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12 13.ElEspirituSantoIglesia Plus
12 13.ElEspirituSantoIglesia Plus
la Iglesia
1
Los puntos esenciales del dogma
El Espíritu Santo es la Tercera Persona de la
Santísima Trinidad.
Aunque realmente distinto, como Persona, con
respecto al Padre y al Hijo. Es consubstancial al
Padre y al Hijo; siendo Dios como Ellos, El posee
con Ellos la misma y única Esencia o Naturaleza
Divina.
El procede, no por vía de generación, sino por vía
de espiración, tanto del Padre como del Hijo,
como desde un único principio.
2
El Espíritu Santo
Es la Tercera Persona de la
Santísima Trinidad; distinta del
Padre y del Hijo; procede de
ambos como Amor subsistente.
En el Símbolo N-C, rezamos:
“Creo en el Espíritu Santo, Señor
y dador de vida,
que procede del Padre y del
Hijo,
que con el Padre y el Hijo recibe
una misma adoración y gloria,
y que habló por los profetas”.
Miguel Cabrera, Trinidad
Santísima, S. XVIII
3
Tres textos de la SE:
El Espíritu Santo es Dios
Dicho esto, sopló sobre ellos y les dijo: «Recibid el
Espíritu Santo. A quienes perdonéis los pecados, les
quedan perdonados; Jn 20, 22-23
8
La Encarnación
Es la “obra más grande realizada
por el Espíritu Santo en la
historia de la creación y de la
salvación” .
JP II en DV n. 50
“Ella se turbó al oír estas palabras, y
consideraba qué podía significar este
saludo”
Lc 1,29.
9
Dones y Frutos
“Los siete dones del Espíritu Santo son:
sabiduría, inteligencia, consejo, fortaleza,
ciencia, piedad y temor de Dios” Cf. Is 11,2.
(CEC 1831).
Los frutos del Espíritu Santo son: amor,
alegría, paz, paciencia, longanimidad,
bondad, benevolencia, mansedumbre,
fidelidad, modestia, continencia y castidad
(cfr. Ga 5, 22-23).
10
TEXTO: San Basilio,
Sobre el Espíritu Santo
”Por el Espíritu Santo se nos
restituye el paraíso, por él
podemos subir al reino de los
cielos, por él obtenemos la
adopción filial, por él se nos
da la confianza de llamar a
Dios con el nombre de Padre,
la participación de la gracia
de Cristo, el derecho de ser
llamados hijos de la luz, el ser
partícipes de la gloria eterna”.
Anónimo, Escuela
Mexicana, Señor San
José, S. XVIII
11
La Santa Iglesia Católica:
Imágenes y figuras en la SE.
Pueblo de Dios, nación santa
Cuerpo de Cristo, cuya Cabeza es Él mismo.
Esposa de Cristo: Cristo la ama, se entrega a ella
y la purifica. La hace Madre fecunda de todos los
hijos de Dios.
Templo del Espíritu Santo: “El Espíritu es como
el alma del Cuerpo Místico, principio de su vida,
de la unidad en la diversidad y de la riqueza de
sus dones y carismas” (CEC, 809).
12
Texto: Origen de la Iglesia
La Iglesia, “prefigurada en la
creación, preparada en la
Antigua Alianza, fundada por
las palabras y las obra de
Jesucristo, realizada por su Cruz
redentora y su Resurrección, se
manifiesta como misterio de
salvación por la efusión del
Espíritu Santo.
Quedará consumada en la gloria
del cielo como asamblea de
todos los redimidos de la tierra”
(CEC, 778).
13
Notas de la Iglesia
Una,
Una misma fe, unos mismos sacramentos y una sola
Jerarquía: el Papa sucesor de San Pedro como Cabeza
visible y fundamento de la unidad de la Iglesia y los
Obispos.
Santa,
Porque Cristo la santificó, aunque está compuesta por
pecadores a los que llama a la santidad.
Católica, o universal
Contiene todos los medios de salvación y además, todos
los hombres están llamados a formar parte de ella.
Apostólica
Cristo la edificó sobre el fundamento de Pedro y los
apóstoles.
14
Los fieles: igualdad fundamental
y diversidad
15
La Jerarquía
Cristo fundó la Iglesia como sociedad
jerárquica.
Le entregó la potestad sagrada:
Potestad que consiste en el poder de
actuar con su autoridad y en su
nombre, para enseñar la Palabra de
Dios, administrar los sacramentos y
gobernar la Iglesia.
17
Magisterio auténtico e infalible
El objeto del Magisterio se extiende a todo el
contenido de la Revelación y a las verdades que sean
necesarias para custodiar y exponer el depósito de la
Fe. La misión del Magisterio de la Iglesia no es
nunca proponer una nueva doctrina, sino defender,
custodiar e interpretar el depósito de la Fe que ha
recibido (cfr. CEC, 2032-2037).
La obligación de una vigilancia pastoral sobre
cuestiones de fe y costumbres, cf. CIC can 823.
18
Los fieles laicos: levadura
Los fieles laicos son aquellos miembros de la Iglesia
que están llamados por Dios a buscar la santidad y a
ejercer el apostolado en medio del mundo,
“tratando y ordenando según Dios los asuntos
temporales (...):
las actividades y profesiones, así como las
condiciones ordinarias de la vida familiar y social
con las que su existencia está como entretejida (...)
de modo que, igual que la levadura, contribuyan
desde dentro a la santificación del mundo (...).
LG 31; CEC 898-900.
19
Los fieles laicos y los
asuntos temporales
A ellos, muy en especial, les
corresponde iluminar y organizar
todos los asuntos temporales a
los que están estrechamente
vinculados, de tal manera que se
realicen continuamente según el
espíritu de Jesucristo, y se Filósofo,
desarrollen y sean para la gloria Chartres
20
La vida consagrada de los
religiosos
Un estado de vida peculiar reconocido por
la Iglesia y caracterizado por el ejercicio
formal de los llamados “consejos
evangélicos” de pobreza, castidad y
obediencia (CEC 914-915).
Es propio de los religiosos el “abandono
del mundo” y el testimonio escatológico
o de la vida futura.
21
La comunión de los santos
Es la comunicación de bienes espirituales entre
los tres estados de la Iglesia (cf CEC 954):
Militante: los fieles que peregrinan en la tierra
Purgante: los que están en el Purgatorio,
Triunfante: los que ven a Dios en el Cielo.
Por la comunión de los santos nosotros mismos
podemos ayudar a los demás y a las almas del
purgatorio mediante la oración, la penitencia y
las obras buenas. Y también podemos recibir su
ayuda, y la recibimos de hecho.
22
¡Ven, Espíritu de amor y de paz!
Ven, Espíritu Creador,
visita las mentes de los tuyos;
llena de gracia celestial
los corazones que Tú creaste.
Tú, llamado el Consolador
Don del Dios Altísimo,
Fuente viva, fuego, caridad
y espiritual unción.
Tú, con tus siete dones,
eres fuerza de la diestra de Dios.
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Oración al Espíritu Santo
Ven, ¡oh Santo Espíritu!: ilumina mi entendimiento, para
conocer tus mandatos: fortalece mi corazón contra las
insidias del enemigo: inflama mi voluntad... He oído tu voz,
y no quiero endurecerme y resistir, diciendo: después,
mañana. Nunc coepi! ¡Ahora!, no vaya a ser que el mañana
me falte. ¡Oh, Espíritu de verdad y de Sabiduría, Espíritu de
entendimiento y de consejo, Espíritu de gozo y de paz!
¡quiero lo que quieras, quiero porque quieres, quiero como
quieras, quiero cuando quieras...!
(Rezar siete padrenuestros, y terminar diciendo:)
Santa María, Esperanza nuestra, Asiento de la Sabiduría.
Ruega por mí. San José, mi Padre y Señor, ruega por mí.
Ángel de mi guarda, ruega por mí.
San Josemaría, abril, 1934
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