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Altos Limpios: el Sahara desde

Lavalle
A pocos pasos de la ruta 142, surgen casi ocultos
médanos de 15 metros, en un paraje que para
muchos nada envidia al célebre desierto africano. Una
postal diferente de Cuyo, en el departamento de
Lavalle.
Cuando se piensa en Mendoza las ideas apuntan enseguida al vino, las montañas y la
nieve. Pero la provincia esconde otros tesoros muy diferentes y dignos de conocerse.
Entre ellos, el desierto de Lavalle con sus dunas en constante movimiento.

Allí, a 130 kilómetros de la capital mendocina, surgen como en secreto los Altos
Limpios, que son los médanos mas altos de las 20.400 hectáreas que ocupa la reserva
Faunística y Florística Telteca.

Además del hermoso paisaje acentuado en momentos en que se posa el rojo tardecino
del sol, la particularidad del lugar está dada por la falta de vegetación en sus ondas
arenosas de 15 metros. Algunos estudiosos aseguran que ello se debe a prácticas
intensas de desmonte en pocas pasadas, pero otros investigadores creen que ello no
alcanza a explicar el asunto.

Otras versiones han aventurado que en esa zona se registra una condición particular de
los vientos dominantes, cuya mayor intensidad y direcciones variadas impediría la
revegetación. Sin embargo, a pesar de estas y otras justificaciones, por el momento el
tema es un misterio.

En cambio, como un oasis en el desierto esperan en los intermédanos el denominado


Bosque Telteca. Asombran sus árboles centenarios parados con autoridad en el área más
seca de la provincia. El algarrobo dulce es la especie de árbol más abundante. Depende
del agua subterránea que corre a unos 10 metros de profundidad.

Excursiones y guías llevan a recorrer las dunas, en las que encuentran refugio aves,
como catas y loros; roedores tipo cuises, piches, ratones; y tortugas, entre otros
animales.

El paseo también puede realizarse en camiones y vehículos 4×4, que transportan a los
turistas por la irregularidad del terreno arenoso. Esa actividad se combina con paradas
de trekking y safaris fotográficos.

Debido a las temperaturas extremas de hasta 42 grados centígrados en verano y de 10


bajo cero en invierno, se aconseja visitar el lugar durante las estaciones intermedias.

Se accede por la Ruta Nacional 40, la provincial 34, y la nacional 142, hasta la
confluencia de los ríos San Juan y Mendoza, en un espacio que aún guarda los restos de
lo que fuera el complejo lacustre de Guanacache (hacia 1960, tras la ola de inmigrantes
y la sistematización del riego, el agua de montaña contenida en los diques terminó con
la desaparición de las lagunas).

En ese lugar funciona el Centro de Interpretación El Pichón, y allí puede consultarse al


guardaparque por la mejor manera de encarar la excursión en la reserva natural.

Atractivos cercanos

Es recomendable hacerse un tiempo para conocer algunos interesantes parajes de los


alrededores. Por ejemplo a la altura del Kilómetro 71 de la ruta 142, está el desvío hacia
«El Cavadito», una histórica capilla que data de 1892 y que se puebla con miles de
fieles en una colorida celebración cada 28 de octubre.

Asunción es otros de los imperdibles locales, en la margen este del río Mendoza. Un
siglo de vida atrapan con toda la tradición de una de las poblaciones mas antiguas del
desierto. Vale la pena visitar sus dos antiguas capillas.

La gastronomía típica del desierto de Lavalle se disfruta todo el año, gracias a manjares
como chivitos a las llamas y chanfainas -comida muy común entre los pobladores-, o el
quirquincho a las brasas cocido en la misma caparazón.

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