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El Día Grande de Jujuy 2016 - Cartilla Diagramada
El Día Grande de Jujuy 2016 - Cartilla Diagramada
10/09/2016
En memoria de:
María Celia Mamaní de Tarifa (20/11/35 - 25/09/03)
Fenelón Melitón Tarifa (25/05/36 - 17/04/07)
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C ONTENIDO
La espera ..................................................................................................................... 1
Los Marquiegui.......................................................................................................... 4
La anarquía............................................................................................................... 31
Bibliografía ............................................................................................................... 45
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PRÓLOGO
En abril de 2004, leí un artículo en un diario sobre “El día grande de Jujuy”.
Fue la primera vez que tomé consciencia de lo poco que conocía la historia de
Jujuy en particular, y la historia de Argentina en general. En la escuela había
estudiado algunos eventos aislados y la vida de algún que otro prócer, pero era
incapaz de vincular unos con otros. Parecía que lo único que recordaba de
historia era una sucesión aséptica de fechas, lugares y nombres. Sin embargo,
en mi interior sabía que si el presente es apasionante, mucho más lo debía ser
la historia que vivieron aquellas personas ―próceres y anónimos― que
pelearon por la independencia de nuestro país.
Si estás dispuesto a eso, desconéctate del presente, y dejemos que los fantasmas
nos lleven a la época en que los hombres no tenían códigos, tenían principios;
el pueblo no le pedía nada a la patria, le entregaba todo; los generales no
contemplaban las batallas, la peleaban, en el frente y cuerpo a cuerpo.
Regresemos al glorioso pasado de Jujuy, vivamos cada hecho con pasión,
seamos protagonistas de ellos, y hasta héroes de nuestra historia. Revivamos
juntos la historia de Jujuy: tu gran historia.
Enrique E. Tarifa
eetarifa@yahoo.com.ar
San Salvador de Jujuy, 18 de noviembre de 2012
Enrique E. Tarifa
eetarifa@yahoo.com.ar
San Salvador de Jujuy, 10 de septiembre de 2016
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EL DÍA GRANDE DE JUJUY
ENRIQUE E. TARIFA Y JORGELINA F. ARGAÑARAZ
L A ESPERA
Amanece, es el 27 de abril de 1821. Gauchos de Jujuy esperan, ocultos en el
monte, la orden que termine con la tensa calma e inicie una batalla decisiva
para el destino de la naciente patria. Ésta es la historia, reconstruida con
fragmentos incompletos (y a veces contradictorios), del día en que grandes
hombres, con sus luces y sombras, se enfrentaron por sus ideales en suelo
jujeño. Ésta es la historia de “El Día Grande de Jujuy”.
Pedro de Zárate está a cargo del segundo intento. Así nace San Francisco de
Alava el 13 de octubre de 1575, pero la ciudad está marcada. El gobernador de
Córdoba del Tucumán, Gonzalo de Abreú y Figueroa, considera que la
fundación invade su jurisdicción, y decide destruirla. Con este fin, invita a
Zárate y a sus hombres a una expedición hacia el Gran Chaco. Desprotegida y
con apenas un año de vida, la ciudad es destruida por el cacique Diego
Viltipoco, a pesar de la valentía que muestran sus pocos defensores.
Ante tantas circunstancias adversas, por Cédula Real, Jujuy pasa a depender
de la Intendencia de Salta del Tucumán en 1782. Desde ese mismo momento,
la recuperación de la autonomía es un fuego que caldea y funde en uno a los
corazones jujeños.
L OS G ORRITI
En 1750, desde España, llega a Jujuy Ignacio Gorriti, y junto a Feliciana Cueto,
―una rica heredera jujeña― crean una de las más poderosas familias de la
aristocracia del norte. Ignacio se destaca por su capacidad para conducir tropas;
y así lo demuestra cuando ―indignado por la orden de expulsión de los
jesuitas―, al mando de 200 vecinos, combate al gobernador de Tucumán.
Diez son sus hijos. Los tres mayores, varones jujeños, son destinados por él y
por las usanzas de la época a seguir las clásicas carreras: Juan Ignacio, el mayor,
se consagra al sacerdocio; José Ignacio, el segundo, estudia abogacía; y José
Francisco, el menor, apodado “Pachi”, inicia la carrera militar.
En 1789, Ignacio muere, y su hijo José Ignacio, con tan sólo 19 años y el
doctorado en leyes recién obtenido, debe regresar para asumir la dirección de
las estancias familiares y el cuidado de la madre y de los hermanos. Acepta con
resignación la fatalidad que en un instante lo transforma de abogado a
estanciero.
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En 1802, a los 32 años, José Ignacio siente cumplida la misión autoimpuesta, y
se concede el derecho de ser feliz junto a María Feliciana Zuviría. Ella será su
L OS M ARQUIEGUI
En 1760, Bentura Marquiegui arriba a Jujuy proveniente de España; y en 1775,
se casa con María Gregoria de Iriarte Goyechea. Ella tiene 16 años, y él 28.
Dos años después, nace el primer hijo: Juan Guillermo. A los ocho meses de
edad, el niño pierde a su madre.
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En 1789, Bentura recibe con verdadero cariño de tío a Pedro Antonio Olañeta,
joven español que con tan sólo 19 años trae la convicción de triunfar y
enriquecerse. Pronto establece una fuerte amistad con su primo Juan Guillermo
de 12 años, y se encariña con Felipe, recién nacido. Ocho años después, la
familia Marquiegui vuelve a crecer, esta vez con una hija a quien bautizan con
el nombre de Josefa Raimunda, pero será conocida como Pepita.
V IENTOS DE LIBERTAD
En 1808, Napoleón Bonaparte invade España, toma prisioneros a Carlos IV y a
su hijo Fernando VII, y los hace abdicar al trono de España. Ante el vacío de
poder, se inicia el movimiento revolucionario en América del Sur con la
instalación de una junta de gobierno en Montevideo. En el mismo año, Ludwig
van Beethoven estrena su 5° sinfonía en Viena.
Las tropas patriotas inician una lastimosa retirada y se refugian en Jujuy, que
otra vez les ofrece asilo, convirtiéndose ahora en un gran hospital militar. El
Triunvirato de Buenos Aires releva a Castelli y a Balcarce, y designa
Comandante en Jefe del Ejército del Norte al Gral. Juan Martín de Pueyrredón,
quien es pronto sucedido por un abogado porteño de 41 años: el Gral. Manuel
Joaquín del Corazón de Jesús Belgrano.
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Gral. Manuel Joaquín del Corazón de Jesús Belgrano
“El déspota cavila para sostener sus caprichos, pero esta misma oposición
autoriza más las gestiones de este Cabildo para cortar la dependencia
funesta de Jujuy respecto de Salta.”
Por el contrario, los tres hermanos Gorriti ―Juan Ignacio, José Ignacio y
Pachi― son ardientes portadores de las ideas de la emancipación americana.
Producida la Revolución de Mayo, Juan Ignacio, que ejercía su sacerdocio en
Jujuy, marcha a Buenos Aires como diputado. Entre tanto, José Ignacio apoya
con fuertes sumas de dinero, hacienda y caballería a los ejércitos nacionales que
pasan por sus propiedades rumbo al Alto Perú. Más aún, junto con Pachi, se
dedican a preparar tropas para la guerra, organizando partidas con sus
gauchos y otros de los alrededores. Primero, son los llamados “Patriotas 9
Decididos”; más tarde, la famosa caballería gaucha, donde Pachi se hace
E L JURAMENTO DE J UJUY
Cuando el Gral. Manuel Belgrano llega a Jujuy, las tropas patriotas y la
población están desoladas material y anímicamente por los avatares de la
guerra; pero sobre todo, ya no creen en la revolución. Belgrano comprende que
es imperioso remediar esto, y lo hace reorganizando las tropas e imponiéndole
una férrea disciplina cívica y militar. Sin embargo, sabe que cambiar el ánimo
del ejército y del pueblo es una tarea aún más difícil. Es aquí donde Belgrano
demuestra que conoce y comprende profundamente los sentimientos de la
gente, y elabora un plan que pone en marcha el 25 de mayo de 1812, segundo
aniversario de la revolución y primera vez que se festeja como fiesta cívica.
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En esa ciudad, los hombres habían partido con la guerrilla, y sólo quedan
ancianos, mujeres y niños, casi todos pertenecientes a los sectores humildes
―porque la gente con recursos trató de ponerse a salvo en las haciendas―. Las
mujeres de la ciudad se agrupan en la colina de San Sebastián (conocida como
la Coronilla), y allí dan batalla. El 27 de mayo, las tropas de Goyeneche entran
a caballo, degollando a quienes encuentran a su paso, y se dedican al saqueo
sistemático y al incendio de la ciudad. Las heroicas y valientes mujeres
cochabambinas mueren junto a los niños y ancianos. Vencida Cochabamba, el
próximo objetivo es Jujuy.
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Al tiempo que los Marquiegui se comprometen cada vez más con la causa
realista, los familiares políticos de Bentura Marquiegui, especialmente
Domingo y Felipe Antonio de Iriarte, tienen una relevante actuación en el
bando patriota. La guerra divide la sociedad y las familias jujeñas en dos
bandos, provocando terribles conflictos internos: padre contra hijo, hermano
contra hermano.
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E L ABRAZO DE A LGARROBO
Triunfante en Tucumán y Salta, el Gral. Manuel Belgrano emprende la Segunda
Expedición al Alto Perú después de reorganizar sus fuerzas en Jujuy. Sin
embargo, el Alto Perú es inexpugnable, todo el poderío español espera a los
patriotas. El 1° de octubre de 1813, se produce el choque con las fuerzas
enemigas, y Belgrano es vencido en la Pampa de Vilcapugio. El 14 del mes
siguiente vuelve a ser derrotado en Ayohuma.
L A G UERRA G AUCHA
El Director Gervasio Antonio de Posadas y Dávila, por necesidad política y
militar, divide la Intendencia del Norte en 1814; creando la Provincia de
Tucumán, con jurisdicción sobre Santiago del Estero y Catamarca; y la
Provincia de Salta, con jurisdicción sobre Tarija, Orán y Jujuy. Es ahora
Tucumán la línea de frontera que pretende defender Buenos Aires; Salta y Jujuy
quedan libradas a su suerte. Simultáneamente, España termina la guerra con
Napoleón Bonaparte, Fernando VII recupera el trono el 4 de mayo de 1814, y
las tropas experimentadas están listas para viajar hacia América con el fin de
sofocar los movimientos independentistas.
“La Patria no hará camino por este lado del norte que no sea una guerra
defensiva, y nada más; para esto bastan los valientes gauchos de Salta
con dos escuadrones de buenos veteranos.”
La idea que está madurando utiliza una ruta muy distinta. Piensa en cruzar los
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Andes, liberar Chile, y desde allí unir fuerzas para atacar el poder español
concentrado en Perú; pero para ello, necesita tener cubierta la retaguardia. Su
Enrique E. Tarifa y Jorgelina F. Argañaraz.
plan asigna al Ejército Auxiliar del Alto Perú un papel defensivo y de apoyo a
las milicias gauchas de probado valor. El Gral. Martín Miguel de Güemes
organiza las milicias estableciendo un escuadrón de gauchos en cada
departamento: el de Orán queda bajo el mando del Cnel. Manuel Eduardo
Arias; los de la Quebrada de Humahuaca son dirigidos por el Cnel. Manuel
Álvarez Prado, el Cnel. Juan Francisco Pastor y el Cnel. Guillermo Belmonte; el
de La Frontera del Rosario está a cargo del Cnel. José Francisco “Pachi” Gorriti;
y los otros departamentos son designados a otros destacables jefes gauchos. A
partir de entonces, se intensifica en Jujuy y Salta la actuación de las milicias
regionales que llevan a cabo la denominada Guerra Gaucha: inspirada por
Belgrano, organizada por San Martín y ejecutada por Güemes y capitanes
gauchos. La experiencia de Belgrano y el conocimiento militar de San Martín
permiten la consolidación de una peculiar técnica guerrera destinada a
hostilizar continuamente al enemigo.
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P EPITA M ARQUIEGUI
La esposa y prima de Olañeta, Pepita Marquiegui, es admirada por su gran
belleza, la cual aumenta día a día. Así es vista por americanos y europeos,
quienes no dudan en considerarla “la mujer más bella del siglo” o “la mayor
hermosura femenina del Virreinato”. La admiración llega al asombro cuando
notan que está sola; y es que al producirse el cambio de bando de Olañeta a la
causa del rey, Pepita fue retenida en Jujuy, y forzada a ir y venir en los éxodos,
alejada de su esposo.
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3Esta ópera fue la primera que se representó en Argentina, el 3 de octubre de
1825, y figuró en la primera temporada del Teatro Colón de 1908.
Enrique E. Tarifa y Jorgelina F. Argañaraz.
Teodoro Sánchez de Bustamante
El 6 de julio de 1816, los diputados convocan al Gral. Manuel Belgrano a una
sesión secreta con el fin de definir cuál es la forma más apropiada de gobierno.
Con el mayor de los convencimientos, el general plantea la conveniencia de
instaurar una monarquía constitucional conducida por un rey inca: Juan
Bautista Túpac Amaru. El candidato propuesto es el hermano menor de José
Gabriel Condorcanqui, más conocido como Túpac Amaru II, quien fue
asesinado junto a toda su familia 25 años antes por haber encabezado la mayor
rebelión en contra de los españoles desde la llegada de Colón a América. De
esta matanza, sólo Juan Bautista se salvó; pero fue enviado prisionero a Ceuta,
una colonia española en África. Belgrano no se limitó a proponer un rey, sino
que también propuso una ciudad capital: Cuzco, la antigua capital del imperio
inca. La propuesta era audaz, pero prometía convertir América del Sur en un
gran país. Además, se basaba en que la civilización de los incas era superior en
organización política, social y económica a la que trajeron los españoles de
Europa. El Gral. José de San Martín y Gral. Martín Miguel de Güemes apoyan
la propuesta de Belgrano, y el Congreso la aprueba por aclamación con
lágrimas de emoción de todos los presentes.
El martes 9 de julio de 1816, a las dos de la tarde, los diputados del Congreso
comienzan a sesionar bajo la presidencia del representante de San Juan,
Francisco Narciso Laprida. El diputado Teodoro Sánchez de Bustamante, de
Jujuy, pide que se trate el proyecto “sobre la libertad e independencia del país”. La
solicitud se acepta sin discusión. No es el mejor momento para dar un paso de
tal magnitud, pero los legisladores hacen honor a los pueblos que representan
y a la historia que ya templaron con sangre: en un acto de coraje, ante la
L A GRAN INVASIÓN
La declaración de independencia en Tucumán fue demasiado para España, y
decide organizar “La Gran Invasión”. El 16 de septiembre de 1816, toma el
mando de las tropas realistas del Alto Perú el mariscal de campo José de la
Serna e Hinojosa, quien trae como refuerzo a los batallones de Gerona y
Extremadura, y a los regimientos de caballería Húsares de Fernando VII y
Dragones de la Unión, tropas que vencieron a Napoleón en Europa y a Bolívar
en América. En total, cuenta con casi 7000 soldados. La misión de este mariscal
es invadir Jujuy, Salta y Tucumán. Quiere ganar tiempo para que las tropas
realistas de Chile invadan Mendoza, detengan a San Martín, y finalmente, con
ambas columnas unidas, piensa atacar Buenos Aires. La invasión es enorme si
se considera que la población de la ciudad de Jujuy no supera los 4500
habitantes.
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4Campero muere en Kingston, Jamaica, el 22 de octubre de 1820. Sus restos son
repatriados 190 años después.
El Día Grande de Jujuy.
Cnel. Manuel Eduardo Arias
Durante el paso de la división por San Pedro, Iturbe aprovecha la ocasión para
escapar, y logra unirse nuevamente a las partidas gauchas, faltando al
compromiso contraído como prisionero; pero cumpliendo con el juramento
realizado como hombre libre. De esta manera, Pepita, sin quererlo, liberó un
temible enemigo de su esposo.
Poco dura la tranquilidad del ejército invasor en la ciudad. Las tropas gauchas
dan inicio a un feroz sitio. Toda división realista que abandona la ciudad en
busca de alimentos y forraje es inmediatamente atacada y exterminada por los
gauchos. Impotente, de la Serna ve desaparecer día tras día lo más granado de
sus oficiales y soldados. A todo esto se suman las acciones militares iniciadas
por el Gral. Belgrano, nuevamente al mando del Ejército Auxiliar del Alto Perú
apostado en Tucumán, en coordinación con el Gral. Güemes y sus divisiones
gauchas de Salta. Estas acciones están dirigidas a evitar el avance del ejército
español y a cortar las vías de comunicación con el Alto Perú. En este marco, el
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Cnel. Arias, al mando de sus gauchos jujeños, recupera Humahuaca el 1° de
marzo de 1817, propinando un golpe mortal a “La Gran Invasión”.
Enrique E. Tarifa y Jorgelina F. Argañaraz.
En tan grave momento, de la Serna recibe órdenes de avanzar hacia Salta. Muy
a su pesar, inicia la marcha el 13 de abril y llega el 15, soportando el acoso de
los gauchos durante toda la ruta. En Salta, el sitio impuesto por las milicias
gauchas es más terrible aún. De nada valen las divisiones enviadas a localizar
y combatir a los gauchos, todas son derrotadas. Las pérdidas materiales y
humanas son intolerables para el antes altivo mariscal. Por fin, el 4 de mayo de
1817, a cuatro meses de iniciada, la invasión que debía terminar
definitivamente con la revolución se retira de Salta. El 21 de mayo, las tropas
dejan atrás a San Salvador de Jujuy. Pachi Gorriti es el primero en entrar a la
ciudad recuperada, y se prepara para perseguir a los invasores. La retirada de
los españoles es muy penosa. Los constantes ataques de los gauchos jujeños y
salteños causan estragos en las filas enemigas. La travesía por la quebrada es
un verdadero viaje por el infierno, el cual llega a su fin cuando las
desmoralizadas tropas alcanzan el Alto Perú. En el plazo de un año, en que
había planificado su campaña para llegar a Buenos Aires, el mariscal realista
debió regresar a Tupiza montado en el único caballo que a su tropa le quedaba;
maltrecho, diezmado y escarmentado.
Pachi Gorriti
Esta experiencia, vivida en carne propia, hace que el mariscal de la Serna tome
consciencia del valor militar de las milicias gauchas, despreciadas previamente
por él; y a partir de allí adopta una conducta cautelosa. Por el contrario, Olañeta
está enfurecido y más empecinado que nunca. Es él, junto a sus primos Juan
Guillermo y Felipe Bartolomé Marquiegui, quienes tomarán la iniciativa para
organizar y ejecutar nuevas invasiones a Jujuy. Así ocurre a fines de 1817, a
L A ANARQUÍA
Con la frontera del norte al cuidado de los gauchos, el Gral. San Martín crea un
ejército en Mendoza, cruza los Andes con dirección a Chile el 12 de enero 1817,
obtiene la victoria de Chacabuco el 12 de febrero de 1817, y consolida la libertad
del vecino país con la victoria patriota en Maipú el 5 de abril del año siguiente.
Por otra parte, el Gral. Simón Bolívar avanza por el norte hacia Lima. Para
enfrentar este escenario amenazador, el ejército español se reorganiza
dividiendo sus fuerzas entre el Ejército del Alto Perú y el de Lima, con el
consiguiente alivio para Jujuy y Salta.
En Salta y Jujuy surgen los partidos “La Patria Vieja” y “La Patria Nueva”. Los
seguidores de “La Patria Vieja” sostienen que es prioritario completar la
Guerra de la Independencia, sin escatimar esfuerzos. En cambio, los seguidores
de “La Patria Nueva” plantean la necesidad de reorganizar el norte, devastado
por la guerra y las continuas exigencias del Gral. Güemes. Estas ideas dividen
al pueblo e incluso a las familias. José Ignacio Gorriti, amigo personal de
Güemes, abraza las ideas de “La Patria Vieja”, mientras que el canónigo, su
hermano, es un ferviente seguidor de las ideas progresistas de “La Patria
Nueva”. Debido a que “La Patria Nueva” se opone a Güemes, que es el
gobernador de Salta, Jujuy ve en ella la esperanza de alcanzar la anhelada
autonomía, y sus habitantes respaldan incondicionalmente a este partido. Esto
origina no pocos conflictos y, como consecuencia de uno de ellos, el Cnel. Arias,
el guardián del norte, es desterrado por Güemes a Tucumán.
Como un sombrío augurio para el norte, a los 50 años, su querido Gral. Manuel
Belgrano muere en Buenos Aires el 20 de junio de 1820, dejando una hija de
apenas un año de edad. Belgrano muere pobre, sólo tiene un reloj de oro que le
regaló el rey Jorge III de Inglaterra, y se lo entrega como pago de honorarios a
su médico. Su pobreza al morir era tal que la lápida de su tumba fue
improvisada con el mármol de una cómoda de su hermano Miguel. Por ese
entonces, el gobierno le debía 18 meses de sueldo. El penoso hecho pasa casi
desapercibido ante la sucesión frenética de eventos políticos y militares.
El Gral. San Martín, que está preparando la campaña del Pacífico en Chile, pide
al Gral. Güemes que haga lo propio organizando una expedición por el Alto
Perú. En julio de 1820, Güemes consigue la aprobación de los Cabildos de Salta
y de Jujuy para el heroico esfuerzo. Por el contrario, Tucumán ofrece un tibio
apoyo. San Martín desembarca en las costas peruanas el 8 de septiembre de ese
año y aguarda el avance de Güemes. Éste último se desespera por acudir
cuanto antes en ayuda del Libertador, y más aún cuando tiene conocimiento
32 del debilitamiento de las tropas de Olañeta, las cuales están reducidas a 4000
hombres por haber enviado una gran parte de ellas a defender Lima. El 27 de
E L D ÍA G RANDE DE J UJUY
Pedro Antonio Olañeta es gratamente sorprendido por el impensado cambio
de circunstancias. De estar seriamente amenazado por el avance de la
Expedición al Alto Perú y debilitado por tener que enviar tropas a Lima, ve
ahora a sus enemigos luchando entre sí, desprotegiendo el norte. La situación
no puede ser mejor para el empecinado Olañeta: Güemes y los gauchos de Salta
están peleando en Tucumán, los pueblos de Salta y Jujuy conspiran para
derrocarlo, el parque militar del Ejército del Auxiliar del Alto Perú está siendo
utilizado por Tucumán, Buenos Aires continúa atentando contra la
organización federal impuesta desde la batalla de Cepeda. Sólo queda Jujuy, a
quien puede tentar ofreciéndole la autonomía de Salta, o incitarla para que se
separe de las Provincias Unidas en respuesta al desinterés mostrado por ellas,
tal como lo hicieran anteriormente las provincias del Alto Perú. Jujuy también
piensa en ello: ¿por qué continuar desangrándose en esta guerra?, ¿por Buenos
Aires?, ¿por Güemes?, ¿por las Provincias Unidas?... Jujuy encuentra la
respuesta, y se pone de pie nuevamente ―sola como siempre―, y lo hace
porque es la única que recuerda los ideales de Mayo: libertad e independencia;
porque juró lealtad a la bandera que Belgrano le presentó en 1812, porque debe
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proteger la que Belgrano le legó en 1813; y porque fue mucha la sangre que sus
hijos derramaron durante los 11 años de guerra. Es así como el pueblo de “La
Con estos pensamientos, el 26 de abril, Gorriti ordena acampar al sur del río
Yala, y envía hacia el norte partidas de exploradores, las cuáles regresan más
tarde y dicen haber avistado el campamento de Marquiegui asentado en León.
No hay tiempo que perder, Gorriti no sabe cuánto tardará en arribar el grueso
de la columna española dirigida por Olañeta. Si ambas columnas se unen, todo
estará perdido. No obstante, tampoco hay lugar para acciones precipitadas que
malogren la oportunidad que se presenta. En tal situación, Gorriti concibe un
audaz plan, y ordena avanzar durante la noche por el monte con la guía de
lugareños.
Playa de León
Es ya el amanecer del 27 de abril de 1821, los gauchos clavan las miradas en las
siluetas que se interponen a los fogones encendidos en el campamento
enemigo. Calculan la fortaleza del adversario, y sienten correr la sangre como
un fuego por todo el cuerpo. Repasan el plan preparado por Gorriti: atacarán
por el norte, cortando la retirada del enemigo para impedir que se reúna con
las tropas de Olañeta; será un combate abierto, no habrá ataque y retirada como
estaban acostumbrados; y deberán capturar la mayor cantidad de prisioneros
posible, sobre todo a los hermanos Marquiegui.
“general Olañeta: Marcha Usted en mi alcance, cosa que tal vez pueda
hacerlo. Parece que ha olvidado que entre los numerosos prisioneros que
hemos tomado están sus dos cuñados, Guillermo mal herido. Le doy mi
palabra de caballero y soldado de honor que serán atendidos en Salta,
donde se recuperarán de sus heridas. Pero si, terco, se empeña en darme
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alcance, antes que lo consiga, mandaré fusilar sin más trámite al total de
Olañeta lee y relee el mensaje hasta que finalmente entiende que Gorriti
cumplirá con su amenaza. Bien sabe que, en un caso semejante, él habría
obrado de la misma manera. La captura de sus muy queridos cuñados y el sólo
imaginarse la reacción de su amada esposa Pepita ante la tremenda noticia
paralizan al general. Reconoce que no tiene alternativa, acepta la derrota y
―fuera de sí por el enojo y la humillación― ordena a su segundo en mando
iniciar el regreso hacia el norte, dando por concluida la invasión.
Fue así como, en medio de luchas intestinas, Jujuy sacó fuerzas de donde ya
casi nada había para batir a tropas regulares con milicias que sólo tenían la
fuerza del amor por la libertad y la independencia. Fue la manifestación de la
voluntad de un pueblo que ―abandonado por el poder central, envuelto en las
vorágines de una guerra civil, sin recursos, agotado por años de continuo
batallar― resolvió por sí afrontar la dura empresa de luchar contra los
enemigos de la independencia y salir triunfante.
E L DÍA DESPUÉS
La lucha de Jujuy contra el invasor despierta de nuevo la consciencia nacional
de las restantes provincias. El gobernador de Córdoba, Juan Bautista Bustos,
interviene en el conflicto con Tucumán, y hace firmar el tratado de Vinará el 5
de junio de 1821. Con la paz interna restablecida, los gauchos y armas vuelven
a combatir a los realistas. San Martín inicia la campaña de Perú, ocupa Lima el
9 de julio, y hace posible la declaración de independencia peruana el 15 de julio.
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Las grandes ciudades del sur florecen con el comercio a través del puerto de
Buenos Aires, mientras que las provincias del norte están empobrecidas por la
guerra y por la voluntad de Buenos Aires. Ni siquiera el dinero que el
Gral. Belgrano solicitó que se destinara a la construcción de escuelas en estas
tierras se salva de la codicia de Buenos Aires, la cual retiene y utiliza los fondos
durante años. Recién en 2004, 191 años después de la donación de Belgrano, se
42 construye la última escuela: la de Jujuy. No fue la única afrenta que recibe
“la masa entera de esta frontera, desde el paso de las Carretas hasta el
rosario está amotinada, a excepción de pocas casas. No hay medio de
reducirla sino por el terror y la muerte. Es preciso fusilar por lo menos
50. Sólo de este modo quedará esta frontera sojuzgada y sana, para esto
es preciso que mandes un capellán porque es horrible matar estos salvajes
sin proporcionarles auxilios espirituales.”
“¡Dichosos aquellos cuyos padres les dejaron bienestar para esta vida a
la que no hemos pretendido venir!
He aquí yo, que en la vejez, edad de reposo, para escapar al rudo trabajo
de la enseñanza, voy peregrinando en busca de un pedazo de pan que mi
país me echa como una limosna, cacareado y dado en cara en pago de la
inmensa fortuna que mi padre prodigó para darle independencia.
¡Que delirio tan pecaminoso el de aquellos héroes, que iban a quemar muy
contentos en aras de una soñada patria el porvenir de sus hijos!
Así andan éstos, mendigando favor de los zánganos que ellos alimentaron
con sus riquezas y su sangre.”
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En julio de 2004, se lleva a cabo una marcha a caballo denominada “Por las
huellas del general” que une las ciudades de Salta y Sucre. Los gauchos rinden
homenaje a los Gorriti en la Iglesia de San Miguel, Sucre, y regresan a
Argentina portando una urna que se cree contiene los restos dados por
perdidos de los hermanos Gorriti. Muy pocos están enterados de este tardío
homenaje. La marcha pasa por Jujuy, y tan sólo los gauchos acompañan al
Gral. José Ignacio Gorriti, tal como lo hicieran en aquel día de abril en que
juntos cabalgaron hacia la gloria.
B IBLIOGRAFÍA
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Cicarelli V. E., “El Día Grande de Jujuy”, Diario Pregón, San Salvador de Jujuy,
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Efrén A., Juana Gorriti. Una biografía íntima, Editorial Sudamericana, Buenos
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Vergara M. A., Papeles del Dr. Juan Ignacio Gorriti, B. Buttazzoni, San Salvador
de Jujuy, 1936.
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