• Depende de factores bióticos y abióticos. La fauna de una región es una
consecuencia de las condiciones ambientales y de los otros seres vivos que habitan en una región. Por ejemplo, el desierto tiene una fauna característica que no podría sobrevivir en la tundra o el bosque. En otras palabras, la fauna está interrelacionada con la flora y el bioma.
• Es dinámica y sensible. La fauna se desenvuelve en sistemas abiertos,
por lo que son afectados por cambios en las condiciones ambientales o por la actividad del ser humano. Por ejemplo, las aves migratorias se desplazan de un hemisferio a otro según las estaciones del año.
• Es adaptable. Cuando se producen alteraciones en los hábitats, la fauna
puede adaptarse a las nuevas condiciones.
• Es diversa. Cada región de la Tierra contiene una fauna característica de
la zona, diferente a las demás. La fauna en los bosques de América del Sur es diferente a la que podemos encontrar en los bosques de Europa o África, e incluso puede variar bastante de país en país.
Fauna y flora
La flora de una región determina la fauna que se puede desarrollar en ella.
Mientras la fauna hace referencia a las especies animales de una región,
la flora es el conjunto de especies vegetales que existen en una determinada área o son características de un determinado periodo geológico. La fauna de un bioma depende principalmente de la flora existente en él. Sin la flora, los animales herbívoros no tendrían con qué alimentarse. En consecuencia, los animales omnívoros y carnívoros tampoco tendrían alimentos disponibles. Por lo tanto, el equilibrio entre la fauna y flora son fundamentales.
Por ejemplo, la flora del desierto, adaptada a las condiciones de altas
temperaturas y poca precipitación, son el único alimento que pueden conseguir los animales herbívoros de esa zona.