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Contaminación ambiental

Armendáriz Ignacio

Rosolén Tomás

Establecimiento: Colegio Nuevo Surco

Materia: Construcción de la Ciudadanía

Profesora: García Duperou Mercedes

Curso: 1º E.S.
La contaminación
La contaminación consiste, básicamente, en la generación
de residuos en un medio que se introducen por encima de la
capacidad de este para eliminarlos. No es, pues, una cuestión
de qué productos se introducen, sino su cantidad. La
proliferación de estos residuos supone un desequilibrio grave
en el biosistema, hasta el punto de llegar a imposibilitar la vida
de las especies existentes. El agua, el aire y el suelo son los
principales medios contaminados.

La contaminación del Aire


Hay muchas sustancias que pueden contaminar el aire. En
1986, hubo un accidente en una central nuclear, en Chernóbil
(Ucrania) donde escaparon sustancias radiactivas, muy tóxicas,
que contaminaron el aire de casi todo el hemisferio norte
Muchos años después, todavía siguen naciendo niños con
malformaciones debido a la presencia de la radiactividad.

La contaminación del aire tiene muchas consecuencias


negativas:

• El incremento del efecto invernadero. Los gases que


contaminan la atmósfera convierten la Tierra en un gran
invernadero,
reteniendo el calor que
proporcionan los
rayos solares, por lo que
la temperatura de
todo el planeta aumenta. Un ligero incremento de la
temperatura afecta a las plantas y a los animales de una
región.
• La destrucción de la capa de ozono. En la atmósfera hay
una capa donde abunda un gas especial: el ozono. Este gas
protege la Tierra de los rayos
ultravioleta que llegan desde el Sol.
Pero, cuando utilizamos ciertos
espray, se emiten unos gases llamado
cloroflurocarbonados que destruyen el
ozono.

• La lluvia acida. Algunos gases emitidos por los coches o


las industrias, como los óxidos de azufre y de nitrógeno,
pueden reaccionar con el agua y formar sustancias
químicas llamadas ácidos. Luego, cuando llueve, el agua
cae a la Tierra en forma de lluvia ácida. También se
deterioran algunos
monumentos. La lluvia ácida
afecta a las regiones más
industrializadas, como
Norteamérica y el centro y norte
de Europa. En ocasiones, este fenómeno ha destruido
bosques enteros y en Suecia, los peces han desaparecido
de más de 5.000 lagos debido a la lluvia ácida.

Esto se debe a que el aire está contaminado, porque hay


muchos vehículos o industrias echando humo continuamente.
Como el aire contiene algunas sustancias tóxicas, las
personas que sufren asma, u otras enfermedades del
aparato respiratorio empeoran cuando la atmósfera se
contamina. El humo de las ciudades, llamado smog, puede
provocar incluso la muerte de las personas enfermas. En
ciudad de México, el smog afecta a muchos millones de
personas, sobre todo cuando no hay viento y el aire
contaminado permanece sobre la ciudad, sin circular por la
atmósfera.

La contaminación del Agua


Tanto el mar como los ríos se contaminan, por ejemplo, con
las basuras y los desechos que las personas depositan en ellos,
pero también con los vertidos que realizan algunas industrias o
los petroleros. También se contamina el agua cuando estos
barcos limpian sus tanques, algo que ocurre con bastante
frecuencia en las costas cercanas a las refinerías o alrededor
de las plataformas petrolíferas. Otras veces, la lluvia ácida
también provoca la polución de arroyos o ríos.

La contaminación del agua afecta a las plantas, a los animales y


a las personas. En las aguas contaminadas
hay más bacterias que pueden producir
sustancias tóxicas, que luego sirven de
alimento a las plantas, a los peces y a
otros animales.
La contaminación del Suelo
Algunos desechos no perjudican al terreno, porque se
descomponen con el paso del tiempo y acaban formando parte
de él. Es el caso de desechos procedentes de animales o
plantas, llamados residuos orgánicos.

Mientras que los residuos inorgánicos, como los plásticos,


vidrios, latas, metales; tardan muchos años en degradarse y
tienen un alto poder contaminante.

Los suelos se contaminan también al usar pesticidas y


fertilizantes en los cultivos, o con los detergentes y los
residuos recogidos por el sistema de
alcantarillado. Contienen metales como el
mercurio, el cadmio o el níquel. Las minas
y las canteras también pueden contaminar
el suelo con restos que contienen metales
u otras sustancias nocivas. Y la lluvia
ácida también contribuye a su deterioro.

La contaminación de los suelos provoca la contaminación


de las plantas que crecen en él o la intoxicación de animales y
personas que ingieren plantas con altos porcentajes de plomo,
mercurio u otros metales tóxicos. Además, la contaminación
del suelo hace que se contamine el agua; por ejemplo, cuando
se disuelven sales minerales en las aguas subterráneas o
cuando los residuos industriales llegan a los arroyos o los ríos.
El ruido nos contamina
Desde hace unos años se considera otra forma de
contaminación, denominada contaminación acústica. El ruido
intenso procede de los vehículos, las máquinas de las
industrias, los aviones, los locales de ocio y diversió.

Y, aunque se planifica el trazado de los aviones


para que no sobrevuelen pueblos y
ciudades cuando están aterrizando o
despegando, sigue habiendo muchas casas o
colegios a pocos kilómetros de los
aeropuertos, y el ruido es muy molesto.

Algunas consecuencias de la contaminación acústica son la


falta de concentración en el trabajo o en el colegio, el dolor de
cabeza y el insomnio.

La contaminación del Riachuelo


La ciudad de Buenos Aires y la de Avellaneda se
encuentran condenadas a convivir, desde hace muchos
años, con dos peligrosos vecinos: el tramo final de la
cuenca Matanza-Riachuelo y el denominado polo
petroquímico del Dock Sur.

A medida que transcurre el tiempo, se han ido


tornando cada vez más evidentes las
nocivas consecuencias que esa proximidad
les provoca a quienes habitan en vastas
áreas de esos dos centros urbanos tan
densamente poblados, donde el agua del pozo está
contaminada por los basurales y las filtraciones que
comunican al Riachuelo con las napas freáticas y por los
millones de pozos ciegos y cámaras
sépticas que imperan en la zona.

Sin embargo, las autoridades no


parecen advertir una situación irregular
que configura gravísimos riesgos para la
seguridad y la salud pública e incluso pone en peligro la
seguridad de las zonas involucradas.

Acerca del Riachuelo sólo cabría expresar que la


desidia y la indiferencia lo han convertido en una de las
mayores fuentes de contaminación ambiental del país. Se
trata de una anomalía largamente comprobada -las
primeras estimaciones en ese sentido datan de mediados
del siglo XIX-, que ya ha dado lugar a infinidad de
advertencias con sólida base científica y a numerosos
reclamos, emitidos desde los más diversos foros.

Hasta el día de hoy, esta prédica, razonable, parece


haberse estrellado contra un sólido muro de promesas
incumplidas. Para fundamentar esa afirmación basta con
recordar, a título de mero ejemplo, aquel jactancioso
anuncio de una intervención decisiva y definitiva -los
"1000 días"-, después de la cual el Riachuelo iba a quedar
habilitado para la pesca y la natación no sólo en el tramo
arriba mencionado, sino en toda la extensión de la cuenca,
receptora cada día de 400.000 metros cúbicos de aguas
servidas y de 125.000 metros cúbicos de residuos
industriales.
.
En el caso de las ciudades de Buenos Aires y
Avellaneda, tan penosa realidad tiene el agravante de la
forzosa convivencia con el polo petroquímico del Dock Sur
que, a partir de la antigua dársena de inflamables, ganó
espacio y amplitud a costa de considerables franjas
ribereñas. Las emanaciones provenientes de ese complejo
industrial han degradado de manera notable la calidad del
medio ambiente. Hace algunos días, dos notas publicadas
por LA NACION dieron cuenta de que los hospitales
públicos porteños atienden a
numerosos pacientes
afectados por la existencia
en su sangre de elevados e
intolerables índices de
tolueno, un derivado de los
hidrocarburos. Asimismo, hay quienes presentan síntomas
de la presencia de plomo u otros metales pesados en el
organismo. Casi está de más alertar acerca de la
gravedad de dichas verificaciones médicas.

El polo petroquímico está ubicado a unas cincuenta


cuadras en línea recta de la Plaza de Mayo y del centro
neurálgico de ciudad. Las humaredas y llamas que brotan
de sus chimeneas son visibles desde cualquier edificio
elevado de la zona sur de la metrópoli. ¿Acaso alguien se
ha detenido siquiera a pensar cuáles podrían ser los
efectos de un siniestro en los depósitos de combustibles
altamente inflamables? En especial, si se recuerda que
hace más o menos dos décadas un buque petrolero ardió
durante varios días en las cercanías de aquellas
instalaciones. No se trata de
formular pronósticos agoreros. No
obstante, resulta indispensable que
las autoridades nacionales y locales
emprendan el inmediato
saneamiento de la cuenca Matanza-Riachuelo, llevando
además a cabo una investigación que permita conocer los
responsables de la contaminación en el área, de modo de
detener el impacto ambiental causado por la subsistencia
de la cuenca Matanza-Riachuelo y el denominado polo
petroquímico del Dock Sur.

Conclusión
Nosotros, los seres humanos, somos responsables de
numerosas acciones que destruyen y alteran el medio que
vivimos. Cuando tiramos papeles al suelo, cuando arrancamos
una planta, cuando las industrias o los automóviles expulsan
humo a la atmosfera o cuando usamos algunos espray,
perjudicamos el medio ambiente, y también nos perjudicamos
nosotros mismos. Pero, para que los animales y las plantas sigan
viviendo en nuestro planeta, es muy importante conservar y
cuidar su medio.

Lo que podemos hacer para proteger el medio ambiente:

1. Depositar las latas de metal, los botes de plástico, el


papel y el vidrio usados en contenedores especiales para
reciclarlos. Y no desperdiciar papel.

2. Echar las pilas en contenedores especiales. Así se evitara


la contaminación del suelo.

3. Ahorrar energía: no dejar luces encendidas y apagar los


aparatos eléctricos cuando no los estés utilizando.

4. Ahorrar agua: cerrar bien las canillas, ducharte en lugar


de bañarte, no utilizar el inodoro como papelera, etc.Todo
lo que se debe hacer para proteger el medioambiente se
reduce a la “la regla de las tres erres”: reducir, reutilizar
y reciclar. Por ejemplo, para no talar árboles
innecesariamente hay que reducir el consumo de papel,
reutilizar el papel y reciclarlo.

Bibliografía
• Ciencias Naturales Enciclopedia Encarta 2008.
Enciclopedia digitalizada.

• www.lanacion.com

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