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SOBRE EL VERDADERO SERVICIO (La Cruz, Marta y María)

Siendo cristianos, somos “seguidores de Cristo o pequeños cristos”, así que si queremos servir a Jesucristo,
nuestro modelo de servicio debe ser conforme al mostrado por nuestro Señor quien dejo ejemplo para que
sigamos sus pisadas (1° Pe 2:21)
El Señor Jesús antes de ministrar pasó por el bautismo (el cual para el cristiano es entre otras cosas figura de la
muerte y resurrección de nuestro Señor)
Pero cómo ¿El sin pecado iba a bautizarse en el bautismo de arrepentimiento (para perdón de pecados) de Juan?
En el caso del Señor podemos decir que lo hizo (como Él mismo expresó) para que se “cumpliera toda justicia” (Mt
3:15).
Una vez ocurrido esto esto, el Espíritu Santo vino sobre Él e inmediatamente después de este testimonio público
como dice la escritura: … Jesús fue llevado por el Espíritu al desierto, para ser tentado por el diablo (Mt 4:1).
Sabemos por la Palabra de Dios que fue llevado por el Espíritu al desierto durante cuarenta días (40 es el número
de la prueba) para ser probado y luego de vencer con las Sagradas Escrituras a satanás comenzó su ministerio,
es decir su servicio.
Estos hechos fueron el comienzo y la base de su servicio y deben ser también los nuestros
Luego de un período de 40 días de ayuno, el diablo vino para seducirle con cosas que apuntaban al cuerpo (el
tema de los panes Mt 4:3) y con cosas que apuntaban al alma como ser recibir la gloria y los reinos que ya le
habían sido asignados, pero en este caso rápido y sin el sufrimiento de la cruz (Mt 4:8,9 además en: Mr 1:12,13 Lc
4:1-13)
En realidad la verdadera tentación era que el Señor Jesús actuara por sí mismo, independientemente de la
voluntad del Padre, obedeciendo su cuerpo y su alma.
Todos los pecados tienen origen en aquel primer viejo pecado que fue actuar en forma independiente de la
voluntad de Dios.
Dijo el Señor: no puede el hijo hacer nada por sí mismo, sino lo que ve hacer al Padre (Jn 5:19).
Según el Nuevo Testamento, también hay que someter a prueba los siervos antes de su ministerio (1° Tim 3:10)
UN EJEPLO EN EL ANTIGUO TESTAMENTO
Analizando el servicio en el Antiguo Testamento vemos que la vara de Aron testifica que no fue sino luego de una
larga noche de muerte que opero la resurrección en ella.
Como testimonio del ministerio dado a Aron, su vara podría haberse alargado o engrosado sin embargo esto no
sucedió sino que reverdeció y dio frutos.
Hubo una resurrección en la vara, testimonio de la comisión de Jehová, pero también de su beneplácito.
Debía servir aquel que tuviese la vara con la Vida, porque como dijo el Señor: “separados de mí nada podéis
hacer” (Juan 15:5).
En realidad podemos hacer cosas, inclusive cosas espirituales y en su Nombre, pero si no son Su voluntad de
nada sirven.
No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi
Padre que está en los cielos.
Muchos me dirán en aquel día: Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre echamos
fuera demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros?
Y entonces les declararé: Nunca os conocí; apartaos de mí, hacedores de maldad (Mt 7: 21-23)
Nunca os conocí, significa que no hicieron la voluntad del Señor, sino que actuaron independientemente
De Él, por más que lo hayan hecho en Su Nombre.

LA CRUZ OBJETIVA Y LA SUBJETIVA


La cruz opero en nosotros hace más de 2000 años donde en el postrer Adán toda la humanidad fue crucificada y
resucito en un segundo hombre ya celestial y no terrenal como el primero. Como pablo afirmo en Ga 2:20 “con
cristo estoy juntamente crucificado y ya no vivo yo (mi cuerpo, mi alma, mi viejo hombre) más vive Cristo en mi…”
Pero según las palabras del Maestro este hecho debe realizarse cada día según: Si alguno quiere venir en pos
de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz cada día, y sígame. (Lc 9:23 repite en Mt 10:38, Mr 8:34 y Lc 14:27).
Aunque Romanos 6:6 declara que nuestro viejo hombre fue crucificado, lo fue objetiva y posicionalmente
por lo cual para el servicio y conforme a las mencionadas palabras del Señor, se torna necesario experimentar
la cruz diaria y subjetivamente. En este caso no nos aplicamos a nosotros mismos Romanos 6:6 sino más bien
lo confesado públicamente en nuestro bautismo en el cual entre otras cosas, testificamos haber muerto en el viejo
hombre y resucitado como una nueva criatura, ahora ya no más terrenal sino celestial.
Según la “parábola del grano de trigo” de Juan 12: 24,25 es necesario que opere la muerte para que se genere la
vida. Dios no puede actuar si nosotros no le dejamos, Él no va a competir con nosotros ni a forzarnos.
Es necesario perder la vida del alma para ganar la vida fructífera de Dios.
Esta parábola del grano de trigo es aplicable tanto al Señor como a nosotros.
Es necesario no amar nuestra vida (en griego alma) según consta también en Mt 10:39, 16:25, Mr 8:35 Lc 9:24 y
17:33.
Para brindar un servicio útil al Señor lo que ofrecemos debe ser partido, o sea pasado por la muerte.
En La “Alimentación de los cinco mil” el Señor tomo los panes y los peces y vemos que los partió para
multiplicarlos (Mt 14:19 Lc 9:16).
Podría haberlos multiplicado sin quebrarlos pero todo lo natural debe ser roto en las manos del Señor y Él hará
algo nuevo multiplicando lo ofrecido, es decir fructificándolo.
No se trata de eliminar para siempre la carne y el alma pues cesaríamos de existir sino más bien de hacerlos
pasar por muerte y ponerlos en resurrección, donde gobierna nuestro espíritu vivificado por el Espíritu Santo.
Cuando el cuerpo nos gobierna nos comportamos como animales, cuando gobierna el alma somos cultos,
refinados y educados, pero también rebeldes y fugitivos de Dios. Pero si llegamos a vivir la vida en nuestro
espíritu vivificado donde mora el Espíritu Santo, ahora podemos poner nuestro cuerpo y alma con sus dones
naturales, como sus siervos.
DESPERDICIANDOSE PARA EL SEÑOR (El verdadero servicio)
Una vez alcanzado el objetivo de servir al Señor en resurrección, negándonos a nosotros mismos, tomando la cruz
cada día no haciendo nuestra propia voluntad sino la del Padre mediante la guía del Espíritu Santo morando y
gobernando en nuestro espíritu, podríamos sin embargo considerarnos aún siervos inútiles (Lc 17:10) “porque lo
que teníamos que hacer hicimos y no hay nada en que gloriarse”.
Pero andar así en la Luz y la voluntad del Padre, puede llevarnos a amar al Señor a un grado tal de llegar
voluntariamente a ser no solo siervos sino “esclavos” del Señor.
El siervo (Griego: παῖς, país) aún conserva su voluntad mientras que el esclavo (Griego: δοῦλος doulos ) no tiene
ya voluntad propia y hasta su vida está en manos de su amo.
Este nivel de servicio, solo se logra cuando el cristiano luego de lo descripto toma su lugar a los pies del Señor y
se entrega totalmente a Él.
Es menester que el que anhele tal cosa, como a María de Betania, la única parte que debe interesarle tiene que
ser “la buena parte” (Lc 7:38) o sea estar siempre a los pies del Maestro escuchando su Palabra y prestos a hacer
su voluntad.
Ahora bien esa posición también habilita al cristiano no solo a aprender y a adorar sino también a OBEDECER
estando atentos para hacer Su voluntad.
Generalmente en diversos círculos cristianos se identifica a Marta con el servicio y a María con la adoración pero
el servicio original de Marta tuvo que ser modificado y luego servía en la cena, en cambio María ese día además
de adorar realizo “un servicio superior” (Jn 12 1:8)
Marta, cuando recién conoció al Señor (Lc 10:38-42) servía según su pensamiento natural haciendo lo que era
correcto y su servicio fue de algún modo objetado por el Señor, en cambio María escuchaba y también esperaba
en Él.
Mal hubiese podido Marta esa noche complacer un pedido del Señor cuando estaba “afanada y turbada con tantos
quehaceres” cosa que el Señor no aprueba conforme lo expresó en el evangelio según Lucas 10: 40-42.
Según el Señor, solo una cosa era necesaria en ese momento y esta no era servir de manera natural sino estar a
sus pies prestándole atención, es decir tomando la “buena parte, la cual no le será quitada” como María.
Es de destacar que Marta luego de ser corregida por el Señor Jesús, la vemos nuevamente sirviendo en otra cena,
pero en esta ocasión sin reprensión en el evangelio según Juan 10:1-8
Ciertamente el obedecer es mejor que los sacrificios, y el prestar atención que la grosura de los
carneros. (1° Samuel 15:22)
¿Qué resultados tiene esto en la vida del cristiano? Cuando alguien vive consagrado al Señor como María de
Betania, espontáneamente traerá lo más preciado que tiene y lo pondrá a los pies del Señor porque primeramente
ya se derramo a sí mismo.
Cuando “ya no vivo yo” (Ga 2:20) ¿para que sirven los bienes materiales?, mejor usarlos para honrar al Señor.
Aunque los hermanos María, Marta y Lázaro no eran pobres, el hecho que Marta sirviese, implica que no tenían la
cantidad suficiente de siervos como para que ella no trabaje, por lo tanto se puede inferir que tampoco eran tan
ricos como para ofrendar ese ese costoso perfume sin problema. El ungüento derramado por María debe haber
significado materialmente mucho para su familia la cual de todas maneras no se quejó por su servicio.
¿Qué pasa entonces cuando ella decide ungir al Señor?
Vemos enseguida la reacción del mundo tipificada por Judas (quien nunca llamo Señor a nuestro Señor) y la de la
cristiandad tipificada por los discípulos.
Cuando un cristiano (y sobre todo un joven) decide negarse a sí mismo y darse por completo al Señor ofreciendo
no solo sus bienes sino también su vida, los verdaderos cristianos tipificados aquí por su familia, no le
reprenderán, pero el mundo lo verá como un desperdicio.
Cualquier cristiano piadoso no escucharía lo que el mundo tiene para decirle pero si la reprensión viene de otros
cristianos el peligro es mayor.
La luz que expone todo, muestra la falta de entrega y compromiso de otros creyentes que quizás
inconscientemente reaccionan por envidia diciendo que darse por completo al señor es un desperdicio y
razonan con su alma pensando qué hubiese sido mejor hacer.
Pero ¿Qué cosa hay mejor que hacer primero que adorar a Dios con todo lo que tenemos?
(Y amarás a Jehová tu Dios de todo tu corazón, y de toda tu alma, y con todas tus fuerzas Dt 6:5.) este acto en sí
mismo es el mejor testimonio de fe y la mayor predicación del evangelio, las “cartas conocidas y leídas por todos
los hombres” (2° Cor 3:2).
Entonces los cristianos pueden criticarnos el dar todo por el Señor como un desperdicio, pero también cuando un
hermano o hermana con dones y talentos espera en su Señor sin hacer nada que Él no le haya mandado,
aparecerán creyentes que dirán: porque este hermano (o hermana) no está sirviendo al Señor de tal o cual
forma, es un verdadero desperdicio!
Esto también es peligroso porque nos llevaría a hacer algo en nuestra propia voluntad y energía fuera de los
planes de Dios.
El verdadero Evangelio no trata de si los pobres fueron ayudados o no, se trata primeramente de saber si el Señor
fue satisfecho!
Los discípulos se enojaron, diciendo: ¿Para qué este desperdicio? Porque esto podía haberse vendido a
gran precio, y haberse dado a los pobres. Y entendiéndolo Jesús, les dijo: ¿Por qué molestáis a esta
mujer? pues ha hecho conmigo una buena obra. (Mt 26: 8-10)
El Señor, no reprendió a María sino que la exaltó diciendo: Dejadla, ¿por qué la molestáis? Buena obra me ha
hecho.
Siempre tendréis a los pobres con vosotros, y cuando queráis les podréis hacer bien; pero a mí no siempre me
tendréis. Esta ha hecho lo que podía; porque se ha anticipado a ungir mi cuerpo para la sepultura. De cierto os
digo que dondequiera que se predique este evangelio, en todo el mundo, también se contará lo que ésta ha hecho,
para memoria de ella. (Mr 14: 6-9)
El Evangelio no solo está para beneficio y satisfacción de los pecadores sino antes bien para honrar y satisfacer a
Dios. Primero está el Señor el cual según Colosenses 1:18 debe tener la preeminencia en todo.
El profeta Elías estableció un principio espiritual cuando dijo a la viuda de Sarepta de Sidón: pero hazme a mí
primero (1° Re 17:13)
Volviendo al tema, en un sentido desperdicio significa un uso inadecuado, incorrecto o incompleto de algo, y en
otro, derrochar o mal aprovecharlo haciendo que sobre en demasía luego de su uso, pero también desperdiciar
puede ser también: entregar algo sin obtener nada a cambio
La mente natural de los discípulos calculaba para sacarle un provecho santo a cada uno de esos 300 denarios
lo cual a los ojos de la mayoría es algo bueno y positivo sin embargo María de Betania hizo algo que en
apariencia no traería ningún beneficio espiritual ni material a cambio, sin embargo fue lo que satisfizo
plenamente el corazón del Señor.
A veces si el servicio que ofrecemos al Señor no acarrea “resultados” visibles a los ojos nuestros o de otros
cristianos, nos desmoralizamos pensando que por la falta de frutos el Señor no está aprobando nuestra
contribución y puede ser así si estamos obrando fuera de Su voluntad. Pero si estamos seguros de que lo que
hacemos es sin dudas la voluntad del Padre, aunque ahora no lo veamos, en el futuro aún dar un vaso de agua,
no perderá su recompensa (Mt 10: 42 y Mr 9:41). Marta seguramente en sus servicios tuvo “recompensa de
hombre”
(Mt 6:2,516) pues ellos la vieron y se beneficiaron de su contribución, pero María tuvo “recompensa divina”
Ofrezcamos como María mientras podemos nuestro amor al Señor, porque puede suceder que si no lo hacemos
en su tiempo luego sea demasiado tarde como le paso a las mujeres de Mr 16:2 y Lc 24:1 que el primer día de la
semana fueron muy temprano para ungir al Señor pero no lo hallaron. Debemos preguntarnos hoy mismo y todos
los días ¿Qué estoy dándole al Señor? Si no, corremos el riesgo de que cuando nos dispongamos sea demasiado
tarde y no podamos ofrecerlo: esto si va a ser un desperdicio.
Tener algo para el Señor y no poder dárselo es un verdadero desperdicio.
El Evangelio según Marcos dice: esta ha hecho lo que podía. (Mr 14:8)
En el caso de María de Betania fue algo valioso pero no todos tenemos cosas valiosas para dar, más el Señor ve
el corazón porque alabo a la viuda que dio dos blancas pues era todo lo que tenía (Mr 12:42-44) aun cuando su
valor era insignificante frente a la ofrenda de los ricos.
Darle al Señor lo más valioso no siempre es algo material. Puede ser un noviazgo que no conviene, el
deseo de un título universitario por vanidad, un viaje por el mundo, etc.
Y LA CASA SE LLENO DE OLOR A PERFUME (Jn 12:3)
La fragancia que emana de una vida y un servicio dedicados y consagrados al Señor se percibe en derredor
donde nadie podrá dejar de sentir el grato perfume de aquello que se ofrenda al Señor lo cual generara en
quienes lo sienten pensamientos espirituales y sinceros deseos de agradar también al Señor.
De esta manera, la “bendición” de tal servicio, siempre beneficia a todos los que están alrededor.
cristianismoverdaderohoy@gmail.com

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