Está en la página 1de 11
__ Darwin, mas no para la mayor parte de sus c 70/ LWOUS VITALI / vk Vi / 23 2000 RESUMEN, LAS POSICIONES CAMBIANTES EN TORNO A LA IDEA DE LEY ENHSICA, EA EVOLUCION Y EL FROGRESO ENA SEGUNDA MITAD DEL SIGLO XX Existen hondas divergencias respecto al significado de la teorfa de la ‘evolucién de Darwin sobre los cambios en el concepto de progreso que prevaleci6 durante el siglo x0x en Gran Bretafia y muchos otros paises. ‘Como parte de una visién difundida, en general se afirma que Darwin estaba pl i en que las opiniones de Darwin estan imbui- ica del progreso y Ia evolucién comin en sus iculo, deseo argumentar que ambas pasiciones tienen (o punto. Se demostrara que, si bien hay una estrecha Spencer y Darwin en cuanto a su adhesién comin a una nocién teleolégica y moral del progreso, hay tambi rencias. Las diferencias se rel pordneos y leva a una caracterizacion smpordn dde versecomoel resultado necesario dela existencia de! estamente dé sustento al poder © ‘Como lo serialé Chauncey Wrighta principios delos afos de 1870, de Darwin de la evolucién no debe contemplarse en analog iia. Desde esta perspectiva, Ia seleccién id “una causa” descrita por una ley, sino el modo. acion de una cierta clase limitada de causas. La comparacién de es la primera sugerencia de que la t distinta de teoria debido al papel que tingencias en las explicaciones lleva a una visién de que sta por varias esferas CONDILLACY ELNINO DE AVEYRON (1800): SENSACION Y SILENCIO RayMUNDO MIER |LEXCEPCIONALIDAD Y ANOMALIA DEL SILENCIO: 'LOS NUEVOS SINTOMAS DEL ALMA ignos que emanaban de de los cuerpos. AJ mismo tiempo, este umbral marca la consoli- dacién de una nueva fisonomia de la familia y de la infancia. EI nifio aparece con un perfil equivoco pero intensamente ilumin: formaciones en la concepcién de infancia corrian paralelas a nuevas les recién aparecidos que desviaciones de los comportar el tiempo y en el espacio artic ineamente los aleja al diferenciar sus oa de Anwoptgae Hina INAM-SEP, fmol etme 17/ LUDUS VITALS / vl VI om. 38 2000 adiestramientos;la mutacin de las tramas de actos y de bienes cotidianos ylaart ivos engendra 2 su vez, nuevas percepciones de la progresién del leginidades equtvoce de la herenin én de las imagenes qh les. Por pri idades. El dominio del orden fva implantacion de las tas que ‘emergencia de Dari ‘a pero decisivamente el régimen de la mirada a imagen del futuro, que se insinéa apenas en sus ‘nuevos rasgos a partir del entusiasmo de la Revolucién a fines del siglo orden de las identidades posterga- con la imagen de la femineidad como trama de id je imagenes del fresco his Las morfologias corporales, el reconocimi +0 definidos en los que se insinan apenas [MIER / CONDILLAC VIL NINO DE AVEYRON/ 73, combinaciones novedosas, nuevas represent: pperados pero afortunados hallazgos, fruto de la asociacién conceptual y Ja fuerza atticuladora de las palabras. Rousseau habria de responder Asperamente a esta vision. La concepcién de Rousseau opone, a la expan- sidn apacible de Condillae, la imagen de mutacién hecha de abandonos y laceraciones, una via tensa, discontinua, un trayecto en el orden de las representaciones, y que es también un trayecto en el desaliento de la plenitud primordial del estado de naturaleza, del momento de la plenitud, snes creadas por los ines- En este umbral, en el que emergen nuevos objetos y espacios, nuevas concepeiones; en este momento, en que se engendran las figuras moder- nas de la clausura, con su vastedad y transparencia equivocas, aparecen en 1799 los actores de un episodio singular. Ocurre algo que tiene los perfiles de un accidente y de una extravagancia, de un incidente a la vez nimio pero profundamente significativo, incluso podria decirse 3 tico”, Un nifto que habia sido visto ya hacia tiempo merodeando el poblado en la localidad de Saint-Sernin, fue finalmente capturado por tres aber sufrido algunos dias de cautiverio escapa Jes de la monstruosidad. Después de sus particularidades, el comisario de Sern seialaen primer ugar que este nino amente después: “hay algo extraordinario en su co les saloajes *.L in Jo monstruoso, con lo radicalmente extrinseco a Ins naturalezas reconocbles: zona limtrofe entre la enfermedad y el salvajismo, la animalidad y la infancia, leza y el desamparo del abandono. Con fecha3 ‘comisario de la administracién municipal del quchasta ahorané embargo, cada vez mis consi 174 LUDUS VITALS / vol VIL/ m1 2000 pm ‘teste respect, ya sot mediate el hfbito oa tencargadlo que en este caso os transmita sus deseos, que son muy diferentes, iad, ya que tienen por objeto realizar que Sern recogidas por el profesor de 260 de que no tenga ningrin taal comisario de la ipo, como me han asegurado. Indicad hombre a vuestro colega que este muchacho sen Imsladudo a Rodez si Esta carta pone en evidencia la particular configuracién de los criterios, 3s puntos nodales en que las worfologia deese cuerpo, cuya monstruo- smbrales de su expresividad escandalosa~ umanos y1 incluso inquietantes —pasa del silencio. ‘explosiones desconcertantes de risa sin transicién y sin me Aparente— los ritmos en que ésta se despliega; son estos ritmos, estas intensi- dades inadmisibles, esta MEER / CONOILLAC VEL NINO DE AVEYRON / 75 Sin embargo, es preciso admitir que sacude en el centro las politicas de gestién de los asilos, los limites de la libertad comprometida para los Sujetos al margen de los regimenes modeladores de las identidades socia- Jes, los criterios para el confinamiento de los delincuentes y otros trans- {gresores de las prescripciones civiles. ;Se le debe recluir comoa un loco purificador de la ensefian: puede contener. Esta abservacin dé lucién tiene, pues, un dot sentido: un sentido alegérico y un sentido politico. Alegéricamente, e irrupcién de la anomalia era también un género de las aberraciones histéricas, una irrupci6n providencial de un acontecimiento promisorio para el conocimiento de lo humano, una oportunidad para reconocer la trayectoria ontogenética del hombre. Era posible mirar en ese drama fntimo, casi desdefable de una animalidad transicional, condensada en 50s infimos clesgarramientos, precipitada en esos dramas informulables, I historia del progreso civilizatorio de la humanidad figurado en esa contienda: oportunidad, también, para el laciones de una observacién preciso, entonces,reconstruir esta posicién informul anémala y providencial, amenazante y hizo imperativo encuadrarlo en esa regién paras + que prescribe un per bores de a inquietud social, a las ansiedades engendradas por l bacién de los habitos. El nifto de Aveyron seré plenamente un indivicuo anormal, 176 /LUDUS VITALI / vl VI / mam 13 2900 ‘un nuevo espacio para esta anomalia parti ina anomalfa més, sino también una excepeionali- Jos margenes de lo juri yk as de la naciente pedagogia, en I Giones indeclinables de la disciplina, en los anhelos de construir un :étodo para disipar los comportamientos divergentes, y restaurar Ia sdadanos, asegurar el retorno a la it surgida y ordenad: ey corporal una nostalgia extrafia por un estado de plenitud | para siempre perdido, que asediaba los fantasmas de Rot a violencias disciplinarias —desde el castigo samiento para lograr la obediencia, hasta la tos de cortesta, de maneras, de doctlidades sicolégico —un conductismo incipien- is y amenazindolo por [MIER /CONDILLAC YL NINODE AVEYRON / 77 que pertenecia ala clase de los marginados del proceso de rente de signos, por lo indoblegable de su atenci precipitaciOn en la satisfaccién del instante, de su ausencia de historia Pero los “progresos” del nifio de Aveyron, tanto como sus definitivas las reglas que rigen la expresién significactiva, E 3s inreductibles a la luminosidad de los signos articulados, Elmutismo del nifio de Aveyron revels también una subjeti- viidad incalculable que emerge al margen de la lengua, y un carécter lateral, un carécter al mismo tiempo suplementari e incierto del lenguaje queacompaiiaa otra significacion, inarticulable, de a disposicion afectiva de los cuerpos, las tensiones perceptibles en el cuerpo que acompaftan a la mirada atenta, a las percepciones; otro orden de la construccién de los. objetos y de las formas de la identidad del si mismo. Estos limites se dibujaban incluso de manera negativa, como un rechazo 0 como un cextrafiamiento, incluso como una condena o la afirmacién de una exclu- sign. En el informe, el primero que se haya formulado sobre el caso, roporcionado por Pierre-Joseph Bonnaterre, realizado durante la estan- ia de Victor d’ Aveyron en Rodez, podemos leer: Indicios de imbeciidad. Todos estos pequefios detalles, y muchos otros que podefamos afadir, prueban que este nifio no esté totalmente desprovisto de Inteligencia, de reflexién ni de razonamiento; sin embargo, nos vemnos ob {que no se trataba de sat se ven en él funciones 18 product ninguna ides posee In facultad de comparatlas entre ellas; podriamos decir que no tiene sspondencia entre su alma y su cue ¥ funcional perturba las clasifcacon itud de las almas, transiciones continuas ent 278 /WUDUS VITALS / wl. VI / 18/2000, in citcunscrita, como una poten- nsaciones y laautonor ma se distancian, no queda siquiera la intensidad de la pasién o los extravios de la verdad perturbadora del ‘cuerpo, que Descartes reconocia como un orden suplementario, capaz de trastocar otra verdad fundamental: la verdad de larazén, No hay verdades que resuenan con timbres inarménicos,en juegos de discordan- ias pero también de interferencias ¢ intensificaciones recfprocas. Pero en este sacudimiento y desdibujamiento de las categorias, la anula- ci6n del discernimic In idea, deriva tambi de memoria, deseo de su propia negacién en el clausura del futuro arrastr a méral. No hay sediment wrocidades y la congruencia limentaci6n de las represen- la de la aten ina identidad consolidada por la acurnt Yy que surge del movimiento expansive de las as Jo xvm}, se despliegan en el juego envalve ectto de los obetos y los acios y las percepciones, la densidad temporal. La MIER /CONDILLACY EL NIRODE AVEYRON / 79 2. CONDILLAC Y EL ENTENDMIENTO FRAGMENTAI TEORIA DELAS FACULTAI “SLA PARABOLA DEL CUERPO COMPOSICI Condillac abre su célebre Traité des sensations con una extrafia advertencia {que seftala unas condiciones singulares para la lectura de ese trabajo. Esas condiciones trazan el circulo de una lectura imposible. En la pégina inicial desu Tra Olvidé prevenis sobre tiple pasajesd olvido valdeé por las es, que es muy im sino las ideas que ella adqui fen una palabra, no ser més que lo q cosas a nuestro modo més que cuandé toda nuestra experiencia; y nosotros, a ‘mas que cuando nos asumamos pri lectores que logren ponerse exactamente ‘en entender esta obra; los otros no deja tades nyesta cisamente revoca en sus inicios su propia lectura obien reclama ‘ones equivoco. Esta extrafa advertencia, que abre te, de un fragmento omi abla jo y que ha proyectas lor desde la posici 0 / LUDUS VITALS / vo. VIN/ mam. 13/ 2000 ‘un momento sit espacio de La lectura para inscribirse en la esfera misma ‘que se confunda con sus propios reproches, que tudes y sus reservas, que conczca y sepa de ¥ calibre la dificultad de una comprensién que atin no eercit ono es esta torsion incluso noes tampoco la mis signifi- ja en la reflexién de Condillae; hay otra mas significative: otra toa del texto, Condillac hablaré, a través de la a que adquiere i de subjetividad, de una conciencia que se afirma progresivamente en esta convergencia de islotes auténomos de sensibili- statua evoca a un hombre, aunque despojado de sus rasgos de ‘més evidentes. Se transita desde la mineralidad pura de la efigie privada en absoluto de sus facultades, hasta la culminacién cd. Este tr es el que Condillac la lect Je que impida, durante esa prog de facultades a lo largo de Ja lectura, cualquier desfallecimiento de Ia imaginaci6n. ‘Condillac exige entonces una escisi6n entre la capacidad de imaginar, i .cién plena con lo que se lee, y un distancia ‘or asuma dos identidades: que mantenga a lo sn vigilante, una comparacién incesante entre 10s estados de la evolucion de lacriatura imaginaria, que recobre je ejemplar. Una exige que asuma, ipresionante de la imaginaciOn, una negacién de to de sus capacidades: que enmudezca, que se imaginacién del tacto, que se vuelque ala ceguera, que cese de pasién misma que lo conduce en la lectura. La jpanar la lectura de su texto debs [MIER / CONDILLACY ELNINO DE AVEYRON / $1 hasta el entendimiento desde el vacio del entendimiento, con: ‘mismo en un ser fragmentaco desde la plenitud de a concien« de quien lee apasionadamente, adoptar la mirada fija de una “estatua” ‘que habré de adquirir, progresivamente, un deseo de diversidad del cual ‘earece en cl inicio del texto. El lector debe ser en el inicio el ser sin deseo y-sin memoria, sin y sin otro apetito que su propia sobrevivencia, sin discernimiento y sin identidad, y desde este vacio transitar hasta-la plenitud del hombre que medita, que escribe. {érmino de la lectura, Ia parabola ha llevado a la estatua a su punto culminante, Una vez.concluida su penosa transicin, la que fuera alguna vez estatua, asume ple cién de Ia autorreflexividad y con el autorref con la vielenta aparicion de la ividad, la inauguracion del mundo: 2Quién soy, dir ella, y quigm he sido? :Qué son estos sonides, estos olores, 2Quées entonces esta cadena To que say, y que acaso ha conformado La transicién de Ia mineralidad de la estatua a la naturaleza plena es también la configuracién de si mismo y la configuracién del mundo. En el principio, el lector, vaciado de sfmismo carece también de mundo, va construyéndoloa medida que avanza en Ialectura,construye esa discipli- sa vacilacién sobre lainterioridad de simismo y joridad del mundo, pero construye tambien la fuerza engendrado- lacer y del dolor, ausentes en los contomos inertes de la estatua ninguna conciencia de mi misma; yo era, pero vacia de deseas, de apenas gozaba ce mi misma, y de haber continuado esa existencia no habria imaginado jams que mi existencia ichas sensaciones: ocupan mi capac $2 LUDUS VITALS / vl V/s 1 2000 nun principione debe ser capazde fjar la aten« aesfera de la pura satsfaccién, reclame, sin embargo, la mirada y del entendimiento que sage en el texto, Pero también una doble identidad temporal. Pero laimposibilidad de la mirada no surge s6lo de esta escisién impracticable, de este leer desde dos identidades, desde dos posiciones, pretendiendo raleza, el orige cestatua conlleva lector y su estatta es también tuna primera identidad en el vacio de los ‘que se sobrepone ala identidad del lector con la agudeza lingitis- MEER / CONDILLACYELNIRO DE AVEYRON / 3, 3. ITARD: LASSOMDRAS DE LA IMAGINARIA 'PEDAGOGIA DEL LENGUAJE sho de 1800 el niiosalvajees enviadoal Instituto de Sordomudos, concepeién del lenguaje de signos habfan surgido de una intuicin primaria sobre la sdad de la materia de los signos, surgida quiz de una interpretacién de Locke. Més tarde, fuela imaginacién de Condillacla que le aprendizaje de los signos gestuales ‘con la materia del movimiento tard, habria de integrarse poco despu para entonces hacerse cargo de Victor d’ Aveyron. ida, Ia aparicién del nifio de Aveyron fue un acontecimiento wudlo, pero incapaz. de comprender ni de articular wn todas sus facultades, aunque excluido del lenguaje aparicién y sus capacidades y acciones velaban las certezas de la bioloy y desafiaban la crudeza de ias concepciones filoséficas. Sin embargo, lac habia ya anticipado ese extravio: en el Traifé des ‘ondillacrelatael caso, sin duda legendario—aunque fechado lac en 1694— de un nifio de diez afics encontrado en los bosques de Lituania, eapaz den: jempo incapaz de re {4 / LUDUS VITALS / vo. VIN / mum. 13 72000 Jos dems nifios bravios no hubieron de traer a su vida social sino facultades, _profundamente embotadas, contra las cuales —donde se haya intentado diri- ‘irlos hacia una educacién—no podfan por menos deestrellarse conjuntos de una metafisica en paftaes, todavia resentida del atas,y de una ciencia médica, cuyos puntos de vst iad por un mecanicismo radical no podian remont ilos6ficas sobre las enfermedades del entendinsento, Iuminadas final- ‘mente por la vivida antorcha del andlissy aliadas en mutuo valimiento, han vvenido estas ciencias a desembarazarse de sus ya rancios errores y han ‘progresado en nuestros dias con pasos de gigante. Cabia espera yo Tos que nos traen regen con cr lo que lef La convergencia entre una filosofia capaz de superar la “metafisica en pafiales” y los nuevos perfiles de la ciencia médica habria de constituir, |, una alianza esencial en la configuracién de una gia: una “medicina filoséfica” que se aliaba a una “teray ‘tigida sobre la palabra y la condescendencia, pero susten 1 en una devocion estricta ala observacién y al desempeno disciplinario. Esta pedagogia recibi6 la gracia de la milagrosa aparicién fio salvaje”, ese azar que arrastré al idiota de Aveyron al punto de confluencia entre ambas disciplinas también dio cabida a quien habria de recoger el “historia de un ser tan fascinante”: el propio tard, La exal- fbita encarnacién de Ia estatua de Condillac no podia dejar de arrastrar consigo la cauda paradgjica dela pardbola filo- séfica, ‘Una idea reaparece una y otra vez en las reflexiones de Itard sobre el proceso experimentado porel joven “salvaje”. A partirde la refutacion de Jn tesis de las ideas innatas, la afirmacion del lugar predominante, civili- [MIER / CONDILLACY ELNINO DE AVEYRON / 35 toria sino también el cariicter propiamente humanizante del vinculo social. La escala de la animalidad se proyecta sobre la naturaleza humana: menor, més despro- tegido, inferior al resto de los animales, todas sus idad, pasign, surgen de este v “la consageacién del hombre— y la accién civil idamente en las figuras disci- eleasi constante resultado de que dichos sujetos permaneciesen impermeables 1 cualquier perfeccionamiento relevante, debido indudablemente a que, sin : es quiso someter l sistema titucién pedagégica y los fundamentos metafisicos ‘contrastantes en la formulacién expresa del desafio ferior del siglo x0 una incipi in de sociedad y pedagogia, 867 LUDUS VITALS / vl VIL/ nm 13 /2000 punto de anudamiento de ag converges entre ls Lgis dvergentes ; pero también el régimen equivoco que hace posible el de la particularidad a los regimenes fandamentales pero inquietantes de la generalidad; entre el confinamiento a un saber incomunicable, a una percepcién cerrada sobre s{ misma arraigada a instante y destineda como ipacién,y la inmersin en la amplitud sin-bordes, sin tos, sin anclajes de In generalidad, en el amplio pliegue del que captura y disipa todo estremecimiento de la singularidad; tre el extravio en el detalle, en la percepci6n infima de los sentidos, y la le las categorias generales de Ia lengua y del sje era la materia de amba: 7 ambos polos, hacia posible el stibito predominio como un trayecto a de alguno de ellos. y las intrincadas estrategias institucionales de la educa- n sino caeren la éebita del lenguaje, someterse a sus impes nos de ese objeto extravagante y opaco: la itura. Condillac sc aporta ese espctro imposible des eta transitar

También podría gustarte