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TEMA 12.

EL ESPACIO RURAL Y LOS CONDICIONANTES DE LA ACTIVIDAD AGRA-


RIA EN ESPAÑA

1. CONDICIONANTES DE LA ACTIVIDAD AGRARIA EN ESPAÑA

1.1 Los condicionantes naturales: Influyen decisivamente en los cultivos, en las actividades ganaderas y
en la explotación forestal.

A. La altitud y la disposición del relieve: La altitud media elevada (660 m.), modifica las condiciones
de humedad y temperatura. En España sólo el 11% de la superficie se halla a menos de 200 metros
de altitud (nivel óptimo) y el 88% de la tierra supera el 5% de pendiente y desnivel, lo que afecta a
la estabilidad de los suelos, la erosión y las posibilidades de mecanización de las faenas agrícolas.
La disposición periférica del relieve refuerza la continentalidad y sus efectos agrarios.

B. El clima: El régimen climático principal es el mediterráneo. Su larga sequía estival y elevadas tem-
peraturas, exigen adaptación a las plantas (xerófilas) y cultivos (trilogía mediterránea de cereales,
vid y olivos) y la implantación de regadíos para contrarrestar la aridez estival. La irregularidad de
los climas españoles con alternancia de heladas, olas de calor, sequías…, influyen negativamente
sobre la agricultura y la ganadería.

C. Los suelos. En general son de calidad mediocre, poco profundos y con una escasa capacidad para
retener el agua. En muchas zonas es necesario el uso de fertilizantes para corregirlos.

D. La vegetación: Es importante para proteger los suelos de la erosión y recuperar su fertilidad, pero
la mayor parte de las veces se elimina para lograr la total ocupación agrícola; otras sólo se preserva
el sustrato herbáceo para su aprovechamiento ganadero (praderas naturales) o se hace un aprove-
chamiento integrado de suelo, pastos y arbolado dando lugar a paisajes como la dehesa. En zonas
de montaña la vegetación suele conservarse, constituyendo la base de los aprovechamientos fores-
tales.
1.2 Los condicionantes humanos: Son los responsables de la ordenación y usos del espacio agrario.

A. Condicionantes históricos: Roma hace la primera ordenación agraria del territorio peninsular. Sus
sistemas agrarios se basaban en la trilogía mediterránea y la gran explotación. Posteriormente, los
musulmanes, reordenaron el espacio agrario impulsando el regadío y la producción de frutas y hor-
talizas para consumo humano. La Reconquista y la repoblación cristiana intensifican los cultivos
de cereales y la ganadería y dieron lugar a un sistema de posesión de la tierra que será el responsa-
ble de grandes desigualdades.

B. Condicionantes sociales y económicos:

B.1. El régimen de propiedad de la tierra: La dominante en España es la propiedad privada, que


acusa una gran dualidad: un número muy elevado de pequeños propietarios, que posee poca tierra,
frente a un reducido número de grandes propietarios que concentran mucha. Así, los dueños de me-
nos de 5 has., que son más de la mitad del total de propietarios, sólo poseen el 10% del territorio, mien-
tras que los que tienen más de 100 has., sin llegar a representar al 1%, concentran el 50% de la superfi-
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A este problema estructural se añaden el del exceso de parcelación, es decir, la enorme fragmentación de
la tierra en multitud de parcelas lo que es un inconveniente para la explotación, y la avanzada edad de
muchos titulares de estas tierras (más del 60 % tienen más de 55 años)

Geográficamente existen diferencias en cuanto al tipo de propiedad. El minifundismo es dominante en la


mitad norte, el Levante y la franja mediterránea; los latifundios, en cambio, dominan en el sur: Ex-
tremadura, Castilla-La Mancha y Andalucía occidental. Este contraste tiene sus raíces en los procesos
históricos de ocupación del territorio y su evolución posterior

A pesar de la desamortización eclesiástica, la abolición de los señoríos y de las tierras nobiliarias, y de la


desamortización civil de Madoz (1855), que subastó gran cantidad de bienes rústicos, se mantuvo la esca-
sez y desigual distribución de la tierra, creciendo el número de jornaleros, al haber más personas y me-
nos tierras que labrar. Todo ello ha provocó una gran conflictividad social e intensas demandas de refor-
ma agraria, que, aunque se materializaron en la II República, sus efectos quedaron anulados tras la Guerra
Civil.

B.2. El régimen de explotación de la tierra: La explotación agraria guarda relación con la propiedad y,
como sucede con ésta, también se caracteriza por la dicotomía entre minifundios y latifundios.

Más de la mitad de las explotaciones agrarias de España son minifundios de menos de cinco hectáreas, y
las explotaciones de extensión superior a 300 hectáreas, representan tan sólo un 1%, aunque concentran
una cantidad considerable de tierra. En 1962 había casi tres millones de hectáreas en España, pero en la
actualidad, ha decrecido aproximadamente a 1,7 has en un proceso paralelo al éxodo rural, que ha provoca-
do la desaparición de parte de las más pequeñas y su incorporación a otras más grandes, razón por la que
ha aumentado levemente el tamaño medio de las explotaciones.

Las explotaciones se clasifican en minifundios, latifundios o explotaciones de tamaño medio, pero ello
no está del todo justificado, pues las características e importancia de la explotación no dependen tanto de su
superficie como de su rentabilidad económica. En general, las explotaciones españolas, por superficie o por
su menor productividad, tienen un tamaño económico inferior a la media europea, existiendo grandes dife-
rencias regionales. (Medida en términos UDE, o Unidad de Cómputo Equivalente a 1000 € de beneficio
bruto)

B.3. El régimen de tenencia de la tierra: Se distingue entre régimen de explotación directa y régimen de
explotación indirecta. La explotación directa es aquella en la que el titular de la explotación agraria, con
independencia de que trabaje físicamente en ella o no, es propietario de la tierra. La explotación indirecta
resulta cuando el titular de la explotación y el propietario de la tierra no son la misma persona. En estos
casos, el propietario cede la tierra para su explotación en régimen de arrendamiento, o aparcería.

 El arrendamiento, es de hecho, un alquiler y se establece mediante el pago de una renta cierta,


convenida de antemano, en metálico o en especie, con independencia del resultado de la cosecha.

 La aparcería es una sociedad en la que el dueño aporta la tierra y el aparcero, el trabajo. A veces
los gastos se satisfacen a medias y, siempre, los beneficios se reparten en la proporción establecida.
Como la producción se desconoce en el momento de la firma del contrato, la renta es variable, y
propietario y aparcero comparten por igual ganancias en los años buenos y pérdidas, si las hubiera,
en los años malos.

Estos regímenes de tenencia de la tierra tuvieron gran vigencia en el campo español, pero hoy se tiende
al incremento de la explotación directa, al mantenimiento del arrendamiento y a la drástica reduc-
ción de la aparcería, hecho que se agudizó con el éxodo rural.

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C. Las innovaciones técnicas: La plena incorporación de la actividad agraria española a una econom-
ía de mercado ha hecho que incorpore una serie de adelantos técnicos que persiguen aumentar la produc-
ción y disminuir los costes. Entre esas innovaciones se encuentran la mecanización, los regadíos, el uso
generalizado de abonos fertilizantes...

2. USOS Y APROVECHAMIENTOS AGRARIOS.

El espacio agrario es la parte del espacio geográfico del que se puede obtener una producción
agropecuaria o forestal. Existe una relación directa entre los mapas de cultivos y aprovechamientos con
los componentes del medio geográfico, especialmente clima y relieve.

2.1. Usos agrarios del suelo:

La superficie agraria española es de 50,5 millones de hectáreas distribuidas de la siguiente manera:

 Tierras cultivadas: ocupan 17,5 millones de hectáreas, el 35% de la superficie geográfica. Supone
un porcentaje medio en relación con Europa y en los últimos treinta años ha retrocedido. Se
concentran en tres grandes conjuntos agrícolas: a) La cuenca del Duero y el área de La-
Mancha tienen un intenso uso agrario; b) Las depresiones del Ebro y Guadalquivir son de gran
aptitud agrícola, siendo la Bética la que presenta mejores suelos; c) La estrecha franja del litoral
mediterráneo destaca por la importancia económica de las zonas de regadíos y por los cultivos
forzados (arena y plástico) y subtropicales, ejemplo de la potencialidad y dinamismo de la
agricultura española.

 Prados y pastizales: Suponen unos 10 millones de has., aunque disminuyendo en las últimas
décadas. Están muy relacionadas con el clima, el relieve y la calidad de los suelos, por eso
se extienden por zonas de montaña media y por las penillanuras del oeste peninsular. Es la
Iberia silícea. Sobre ella se asienta la ganadería tradicional que aprovecha los pastos húmedos de las
praderas atlánticas (Asturias, Galicia y Cantabria) y los estacionales de la España interior, ligados al
régimen de dehesa en clima mediterráneo.

 Terrenos forestales: Suponen unos 19 millones de Has., concentradas sobre todo en zonas de
montaña, debido a que las montañas no son aptas para la agricultura, al abandono de los usos
agrícolas tradicionales y a la repoblación forestal. Están dedicadas al aprovechamiento maderero y
otros (caza, espacios protegidos...), sobre todo en las CC.AA. del cantábrico y atlántico del norte
peninsular, Valencia y Cataluña.

La contribución de cada uso a la producción final agraria (PFA) ha evolucionado desde un claro predo-
minio de la producción vegetal sobre la animal a un peso relativo situado entre un 60-65% y un 40-35%,
respectivamente. No obstante, existen variaciones anuales debidas a circunstancias meteorológicas y mar-
cados contrastes entre comunidades autónomas.

2.2. Cultivos y aprovechamientos

 Los cultivos extensivos. En cuanto a superficie ocupada destaca la trilogía mediterránea (trigo,
olivo y vid) y la cebada (ocupan casi 6 millones de has). El trigo (máximas extensiones en los va-
lles de Guadalquivir y Ebro) ha dejado de ser el más extendido en beneficio de la cebada (máximos
en La Mancha y Duero). Avena y centeno retrocedieron mucho, mientras aumentó espectacular-
mente el maíz y el arroz (Albufera de Valencia, Delta del Ebro y marismas del Guadalquivir). Tra-

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dicionalmente en rotación con los cereales, y principalmente en las dos Castillas, se cultivan legu-
minosas (garbanzos, lentejas, judías…)

 Hortalizas. Destacan en Galicia y Aragón, pero sobre todo en las huertas tradicionales levantinas y
Murcia, extendiéndose por el S.E. (Almería) con cultivos bajo plástico, siempre en regadío. Son
cultivos intensivos de alta rentabilidad con destino a la exportación.

 Cultivos leñosos y frutales. Suponen más de 1/2 millón de has, sobre todo de cítricos, en Valencia
y Andalucía, pero también otros frutales en Cataluña (melocotón, pera, manzana…) y los pláta-
nos en Canarias. En la costa granadina y malagueña se obtienen cultivos tropicales (chirimoya,
aguacate, kiwi…). Destaca también los almendros (más de 0,5 millones de has) en Andalucía,
Levante y Aragón para la producción de frutos secos.

El olivar (2,5 millones de has.) tiene en Andalucía (Jaén y Córdoba) su mayor extensión apoyada en las
ayudas de la PAC. Se ha incremento el olivar regado. España es el primer productor de aceite de oliva del
mundo. El viñedo supone 1 millón de has., la mayoría en La Mancha, pero también en La Rioja, Ribera del
Duero, Ribera del Guadiana, Montilla-Moriles, Jerez... España es uno de los principales productores mun-
diales de vino con más de 50 denominaciones de origen.

 Los cultivos industriales. Ocupan, casi siempre en regadío, algo más de 1 millón de has, destacan-
do el girasol (Cuenca y Sevilla). Con menor importancia hallamos la remolacha (Cuenca del Due-
ro y Sevilla), el algodón en Andalucía y muy irregular según el agua para riego disponible, tabaco
(Cáceres y Granada)...

 Cultivos forrajeros: Más de 1 millón de has., preferentemente en las zonas húmedas, están cultiva-
das con alfalfa, maíz forrajero, etc., destinados a la alimentación del ganado.

 Floricultura: va ganando importancia en invernaderos de Canarias, Almería y Cataluña.

 La ganadería. El modelo actual es de alta productividad pero muy supeditado al uso de piensos. El
ganado bovino (abundante en el norte y mitad oeste) tiene 6 millones de cabezas. El ovino, con 16
millones y actualmente revitalizado como animal de carne, está distribuido por toda la España inter-
ior. El caprino, 2,6 millones, muy extendido en la posguerra, retrocedió, pero se ha recuperado algo
en relación con la elaboración de quesos (mitad sur de la península). El porcino es el más numeroso
y tiene un espectacular aumento. Convive el de la dehesa y el estabulado, destacando Cataluña,
Aragón, Murcia, Badajoz, Toledo, Segovia. Las granjas de pollos y conejos han prosperado y algu-
nas nuevas ganaderías como la del avestruz han intentando implantarse con escaso éxito.

 Los aprovechamientos forestales. Con 16 millones de has., representa solo el 3,1% de la produc-
ción final agraria, con máximos en Galicia y País Vasco (hayas). Nuestros bosques están muy de-
gradados, teniendo en los incendios forestales uno de sus mayores problemas y en las repoblaciones
el mejor aliado para su recuperación. Se ha pasado de la repoblación "maderera" (eucaliptos y pi-
nos) de los 40 a las actuales campañas que apuestan más por el respeto ecológico. El bosque se uti-
liza para la obtención de madera (la mitad en Galicia), pasta de papel y otros productos como el
corcho (Alcornoque en Cádiz y Cáceres). Otros aprovechamientos: miel, caza, turismo rural. Fre-
cuentemente los espacios forestales están ligados a espacios protegidos.

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3. LA INFLUENCIA DE LA POLÍTICA AGRARIA COMÚN

La Política Agrícola Común (PAC) se centra en la organización y coordinación de las políticas agrícolas
de aquellos países que integren la UE, así como en generar subsidios e inversiones para estimular y ayudar
al sector agrícola. Se estima que actualmente la PAC supone casi la mitad del presupuesto total de la
UE. Para el periodo 2014-2020 se mantiene la importancia de la PAC y se deja a cada país un mayor mar-
gen para decidir el reparto de los fondos.

Sus objetivos iniciales fueron: a) Aumentar la productividad (progreso técnico, formación de la mano de
obra…). b) Asegurar nivel de vida digno a la población agraria. c) Estabilizar los mercados. d) Garantizar
suficiente aprovisionamiento. e) Asegurar precios razonables a los consumidores.

Posteriormente en sucesivas reformas se hará hincapié en a) el cuidado de medio ambiente, b) sanidad


animal y c) desarrollo rural (con actividades paralelas y complementarias a las agrícolas). Se desvincula la
relación directa de la subvención a la producción, siendo frecuente incluso el subvencionar la retirada de
tierras de las actividades agrarias que tienen excedentes.

Las ayudas y la posibilidad de vender en un mercado protegido de 500 millones de habitantes son los
beneficios más claros para el estado español, que se ha visto beneficiado en los productos en los que la
Comunidad es beneficiaria, como las frutas y las hortalizas. Globalmente las comunidades más beneficia-
das son Andalucía, ambas Castillas y Extremadura. Pero también obliga a incrementar la competitividad,
modernizando las explotaciones y aumentando los rendimientos y la calidad. Para ello, los productores
agrarios han recibido cuantiosas ayudas comunitarias procedentes de fondos específicos como el FEO-
GA. Últimamente están aumentando los fondos para el desarrollo rural con el objetivo de frenar el des-
poblamiento de las áreas rurales y evitar la pérdida de paisajes agrarios tradicionales.

Aunque gracias a la PAC se han conseguido muchos de los objetivos descritos, en los últimos años se han
detectado una serie de problemas en el campo español.

 Los productos agrarios españoles y europeos tiene elevados precios en el mercado mundial, lo que
ha obligado a reducirlos para ser competitivos. Al mismo tiempo, al generarse excedentes, la
PAC está imponiendo cuotas de producción de determinados productos agrícolas y ganaderos. Es-
tas imposiciones están provocando que muchas pequeñas y medianas explotaciones no pueden cu-
brir sus costes de producción. Aunque la última reforma de la PAC ha permitido un aumento de la
cuota láctea, la reducción del precio de la leche ha perjudicado a las principales regiones producto-
ras de leche españolas (Galicia, Asturias y Cantabria).

 Tras la ampliación a los 28, los presupuestos de la PAC van disminuyendo. Al pretender incenti-
var productos de mayor calidad, está retirando ayudas comunitarias a determinados cultivos co-
mo los cereales y el girasol, lo que está provocando su escasa rentabilidad y abandono.

 En otros casos, ha habido recortes importantes destinados al cultivo de los frutos secos, tomates,
aceite de oliva y vino, siendo España uno de sus principales productores.

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4. LOS NUEVOS USOS Y FUNCIONES DEL ESPACIO RURAL.

En la actualidad, el mundo rural es un espacio cada vez más heterogéneo y complejo en el que conviven
tradición y modernidad. Algunas comarcas que han recibido la denominación de «espacio rural profun-
do», mantienen actividades tradicionales de bajo rendimiento y se ven abocadas al abandono. Otras se han
modernizado y especializado en producciones competitivas de alto rendimiento orientadas a la comerciali-
zación.
Si hace años el espacio rural tenía una función exclusivamente productiva, hoy acoge segundas residencias,
instalaciones industriales, almacenes, infraestructuras y equipamientos comunitarios, instalaciones recrea-
tivas y de ocio (turismo rural), áreas naturales protegidas, etc., que están al servicio de necesidades urba-
nas. El espacio rural es por tanto hoy multifuncional y polivalente debido a las nuevas demandas que del
suelo se hacen.
Las consecuencias positivas de estos nuevos usos y funciones son una distribución más equilibrada de la
población y de la actividad económica en el espacio, rompiendo la tradicional contraposición entre lo rural
y lo urbano, favoreciendo la integración territorial y la recuperación de economías rurales. En este sentido,
las políticas europeas procuran evitar el abandono de ámbitos rurales, apoyando la implantación de nuevas
empresas y actividades, dispensando mayor asistencia a las sociedades rurales, conservando el medio natu-
ral y potenciando el patrimonio cultural como una baza para la generación de ingresos externos, por ejem-
plo, a través del turismo.

Las consecuencias negativas pueden ser la pérdida de identidad del espacio agrario, la degradación me-
dioambiental, la competencia entre actividades por ciertos elementos como el agua o el suelo y los conflic-
tos sociales ante la llegada de población con valores e intereses económicos diferentes.

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