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Bee Cee Ty lace mal ure) CMe rertl ee l) Dene Retr Motivos yconsecuencias Ce CM ETT Url ioF-Te errs \ LV eyed Te (enor) I ; Del sufragio femenino ERC ty 5) vanguardias artisticas h ~ BOTs NOMEN EDITORIAL Coeemereben ee i Sima \ Una guerra para acabar con todas las guerras L Primera Guerra Mundial, de la que se cumplen 110 aiios, remodelé las fronteras, _geopolitcas y la percepcidn social de la guerra. Considerada inicialmente como un en frentamiento breve, se convirtié en un devastador choque de imperios y naciones. Las potencias de la Triple Entente (Reino Unido, Francia y Rusia, més tarde Italia y Estados, Unidos) y las Potencias Centrales (Alemania, Austria-Flungrfa, el Imperio otomano y Bul: garia) fueron los dos grandes ejes de un contflicto desencadenado, en la epidermis historica, por el asesinato del archiduque Francisco Fernando de Austria en Sarajevo, aunque sus raices profundas se hunden en una compleja red de lianas, rivalidades imperiales y militarismo que analizamos en este nimero. El uso masivo de las trincheras, junto con la introduccién de armas como la ametralladora y el gas venenoso, llevé a un alto niimero de bajas y pocos avances territoriales significativos. Batallas como la del Somme y Verdiin se han grabado en la memoria colectiva por su extre ‘ma ferocidad y coste humano. Pero la guerra no solo se libr6 en los campos de batalla: el blo- queo naval briténico contra Alemania, la guerra submarina alemana y los esfuerzos internos en cada pais para movilizar recursos y moral tuvieron un papel crucial. Ademés, el conflicto se expandid mas alli de Europa, a regiones en Africa, Asia y el Pacific. Sus consecuencias fueron profundas y duraderas, EI Tratado de Versalles de 1919 redibujé el mapa ceuropeo, desmantelando imperios y creando lo que llegariana ser nuevos estados; las condiciones punitivas impuestasa Alemania sembraron las semilla del descontento que levarian a la Segunda Guerra Mundial; marcé el declve de las potencias europeas y el ascen: so de Estados Unidos y japon como actores global; acelen6 los cam- bios sociales como el sufragio femenino y a Revolucion rusa de 1917, que culminé con el establecimiento de la Unis Soviética La llamada «guerra para acabar con todas las uerras» no logré ese objetivo, pero transforms irrevocablemente la politica, la sociedad y ka tecnologia en todo el mundo. En este mimero la estudiamos desde todos los prismas posibles para que disfrutes dela lectura y de lahistoria. _(csabale Carmen Sabalete —* Muy HSTORAS. SUMARIO | GUERRA MUNDIAL Causas de un conflicto anunciado Trincheras 22 Batallas por mary aire 30 Del Marne a Verdin 38 Espionaje en la Gran Guerra 46 Rendicién y armisticio 52 El Tratado de Versalles 60 Espafiay la Guerra Mundial 68 La querra de las mujeres 16 De soldados a lideres 84 Censura, propaganda y fake news 92 Primeras vanguardias 100 Sobreviviren la retaguardia 108 SECCIONES Historias de la filosofia » Entrevista: Sandra Aza Historias del comic Dossier Historias minimas Momentos estelares Mujeres en la historia Episodios La fosa de laterra Panorama HISTORIAS DE LA FILOSOFIA Heraclito eee Liss aCe oSercy todo esté oscuro. Nada es distinguible, nada di- ferenciable, nada parece ser limite de si mismo. ‘Apenas se vislumbra el sendero, apenas se distin- gue la tierra del suelo, percibe el fri, las gotas de Iluvia agarrandole las manos, nota en el rostro el aire gélido, recuerda que ahi delante hay un po- deroso roble (ahi debe seguir) y que estas piedras sobre las ue timidamente se refugia son del ‘Templo de Artemisa. Subitamente sucede. En un pavoroso estruendo un rayo lumina, apenas unos instantes, el camino, Es luz y es os- curidad, es el vinculo entre la tierra y el cielo. Herdclito escribe: «Todo lo gobierna el rayon. Pero ja qué se refiere este taciturno sujeto habitante de Bfe- 0, que vive recluido como tn eremita en las cercanfas de tun templo un dia a finales del siglo via. C.? No se refiere en cualquier caso al rayo en si mismo (Heréclito usa simbolos, no crea mitos) sino la metafora de algo. A algo muy con- creto y de una enorme complejidad: al logos de naturaleza. ‘Ala forma de gestar a todo lo que se da a ser de la physis. ‘A cimo todo lo que se da proviene de una coparticipacién de contrarios, que no se niegan a si mismos, que n0 Se ani- guilan sino que son condicion y limite uno de otro, Elrayo participando de la oscuridad a la que tiene como condicién (sin lo oscuro de una tormenta no se puede dar el rayo) apotta la luz, Del mismo modo, el rayo participando de la Iza la que tiene como condicién (sino fuera luz no se da- ria a ser) es en si mismo oscuridad en cuanto su limite. La «ley», el «logos», lo que agobierna todo» es a tensién entre es0s opuestos que se coparticipan y que se unifican en esa misma tensién relacional, Pero el rayo no es solo metafora de esa copertenencia de antagénicos es también metafora delo que une esos opuestos, esas diferencias que son uno y dlistinto a la vez. EL ayo, por ejemplo, es fo que vincul, lo que establece relacién entre otro par de opuestos: el cielo y la tierra. Esa genialidad de que lo diferente participa on- ioldgicamente de lo diferente para engendrarlo diferente mientras todo se unifica en esa ley universal es la primera gran aportacion de Heréclito. Una genialidad que ha re- Corrido soterradamente toda la historia del pensamiento, que ha estado detri, que subyace, independientemente de gue hayan leido lo que de él se conserva o no, a cualquier forma de comprensidn de lo que existe: desde Ia flosofia a la ciencia mas reciente son, lo quieran 0 no, lo sepan 0 no, heradliteas. Cuando Winston Churchill, que desconozco si conocia la obra de Heréclito, en uno de sus célebres chas- carrillos anuncia: «La salud es un estado transitorio que no augura nada bueno», est siendo heractiteo. Pero esa ley implica en si misma una particular ley del devenir: las cosas no son como son (identicas aellas mis- mas) son un estar siendo (diferentes a cada instante aellas mismas) en funcién de esa tensidn vinculante que las transforma continuamente en una unidad diferenciada de ella misma, Como el fuego. Cuando en su celebérrimo fragmento enuncia: «No es posible entrar dos veces en el mismo rio» se reiere a eso: ni el rio tiene una identidad que se mantenga permanentemente idéntica asi misma ni la tiene el banista ni tampoco la tiene la zambullida, por masque nuestro lenguaje con su sistema de categorias y de esencias universales ¢ inmutables, respaldado por la linea de pensamiento que parecié triunfante con Parménides y Platén a la cabeza, nos lo quiera hacer creer. Esa es ka se- gunda genialidad de Heréclito, En las escuelas se suele ensehar el pensamiento llamado que doblegar a Francia en pocas semanas, algo que el Estado Mayor alemén dio por hecho. ‘Asimismo, los rusos tenian sin duda el derecho de apoyar alos serbios cuando el Imperio aus- trobtingaro les declaré la guerra, pero, si Rusia hubiera presionado a Serbia para que dejara de prestar apoyo a los grupos terroristas que aten. taban contra Austria, los cafiones no habrian abierto fuego en ese momento. De una u otra manera, Alemania estaba en el centro neurilgico del contficto que se avecinaba, ‘ya que era una gran potencia industrial que no, hhabia entrado en el reparto colonial apatado por Incorporacion posterior fecha —s» Primeras moviizaci o franceses ¢ ingleses décadas antes, razén por la que exigia su puesto de privilegio en el escenario geopolitico internacional. Tras la fundacién del II Reich en 1871, su poder industrial y econé- ‘ico crecié vertiginosamente, lo que le permitié dedicar cuantiosos recursos a rearmarse. «En 1914, Alemania se encontraba en una situacién parecida a la de China hoy dia con respecto a EE, UUs», seftala el historiador y periodista bri- tanico Max Hastings, quien recuerda que los poderes emergentes siempre exigen mas voz y oto. «Los alemanes encontraban intolerable que Gran Bretafa siguiera manteniendo el control Alemania estaba en el centro neurdlgico del conflicto: era una gran potencia que no haba entrado enel reparto colonial del mundo financiero y de los mares através de su potente Armadar, afirma Hastings. DEL GRAN JUEGO AL PLAN SCHLIEFFEN En aquellos momentos, el foco de atencién del Reino Unido estaba en sus problemas domésti- cos; entre ellos, los que afloraban en una Irlanda dividida, Por otro lado, Berlin no parecia temer el poder destructivo de la potente flota britinica: el kéiser Guillermo I afirmé que los barcos de guerra no tenian ruedas, audiendo al escaso in- terés estratégico de la Marina en el conflicto que se avecinaba, cuyo desenlace, pensaba, se resol- veria en los campos de batalla, Hay que recordar que, hasta el 1 de agosto de 1914, los briténicos estaban en contra de entrar cen una guerra por defender los derechos de un pais balcénico como Serbia y que odiaban a los, Tusos, que eran sus socios, pero también sus enemigos histéricos en el Gran Juego, termino popularizado por el escritor Rudyard Kipling en su novela Kim y que fue utilizado para des- cribir la rivalidad entre el Imperio ruso y el Imperio britinico en su lucha por el control de Le Petit Journal | FACTORES. La anexién de Bosnia- Herzegovina poor el Imperio austrohungaro en 1908 (arriba) fue no de los factores desencadenantes del conflicto ‘euyo detonante final fue el atentado contra el archiduque Francisco Fernando de Austia (dcha). EL KAISER GUILLERMO II acido on 1859, estudié Derecho publica en la Universidad de Bonn y apronlé instruccion militar on la ciudad de Potsdam, J Ascendié al trono en 1888 y defendié una monarquia absolutis- ta, o que le enirenté a Bismarck, que se vio oblgado a dimitr de su cargo de caneiller. Guillerma Il era nieto de la reina briténica Victo fia y sentia resentimiento por el predominio que tuvieron en el mun: do su hijo Eduardo Vil y su nioto Jorge V, emperadores de la India. ‘Ademds de aislar a Alemania del exterior, el Kaiser provocd al on- frentamiento con Rusia y Gran Bretana. Fue un hombre débil que, desde 1906, se dei influr por su jefe de Estado Mayor, Helmuth von Moltke, quien lo convencié de que el Plan Schifen permitra entrar a Alemania en un conflicto bélico y ganarlo. El Kaiser na hizo nada Para impedir que Austria declarase la guerra a Serbia, lo que prec pits la tragedia global. Entre las condiciones dol armisticio que puso fina la Primera Guerra Mundial estaba su abdeacién. Se elugié en Holanda, donde muri en 1941 Asia Central y el Céucaso durante el siglo xrx. Por esos y otros factores, el jefe del Estado Ma- yor alemén, Helmuth von Moltke, pensé que Inglaterra no iba a suponer un problema. Ade- ‘mis, la intencién de Berlin era ganar la guerra rapidamente, lo que restaba importancia > MurHSTORA 19 ics Peas 2OMUTHISTORA A miles de km del escenario bélico europeo, Japon declar6 la guerra a Alemania el 23 de agosto de 1914 >al frente naval o a la posibilidad de que los navios briténicos impusieran un bloqueo a Ale- mania, como finalmente ocurri6, Afios antes de {que se prodiujera el estallido de la guerra, Moltke ‘convencié al kaiser Guillermo II de que Alema- nia podia ganarla, Su mayor argumento era el fantasioso plan que ides Alfred von Schlieffen en 1905, que preveia el avance de los ejérci- tos del Reich a través de Bélgica para penetrar en Francia, ocupar los puertos del norte, desde Dunkerque hasta el Havre, y virar hacia Paris pa- ra envolver al ejrcito enemigo. La derrota francesa debia producirse en pocas ‘semanas, antes de que los rusos hubieran movil zado todas sus tropas y pudieran iniciar el ataque cen el frente oriental; a ejectcién de esa estrate- gia y el apoyo militar del Imperio austrohiingaro facilitarian la victoria a la ‘Triple Alianza, Pero el Plan Schlieffen no podia funcionar en un mundo ‘que habia revolucionado el poder destructivo de las armas y en un momento en que los ejércitos no sabian utilizar las nuevas tecnologias de trans- porte y comunicacién. ‘SARAJEVO, EL DETONANTE «Para mi, la gran ironfa es que Alemania disfru- taba de tal éxito econémico e industrial en 1914 que, sino hubiera habido una guerra, habria do. minado a Europa en tan solo veinte afios, y 10 hhabria hecho de una forma pacifica, sin disparar ‘un solo tiro»,afirma Hastings. El Kaiser, que rei- nnaba en una autocracia militarizada, no entendié que su Imperio era el que mas tenia que perder sifinalmente las grandes potencias se enzarzaban cen una hicha sin cuartel, El hecho dle que los monarcas europeos fueran parientes parecia raz6n suficiente para frenar esa terrible posibilidad. El Kaiser y su primo politico, el zar ruso Nicolds Il, mantenian una correspondencia regular en la que se llamaban respectivamente en inglés Willy y Nicky. Todos estaban emparentados y muchos de ellos tenfan lazos con la familia real britanica que parecian indestructibles. Pero esos vinculos familiares saltaron por los aires en Sarajevo, capital de Bos- nia- Herzegovina, el 28 de junio de 1914 Aquel dia el archiduque Francisco Fernando de ‘Austria, heredero del Imperio austrohiingaro, y su ‘mujer Sofia fueron tiroteados por Gavrilo Pris :miemibro de un comando serbo-bosnio manejado en la sombra por Dragutin Dimitrijevic, respon- sable del Servicio de Informacion serbio, y por extremistas de la sociedad secreta Mano Negra El objetivo del magnicidio era asestar un golpe al Imperio y facilitar asi la creacién de la Gran NO ALA GUERRA (0s escasos objetores de conciencia biténicos, franceses y alemanes fueron recluidos en prisién, jbajo la amenaza de acabar frente a un peloton de {usilamiento. La Internacional Socialista también in- tents frenar aquella locura que iba a enirentar 2 los trabajadores europeos, pero en los partidos socialis- tas de cada pas primé el espirtu de unidad nacio- fal. E15 de junio de 1916, el fidsofo inglés Bertrand Russell fue sometide a jicio por un alogato a favor {el stespeto por la conciencia del individuo> en ot ‘oval apoyata la objecién al servicio militar, algo q ‘chocaba frontalmente con fa idea palritica de unidad nacional, Por su parte, el escritor George Bernard, ‘Shaw hizo gala de humor briténico al publicar un ar- ticulo en el que instaba a los jévenes de ambos ban- dos a fusiiar a sus ofciales y regresar a casa, lo que desaté las ras de los sectores mas patrioteros. El es- Citlor J.C. Squire pidié que lo emplumaran, a fo que ‘Shaw respondid con cinismo que, side verdad Gran Bretafia queria acabar con Alemania, el método ra- ional pasaba por matar a todas sus mujeres. Serbia, una nacién que reuniese a todas las po- blaciones eslavas que permanecian hasta aquel ‘momento sometidas al poder de los Habsburgo. Un mes mas tarde, Austria declaré la guerra a Serbia, lo que decidis al zar Nicolis Ila intervenir en el conflcto, ya que habia prometido defender los intereses de la nacién balcanica. Alemania, que foments el fervor guerrero de los austriacos, vio la oportunidad de declarar la guerra a Rusia, contra la que iba a tener que enfrentarse antes 0 después. Creyendo que Inglaterra no entraria en elconflicto por un pequerio pais balcénico, el Kai- ser ysu Estado Mayor centraron su atencién en el ataque a Francia y Rusia Los militares alemanes tenian la certeza de que el zar tardaria mucho en movilizar a sus ejércitos, lo que les permitiria abrir un frente occidental contra los franceses, alos que esperaban derrotar dde manera fulminante. Berlin contaba con la in- accién de Londres, pero se equivocd. La violacién de la neutralidad de Bélgica provocé la reaccion briténica, que aporté su flota al esfuerzo de gue- ra, lo que proporcioné a los paises de la Entente (Francia, Reino Unido y Rusia) la superioridad en los mares. La primera semana de agosto de 1914, cuando los imperios iniciaron las hostili- ddades, masas de jévenes invadieron las calles de las capitales europeas para festejar el estallido de la guerra. Al mismo tiempo que los parisinos gritaban «Todos a Berlin!», una gran multitud reunida en la Odeonplatz de Miinich mostraba su entusiasmo ante el lamear de las banderas. El mundo parecia haberse vuelto loco. EL ESCENARIO ASIATICO A miles de kilémetros del escenario bélico euro peo, el 23 de agosto de 1914 Japén declaré la guerra a Alemania para interyenir en la base na val alemana de Kiao-Teheou, lo que le permitiria tener influencia en la provincia china de Chan Toung. Temeroso de la reaccién de EE. UU., Tokio tranquiliz6 al presidente Woodrow Wilson asegurdndole que no tenia ninguna ambicién te- rritorial en China, lo que era absolutamente fals. Franceses e ingleses pensaron que esa jugada les podria beneficiar en el frente occidental, si Japon se avenia a enviar tropas a Europa, Pero la emer- gente potencia asidtica solo queria satisfacer sus Intereses directos, que no eran otros que contro lar una vasta regién china, El drama estaba servido, La gran carnicerfa iba a ser global. Mt FERVOR PACIFISTA. En a imagen, ‘el politico y sindicalista socialist ‘escocés James Keir Hardio en tun min contra la guerra (2 de ‘agosto de 1914) ‘en Trafalgar Square Londres. MUYHSTORA 21 Las zanjas abiertas desde Suiza al mar del Norte eran 4 el escenario del horror cotidiano para los combatientes de ambos bandos. ba’tién oie ter-s ouleleel cs armamentistica ayudaba a la defensa, peye el fuego. Vv Meteo: eed RTS pol are . eo ere es sega) eon Pen ees ers ery FRENTE OCCIDENTAL. Gon mas de un rmilén de bajas entre ambos, ‘bandos, la batalla del Somme de 1916 fue una de las mas largas y sangrientas de la Primera (Guerra Muncial Ena imagen, soidade britanico de ta Primera Guerra ‘Mundial en las trincheres en el ‘Somme, el norte de Francia 2AMUTHISTORA ieciséis millones de muertos, entre civiles y militares, convirtieron la Pri- mera Guerra Mundial en uno de los conflictos bélicos mas sangrientos de la historia. Un ntimero de victimas de las que buena parte se dejaron la vida fen ese dantesco limbo entre trincheras que era Ia tierra de nadie. Lanzados en oleadas de car {gas imposibles contra un muro de artilleia, los soldados eran congjillos de Indias de una nue va forma de hacer la guerra que, en 1914 y du- rante la practica totalidad de los afios que duré la contienda, super6 el ingenio, las previsiones y la capacidad estratégica de los dos bandos. El resultado: auténticas y estériles carnicerias, que pusieron de relieve las abrumadoras contradic- ciones entre los planes de los beligerantes y un arte de la guerra que se encontraba en Ia infan- ia, y que ofrecia retos estratégicos tacticos y lo- sisticos a los que nadie parecta tener respuesta La Gran Guerra fue la primera contienda de tri. cheras a gran escala. Si bien la trinchera, como tal, estuvo presente en los campos de batalla des- de tiempos inmemoriales, su funcién original no eraotra que lade establecer diques de contenci6n, ante un asedio, una suerte de ultima pantalla de- fensiva frente a las acometidas de un enemigo dispuesto a todo por tomar ciudades al asalto. Como linea del frente desde la que organizar el ataque y la defensa contra el enemigo, ls trinche- ras aleanzaron su madurez durante esta contien- da, aunque —si bien la experiencia fue de escasa nula utilidad para quienes en 1914 movian las piezas del tablero de la batalla en campo abier- to— fue la Guerra de Secesién norteamericana (1861-1865) la primera guerra de trincheras mo- derna propiamente dicha, EL EJEMPLO AMERICANO En el conflicto americano, por primera vez los ejércitos dejaron de confrontarse en campo abier to, conscientes de la capacidad destructiva de las armas de fuego. Cualquier téctica militar tradi ional se convertia en un procedimiento suicida y obsoleto, Esto obligé al repliegue permanente y ala apuesta forzosa por un nuevo modelo de guerra de desgaste, interminable, de pico y pala, en el que el ntimero de bajas se multiplicaba ex: ponencialmente. Pero América estaba muy lejos de la vieja Europa, y la revolucién militar que se estaba operando en los campos de batalla de la Guerra de Secesién pas6 fundamentalmente in. advertida. Lo cierto es que, durante el siglo x1x, Europa vivid un periodo de coexistencia relativa mente pacifica entre las grandes potencias. Tras el fin de las guerras napoleénicas, que seguian siendo el paradigma de referencia para muchos de los oficiales de ambos ejércitos durante la Pri- ‘mera Guerra Mundial, solo episodios aislados ‘como la Guerra de Crimea o la Guerra Franco. Prusiana ofrecieron retos logisticos militares de envergadura, de manera que, al estallar la Gran Guerra en Europa, sobraban tedricos y nostalgi- cos de Napolesn y Federico el Grande y faltaban oficiales maduros con experiencia real en el cam: po de batalla de un conticto a gran escala ‘SE PONEN A PRUEBA NUEVAS ARMAS Sin embargo, los avances técnicos en el ambi to armamentistico durante este periodo habian sido grandiosos. Simplemente atin no habia te- nido lugar un conflicto de esas caracteristicas en el Viejo Continente en el que experimentar y poner en practica las respuesta tacticas yestraté Al estallar la guerra en Europa, sobraban tedricos nostalgicos de Napoleén y faltaban oficiales maduros sicas que acarreaban tan notables innovaciones. La Primera Guerra Mundial fue el primer con- flicto de «alta tecnologia». ¥ como tal, pilld a contrapié a propios y extraftos, planteando de- safios nunca antes conocidos en un campo de batalla. Desde mediados del siglo xrx, se habian producido avances decisivos en el ambito de la tecnologia armamentistica. La invencién del fusil de retrocarga, que permitia un incremen- to sustancial en la velocidad de disparo y en la precisién, permitia la carga del arma tumbado, desde el suelo (a diferencia de las armas de avan- carga, que se cargaban por la boca del arma). Esta innovacidn cambio por completo el pano- rama de los campos de batalla, En las décadas sucesivas hicieron acto de aparicién la pélvora sin humo (que no delataba la posicién del tira- dor), la bala en punta o las armas de repeticién, que revolucionaron los combates cuando en 1862, en el transcurso de la Guerra de Secesién, A SIEGE BATTERY FRICOURT AUG 1916 tun médico llamado Richard J. Gatlin patenté la primera ametralladora de la historia, Este primer prototipo era pesado y aparatoso, pero en los alos sucesivos se fue aligerando progresivamente hasta convertirse en una letal arma portatil que iba a marcar un antes y un después en la historia de la contienda, La artilleria mévil habria de convertirse en la gran protagonista de los combates, hasta el punto de que, durante la Batalla del Somme, el bando aliado desplegé un total de hasta mil seiscientas piezas que escupieron en el transcurso de una semana més de un millén y medio de proyec- tiles, causando autenticos estragos. La artillerfa se convirtié asi en un arma defensiva incontes- table. La ametralladora, desplegada en primera linea del frente, era capaz de disparar entre qui- nientasyy setecientas balas en tan solo un minuto, con un alcance de mas de quinientos metros. Cualquier carga de infanteria (no digamos > ARTILLERIA PESADA. ‘Obuses britanicos de 8 pulgedas, sicparan contra los alemanes, durante la Balalla dol Somme, en agosto de 1916, MUP HSTORA 25 DESPLAZA- MIENTOS BELICOS. En la foo, coches bbindados que parien en una rmision de recondcimionto en Bietvilers durante fa segunda Batalla {del Somme en, el Frente Occidental 2eMUTHISTORA > de caballeria) era poco mas que una manio- bra suicida condenada al fracaso. La artilleria mévil, en la préctica, convirtié la contienda en un frustrante (y sangriento) enfrentamiento de posiciones en el que cualquier avance era respondido con una lluvia de proyectiles que des. mantelaba sistemitica y brutalmente cualquier intento de tomar las lineas enemigas, dejando en el proceso el campo de batalla leno de crateres, completamente impracticable; con la inestimable colaboracién de la lluvia, que convertia la tierra de nadie en terreno absolutamente intransitable MENOS BREVE DE LO QUE SE PENSABA Las trincheras se convirtieron en un auténtico infierno que ni el militar més avezado fue ca paz de prever. En 1914, todas las partes asut que la Gran Guerra seria un conflicto breve, «que habria de dirimirse con las mismas reglas y procedimientos de las guerras de principios del siglo xrx. Imperaba entre los altos mandos de ambos bandos la vision romantica y heroica dela guerra, en la que el valor, la disciplina y el heroismo anacrénico de las cargas frontales de infanteria y caballeria serfan los que decantarian la balanza de uno u otro lado, en una serie de batallas campales limitadas en espacio y tiempo. Sencillamente, nadie se tom6 la molestia de es- tudiar a fondo precedentes tan explicitos como la Guerra de Secesin, LA REVOLUCION DE LA ARTILLERIA MOVIL Nadie supo valorar el extraordinario impacto que los progresos tecnolégicos en la industria armamentistca habrian de tener en un conflic- to de estas caracteristicas ni calibrar las nuevas necesidades estratégicas que esta nueva manera dde matar y hacer la guerra comportaban, Por increible que pueda parecer, las nuevas y ltales armas de fuego no se tradujeron en variacién alguna de las viejas tacticas de combate, Ningdn estratega supo entender que era necesario adap: tar el ataque yla defensa el equlibrio de fuerzas y el papel tradicional de infanterfa y caballeria a un nuevo escenario. En él las maniobras habi- tuales en campo abierto quedaban, y de hecho ya habian quedado, completamente obsoletas. Las trincheras fueron, en buena medida, el resultado de este estéril enfrentamiento de des- gaste, Eran la expresién de impotencia ante la constatacin sobre el terreno de una realidad in soslayable: la revolucién de las armas de fuego, la Ningdn estratega supo entender que era necesario adaptar el ataque, la defensay _ el equilibrio de fuerzas a un nuevo escenario cexcepcional capacidad destructiva dela artilleria miévil o los fusiles de retrocarga no habian ido en. ‘modo alguno acompahados de una revolucion aitélogd en el Ambito de la movilidad de las tro- ppas. Como resultado de ello, el defensor siempre gozaba de una ventaja que el atacante no tenia capacidad de neutralizar. Lo que se estaba pro- @uciendo durante la contienda era una transicion de un conflicto en el que el misculo humano y animal llevaba la voz cantante a una guerra en la que mandaban las méquinas. La respuesta ante esta inagotable capacidad de destruccién a gran escala era la fosilizacién en forma de trincheras de los frentes, la proliferacién de minas y alam- bradas de espino y la obstinada inconsciencia de los altos mandos en buscar soluciones viejas a problemas nuevos convirtiendo la tierra de na- die en un matadero, una montatia de cadaveres de soldados de infanteria empujados a cargar a Ja antigua usanza y sucumbir en inconmensura- bles masacres, bajo una Iluvia de proyectiles de ametralladora. El tradicional equilibrio entre la potencia de fuego y las maniobras disefiadas pa- ra neutralizarla qued6 totalmente roto en favor de la primera. El aleance de las nuevas armas y la velocidad de disparo era un reto inasumible para la limitada movilidad de unos ejércitos cuya maxima velocidad de desplazamiento era el ga- lope de un caballo, que seguia siendo, pese a st inexorable ocaso como arma de guerra durante el conilicto, el medio de locomocién y transporte ‘mis recurrente, al menos hasta la progresiva > GASES LETALES. La Gran Guerra fue ‘también un campo experi- mental en le! empleo de armas quimicas. Los franceses fueron los primeros en Ublizar este tipo de arias, coneretarmente gases Tacrimagenos que se lanzaban al enemigo en el Interior de una granada, PESIMA HIGIENE. Eni imagen bajo estas lineas, las fetrinas de un ‘campamento de prisioneros franceses corca de Warzburg (Alemania) La imagen del frente en cruzado no se corresponde con la realidad > incorporacién en los iltimos compases de la ‘guerra de aviones de combate, tanques y vehicu- los motorizados. INTERMINABLES METROS DE ZANJAS Por otro lado, la acumulacién masiva de hombres alo largo del frente hacia materialmente imposi blela tradicional busqueda de técticas para hallar puntos debiles en la linea enemiga por los flan cos. La sinica téctica consistia en la acumulacién, de hombres en las trincheras y el lanzamiento de ccargas suicidas sin orden ni concierto. Yaa finales de 1914, el frente occidental se ha- bia establizado alrededor de dos interminables trincheras paralelas y semipermanentes que se cextendian desde la frontera suiza al mar del Nor- te. Entre medias, un impenetrable infierno de fuego ctuzado que ningiin estratega encontraba Ja manera de sortear. Los viejos equilibrios de la guerra estaban rotos, pero nadie era comisciente de ello cuando estallé la contienda. Millones de caballos murieron durante la Gran ‘Guerra. A lo largo de los cuatro anos de contienda, hhabian pasado de ser los grandes protagonistas del campo de batalla a oscuros actores secundarios. En ‘poco tiempo, al menos en el frente occidental, se convirtieron —ataviados, como los soldados, con maiscaras de gas— en meras bestias de carga. Sin ‘embargo, en las primeras fases de la contienda se produjeron algunas cargas de caballeria de vie~ jo cufio, E17 de septiembre de 1914, en Moncel tuvo lugar la ultima gran batalla entre lanceros & caballo antes de que ambos bandos constataran laevidencia. Durante meses, los soldados de ca- balleria permanecieron en la reserva, hasta que fueron obligados a desmontar y a incorporarse al frente como infanteria, La era de la caballeria, hhabia tocado a su fin, No habia lugar para los cor- celes entre los créteres de la tierra de nadie. En realidad, en ese infierno de fango y alambres de espino, cementerio de proyectiles usados, no habia tampoco lugar para los seres humanos. Pero no quedaba otra alternativa mas que adap- tarse. La imagen del frente en una nube perpetua de fuego cruzado no corresponde demasiado & la realidad. La mayoria del tiempo no habia demasiado que hacer en aquellas inhabitables, trincheras. Los dias eran eternos, bajo el frio y Ia Iluvia y el estrés de una amenaza inminente «que la mayoria de los dias no se materializaba. EL sueio era esporidico y muy escaso. La noche era el momento de poner orden en la tierra de nadie, reparando las alambradas 0 achicando el agua de las trincheras inundadas por la lluvia. La higiene cra pricticamente inexistente. UN GIGANTE ACORAZADO: EL TANQUE MARK IV ra de las caracteristioas dafinitorias _vesarla tierra de nadie derrbando alam- _ademyis como una eficaz arma psioolé- dela Gran Guerra fue la revolucion brads y manteneree inmune al fuego de ica, hasta que fiaimente en la Batalla Tecnot6gica que propicié la eclosion las ametralladoras. La primera aparicién de Cambral, el 20 de noviembre de 1917, 4 la atileria movi y la aparicin en ba- fallade la avian y de los carros arma- dos. Los tanques fueron una invencién briténica, una respuesta alas dificltades ‘especiticas propias de las batalas de la ccontienda, Este vehiculo autopropulsado tor Semaforo = de senate = POTTY A \e ESCENARIO SORDIDO Y TERRORIFICO ‘Apenas habia acceso a agua limpia, por lo que el asco era un lujo al alcance de muy pocos. El cli ma era extraordinariamente hostil, y la lluvia convertia la trinchera y sus alrededores en un lodazal aderezado con los excrementos de los soldados o los cadaveres y miembros matilados de los caidos, Un terreno, pues, abonado para las ratas, uno de los mayores enemigos de los suf dos combatientes de la Gran Guerra, al igual que Ja disenteria o la llamada «fiebre de las trinche- ‘en escena de! tanque se prodyjo en sep- _comenzaron a asumir gran protagorismo tiembre de 1916, durante la Balalla del _y dejaron de ser una simple arma exper- ‘Somme. Se tralaba del Mark|,trpulado mental. Ta fue su impacto que, de hecho, Por ocho personas con escasa manio- los carros armados terminaron con la Drablidad.Sibien|os tanques hicieron _ guerra detrincheras,iniando una nueva, una entrada tardia en el confit, su uso era enlahistria de los confictos balicos. nia como fn eruzarlas rinchoras, atra- $9 extendié poco @ poco, consolidndose Vga anti- obsticulos: Modelo Mark wast) Soportes ras», transmitida por los piojos, 0 el «pie de trincheray, consecuencia del transito continuado por un terreno hiimedo y enfangado, y que pro vocaba la pérdida de dedos ¢ incluso del pie completo en algunos casos. Las heridas por fuego enemigo eran con frecuencia letales, ya que se mejante escenario era un paraiso para las bacterias. Las trincheras eran, en fin, un cuadro sérdido y terrorifico que condensa como ningu na otra imagen el rostro apocaliptico de una nueva forma de hacer la guerra, [2 Mur HSTORA 29 Bala ae aoim On Las matanzas de la Gran Guerra no se entienden'ein las innovaciones armamentisticas fruto de la Revoluci6n Industrial. De entre todos los inventos que salieron de las Loto CL Mol eRe eRe ee RM OAS EOE See ot con Reo cee ce ao eer Mae creat lg ie W aca cUaecmll cueceNeicu) escala en esta contienda y con brillantes resultados Arter metho Eee Ne ene Ey 7 — eo RAS Eee Cee res ere wera Sent nee ee ents Peel oe BAJAS CIVILES. Camara alemana seribé un bugue ‘americano de ppasajeros, e! Lusitania, 7 de mayo de 4915. En la foto, britdnico esta a laescucha a través de un hicrotono a bordo de un acorazado de la Royal Navy, LENTOS, PERO MUY PELIGROSOS. En sta infografia. dl submatino aleman U-1 (de este modelo solo ge fabrics una unidad) se pueden apreciar, ‘en un corte transversal, todos los dotalles de su ‘estructura y funcionamiento. 2MUrHISTORA esde la segunda mitad del siglo xrx, todas las potencias tenian buques de acero, Debian combinar el grosor de su coraza, la potencia de fuego de sus cafiones y la velocidad, pues a mayor magnitud de los primeros elementos, més lentitud en la marcha del navio, Asi surgie- ron los acorazados, torpederos, destructores... y los submarinos. Los primeros debian asegurar el dominio de sus respectivas armadas con sus po. erosos cafones y batir al enemigo a distancia Sus planchas de acero de més 60 mm de espesor les conferian proteccién, pero tenian el proble ma de la punteria, ya que, aunque su artilleria al: canzaba los 32 km, era dificil apantar con aguas, agitadas, porque los telémetros solo permitian Sern me Cn Los alemanes mejoraron el tamafio, la velocidad y la capacidad de inmersion de sus submarinos paises neutrales, Solo podian responder con febrero se intensificé la ofensiva. Incluso Espaha lineas, cuatro torpederos, que atacaban cuando el sumergible perdi el 20 % de sus mercantes. El maximo de snoton praas. ‘emergia para recargar baterias y reabastecerse. hundimientos se alcanzé en abril con 860 000 sonuncazs Desde iicios de 1915,losalaques se centraron _toneladas, pero a partir de entoncs fueron des- fque lore fen los mercantes. Las operaciones también se _cendiendo. Los aliados organizaron convoyes de dertbar un trasladaron al Mediterrineo —a llamada «Floti-_ mercantes escoltados y los astilleros germanos no Albatros lia de los 30»— con igual éxito paralosalemanes. _ podian compensar los sumergibles destruidos ae ‘También comenzaron a ser objeto de ataques En 1918, Alemania estaba agotada y la aparicion ren barcode passjeras sospechasos de'traneportar’ delos peimeras hidriimas ol pevfeccionamnien= Seine suministros bélicos. to de as cargas de profundidad dificultaban cada ESTANCAMIENTO MILITAR Enmayo de 1915 fue hundido el trasatkintico Lu- sitania, de 32.000 toneladas, causando la muerte de casi 1200 personas; entre ellas, 128 norteame- ricanos. Ello desaté una campaia internacional {que predispuso a EE, UU. a romper su neutrali- dad, lo que hizo que Berlin ordenase limitar las ‘operaciones, aunque se demostré que el barco transportaba abundante material de guerra. En 1916 la ténica fue similar, pero el estancamiento militar era letal para Alemania y en octubre se volvié alos ataques sin restricciones;en solo tres meses, se hundieron casi 15 millones de tonela- das, Viendo que Estados Unidos iba a entrar en Ta guerra, como sucedié en abril de 1917, desde vex, mas sus acciones. Con la guerra perdida, los submarinos regresaron a sus bases. Se habian perdido 202 U-Boote y con ellos unos 5000 hombres, aunque habian echado a pique a 7400 bbuques, de los que 104 eran de guerra, sumando 11,7 millones de toneladas hundidas. Rapidamente los aviones, junto con los globos cau- tivos ylos zepelines, hicieron su aparicién; fueron ‘muy utilizados por parte de ambos bandos. Eran pocos, solo unos $50 aviones y 40 dirgibles en total, pero demostraron su utilidad como observadores de las fuerzas enemigas y correctores de tro artille- 10, Debido a la pronta estabilizacién de los frentes, la exploracién era casi imposible a cargo de patru- Is terrestres, por lo que las fotografias desde el aire se hicieron decisivas Porello, también se convitie- ron en objetivos a batir por parte del enemigo, eas imncve, LA BATALLA NAVAL DE JUTLANDIA ee vere a 131 de mayo de 1916 se produ ol combate naval mas grande de a guerra, | Dataln Fst mere carson rt a etna ao ritdnia (151 buques, de los cuales 24 eran acorazados) Iba a interceptar ala alemana (99 y 22, respectivamente), que trataba de romper su bloqueo y al- ‘canzar ol mar del Norio. Laartleria naval grmana fue superior en alcance y punteriay asi causé 14 hun- y Luxemburgo. ¥ no seleccioné el lugar al albur; sabia que la ciudadela era clave para el fenemigo y que el generalato «destinarfa a todos los hombres que tuviera» para su defensa antes de plantearse dar un solo paso atrés. «El final de esta guerra se decidira en Verdin», advirtié Gui lermo Il ¥ no le fltaba raz6n. Fue el 21 de febrero, de buena mafana, cuando Von Falkenhayn inicié las hostilidades con una sinfonia tocada por 850 cafiones de gran cali bre adscritos al V Ejército. Tras nueve horas de ‘buses, 140 000 soldados avanzaron hacia las defensas de Verdiin. «Resistiremos frente alos ‘boches, aunque su bombardeo es infernal», afirmé esa noche un oficial. Fue un augurio acertado, aunque les supuso sangre y esfuerzo. ‘Cuatro jornadas después, Ios germanos conquis- taron a posicién de Fort Douaumont, ubicada en las cercanias de la ciudadela, ycortaron la Linea ferroviaria que nutria de municién y vituallas la fortaleza, El golpe hizo que el Alto Mando fran- cés pusiera al frente de las operaciones a uno de ‘sus generales mas populares y queridos: Philipe Pétain. Este hizo honor a su fama organizando LAS TRINCHERAS DEL INFIERNO». £1 principal propésito dela batalla del Somme, una de Jas mas largas y sangrientes de la guerra, era distraer alas tropas alemanas de la batalla de Verdin. En la imagen, soldados franceses en maniobras en 1913. la llegada de suministros y refuerzos a través de 3000 camiones que fueron apodados como la “Via sagrada, Ambos ejércitos se desangraron en los diez meses que se extendid aquella locura. Se cal cula que, en las primeras semanas, un soldado aleman moria cada 45 segundos. «En una fosa yacen un montén de cadaveres. Algunos cuerpos estn despedazados. En el montén hay miembros sueltos, descuajados del tronco», escribié el co- rresponsal espaol Gaziel, Entre abril y mayo, los germanos continuaron librando cruentos com: bates en la orilla izquierda del rio Mosa. Aunque 11 de julio el Alto Mando detuvo los mandobles para enviar hombres al Somme, donde los alia- dos habian lanzado una ofensiva para aliviar la presion de Verdin Los asaltantes intentaron dar un nuevo aire a la operacién con la sustitucién de Von Falken- hayn, pero no sirvié de nada. A partir de octubre comenzaron los contrataques galos, que recu peraron el territorio perdido y estabilizaron el frente. Elfin de la batalla llegé el 18 de diciembre, con 434 000 bajas teutonas por 543.000 france- sas. Una auténtica escabechina recordada en todos los libros de historia. TANQUES Y DOLOR Unos 350 kilometzos al noreste de aquella forta- leza, cerca de la costa gala, los aliados también planeaban desde 1915 ejecutar una ofensiva que terminara con el estancamiento del con- flicto, Sin embargo, el ataque en Verdun obligé a adclantar los planes. La operacidn comenzé el 1 de julio de 1916, cuando, en una hora, dejaron caer sobre las posiciones alemanas ubicadas en el rio Somme un cuarto de millén de proyec- tiles. Boom, boom, boom. La descarga fue tan colosal que se oy6 al norte de Londres. Después, 14 divisiones britanicas se lanzaron al asalto re- forzadas en el flanco derecho por el VI Ejército francés. El Alto Mando estaba convencido de que las defensas habrian quedado destruidas: un terrible error. En una de las jornadas mas sangrientas de la guerra, los ametralladores germanos acabaron con la vida de 20 000 anglo- sajones. «Lloré cuando vi cémo segaban a mis compaiieros como si fueran hierba», escribié el soldado H. Bury. A pesar de todo, la ofensiva continud du- rante varios meses, y con la leccién de la cautela aprendida. Las tropas de la Common- ‘wealth —entre las que se incluian australianos, canadienses y neozelandeses— se emplearon a fondo en los combates posteriores y se hicieron con las posiciones de Poziéres y Delville Wood. Por su parte, el comandante alemén, el general Fritz von Below, acrecenté la sangria al impedir asus hombres retirarse. «El enemigo deberd abrirse camino entre cadaverest», ordend. El resultado fueron 330 ataques y contrataques protagonizados por sus tropas alo largo de un frente amplisimo; tanto, como para considerar que el Somme aglutiné 12 batallas diferentes Las cifras no engaiian: entre el3 y el 13 de julio, Ja Entente lamenté 25 000 victimas. El titulo que el soldado Jack Bourke puso a una carta envia da desde alli resume los sentimientos de unos y otros: «Estoy en las trincheras del infierno» Pero aquella regién no ha pasado a la historia tan solo por la ingente cantidad de vidas que se trag6, sino porque en sus campos también s utiliz6 por primera vez un arma tan devastadora como el carro de combate. Fl 15 de septiembre de 1916, el soldado Harold Macmillan vio como 49 de aquellos «objetos extrafos» avanzaban a través de las defensas alemanas en Flers-Cou- reelette. Estos ingenios, del modelo Mark-I, estaban destinados a aplastar el alambre de pitas y dar cobertura ala infanteria. El debut de EI Alto Mando francés puso al frente a uno de sus generales mds populares y queridos: Philipe Pétain BATALLA DE VERDUN. Librada del 21 de febrero al 18 de diciembre de 19161 fue la mayor y mas larga batalla de la Primera (Guerra Mundial ‘en el frente ‘occidental entre los ejreitos ‘aleman y frances. Ariba, soldados franceses en una trnohera, hacia 1916. Mur HSTORA “EL INFIERNO NO PUEDE SER TAN TERRIBLE. Un tenionte francés en Verdun escribis fen su diario el 23 de mayo de 4916; La hhumanidad [.] debe estar loca por hacer lo que festé haciendo, Qué masacrei, ‘Campo de batalla de Verdin desde Fort dela (Chaume, hacia el noreste, 1917, >los tanques fue agridulce; los anglosajones desconocian que acababan de cambiar la guerra ppara siempre. La batalla del Somme acabé el 18 de noviembre por culpa del mal tiempo. Para éentonces, los dos bandos sumaban un millén de bajas. ¥ todo, por una porcidn de territorio de apenas diez kilémetros. EE. UU. SE DESANGRA Los meses siguientes trajeron consigo una serie de ofensivas que apenas produjeron cambios en €ltablero internacional, aunque si una enorme cantidad de muertos. E131 de julio de 1917, el mariscal de campo britinico Douglas Haig lide 16 un ataque en las cercanias de Ypres, al sureste de Bélgica, que buscaba romper las lineas ger- ‘manas y acabar con sus bases de submarinos en la costa, Todo acabé en desastre: la contienda se estancé hasta el 10 de noviembre de ese mis. mo afio y los dos bandos contaron un millén de bajas entre muertos, desaparecidos y heridos. Acto seguido, los germanos intentaron que los aliados retrocedieran en el frente occidental ‘mediante varios asaltos orquestados durante la primavera de 1918. La finalidad era dar un gol- pe de mano antes de la llegada de los EE. UU., recién entrados en el conflicto, y duleificar sus derrotas en Rusia. Se hicieron con unos pocos. Kilémetros de tierra, pero poco mis. La respuesta fue definitiva, Tras el desembareo de las Fuerzas Expedicionarias Estadounidenses (AEE) en el viejo continente, el comandante su- premo aliado, el mariscal galo Ferdinand Foch, DARDANELOS: LA PEOR PESADILLA DE CHURCHILL un respi. Tras la debacle de Nico- as en Tannenbera, los integrantes {dela Entente se propusieron golpear al Imperio otomano,recien entrado en ls {de ado de Alemania, para air una ru= {a de suministros que nutrera de armas al maltrecho ejécito uso. Elartiice del plan fue Winston Churchil, por entonces primer lord del Almizantaago, y lo certo ‘85 que derrochaba compiejdad. El inglés pretencia que una fota se abriera paso a través de las posiciones defensivas que protegian el estrecho de los Dardanelos: tna vez all, los buques avanzarian hasta ‘Constantinopla para obligar al enerigo a rendirse. Casi nada, La loyal Navy’ recogié el quante y neu- ‘raliz6 parte de las baterias turcas en marzo de 1915, pero le results imposi- bie atravesar los estrechos por culpa de unos campos de minas que costaron la dostruccion de seis acorazados. A partir ‘de entonces, la operacion se recon ‘en un desembarco anfibio en la peniasu- la de Galipoi. una extension de terra de ‘apenas 18 kiometros al norte de los Dar- H asta los milenarios zares necesitan aemurnistons La operacér lider local, Mustafa Kemal MuvHSTORA aT

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