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ARMANDO RAFFO SJ
Consejo de Redacción
a la honestidad
intelectual
y a la honradez
con lo real
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rigurosidad, tenacidad, pasión y reverencia.
Una de las críticas más Se trata de su honestidad intelectual y de su honradez
con lo real, así como de su valentía frente a lo
recurrentes era que aparentemente incuestionable y de su rigurosidad
para comprender la cultura como expresión dinámica
Segundo desarmaba la de la libertad humana. Nos referimos, también, a su
tenacidad para ir al fondo de las cosas sin desmayos
fe de la gente porque ni concesiones acomodaticias que llevarían el agua
a su molino. Esto es así porque su espíritu estaba
cuestionaba todo lo atravesado y especialmente inflamado por esa pasión
que, de alguna manera, y muchas veces oculta, anida
que ellas habían reci- en todo ser humano y llamamos “amor” o “reverencia”
a la verdad. Juan Luis no tuvo miedo a la verdad
bido... por eso mismo, porque fue un hombre de fe.
Juan Luis Segundo fue, ante todo, un teólogo honrado
se dirigía a aquellos con eso que llamamos “la realidad”. Esa honradez no
es garantía de verdad pero sí de pertinencia para su
que no se contentaban mundo cultural y para aquellos que compartieron
sus conocimientos. Esa honradez con “lo real” le
con las explicaciones llevó a plantearse muchas preguntas que fueron
sistemáticamente esquivadas por los cultores de la
infantiles y decepcio- tradición como si el quehacer teológico para ser bueno
tuviese que repetir lo de siempre con apariencia
nantes de la fe, sino a de novedad.
quienes les importaba Lo que siempre distinguió a los teólogos prominentes
fue su entrega y capacidad para recoger las aguas
experimentarla en su provenientes de la fuente que, al menos, posee tres
vertientes: la revelación codificada en las Escrituras,
vida concreta de forma el magisterio de la Iglesia y la historia como pregunta
y espacio de salvación.
rica y liberadora.
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no se contentaban con las explicaciones infantiles y
decepcionantes de la fe, sino a quienes les importaba
experimentarla en su vida concreta de forma rica
y liberadora. Aquellos que se quedaban a mitad de
camino se descubrían desarmados o frustrados. Muy
por el contrario, quienes se dejaron mover por la
honradez con lo real y la honestidad consigo mismos,
fueron más allá y terminaron redescubriendo la
fecundidad de su propia fe y redimensionado el sentido
de sus propias vidas.
Para facilitar la inteligencia y comprensión de cuanto
venimos afirmando puede ser bueno realizar lo que
podríamos llamar una especie de aterrizaje que ayude
a intuir el alcance de esa honestidad intelectual que
caracterizó el pensamiento de Segundo.
Probablemente fueron dos macro teorías provenientes
Son varias las actitudes del mundo científico las que más impactaron e
influyeron en su quehacer teológico. Por una parte
que distinguieron el la teoría de la expansión del universo y sus números
inimaginables: “El universo que conocemos comenzó
talante teológico de su existencia visible –aunque no hayamos asistido a
ese acontecimiento– con una gran explosión: el big
Juan Luis Segundo: bang” (ibid. p. 126) y de la mano de Hawking supo que
se necesitaron diez mil millones de años para que se
honestidad, honradez, desarrollasen seres inteligentes, los seres humanos o,
como dice el mismo Segundo “esto es, seres libres”.
valentía, rigurosidad, Por otra parte, y como una verificación cercana de
aquel gran dinamismo, los trazos fundamentales de la
tenacidad, pasión y llamada teoría de la evolución.
En ese contexto y de la mano de las observaciones
reverencia. de Teilhard de Chardin supo que esos seres libres,