Los principios integradores del contenido constitucional del debido proceso,
considerado como un derecho fundamental complejo según la Corte Constitucional, incluyen: 1. El principio del debido proceso en sentido estricto. 2. El principio de legalidad. 3. El principio de publicidad. 4. El principio del Juez Natural. 5. El principio de favorabilidad. 6. La presunción de inocencia. 7. El derecho de defensa. 8. El principio de celeridad. 9. El principio de prevalencia de las normas sustanciales. El principio del debido proceso en sentido estricto implica que este derecho se aplica en todos los ámbitos de la vida pública y privada, y está establecido en varios artículos constitucionales, como los artículos 29, 31, 33 y 228. Además, existe un debido proceso legislativo que se refiere al desarrollo legislativo de los principios constitucionales. El principio de legalidad, establecido en el artículo 29 del Código Penal, garantiza que nadie pueda ser juzgado sino conforme a leyes preexistentes al acto que se le imputa. Este principio tiene una dimensión formal y una dimensión material que deben ser cumplidas para que las actuaciones procesales estén ajustadas a la ley. El principio de publicidad, según la sentencia T-1012 de 1999 de la Corte Constitucional, garantiza que el proceso se tramite conforme a reglas mínimas que permitan a las partes concurrir en igualdad de condiciones en el debate judicial. El principio del Juez Natural, establecido en el artículo 29 del Código Penal, asegura que los juicios deben llevarse a cabo ante un juez o tribunal competente, excluyendo la posibilidad de jueces "ad hoc". La asignación de competencia judicial debe cumplir ciertos requisitos como la naturaleza del proceso, la calidad de las partes, la función del funcionario y el lugar del proceso. El principio de favorabilidad, también en el artículo 29 del Código Penal, establece que en materia penal se aplicará la ley permisiva o favorable, aun cuando sea posterior, de preferencia a la restrictiva o desfavorable, considerando la retroactividad y la ultraactividad de la ley. La presunción de inocencia, reconocida en el artículo 4 del Código Penal, establece que toda persona se presume inocente mientras no se le haya declarado judicialmente culpable, imponiendo la carga de la prueba a quien acusa y aplicando el principio "in dubio pro reo" en caso de duda sobre la realización del hecho. El derecho a la defensa incluye el derecho del individuo a saber si se tramitan procesos en su contra, el derecho a la contradicción, a la defensa técnica, al amparo de pobreza, a la gratuidad, a la eficiencia y a que las pruebas sean pertinentes, conducentes y procedentes. El principio de celeridad garantiza que el sindicado tenga derecho a un debido proceso público sin dilaciones injustificadas, sin ser un derecho absoluto para no afectar el derecho a la defensa. El principio de doble instancia, consagrado en los artículos 29 y 31 del Código Penal, establece que toda sentencia judicial podrá ser apelada o consultada, salvo excepciones que establezca la ley, sin ser un principio absoluto. Finalmente, el principio de prevalencia de las normas sustanciales, establecido en el artículo 228 del Código Penal, establece que las actuaciones de la administración de justicia serán públicas y permanentes, prevaleciendo el derecho sustancial sobre las formas procesales.