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DICTADO

Hace muchos años, en los gélidos bosques del norte, los dioses nórdicos vivían en Asgard, un
reino en lo alto de Yggdrasil, el árbol de la vida. Uno de los dioses más valientes y astutos era
Loki, un ser travieso pero ingenioso.
Thor, el poderoso dios del trueno, llevaba siempre consigo su martillo, Mjölnir, capaz de
controlar tormentas y destruir a sus enemigos. Este martillo, hecho de metal encantado, brillaba
con un resplandor mágico.
Los gigantes de hielo, enemigos ancestrales de los dioses, habitaban en Jotunheim, un lugar
inhóspito y frío. Enfrentarse a ellos era una tarea ardua y peligrosa, pero los dioses no temían
desafíos.
Odín, el sabio padre de todos los dioses, gobernaba desde su trono en Valhalla. Este lugar
glorioso acogía a los guerreros valientes que caían en combate, asegurándoles un lugar eterno
junto a los dioses.
Durante el Ragnarok, la batalla final, los dioses se enfrentarían a los gigantes en una
confrontación épica. La profecía decía que el mundo se sumiría en el caos, pero de las cenizas
surgiría un nuevo comienzo.

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