de los muertos al fin de los tiempos.
los muertos debe entenderse en el A.T
antropológico de que Dios ha creado a En el marco de la retribución divina, Dn 12 como un fenómeno exclusivamente
los hombres como una totalidad habla de un despertar de los muertos, unos intra - bíblico que, en razón de su
compuesta de cuerpo y alma, y de para la vida eterna y otros para el eterno enraizamiento básico en la revelación
que, a través de esta composición oprobio. Cuando el hombre despierta del histórico - salvífica de Yahveh, se
esencial para ser humano, los ha sueño que así es como se describe aquí su distingue radicalmente del retorno
destinado a una existencia situación después de la muerte y, sin perder
su identidad, cruza la región de la muerte, se meramente cíclico de lo viviente en el
imperecedera, sólo aparece en el A.T
produce la decisión acerca de sin alcanza, a mito.
en fechas tardías.
no, la plenitud prevista en el proyecto
salvífico de Dios.
La resurrección en Nuevo Testamento
• ανάσταση (resurrección): Las líneas fundamentales de la revelación
sobre la resurrección hallan continuidad en el Nuevo Testamento (con
términos como anástasis y egeiro). Y, de hecho, parece que la fe en la
resurrección estaba muy generalizada en los tiempos de Jesús: los
fariseos (cfr. Hch 23, 6) y otros muchos contemporáneos (cfr. Jn 11,
24) la esperaban.
• Un momento importante es su disputa con los saduceos, que
negaban la resurrección (cfr. Mt 22, 23; Hch 23, 7-8).
• En el Nuevo Testamento hay también una importante novedad con
respecto al Antiguo Testamento. Se trata del lugar central que ocupa
la persona de Cristo, y su propio resucitar, en el misterio de la
resurrección.
• Jesús muestra, ya en su vida pública, que posee un poder capaz de
vencer la enfermedad y la muerte (cfr. Mc 5, 35-43; Lc 7, 11-17).
• Para Jesús su propia muerte/resurrección está constantemente en el
punto de mira; así consta de manera clara en su predicación. Jesús
habla con antelación de su pasión y glorioso retorno a la vida (cfr. Mc
8, 31; 9, 31; 10,33-34).
• Promete resucitar al tercer día después de su muerte, como está
prefigurado en el «signo de Jonás» (Mt 12, 39-40).
• También es de interés Lc 24,7.26.36, que ofrece una especie de
primera teología de la resurrección del Señor.
• A los discípulos que caminan hacia Emaús, Jesús explicita la relación
íntima no simplemente secuencial entre los sufrimientos y la
exaltación del Mesías. Aparece el verbo dei/’edei, «fue necesario»,
dejando con esta expresión entrever que muerte y resurrección
forman parte de la lógica divina, integran un único plan.
• Los Sinópticos proporcionan información adicional sobre Jesús
resucitado: identidad (mantiene las heridas de la pasión);
materialidad (come; se le puede tocar); distinción misteriosa (en
forma y apariencia); agilidad (apariciones y desapariciones
repentinas); sutileza (entra y sale por donde quiera).
En el libro de los Hechos se puede apreciar que tanto la resurrección de Jesús
como la resurrección universal constituyen elementos fundamentales de la
predicación cristiana primitiva: los Apóstoles son, básicamente, testigos del
Resucitado (cfr. Hch 1, 22; 4, 33; 17, 18).

En líneas generales, hallamos en las epístolas paulinas dos afirmaciones


centrales: (1) la realidad de la resurrección de Cristo, garantía de la victoria
sobre la muerte para sus discípulos; (2) la incoación de este triunfo en la vida
terrenal, en la medida en que el individuo se incorpora sacramental y
eclesialmente al Resucitado.

Cabe apuntar finalmente la visión incoativa de San Pablo de la resurrección. En


Rm 6, el Apóstol identifica el momento bautismal como entrada en la vida
eterna (zoé aionios: vv. 22 ss.). Es imposible alcanzar la Vida por la Ley, cuyas
exigencias quedan por encima de las posibilidades del pecador.

De los escritos joánicos cabe destacar dos notas, que corren paralelas a las enseñanzas paulinas sobre
la resurrección: (1) cristocentrismo; (2) incoación en el tiempo presente.
En efecto, Cristo aparece en el Cuarto Evangelio como el protagonista del día de la Resurrección: Jn 5,
28-29.
Es interesante comprobar cómo la figura del Hijo del hombre, que ya aparece en la visión apocalíptica
de Daniel al lado del Anciano, es situado aquí como el personaje central, encargado de obrar la
resurrección y realizar el juicio.
Otro aspecto notable del Cuarto Evangelio es la tensión entre presente y
futuro. San Juan afirma que la resurrección es prolongación de misterios
que tienen comienzo ya en esta vida: la fe y la Eucaristía.

La transmisión de la Vida en la etapa terrenal se realiza, aparte de por


la fe, por la vía sacramental. Jesús se proclama como quien da el pan
de vida (cfr. Jn 6, 51); como el mismo pan de la vida (cfr. 6, 35.48).
Declara (cfr. 6, 51-58) que quien come su carne y bebe su sangre
posee vida (cfr. v. 53), la vida eterna, garantía de la resurrección en el
último día (cfr. vv. 54.58).
Desde esta perspectiva, la vida resucitada no es más que el último
desarrollo de la vida eterna incoada en la tierra (cfr. 6, 40.54).
• En orden cronológico la primera aparición es
la manifestación a las mujeres el primer día
Mt 28, 9-10; Juan habla abiertamente de la
aparición a María Magdalena sola.
• Se observa que en una tradición muy antigua
que se encuentra en ya en Hipólito, habla de
las dos hermanas de Lázaro: Marta y María.
• Un segundo grupo está formado por las

Apariciones. apariciones a losa apóstoles, estas son más


interesantes como lo demostró Joseph
Schmitt. Porque el fundamento de la fe
estribará precisamente en el testimonio de
los Apóstoles “Hch 2,32”
• Lucas habla de la manifestación de Jesús a
los once en la noche de pascua Lc 24,36-42.
Juan también hace alusión a esta aparición,
pero mencionas además la del domingo
siguiente Jn 20, 19-29
• La simple enumeración que encontramos
en las apariciones de Cristo resucitado
entre pascua y ascensión, atestigua el
lugar que ocupa en el N.T.
• Los Hch subrayan la continuidad de la vida
de Cristo antes y después de la
resurrección.
• Las expresiones de que se sirven los
testigos son expresiones que se refieren a

Naturaleza. una experiencia sensible.


• Las apariciones no son la tradición
imaginativa de una experiencia interior por
la cual Cristo se revelara como viviente
• La palabra aparición es poco exacta. Hace
pensar en una manifestación episódica y
que no llama la atención mas que a los
ojos.
Figuras
• Mac 7, 1- 42
• 1 Re. 17, 17-24.
• Sal 16, 9; 22,30s; 49,16
A.T • Dn 12,2

•Mc 5,35-43; Lc 5, 35-43; 7,11-15; 24,1ss.)


N.T •Jn 11,1-44; 20, 11ss

También podría gustarte