2 Viernes, 23 de febrero de 2007

~ Opinión ~
La guerra de la hamburguesa
Todo comenzó hace más de tres déca-
das, en Estados Unidos, cuando el gobier-
no americano, decidió hacer competitivo
a su sector agrícola y ganadero. En unos
años adelgazó tanto este sector, que se
redujo a la tercera parte su población
activa. Ir hacia la competitividad de un sec-
tor, supone cambios importantes en la
conformación de las explotaciones (desa-
parecieron las pequeñas), hubo un incre-
mento en la capacidad de producción y se
redujeron los costes unitarios para poder
competir en precios de mercado.
Asimismo, estos cambios estructura-
les, conllevan una pérdida de calidad de
los productos al introducir sólo factores
económicos en la fase productiva, y desa-
tender factores de calidad sanitaria y ali-
menticia
En una primera fase, la competencia
comercial hace efectivamente reducir
los precios al consumidor de los pro-
ductos alimenticios, pero con el paso del
tiempo y el nacimiento de grandes empre-
sas de distribución y comercialización, se
crea un escenario en el que los precios
suben y los productos alimentarios man-
tienen su baja calidad. Eso es lo que pasa
con la hamburguesa “americana” y otros
muchos productos agroalimentarios ame-
ricanos, que para poder competir en pre-
cio tienen que bajar su calidad.
Este modelo de desarrollo es el segui-
do actualmente por nuestro país, ayu-
dado y subvencionado por Bruselas y
como no puede ser de otra manera, a
decisiones similares, resultados pareci-
dos. Ahora estamos en una fase en la
que aún quedan productos de calidad
alimenticia porque quedan comerciales
y consumidores que apuestan por ellos,
pero en unos años, estaremos igual que
en EEUU, en este sentido. El buen pro-
ductor no está incentivado para hacer
productos de calidad porque no lo puede
repercutir en el precio y además cada
día tiene más dificultades para encon-
trar consumidores que sepan apreciar
esa calidad.
Vamos irremediablemente en esa direc-
ción porque hay muchos factores que
contribuyen a dirigir al sector hacia terri-
torios en los que la alimentación huma-
na no parece importar mucho al ciudadano
(problemas de obesidades en jóvenes,
comida rápida, pre cocinados, etc), por-
que los valores prioritarios de consumo,
son otros (vivienda, vehículos, imagen,
ocio, etc).
Por otro lado, demonizar un producto
alimenticio como la hamburguesa, así
en genérico, es demostrar poco conoci-
miento sobre la elaboración de alimentos
que han formado parte de nuestra dieta
desde hace muchos años, sin provocar
ningún perjuicio aparente.
Estamos muchos charcuteros y ela-
boradores de hamburguesas y otros embu-
tidos que nos preocupa todavía la salud
de nuestros clientes y consumidores y
aportamos a nuestros productos, materias
primas de calidad, en proporción de mate-
rias magras y grasas adecuadas, espe-
cias y aditivos en dosis mínimas y con
una sanidad del proceso productivo como
nunca vista en este país. Tenemos que
ceñirnos a unos controles y a unas normas
porque es lo adecuado y pertinente en
un tema tan importante como es la salud.
A veces no se entiende muy bien, como
desde la Administración se permite pro-
ducir y comercializar productos que
dañan la salud (por ejemplo, tabaco) ya
que, a nosotros como productores de ali-
mentos se nos impide aportar ciertos adi-
tivos o bien se permite otros pero con
unas dosis máximas por producto, etc.
El abandono de la dieta mediterránea
hacia otras dietas más ricas en grasas,
pocas proteínas y muchos aditivos origina
graves problemas de salud a medio y
largo plazo.
Querer luchar contra esta tendencia
es un propósito quijotesco (es como
luchar contra los molinos) porque todos
los factores anteriormente mencionados
se unen para que nuestros alimentos ten-
gan cada día menos calidad y un mayor
precio.
Todos los niños y jóvenes que vienen
a esquiar a nuestro Pirineo en cursillos o
semanas blancas, ¿qué tipo de hambur-
guesas creen sus padres que comen? Por
lo general, las más baratas. Es lo que
hay.
JESÚS ALBERTO GARCÍA GALLARDO
Encargado de producción de Vidibunum
Camisa de once varas
Bestiario
Los de Yesa llevan años siendo desór-
denes hidrográficos que, cada tanto,
salpican de forma salvaje el mar
calmo de ministerios y departa-
mentos. Trascendiendo la obra hídri-
ca, este pantano lleva tiempo
contradiciendo su propia natura-
leza: lejos de permanecer tranqui-
lo, contenido, embalsado en
definitiva, tiende al embraveci-
miento. Suscita juicios también
incontenidos, que no sólo cuestionan
la actividad individual de tres o cua-
tro burócratas, sino que sientan en
el banquillo toda la política estatal
de desordenación del territorio.
Hasta tal punto, que el contenido
concreto del fallo judicial es irre-
levante y, en todo caso, insuficien-
te para limpiar toda la ponzoña que
se acumula en Yesa de la primera
piedra a la última gota.
Lo llamativo es que esta lógica
de la sospecha a la que nos obliga la
acción institucional se confirma a
diario: desconfiar de la primera
verdad judicial, impugnarla, era a
la vez encomendarse a que la propia
naturaleza fraudulenta del panta-
no mostraría nuevas fallas y evi-
denciaría las existentes. Cuando
este martes El Mundo destapaba
que el pantano se mueve (y no sólo,
como ya sabíamos, que podía mover-
se), que sus laderas se deslizan para
riesgo de las poblaciones que lo
miran desde abajo, las primeras
grietas de tanto desorden sísmico
se abrieron en la Confederación
Hidrográfica del Ebro. Ante el tem-
blor, la dirección de la CHE se ha
agarrado al sillón y con su prover-
bial ilegitimidad democrática anun-
cian que de la grieta del 2004 no se
acuerda y que el deslizamiento de
agosto fue cosa de un centímetro
nomás. Si a este monográfico de
ingeniería del desastre se le aña-
den algunas tramas secundarias; a
saber y sin exhaustividad: la ino-
perancia de la Administración de
Justicia en sus investigaciones, la
ausencia de cualquier programa
político local de carácter no-publi-
citario, el ocultismo en que se han
instalado medios de comunicación
y responsables de las
Administraciones Públicas. Si se
recomponen los trocitos de infamia,
esa mixtura corrobora la propues-
ta hollywoodiense de que, en relación
con un pantano, lo único que cabe es
una de mucho miedo, carísima e
insufrible. Como ya inauguró aquél
sobre el mismo asunto: continuará
por güevos.
DAVID VILA VIÑAS

“Ayuda en el monte” ñable apretón de manos. Al personal

“El pasado 20 de enero nuestro amigo
y compañero José Luis Torcal falle-
ció en el monte Agüerri, en el único
accidente en 40 años de montañismo
conjunto. Últimamente primaba sobre-
manera en las salidas la seguridad per-
sonal, lo que nos llevó el sábado a
decidir en la cima volver por la solea-
da cara sur de la subida. Pero no dio
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de Gabardito por dejarnos un coche y
contener en esos confusos primeros
momentos el respetable interés de los
tiempo, pues José Luis, en un aciago tro- medios informativos. A Lo Foratón
piezo, se golpeó la cabeza y se deslizó por acogernos a nosotros y a las fami-
con los crampones y el piolet por la lias de forma altruista y, sobre todo, • MOBILIARIO
suave y helada ladera norte. Queremos por las constantes muestras de apoyo y
agradecer, junto a su familia, al grupo cariño. Quique y Toño agradecen a • COLCHONES
de montaña de la Guardia Civil, con José Luis ‘Paco’ haber compartido su
el que convivimos durante una noche vida de buena persona. Antonio Rodán • SOMIERES
junto al cuerpo de nuestro compañe- y Enrique Riera Bilbao”
ro, por su voluntarismo y trato cálido, Con agradecimiento anticipado y
humano y respetuoso. con todo afecto les saluda
Al piloto del helicóptero por su entra- GRACIANO LACASTA ESTAÚN Confíenos su amueblamiento.
Confíenos su descanso.
Fe de errores.- En el periódico número 6.345, en la nota necrológica
dedicada al doctor Enrique Balcells Rocaromora (página 13), salió publi- Ahora grandes descuentos
cada una errata en la que decía que el investigador obtuvo el “Suelo
Jaqués”, cuando obviamente tenía que haber indicado “Sueldo Jaqués”, en en primeras marcas.
referencia a la máxima distinción que la corporación municipal concede a
aquellas personas e instituciones que con sus acciones y trabajo contri- San Marcos, 3 - Tel - Fax 974 362 057 - JACA
buyen a ennoblecer y acrecentar el nombre y los logros de la ciudad.
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