Lo que ocurre con el éxito es que a veces reduce tus círculos de
amigos y tus opciones. Tamira Fontaine había visto cómo muchas de sus amistades se desvanecían con cada logro y cada vez que avanzaba un paso en el camino hacia el éxito. No llegaría al punto de afirmar que tal vez esos «amigos» tenían envidia o estaban resentidos por lo fácilmente que estaba destacando Tamira. A simple vista parecía sencillo, pero en realidad no lo era. Tamira se había esforzado mucho y durante mucho tiempo para llegar a ese punto, pero en realidad el trabajo duro nunca la había asustado. Simplemente ocurrió que cuanto más ambiciosa se volvía, menos razones tenía para mantener a ciertas personas en su vida. No era culpa suya que se sintieran intimidados o algo así. No podía evitar ser emprendedora y no utilizar nunca sus humildes orígenes como excusa. Había empezado desde abajo, como todos los demás, y a pesar de que algunos realmente nunca se salían del camino, Tamira planeó no volver la vista atrás jamás. Sin embargo, ella no era del tipo de personas que dejaban que los éxitos se le subieran a la cabeza. Era la misma Tamira, cabezota pero auténtica, y eran las personas que la rodeaban quienes habían cambiado, no al contrario. Por suerte, aún había algunas personas con las que podía contar. Como Nisha. Y Tamira ya podía adivinar quién la estaba llamando cuando notó vibrar el teléfono móvil en el bolso. ―Justo estaba pensando en ti ―dijo Tamira con una sonrisa. ―¿Qué ha pasado? ¿Has terminado con el equipo Cavendish? ―El animado entusiasmo de Nisha se podía sentir desde el otro extremo de la línea. ―Sí, y ha ido de maravilla ―dijo Tamira de forma engreída―. Acabo de terminar la reunión. Nos hemos llevado mejor de lo que me esperaba. Sin duda es un proyecto prometedor en el que embarcarse. Utilizar el ambiente relajando del Sky Bar para la reunión ha sido un detalle bonito por su parte. Y ya sabes que