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Habacuc

• EL PROFETA
• Es posible que el nombre del profeta venga
de la raíz heb. que significa “abrazar”. Por
consiguiente,algunos comentaristas
antiguos como Lutero explicaron el nombre
con referencia a uno que abraza a su
pueblo para consolarlo, o a uno que lucha
con Dios por problemas teológicos y éticos.
• Más recientemente, ciertos eruditos han
sugerido que su nombre se deriva de una
palabra que hace referencia al nombre de
una planta.
• El texto bíblico no provee ningún dato tocante a la vida
personal o ministerial de Habacuc.
• Sin embargo, no han faltado esfuerzos para arrojar luz
sobre ella. En círculos judíos han surgido varias
leyendas, entre estas las más populares son:
• (a) En 2:1 se dice que el profeta estará sobre su
guardia; Isaías 21:6 menciona a un centinela que
reporta la destrucción de Babilonia. Como los caps. 2 y 3
de Habacuc también hablan de la derrota del mismo
imperio, se intentó relacionar los dos pasajes.
• (b) En 2 Reyes 4:16 se utiliza el verbo “abrazar”; el texto
dice: “por este tiempo, tú abrazarás un hijo”. Se propuso
• entonces la idea que Habacuc era ese hijo de la
sunamita.
• El problema con esta opción radica en la cronología:
Eliseo ministró más de un siglo antes que Habacuc.
• En la adición deuterocanónica al libro de Daniel, Bel y la
serpiente (14:23–42), aparece nuestro profeta.
• Según esta leyenda, Daniel es metido otra vez en el foso
de los leones, y pasa seis días sin que los leones se lo
devoren.
• Para proveerle de alimento, un ángel trae a Habacuc
(¡agarrándolo por el cabello!) desde Judá, donde él
estaba preparando un guiso. Al terminar su misión
Habacuc es regresado inmediatamente a su patria.
• Algunos han propuesto que Habacuc era un
levita (así como Jeremías y Ezequiel).
• Esta hipótesis se basa principalmente en la
referencia musical al final del libro (3:19; comp.
3:1. Ver nota en la RVA, Biblia de Estudio Siglo
XXI). Él había sido de una familia de la tribu de
Leví que tendría a su cargo la música del templo
(1 Crón. 25).
• Ya que aparentemente Habacuc era un profeta
de profesión (1:1), y no solo temporalmente por
un llamado especial (como Amós), algunos
piensan que él estaba ligado al templo.
• En el capítulo tres se usa el vocablo Selah (que
únicamente se encuentra en el libro de los
• Salmos), su terminología tiene mucha afinidad
con ciertos salmos (especialmente el 18, 68, y
77), y también aparece una petición por la
destrucción de naciones enemigas así como en
varios salmos (por j., 60, 83, 100). No obstante,
es menester señalar que utilizar un vocabulario
asociado con la liturgia no requiere que uno esté
directamente relacionado con el templo.
• Es posible que el profeta sólo tome de esa
fuente teológica para expresar su mensaje.
• A fin de cuentas, todos los esfuerzos por
definir con certeza algo de la vida de
Habacuc no son nada más que
especulaciones.
• El libro en sí no nos da pistas seguras
• EL CONTEXTO HISTÓRICO Y LA FECHA
• Habacuc predice la invasión de Judá por el imperio
babilónico. Ese imperio surge de nuevo en el año
• 626 a. de J.C. Con sus aliados toma la ciudad de Nínive,
la capital de Asiria, en el 612 a. de J.C. (ver
• Nahúm). Para evitar que Babilonia se convirtiera en el
imperio más fuerte del Medio Oriente, Egipto
• marcha hacia el norte en el 609 a. de J.C. Busca una
victoria militar con el fin de ayudar al remanente
• de las fuerzas asirias y así detener el avance babilónico.
El rey judío Josías sale de Jerusalén para
• detener a los egipcios, pero muere en la batalla de
Meguido (2 Rey. 23:28–30).
• Aunque los egipcios sufren una derrota frente a Babilonia
en Harán, mantienen control sobre Judá y colocan a
Joacim en el trono (2 Rey. 23:31–35).
• Pero, en el 605 a. de J.C. las fuerzas egipcias son
derrotadas contundentemente en Carquemis; ésta fue una
de las batallas más famosas de la antigüedad.
Con esta victoria Babilonia ya no tiene rival: Asiria ha
desaparecido y Egipto se retira de Palestina.
Después de este combate, Nabucodonosor marcha hacia
el sur y sitia Jerusalén. Lleva a Daniel y a otros jóvenes a
su capital (2 Crón. 36:5 ss., Dan. 1:1–7). Babilonia
invadiría Judá dos veces más (en el 597 y en el 586 a. de
J.C.), y con la última queda destruida Jerusalén.
• A la luz de estos datos, ¿dónde se debe ubicar
el ministerio de Habacuc? Hay cuatro opciones
principales.
• En el pasado algunos círculos de estudiosos
bíblicos identificaban la invasión descrita por
el profeta con la conquista de Alejandro Magno
(alrededor del año 330 a. de J.C.).
• Esta idea se basaba en una enmienda textual
en 1:6, donde cambiaban caldeos a “chipriotas”;
es decir, griegos.
• Sin embargo, no hay ninguna evidencia en los
manuscritos y versiones antiguas que
corroboren este cambio.
• Otra opción es colocar al profeta en el reinado de
Manasés (en el 697–642 a. de J.C.).
• La descripción de injusticia (1:2–4) reflejaría el
estado moral del pueblo en esa época (2 Rey.
21). También, al decir que Dios haría una obra
increíble (1:5), el profeta aparentemente estaría
haciendo referencia a una potencia no conocida
en aquel entonces, o sea antes de que el imperio
de Babilonia surgiera en el 626 a. de J.C.
• Por lo tanto, según esta postura, el mensaje
reflejaría un contexto antes de esa fecha. Por
último, como el reinado de Josías (en el 640–609
a. de J.C.) se caracteriza por una reforma y no por
la injusticia, Habacuc también habría profetizado
antes del 640
• Una tercera posibilidad es que al no contener el libro palabras dadas
por el profeta en una época bien definida, sería una colección de
reflexiones teológicas personales o mensajes públicos de un
ministerio algo largo.
• Hay diferencias entre los comentaristas de esta opción en cuanto a las
fechas límites, pero las opiniones usualmente vacilan entre el año 626
(o un poco antes) y el año 590 a. de J.C.
• No obstante, por varias razones la mejor alternativa es la de fechar su
ministerio en el reinado de Joacim (en el 609–597 a. de J.C.). Primero,
por las descripciones ofrecidas en su libro (1:7–11; 2:5–19), es obvio
que Habacuc conoce algo del poderío y carácter del imperio
babilónico, un dato que requiere una fecha posterior al año 612 (la
caída de Nínive) o al año 609 (la victoria en Harán).
• Segundo, la gravedad del pecado del pueblo (1:2–4) encaja mejor con
el reinado de Joacim. Mientras que Manasés lanza una reforma al
final de su vida (2 Crón. 33:15 ss.),
• Joacim se conoce solo por su maldad (2 Rey.
23:36, 37, Jer. 22:13–19).
• Tercero, Habacuc señala que los que
escuchaban su mensaje verían la obra divina de
la invasión extranjera (1:6), un juicio que se lleva
a cabo varias décadas después de la muerte de
Manasés.
• Finalmente, como Nabucodonosor viene contra
Jerusalén por primera vez en el año 605, el
profeta tendría que haber predicado su mensaje
antes de esa fecha.
• Por lo tanto, el ministerio de Habacuc
probablemente se debe fechar entre los años 609
y 605 a. de J.C
• COMENTARIO DEL QUMRÁN SOBRE HABACUC

• Entre los rollos encontrados en Qumrán (Rollos MM) a la


orilla del mar Muerto en la década de los cuarenta, hay un
comentario sobre los dos primeros capítulos de este libro
profético.
• Fue escrito por una comunidad religiosa en el siglo
anterior al nacimiento de Jesús.
• Este descubrimiento tiene importancia para el estudio de
Habacuc por tres razones.
• Primera: este rollo es un ejemplo de una clase de
interpretación judía del texto bíblico llamada pesher.
Pesher intenta ofrecer una exposición que relacione datos
textuales y profecías con eventos contemporáneos. En
este caso, la comunidad de Qumrán aplicó el libro de
Habacuc a su propia situación e identificó la esperanza
profética con su futura vindicación como el verdadero
pueblo de Dios.
• Segunda: el comentario hace un aporte a la crítica textual
porque sirve de ayuda en la traducción e interpretación de
versículos difíciles de entender. La RVA opta por el texto
de Qumrán como superior al Texto Masorético (TM) en
varias ocasiones (por ej., 1:8; 2:15, 16).
• Por último, el hecho de que el tercer capítulo de Habacuc
no aparece en el comentario ha fomentado controversias.
En base a esta omisión, algunos críticos proponen que el
capítulo no formó parte de la obra profética original. No
obstante, el capítulo sí se encuentra en otras versiones
antiguas (por ej., LXX), un dato que subraya su
autenticidad.
• Además, tiene fuertes vínculos de teología y vocabulario
con los otros dos capítulos. Lo más probable es que la
comunidad de Qumrán lo haya desechado por razones
sectarias.
• EL MENSAJE

• El libro de Habacuc presenta un diálogo entre el profeta y su Dios. Es


a través de esta conversación que surge su profunda y rica teología.
• El profeta recalca que Jehovah está en absoluto control sobre los
destinos de su pueblo y de las naciones. Es soberano, santo y, por lo
tanto, es el juez que juzga la violación de sus normas (1:2–11) y
• la tiranía de los imperios (2:5–19).
• El juicio divino corresponde al pecado (la ley del talión de “ojo por
• ojo”), lo que se hace en contra de otro es lo que se sufrirá de la mano
divina. El juicio sobre Judá se efectúa por medio de una invasión
inminente. Esta tiene como propósito la purificación de su pueblo.
• Más tarde, él mismo se presentará como el guerrero divino para
rescatar a los suyos. Así como Jehovah luchó en el pasado, peleará
por ellos en el futuro (3:3–15)
• Este cuadro de Dios tiene el fin de llevar a sus
siervos a que confíen en su soberanía y poder, y
a que sus vidas se caractericen por la fidelidad a
sus mandamientos (2:4).
• Él no espera que tengan un conocimiento pleno
de sus propósitos, sino que muestren confianza
en su persona.
• Él es misericordioso (3:2) y poderoso para
cumplir su voluntad. Al final del libro, Habacuc
declara su fe en Dios: no importa que las
circunstancias sean difíciles e incomprensibles,
él confiará sin reservas en Jehovah (3:16–19).
• Hoy en día Jehovah sigue siendo el soberano, quien
lleva a cabo sus planes para su pueblo según su
• santidad y poder. Esta clase de fe similar a la del profeta
es un ejemplo digno de imitar por todo creyente en
cualquier época o contexto.
• No obstante las situaciones duras, a pesar de aflicciones
o inquietudes sociopolíticas, económicas, familiares o
espirituales, Jehovah siempre está a la par de los
• suyos.
• Y, aunque tal vez haya necesidad de pasar por un juicio,
la vida del creyente siempre debe manifestar lealtad a la
Palabra y a la Persona de Dios.

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