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Desatados, sensuales, dionisiacos (ver más

abajo) eran los dioses y los mitos antes de


llegar las futuras iglesias dogmáticas. No
existían biblias ni libro alguno de culto y sus
historias y leyendas surgían de los poetas.
Sólo de ellos. Los únicos profetas de esta
religión fueron sus poetas y artistas. Esto
representó el sueño perfecto de gente
mucho más libre: la búsqueda del misterio
de la naturaleza y del ser humano.
Sus personajes mitológicos, ya
fueran héroes, humanos
“normales”, o dioses eran
caóticos, racionales, heroicos,
asesinos, incestuosos,
apasionados, contradictorios,
tiernos, sensibles, violentos,
laberínticos... Y aquí estriba el
misterio de su existencia tan
“humana”
Pues es esta
característica
, esgrimida
por la
siguiente
religión
cristiana
para
desprestigiar
a sus dioses,
la medida de
su grandeza.
No se trataba
de modelos
morales a
imitar, sino
de explorar
las
característica
s humanas y
Siguiendo con este razonamiento si se les considera energías
puras, de diversa índole, a las que el ser humano puede
conectarse, tiene cabida la exploración y el viaje interior y la
vivencia de la vida como una aventura, un proceso evolutivo, del
que también se habla en sus ciclos heroicos.
Esto unido a su fuerte unión con
lugares naturales hacen que
grutas y mares, tormentas y
bosques, astros y montañas
sigan esperando a los más puros
soñadores, a los más anárquicos
de los humanos que, sedientos
de vida e inconformistas con la
pedestre realidad pueden llegar
a creer en ellos. ¿En qué sino se
puede “creer”?.
El “detective” Freud ya
descubrió en sus mitos
una fuente inagotable y
profunda que explicaba
el actuar humano. Pero
fue su discípulo rebelde,
Jung, quien ahondó más
en ellos, convirtiéndoles
en arquetipos, símbolos
(y por tanto vivos) del
proceso de
individuación
La mitología trata de
encontrar la claridad
de la oscuridad y a la
inversa, y así
descubrir su sentido.
Y su sabiduría, a
veces evidente, a
veces subterránea, o
laberíntica, se
desprende de ella
como un perfume de
rastro y efecto sutiles.
Dioses y humanos están
sometidos al Hado, el destino
misterioso que les englobaría a
ambos, y que para más
complicación unas veces es
inmutable y otras puede
modificarse.
Al principio era el Caos, del que
surgieron la Tierra (Gea), madre
de todos los dioses, Eros el
principio universal del amor, y el
sombrío Tártaro. Desde el
comienzo vemos que aparece el
número 9, múltiple del 3, número
femenino (no de mujeres, sino
número de lo instintivo, lo
emotivo, lo intuitivo y lo
sensible) por antonomasia por las
tres fases de la Luna. En concreto
Hesiodo habla de 9 días y 9
noches como el tiempo que
tardaría un yunque que cayera
del cielo a la tierra y desde allí
hasta el Tártaro.
Sólo con un dato aludieron a la
complejidad de miles de libros,
películas, ensayos y poemas
sobre el amor. Es éste: Eros
aunque también existía desde el
principio, era hijo de Afrodita
(más conocida por su nombre
romano Venus) y Ares (Marte
para los romanos). El erotismo
hijo del amor y de la guerra. Y
añadían otra historia: Psiquis (el
alma) fue la amante de Eros. Su
felicidad era perfecta, pero él
había puesto una condición. La
de que Psiquis jamás trataría de
descubrir su rostro. La identidad
de aquel joven amante, que todas
las noches se reunía
misteriosamente con ella sin
decir nunca su nombre,
deslizándose entre las sombras
poco antes de amanecer. Psiquis
¿Más sobre el
amor?.

Quizás esta otra historia: Aquiles


durante el asedio a Troya, lucha en
plena batalla con la reina de las
Amazonas. De repente, al clavarse
su espada en el cuerpo de Camilla,
sus ojos encontraron los de aquella
mujer que moría por su mano en ese
instante. Y Aquiles sintió con terror
que el amor, desgraciadamente,
había entrado en él. Pero Camilla,
vencida, yacía muerta a sus pies. Y
es que Eros es enigmático y
resbaladizo, complejo y profundo,
inesperado, incomprensible,
inconsciente... Y ambiguo. Con sus
flechas de punta de oro provoca la
pasión arrebatadora, pero con las de
Más abajo hablaré de los
dioses olímpicos en
concreto, los principales
que vivían en el monte
Olimpo. Pero ahora
mencionaré algunos otros
de sus personajes
mitológicos, por
significativos o conocidos.
Prometeo es un curioso
personaje. Primero porque
traiciona a los suyos para
ponerse de parte de los
humanos. Segundo porque
les ayuda regalándoles un
don inapreciable: el fuego,
que por otra parte tiene
efectos ambivalentes. Por
un lado es destructor y por
otro purificador y dador de
calor y vida. Y esto último,
al hacer posible el cocinar
los alimentos, suma esa
diferencia con los animales a
las ya existentes: el
lenguaje articulado, la
ausencia de épocas de celo,
la construcción de
herramientas y la
agricultura. Prometeo será
por ello castigado por los
Es el personaje rebelde, símbolo
muy extendido y enigmático, como
luego lo será Lucifer en la religión
cristiana, el ángel caído. El rebelde
roza el misterio del destino, ese
destino que unas veces es
inamovible y otras no. En estas
últimas es donde cabe la rebeldía,
que lo es aparentemente frente a
poderes superiores, pero al hacerla
posible demuestra su necesidad de
alguna forma, incluso apunta a una
necesidad de tipo evolutivo al
relacionarla con una mayor
sabiduría, pericia o posibilidades.
Además implica una exploración de
los propios límites al tratar de
superarlos.
Como en toda visión
“primitiva” participa
de la visión
chamánica del
mundo, poblando
toda la naturaleza de
espíritus inmersos en
ella. Las ninfas lo son
de agua dulce, de
bosques y montañas.
Las nereidas y los
tritones del mar.
Espíritus que morían
pero no envejecían.
Espíritus que han
persistido en
Los sátiros son seres de naturaleza
compleja, en la que participa también la
animal y por eso tienen pezuñas de cabra (y
los centauros torso humano y cuerpo de
caballo). Al demonizarlos la religión
cristiana convierte su imagen en parte del
aspecto del diablo. Incluso el jefe de los
sátiros, el gran Pan, tiene además dos
cuernos en la cabeza y dada su naturaleza
extrema es hijo de Dionisos. Los cuernos,
sin embargo, son un atributo lunar de las
fases creciente y menguante, del lado
femenino de la naturaleza. Al igual que los
duendes y las hadas,
Pan se enfurecía si se le molestaba
provocando el sentimiento (derivado
de su nombre) del pánico. Pan
podría definirse como el deva que
rige todos los espíritus de la
naturaleza. Es un dios de curación y
de crecimiento, pudiendo
invocársele para problemas de
alguna de las dos cosas. Tiene
además otra curiosa característica,
refleja a todo el que le mira y de ahí
el peligro de su mirada cuando uno
no quiere conocerse y huye de sí
mismo (relacionado por otro lado
con el crecimiento).
Dionisos es el dios que funde
naturalezas, yendo más allá de
los límites de cada una. Es el
iluminador por medio de la
trasgresión y el exceso, de los
estados alterados de conciencia,
del éxtasis y el estado
arrebatado. Es el dios bisexuado
por excelencia, participa de las
dos naturalezas.
Es el superador del mundo, el
que propicia la trascendencia, el
ir más allá siempre. Es el que
posibilita la fusión de animales-
humanos-dioses al disolver sus
diferencias y fusionarlas. Y esa
unicidad es la característica de
toda edad de oro mitológica:
borrar las distancias, fusión total.
Es el amante y al mismo tiempo
hijo de la Luna. Señor de los
animales salvajes. Dios de la
alegría sin propósito, del delirio,
de la sabiduría que funde luz y
oscuridad, del frenesí, integrador
de contradicciones. Al sentido del
orden y del significado Dionisos
opone el arrebato del perderse
en la irracionalidad, en la pura
emoción, en el abandono del
sentido del ego. Es también el
Representa por tanto el más allá de la vida y la muerte. Y es
especialmente rico en cuanto simbología evolutiva, no sólo
por su capacidad de resurrección, sino porque castigaba
enloqueciendo a todo el que se negaba a reconocer y vivir su
lado instintivo y/o emocional. Nada que ver, como se ve, con
la simplificación pedestre de los romanos que le convirtieron
en el dios Baco patrón de las borracheras. Sin comentarios...
La diosa Hécate es el lado letal
de la luna que correspondería
con la fase de luna menguante-
nueva, la invisible, la oscura
(Afrodita sería la luna llena y
Artemisa la luna creciente). Era
representada a menudo con tres
cuerpos y tres cabezas y en las
encrucijadas (lugares frontera y
por tanto mágicos) se solían
erigir estatuas suyas. Diosa del
lado destructor de la naturaleza,
es invocada por la desesperada y
vengativa Medea contra Jasón en
la leyenda de los argonautas y el
vellocino de oro.
Y no me resisto a citar a otros
dos personajes, esta vez
históricos, porque cada uno a su
manera nacieron para ser
legendarios
Schliemann era un alemán enamorado
de la Grecia clásica. Hasta el punto de
abandonar su trabajo y venderlo todo
para cumplir su sueño: descubrir
Troya, la ciudad que la arqueología y
la historia ortodoxa afirmaban que
era sólo leyenda. Y lo logró,
encontrándola justo donde Homero la
situó. Heterodoxos así, con paciencia,
valentía y voluntad, y sin miedo al
ridículo, son necesarios en todas las
épocas y todas las ciencias para
lograr avanzar en ellas, aunque
desgraciadamente la mayoría no
logran ver reconocidas sus hipótesis,
pero Schliemann lo logró en vida
Y Alejandro, ese hombre atípico porque
no era un guerrero aunque conquistara
territorios, sino un soñador, o un poeta
de la acción . Excesivo y místico, tan
fantástico como un sueño y alto como las
águilas, a pesar de ser bajito.
LOS DIOSES ... allí donde los
dioses tienen su
OLIMPICOS morada, donde la
ambrosia se
convierte en
manjar y el
destino de los
hombres se
escribe en letras
color
plata....donde la
piedra acaba y la
brisa de la mañana
no se aleja, ahí
está tu casa, bella
Afrodita, donde el
monte Olimpo
descansa ...
ZEUS.- Dios celeste y patriarcal por antonomasia. De la
ley y el orden. Del liderazgo y la expresión sin trabas.
De todos los fenómenos atmosféricos en todos los
sentidos. El rayo es también símbolo de todo suceso
imprevisto y repentino, al que se consideraba
manifestación de la mano de Zeus. Es también el dios
de la justicia en su sentido más profundo, es decir a
veces no inmediato ni evidente.
Sus símbolos son el color morado, el roble, el rayo y el
águila.
HERA.- Diosa de las
relaciones amorosas
legales e
institucionales, es
decir del matrimonio y
la fidelidad. En la
división de los
arquetipos femeninos
del psicólogo Jung,
Hera es, como María
en el cristianismo, la
madre. Los otros
serían: Eva o Afrodita
como la tentadora y la
amante, Artemisa
ATENEA.- Es la diosa de la sabiduría y
sin embargo aparece armada con
casco, lanza y coraza. Pero en esta
última se ve la clave de sus “armas”.
En la coraza aparecía en su centro la
cabeza de la Gorgona (ser de
serpientes en lugar de cabellos y que
petrificaba con su mirada). Se trata
de armas mágicas, de conquistas de
largo y hondo alcance, es decir armas
de sabiduría. Y la sabiduría es
peligrosa y temible porque puede por
igual liberar o paralizar, pero ahí
están las serpientes para remitir de
nuevo al símbolo del infinito
(serpiente mordiéndose la cola) y la
resurrección ya que cambian de piel
cada cierto tiempo.
También comparte con Apolo su
influencia en la música ya que se la
consideraba inventora de la flauta.
Patrona de la ciudad de Atenas, que
le debe su nombre, a ella está
APOLO.- El dios solar por
antonomasia, de lo vital por
tanto, la expresión madura,
lógica y armónica (en
contraposición estaría la
expresión apasionada y
arrebatada de Dionisos). Dios de
la música (tocador de la lira),
compañero de las Musas. Dios
también de lo profético (él regía
y era la “fuente” del famoso
oráculo de Delfos). Hermano
gemelo de la diosa Artemisa. Dios
de la belleza “ordenada” y
convencional. Se le representaba
como un joven bello y de pelo
largo y rubio, que solía llevar
consigo un arco y flechas (como
su hermana) y una lira.
Sus símbolos son el color amarillo
HERMES.- Llamado Mercurio por
los romanos. Es el dios mensajero
por excelencia. Es decir el que
une los dos mundos: el de los
humanos con el de los dioses. Un
dios esotérico por tanto,
“hermético”. De ahí llegaba su
influencia a todo tipo de
intercambios, hasta los más
pedestres como es el comercio.
Pero como dios que conecta
mundos también se le
consideraba como conductor de
almas de un mundo a otro tras la
muerte. Es un joven atlético con
sandalias aladas y llevando un
caduceo (vara acabada en una
serpiente enrollada que acabó
siendo el símbolo de los médicos
como equilibrio de la salud física-
mental, una vez más conectador
de planos). Dios por tanto de los
viajes, el intercambio, el
ARTEMISA.- Es la diosa de la
pureza en su sentido más
profundo, aunque posteriormente
se la banalizaría adjudicándole el
patronazgo de la virginidad
física. Es decir es la diosa de la
integridad. Eso en cuanto a
cualquier persona. Pero además
es el arquetipo femenino
amazónico, es decir la mujer que
aunque se entrega físicamente
no se entrega espiritualmente a
ningún hombre. Los romanos la
llamaron Diana. Se la representa
como una cazadora, con arco y
flechas como su hermano Apolo,
porque es en realidad cazadora
de almas. Diosa de los animales y
los lugares agrestes y protectora
de las mujeres en especial, y
protectora ante cualquier ataque
psíquico sea cual sea el sexo
perjudicado.
ARES.- Llamado por los romanos
Marte. Es el dios de la guerra en
uno de sus sentidos, el
destructivo. Pero es también el
dios de la agresividad y la fuerza
en su sentido positivo de
iniciativa, conquista y
resistencia. Es el dios de
cualquier tipo de lucha o
situación en la que se necesite
coraje.
Sus símbolos son el color rojo y
las armas en general.
HEFESTO.- Llamado por los
romanos Vulcano. Es el herrero
de los dioses y por lo tanto el
relacionado por su trabajo
cotidiano con el don que conecta
mundos: el fuego. Es
representado por un hombre
poco atractivo físicamente,
aunque casado con la diosa de la
belleza (Afrodita) y además es
cojo. Una de las características
físicas con más connotaciones
mágicas. En algunos lugares se
consideraba que la cojera era una
señal directa de contacto con los
dioses, o bien con las hadas y
duendes. Dios de la habilidad
manual y espiritual con fuertes
connotaciones mágicas. De la
inventiva y las artes
constructivas.
AFRODITA.- Llamada Venus por los
romanos. Diosa del amor y la belleza,
las relaciones armónicas y lúdicas, la
comunicación fructífera. Es la diosa
amante por antonomasia. De la
pasión y el amor puro. De la
generosidad y la sensualidad.
Sus símbolos son el color azul
turquesa y el cinturón mágico
llamado ceñidor que tiene la
propiedad de atraer, hacia el que se
lo pone, el tipo de sentimientos y
sensaciones que él mismo siente.
Peligroso cinturón por tanto, si se lo
pone alguien frío que aspira a
conseguir amor recibirá por parte de
los demás frialdad, la suya propia
reflejada...
POSEIDÓN.- Llamado por los
romanos Neptuno. Dios del mar,
del inconsciente por lo tanto, de
las emociones, la fluidez y la
intuición. Representado con un
tridente y en un carro tirado por
tritones o por caballos blancos.
Sus símbolos son el color coral, el
pez, el tridente y el caballo
blanco.
VESTA.- Diosa del hogar y el fuego doméstico,
complementaria por tanto del dios del fuego
mágico Hefesto. Del hogar en todos sus
sentidos, no sólo en el matrimonial que sería el
terreno de Hera. Del círculo protector por
tanto, de hecho sus templos solían tener forma
circular. Diosa de la humildad, la prudencia, la
aceptación y el servicio a los demás.
Sus símbolos son el círculo flamígero, el velo,
DÉMETER.- Llamada
Ceres por los romanos.
Diosa de la fertilidad y
la agricultura, de la
tierra propiamente
dicha. Relacionada por
lo tanto también con el
subsuelo, lo
subterráneo. Sus
templos estaban a
menudo en medio de
bosques y sus ritos
solían ser orgiásticos
por su sentido fértil.
Por su relación con lo
subterráneo es también
diosa de la filosofía
mágica.
Sus símbolos son el
azul, la antorcha, la
ANDREA DEL MINGA
S. XVI
A pesar de que la historia de Noé es la más
conocida, el mito del diluvio universal es mucho
anterior al cristianismo; ya en la mitología sumeria
encontramos la historia de Atra-Hasis,
superviviente del diluvio, que en la posterior
mitología babilónica es llamado Ut-Napishti.
En la mitología griega también
encontramos una versión del diluvio
universal.
En ésta, Zeus, disgustado por el
comportamiento de los hombres de la
Edad de Bronce, decide acabar con ellos
enviando un diluvio que inunde toda la
faz de la Tierra y acabe con todo ser
viviente.
Además, Poseidón, dios del mar, hizo
que todos los rios se desbordasen y la
tierra temblase.
Solo se salvaron Deucalión, hijo de
Prometeo, rey de Pitia, y su esposa Pirra,
que habían destacado por su bondad y
reverencia hacia los dioses.
Deucalión y Pirra se refugiaron en un
barco provisto de alimentos, el cual al cabo
de nueve días fue a posarse en lo alto del
monte Parnaso.
Aunque se habían salvado, ambos se
encontraban tristes y solos, perdidos en la
inmensidad del mundo.
De repente escucharon una voz
proveniente del oráculo que les decía:
"Arrojad los huesos de vuestra madre por
encima de vuestros hombros".
Su madre no era otra que la propia Tierra, y
sus huesos eran las rocas.
Así pues, tomando unas cuantas piedras
las arrojaron por encima de sus hombros.
De cada una de las piedras que Deucalión
arrojó y cayó al suelo nació un hombre,
mientras que de las que arrojó Pirra
salieron mujeres.
Así, la Tierra se repobló de nuevo.
CORNELIUS DE VOS
S. XVII
Dafne, nombre que en griego significa laurel, era una ninfa
hija del dios-río Peneo que transcurre por la región de
Tesalia. El dios Apolo amaba a Dafne con una gran pasión
pero la ninfa no le correspondía y le esquivaba. En una
ocasión Apolo perseguía a Dafne y ésta huía hacia las
montañas para evitarlo
Cuando el dios estaba a punto
de alcanzarla, la joven dirigió
una plegaria a su padre o bien
a Zeus , suplicándole que la
metamorfoseara para poder
escapar al asedio del dios. Su
petición fue escuchada y
concedida, y al momento la
joven comenzó a
transformarse en un laurel
De sus pies iban saliendo raíces y sus
extremidades se convertían en
frondosas ramas del árbol que desde
ese momento fue el consagrado al dios
Apolo y pasó a representarlo.
JAN EYCK
S. XIV

video
DOSSO DOSSI
S. XV
JACOPO ROBUSTI
S. XVI
NICOLAS POUSSIN
S. XVI
NICOLAS POUSSIN
S. XVI
En tiempos de Semíramis no
había en toda Babilonia joven
más apuesto que Píramo ni
doncella más hermosa que
Tisbe. Vivían con sus padres en
casas contiguas y la vecindad
fue uniendo a los jóvenes hasta
que la amistad se tornó en
amor.
Ellos deseaban casarse y, aunque sus familias se
opusieron, nadie pudo evitar que el amor ardiera con
igual intensidad en el pecho de ambos. Ellos
conversaban con miradas y señas.
En el muro que
separaba las dos
casas había una
grieta en la que
nadie se había
fijado antes, pero
que los amantes
pronto
descubrieron. Tan
sólo la voz
atravesaba tan
estrecha vía y los
tiernos mensajes
pasaban de un lado
a otro por la
hendidura.
A la mañana siguiente se encontraban en el lugar
de costumbre. Un día, después de lamentar su
triste suerte, acordaron que a la noche siguiente,
cuando todo quedara en silencio, huirían sin que
los vieran; quedaron en un famoso edificio que se
alzaba fuera de los límites de la ciudad, la tumba
de Nino. El que llegara primero esperaría al otro al
pie de una morera que estaba junto a una fuente.
Cuando llegó la noche, Tisbe, sin que su familia se diera
cuenta, se escabulló cautelosamente; se cubrió la
cabeza con un velo, llegó hasta el monumento y se
sentó bajo el árbol. Mientras que estaba allí sola
distinguió, a la tenue luz de la Luna, una leona que, con
sus fauces aún exhalando el vaho de la reciente caza,
se dirigía a la fuente para saciar su sed.
Tisbe huyó al verla, buscó refugio en el hueco de
una roca y, en su huída, dejó caer el velo. La leona,
después de beber en la fuente, se volvió hacia el
bosque. El velo caído en la hierba llamó su
atención y lo sacudió y desgarró con su boca
ensangrentada.
Píramo, que se había
retrasado, llegó
entonces al lugar de
encuentro. Cuando vio
las huellas del león en
la arena, empalideció.
Creyó que su amada
había muerto en las
garras del león y
recogió el velo y lo
cubrió de besos y
lágrimas. "También mi
sangre manchará esta
tela", dijo, y sacó su
espada y se la clavó en
el corazón.
La sangre que brotó de la herida tiñó de rojo las
blancas moras del árbol; penetró en la tierra y
alcanzó las raíces de forma que el color rojo
ascendió por el tronco hasta llegar a los frutos.
En ese momento, Tisbe,
temblando aún de miedo
pero no queriendo
defraudar a su amado,
se acercó con
precaución y buscó
ansiosamente al joven,
deseosa de contarle el
peligro del que había
escapado. Cuando llegó
al lugar vio que el color
de las moras era
distinto, creyó que se
había equivocado de
árbol. Aún dudaba
cuando descubrió,
retorciéndose en el
suelo, un cuerpo que
agonizaba.
Se sobresaltó y tan
pronto reconoció a su
amado, gritó, se
golpeó el pecho y
abrazó su cuerpo
exánime derramando
lágrimas sobre su
herida y besando sus
fríos labios. Llamó a
Píramo y cuando la
escuchó éste abrió los
ojos pero luego los
volvió a cerrar.
Ella vio su velo manchado de sangre y la vaina de la
espada vacía.
"Has muerto por tu mano y por causa mía", dijo,
"yo también puedo ser valiente y mi amor es tan
fuerte como el tuyo. Te seguiré y la muerte, la
única que podía separarnos, no evitará que me
reúna contigo. Y vosotros, nuestros desdichados
padres, no neguéis nunca nuestra unánime
voluntad. Puesto que el amor y la muerte nos han
unido, permitid que reposemos en una sola tumba.
Que tus frutos, árbol, conserven siempre la marca
de nuestra sangre y sirva para recordarnos".
Entonces, se hundió la espada en el pecho.
Sus familiares y los dioses respetaron su
deseo. Los dos cuerpos fueron sepultados
juntos y desde entonces los frutos de la morera
son púrpura como lo fueron aquel día.
RUBENS
S. XVII
VERHAECHT
S. XVI
GARDENER
S. XIX
MANUEL M. FLORES
S. XIX
JEAN BROC
S. XVIII
JEAN-LEON GÉROMÊ
S. XIX
BERNARD PICART
S. XVII
ORFEO Y EURÍDICE
Orfeo y Eurídice
Ella fue mi canción inspiradora,
y la musa raíz de mi canción;
mas la muerte, noctámbulo ladrón,
la arrebató antes de brillar la aurora.
No era mi amor, ni lo es, amor que
ignora,
y al Hades descendí. La persuasión
de mi canto logró su redención,
que cede el Hades si mi canto implora.
"Llévatela a la luz, mas sin volverte
a mirarla en las sombras, o la muerte
de su destino habrá de apoderarse".
¡Oh, impaciencia del hombre
enamorado!
Volví los ojos, y me fue arrancado
el corazón al verla evaporarse…
PROMETEO Y PANDORA

Pandora fue la primera mujer, hecha por Zeus como parte de un castigo a
Prometeo por haber revelado a la humanidad el secreto del fuego. Epimeteo
era el responsable de dar rasgos positivos a todos y cada uno de los
animales. Sin embargo, cuando llega el turno del hombre, no queda nada
para darle. Prometeo, su hermano, sintiendo que el hombre era superior al
resto de los animales, decidió entregarle un don que ningún otro animal
poseyera. De este modo, Prometeo decidió robar el fuego a Zeus y dárselo al
hombre. Zeus enfureció y creó a Pandora, la que fue llenada de virtudes por
diferentes dioses. Hefesto la moldeó de arcilla y le dio forma; Afrodita le dio
belleza y Apolo le dio talento musical y el don de sanar. Hermes le dio
entonces a Pandora una caja que nunca debía abrir, lo que la llenó de
curiosidad. Prometeo advirtió a Epimeteo de no aceptar ningún regalo de los
dioses, pero Epimeteo no escuchó a su hermano y aceptó a Pandora,
enamorándose de ella y finalmente tomándola como esposa. Epimeteo pidió
a Pandora que nunca abriese la caja de Zeus, pero un día, la curiosidad de
Pandora pudo finalmente con ella y abrió la caja, liberando a todas las
desgracias humanas (la plaga, la tristeza, la pobreza, el crimen, etcétera)
Pandora cerró la caja justo antes de que la Esperanza también saliera, junto
con todo lo que quedaba dentro, y el mundo vivió una época de desolación
hasta que Pandora volvió a abrir la caja para liberar también a la Esperanza.
GUIDO RENI
S. XVII
En Calidón, país de Etolia, el rey Eneo y su
esposa, Altea,
Altea tuvieron un hijo llamado
Meleagro.
Meleagro Cuando el bebé no tenía ni una
semana, llegaron a la casa las Parcas,
Parcas que
mirando al recién nacido profetizaron así:
- "Será un hombre bueno como su padre".
- "Será un héroe reconocido en todo el mundo".
- "Vivirá hasta que se consuma la tea del
hogar".
El oído de su ansiosa madre captó estas
palabras y, no antes de que las misteriosas
hermanas se fueran, se levantó de su cama para
coger la tea, la apagó en agua y la escondió
entre los mayores tesoros secretos.
Meleagro fue uno de los héroes que se dirigió
con Jasón a buscar el vellocino de oro, y cuando
volvía a casa otra hazaña le estaba esperando:
matar al jabalí de Calidón.
En ausencia de su hijo, el rey Eneo se había ganado la ira
de una diosa: para agradecer un año próspero en frutos,
ofreció en el altar de Demeter maíz, a Dioniso vino y a
Atenea aceite; pero se olvidó de Artemisa,
Artemisa por lo que ésta
se vengó del mortal que no la había honrado: envió a su
país un monstruoso jabalí de ojos brillantes y dientes
espumosos, sus cerdas fuertes y afiladas como puntas de
espada, sus colmillos largos como los de un elefante, su
respiración tan fiera como la de un hombre sobresaltado, y
la bestia rompía en estruendos a través de los bosques.
Dondequiera que estuviera todo lo destrozaba: las
cosechas pisoteadas, los rebaños dispersos con sus
estampidas, los pastores huían de sus rebaños y los
agricultores no se arriesgaban a salir para recoger el fruto
de sus viñas y olivos, dejándolos colgados en el aire.
Así que cuando Meleagro fue a casa de Colco, se
encontró la tierra de su padre devastada por el terror del
monstruo. En seguida reunió a un grupo de cazadores y
sabuesos para rastrear en su guarida como ningún
hombre había hecho.
Entre los cazadores había una mujer, Atalanta,
Atalanta de quien se contaban
historias extrañas. Su padre también era rey y había esperado un hijo
como Meleagro para que fuese su heredero, así que cuando nació su
hija, en su enfado abandonó a la niña en una montaña salvaje para que
muriese; pero la niña fue amamantada por una osa y creció como un
chico fuerte, hábil en el manejo del arco y de la lanza. Pocos jóvenes
podían superarla en fuerza o en coraje.
Cuando encontraron al jabalí, todos se lanzaron a por él
con redes y perros, pero la primera lanza que alcanzó al
jabalí fue la de Atalanta.
Atalanta El jabalí se precipitó sobre ellos
como un trueno, pero cuando parecia que los hombres
iban a perder la batalla ente su embestida, una flecha de
Atalanta dio en el jabalí que otra vez se paró desvalido por
el dolor, y el resto de los hombres, avergonzados de ser
vencidos por una mujer, en seguida se centraron en el
ataque.
El monstruo se echó a tierra a causa de las heridas que
tenía, y murió cuando Meleagro le clavó su espada hasta la
empuñadura. Cortaron la cabeza del jabalí y quitaron las
cerdas, y Meleagro dio estos trofeos a Atalanta,
Atalanta ya que era
la única que se lo merecía al dar el fatal golpe. Pero
algunos cazadores no estaban de acuerdo con ésto, entre
ellos los dos hermanos de Altea y tíos de Meleagro.
Meleagro Éstos
se pelearon con Meleagro y acabaron muertos a los pies de
su sobrino.
Cuando las noticias de la muerte del jabalí llegaron a
Altea,
Altea ésta salió al templo para dar gracias, pero en el
camino se encontró con el séquito morturio que llevaba a
sus dos queridos hermanos a la pira funeraria. Cuando
supo que su hijo los había matado, lo maldijo y sacó la tea
apagada que llevó al altar donde estaba el fuego del
sacrificio y la arrojó a la llama. Cuando vio la
consecuencia de su venganza, la desconsolada madre no
vio nada mejor que terminar sus propios días muriendo
con sus hermanos.
Meleagro murió cuando regresaba a casa trayendo el
triunfo y el botín de la gran caza. Así se cumplió el
decreto de aquellas hermanas fatales que vieron su
nacimiento.
Atalanta regresó a sus lugares salvajes, cuidando de no
unirse con hombres desde que murió aquel que había
conmovido su corazón. Pero su padre se enteró de esta
promesa y procuró conseguirle un hombre que fuese el
heredero de su reino, ya que aún no había encontrado a
tal heredero.
Había muchos pretendientes que querían casarse con
esa bella mujer, pero ella insistía en que no quería
casarse. Por fin accedió ante las presiones de su padre,
pero con una condición: el pretendiente tendría que
ganarla en una carrera: si no ganaba, éste moriría. El
pretendiente debía correr desnudo y sin armas, pero la
doncella llevaba una lanza para matarlos si eran vencidos
por ella.
Hipomenes era uno de tantos pretendientes pero,
antes de participar en el concurso, imploró el favor
de Afrodita y la diosa le dio tres manzanas de oro
para que las llevara en sus manos cuando
corriese, y lo que tenía que hacer con ellas
dependía del conocimiento del corazón de la mujer
más que del ingenio del hombre.
La carrera comenzó, y antes de que Atalanta lograse
alcanzar a Hipomenes,
Hipomenes éste tiró una manzana de oro
para entorpecer la carrera de aquella. Tentada por la
curiosidad, Atalanta se paró para recoger la manzana,
mientras que Hipomenes avanzó un poco más.
Cuando ella volvía a alcanzarlo, Hipomenes tiró otra
manzana y ella se volvió a parar a recogerla.
Lo mismo ocurrió con la tercera manzana. De esta forma
ganó Hipomenes la carrera cuyo premio era casarse con
Atalanta.
Atalanta
Pero poco duró la fortuna del joven, ya que se olvidó
de agradecer a Afrodita su ayuda. Ésta llevó la
ofensa a Rea,
Rea la poderosa madre de los dioses, que
transformó al corredor y a su novia en un par de
leones, enganchados a su carro cuando ella lo cogía
en medio de un estruendo de cuernos y platillos.

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