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PAUTAS PARA LA REALIZACIÓN DE UN COMENTARIO DE TEXTO HISTÓRICO

El comentario de textos históricos no es una simple improvisación. Se necesita una preparación, unos
conocimientos sobre el tema y un método. Se deben hacer varias lecturas atentas del documento (tener papel y lápiz
delante para ir anotando dudas, ideas importantes,...). Y, antes de redactar el comentario, asegurarse de haber
comprendido el significado de todas las palabras (nombres propios, personas, lugares, instituciones, términos
técnicos, arcaísmos, palabras de otros idiomas…).
Hay que procurar ser objetivos y no dar nuestras opiniones. Procurar evitar las expresiones como “ yo creo...”,
“ opino que...”. Mejor usar el impersonal como: “se puede deducir que...”, “podríamos concluir que ...”, “se podría
afirmar que...”
Hay dos errores que conviene evitar: en primer lugar, parafrasear el texto, es decir, repetir con otras palabras
las ideas del texto sin más. En segundo lugar, usar el texto como excusa para desarrollar un tema y olvidarnos de que
tenemos que analizarlo y comentar su contenido en relación con su época.

1. CLASIFICACIÓN DEL TEXTO


● Identificar la naturaleza del texto según su origen, que puede ser: fuente primaria o directa (texto histórico),
escrita en la época contemporánea a los hechos. Fuente secundaria o indirecta (texto historiográfico), obra de un
historiador u otro autor posterior a los hechos, a los que trata con una finalidad investigadora o científica
(ensayos, artículos, libros de historia...).
● Clasificar el texto según su temática, algunos tipos pueden ser:
o De tipo jurídico, emanan de un poder político y tienen carácter legal: leyes, constituciones, decretos,
tratados, acuerdos internacionales, órdenes...
o De tiempo judicial (no confundir con el anterior), son los que elaboran los jueces o los abogados. Puede
ser una sentencia judicial, un argumento de defensa, una denuncia, la explicación técnica de un caso
judicial…
o De tipo político: discursos, proclamas, programas...
o De tipo económico: memorias económicas, resultados de empresas, compra-ventas, donaciones,
contratos...
o De tipo testimonial (el autor escribe sus impresiones u opiniones): memorias, diarios, relatos de viajes,
cartas, autobiografías, artículos de prensa, obras literarias o de pensamiento (filosófico, político,
económico...) .
Es muy difícil establecer todos los posibles tipos de textos que podemos encontrarnos. También podemos
hallar textos sociológicos, geográficos, demográficos.... Es también normal encontrar textos que no podemos
encuadrar exclusivamente en uno solo de estos tipos, en ese caso podemos hablar de textos político-sociales, etc.
● Señalar el autor del texto (si se conoce): es importante determinar quién redacta el documento, pues puede variar
su visión de los hechos según su posición, sus intereses, su ideología… Si se trata de un autor individual, sería
adecuado redactar en unas pocas líneas una breve reseña biográfica (fechas de nacimiento y muerte, origen social,
principales actividades realizadas a lo largo de su vida, si escribió obras importantes deben mencionarse, su
ideología y todo lo que sea de interés para comprender mejor el texto). Si es un autor colectivo (asamblea
legislativa, partido político, asociación de trabajadores...), debemos reseñar lo que sepamos sobre dicho colectivo
que pueda ayudamos a esclarecer la significación del texto.
● Señalar el destinatario del texto: a quién va destinado el texto, si es público o privado, si va dirigido una persona o
a un sujeto colectivo (grupo social, una nación...), etc. Así como señalar la finalidad, es decir, cuáles eran los
objetivos o propósitos con los que el autor redactó el documento.

2. ANÁLISIS DE LAS IDEAS DEL TEXTO.


Esta parte consiste en hacer un pequeño resumen del texto identificando las ideas principales del texto. Hay
que evitar la postura cómoda de copiar literalmente las frases del texto que nos parecen más importantes. Se trata de
ordenar las ideas principales y exponerlas con nuestras propias palabras. Se pueden seguir dos métodos diferentes:
o Método lineal: es el más sencillo y consiste en sintetizar el texto siguiendo el mismo orden que tiene,
analizándolo párrafo a párrafo.
o Método lógico: es más difícil, pero demuestra que se tiene un dominio de la técnica de síntesis. Consiste
en extraer del texto las ideas principales, agruparlas según su temática y exponerlas según no siguiendo
el empleado en el texto. De esta forma se evitan las típicas repeticiones de un comentario lineal y la
lectura es más ágil.
3. COMENTARIO DEL TEXTO DENTRO DE SU CONTEXTO HISTÓRICO.
Esta es la parte más importante y, por lo general, más extensa. Es en este apartado donde tenemos que
relacionar el contenido del texto con nuestros conocimientos históricos sobre el periodo en el que fue redactado.
Podemos empezar concretando lo más posible el momento en el que se redactó el texto (dónde y cuándo fue escrito,
si es posible). A partir de ahí, trataremos explicar el contexto histórico en el que se desarrolla el documento:
acontecimientos principales relacionados con el texto, causas o antecedentes de dichos acontecimientos y sus
consecuencias en el futuro. El objetivo es explicar las ideas o acontecimientos referidos en el texto en relación con el
periodo histórico al que corresponde.

4. CONCLUSIÓN.
La conclusión del comentario puede realizarse de forma diversa y dependerá del tipo de texto, del modo en
que hayamos realizado el comentario y de nuestros conocimientos. Por ejemplo, podemos recapitular lo comentado
anteriormente para clarificar las ideas expuestas. También podemos hacer un pequeño resumen de la importancia del
texto y su autor en la sociedad de su tiempo o en su evolución posterior. O si se trata de un acontecimiento, hacer
referencia a su importancia en su contexto histórico y las consecuencias que tendrá en acontecimientos futuros.
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🖎 Comenta el siguiente texto siguiendo las pautas explicadas anteriormente.

“Escritura que otorga Abd al-Aziz ben Musa a Teodomiro [en que le reconoce] que éste se ha rendido mediante
capitulación y se acoge al Pacto instituido por Dios y a la protección de Su Profeta, que Él bendiga y salve, que le
garantizan que no cambiará su status o posición ni el de ninguno de los suyos ni se le privará de su dominio, y que no
serán matados, ni reducidos a esclavitud, ni separados de sus hijos o sus mujeres, ni forzados a abandonar su religión,
ni se les quemarán sus iglesias. [No será despojado de su dominio mientras] sea leal y respete las condiciones que le
hemos impuesto. […] Quedan obligados, él y los suyos, a entregar cada año un dinar, cuatro almudes de trigo, cuatro
de cebada, cuatro medidas de mosto, cuatro de vinagre, dos medidas de miel y dos de aceite; los siervos deberán
pagar la mitad de las cantidades antedichas”.
Redactado en el mes de ragab del año 94 de la Hégira (abril 713).

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