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GORIOT
BALZAC
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[ ......
PAPA GORlOT 1
DEDIe ATORI A
Al gran e ûtlstre Geffroy Saint - Hila·re.;, corno
testimonio de admiraciôn por sus trahajos y S'tl genio.
! «DE BALZAC"
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i.
H, BALZAC
'16 PAPA" GOroOT -17
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ciende a las catacurnbas. iCc,:>mparacion verdadera!. mirada de los transeuntes pOl' el efecto pintoresco
rlQuién decidira qué espectaculo es mas horrible, el 1, que causa en Paris. Cada una de esas paredes estâ
(le alguqo~ corazones resecos 0 el ,de cràneos vaeîos? L tapizada de espalderas y vinas, cuyos frutos raquî
La fachada de la pension da sobre un jardi~cito, 1 ticos y polvorientos son objetos. de los temores anua
de manera que la casa forma un ângulo recto con la 1 les de la sellora Vauquer y de sus conversaciones
calle N ueva Santa Genoveva, desde donde la veréis con los pensionistas. 'A la largo de' cada pared, hay
recortada en profundidad. A 10 largo de esta facha un estrecha pasea que conduce a una bôveda de ti
da. entre la casa y el jardincito, reina un empedrado los, palabra que la senOTa Vauquer, aunque nacida
1 èonflans, se obstina en pronunciar tiilos, sin atender
acanalado, ancho de un metro, ante el cual se ex 1
!
tiende un paseo enarenado bordeado de geranios, de a las observaciones gramaticales de sus huéspedes.
laureles rosas y de granados, plantados en grandes Entre los des paseos laterales hay un cuadro de al
tiestos de porcelana azul y blanca. Se entra en este cachefas rodeado de arboles frutales podados en for
paseo par una pùerta falsa sobre la cual hay una ma de huso y bordeado de asederas, lechugas 0 pe
enseiia que dice: CASA - VAUQUER, y debajo: Pen rejil. Bajo la cobertura de los tilos estâ planta da una
siôn btt1~guesa pat'a ambos sexos y otros. Durante el mesa' redonda pintada de verde y rodeada de asien
dîa una puerta calada armada de una campanilla tas. Alli durante los dîas de verano__ JQ.~h:,:-!~~p~q~s
chillona deja ver al extrema de la acera, sobre la pa suficienten1ente ricos coma para permitirs~ tO.II!a..r:c:~{é
l'ed opuesta a la calle, una arcada pintada par un van a saborearlo bajo una telnperatura capazd~, in:
artista deI barria y de color'lerde imitando marm°l. CUb:lI huevos. La fachada de tres pisos y rematada
Sôbre el- Jondo simulado por esa pintura se levanta por'buhardillas, estâ construida con adoquines y pin- ~,:,
,una estatua que, representa al Amor. Por el barniz tada con ese color amarillo que le da un canicter in-' .-,;
escamado que la cubre los aficionados a simbolos pue noble a casi todas las casas de Pans. Las cinco ven-, ' '
den descubrir quizas en ella un mitodel amor pa tanas de cada piso tienen cristales pequefios y esbln
risieIlse que se cura a pocos pasos de a11i. Bajo el provistas de celosias, iodas abiertas de manera di
z6calo, la siguiente inscripcion a nledio borrar~ re ferente de tal suerte que- ninguna de sus lineas ar~
cuerda el tiempo a que se remonta par el entusiasmo ll10nizan entre SI; en el fondo de la casa vernos dos
que denota par Voltaire, que entra en ParIs en 1777: ventanas que en el piso bajo tienen rejas de hierro.
Quienquiera que seas, he aqui a tu m~estro: '" Detrâs deI edificio existe un patio de unos veinte
pies 'de ancho donde viven' en buena armonîa cer
la es, lo fue 0 debe se-rlo. ! ~ dos, gallinas y conejos y en cuyo fonda se levanta
Al caer la noche, la puerta calada es sustituida un cobertizo paTa guardar la leiia. Entre este cober
por una puerta madza. El jardincito, deI lnismo an lizo y la ventana de la cocina cuelga la alacena,bajo
cho que la longitud de la fachada, estâencajonado ia cual se "7';e""+-~'"
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_"'--'_J ·'(1'q:,ls~--'-;;;;'-l·~"i1as rle1+... odadero· •
_;:l..., ~o.~-I..·.-'" u v ; / .... '-L U.1. ..... ..:.. '-"_b~
par el 111uro de la calle y par la parec1 111ee'lianera de Este patio tiene sobre la calle Nueva Santa Genove
la casa vecina, a la largo de la cual cuelga un man va una puerta estrecha por donde la cocinera arroja
to de hiedra que la esconde totalmente, y atrae la la b~lsura de la casa al linlpiar esa centina con mu
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cha-- àgua para evitar -la pestilencia. • a hospicio. Tai vez podria ser descrita si se inven
tara;ûri--procedimiento para evaluar las cantidades
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~ ~ Especialmente destinado a la .€xplotacion de la i elementales y nauseabundas que dejan alti los alien
pension, el- pisobaj() __ ,~y. compone deuna _primera
1 tas catarrales y "sui generis" de' cada pensionista, jo
pieza ~lurriîiiaaa-p-or< làs do~:ventanas de la~aIle-y_ à t..i:.'ë_"3""~!
a l~àr se -erltra por---unâ-- puerta vidriera. Este sa ven 0 viejo. Pues bi~!!2-I!Q.:_Q_Q~!~!!!~_~!~~~~._.h.<?!!ores, p
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cendia a mil ochocientos francos (4). Las dos hahi • alcance de sus estudios y adaptandolos por adelan
ta~iones deI segundo estaban ocupadas por un an 'tado al moviIniento futuro de la sociedad para ser
.ciano Hamado 'Poiret y por un hombre de alrededor los primeras en dominarla. Sin sus observaciones cu
de cuarenta anos que llevaba péluca negra, se tenta riosas y la destreza con la cual supo introducirse en
las patillas, se deda antiguo comerciante yse lla los salones de Paris este relata no estaria animado
maha senor Vautrin. El tercer piso se compoma de por los colores que dan el tona de la verdadero y
cuah'o hahitaciones, dos de las cuales estaban alqui que estan dados sin duda, gracias al espi.ritu sagaz
ladas, una por una solterona llamada sefiorita Mi de este joven y a su deseo de penetrar los n1isterios
chonneau y otra por un antiguo fabricante de fideos, de una situaci6n espantosa, tan cuidadosamente ocul
de pastas italianas y almid6n, que se dejaba Hamar ta,da por aquellos que la habian creado coma por el
el viejo Goriot. Las otras dos habitaciones estaban que la soportaba (6).
destinadas a las aves de paso, a estos infortunados Encima de este tercer piso habîa un desvân para
estudiantes que como el viejo Gorlot y la senorita tender ropa y dos buhardillas donde àormian un cria
NIichonneau no podian pagar n1as de cuarenta y cin do llan1ado Crist6bal y la gorda Silvia, la cocinera.
co francos mensuales en alimentacion y hospedaje, Ademas de los siete pensionistas internas, la senora
pero la sefiora Vauquer deseaba poco su presencia Vauquer tenia, segun las temporadas, ocho estudian
y solo los aceptaba cuando no encontraba nada me tes de derecho 0 de medicina v dos 0 tres clientes
jor: comian demasiado pan. En el momento presen que vivian eu el barrio y que e~taban abonados s6lo
te una de estas dos habitaciones perteneda a un jo para la cena. El con1edor contenia a dieciocho per
ven 11egado de lo~ alrededores de Angulema a Paris sonas y podia admitir una veintena, 10 que ocurria'
para estudiar derecho y cuya numerosa familia se en la hora de la cena, pero por la mafiana la ocupa
sometia a las mâs duras privaciones para manderle ban siete, de n10do que esa reunion ofrecia el as
mil doscientos francos por ano. Eugenio de Rastig pecto de una comida familiar. Bajaban en zapatillas,
nac, como se llamaba, era uno de esos j6venes (5) se pern1itlan observaciones confidenciales sobre la in
que comprenden desde su juventud las esperan dumentaria 0 el caracter de los externos y sobre los
zas que sus padres ponen en e110s y que se prepa acontecimientos de la noche anterior expresandose
ran un hermoso porvenir calculando de antemano el con la confianza de la intimidad. Estos siete pensio
'" nistas eran los ninos mimados de la senora Vauquer,
(4) Las alusiones al dinero y la preocupacién de Balzac por fiiar la
.renta de sus personafes y elmonto de sus gastos h3 h~c~o dec:r a al
que les media con precisi6n de astronomo los cuida
gUlio de sus crfticos, pOi" la enerme importancia dada al dinero en Toda
Î. dos y las atenciones, de acuerdo a las cifras de sus
la Comadia Humana, qu.e éste es su prIncipal moter, e incluso que ad
quiere carâcter de personaje cenTral. Je pensiones. ASI un misn10 punto de vista afectaba a
(5: Una de las maycres prec::'..;paciones de Balzac, al buscar la J/ exac
î estos seres reunidos por el azar. Los dos locatarios
!a dies en ei Prefado a lô'l Co:r.",cii21 fi~);'!~al"la, es la de p-re
titt.:j" , CDmD ~ deI segundo piso sôlo pagaban Sletenta y dos francos
humanos que ancanen un seç;or :mcortant~ de !3 sode
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ser1fa, ':tipas
dad de su época, constituyéndose an e;emplcs da un :=enémeno soc:a! ge por mes. Este precio' tan barato, que no se encuentra
nera!. Como oke Balzac: "en. todas. partes he ci'eado la vida: al tipa in
dividualizandolo y al individuo t:pificândolo JJ , Por la misma raz6n, ex
presiones como liera uno: de esos ... fi son muy. fr.eçuent..es en su obra. ~'r (6) Alude al vleio Goriot.
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nlas que en el suburbio de San j\;larcelo sobre la Bour- , ·i • tesana? cExpiaba los triunfos de una juventud inso
be y la Salpeh'ière, con la sola excepci6n de la se lente en la que se habian precipitado todos los pla
nora Couture, anuncia que estos pensionistas debian ceres par una vejez queahuyentaba a los tran
estar bajo el peso de desgracias mas 0 n1enos eviden seùntes? Su mirada inexpresiva daba frio, su figura
tes. Asi, el espectâculo desolador quepresentaba el arTugada an1enazaba.Tenia la voz chillona deuna
interior de esa casa se repetia en la vestimenta de ·cigarra que grita eri. el màtorral ante -la cercanla deI
sus huéspedes, igualmente deteriorada. Los hombres ~! invierno. Decia haber cuidado a un anciano afecta
"~
llevaban levita cuyo color se habia vuelto problema ~"I do de eatarro ala vejiga y habersido abandonada
tico, zapatos coma los que se aTrojan en los rincones :n!, pOl' sus hijos que la crèyeron sin recursos. Este an
de las callesde los barrios elegantes, ropa interior clano lehabia legado mil francos de renta, .peri6di
gastada, trajes que s610 conservaban el ahna. Las mu camBute disputados por los herederos de cuyas ca"'
jeres llevaban vestidos pasados de nloda, retenidos y lumniaS'era lavictima. Aunque el fuego de las pa
vueltos a destenir, viejas encajes remenc1ados, guan sianes hubiese estragado su cara se encontraban toda
tes lustrosos por el usa, gorgueras sielnpre rajas y pa via en ella algunos vestigios de una blancura y fine
noletas deshilachadas. Si ése era el aspecta de sus za tales que permitian suponer que el cuerpo con,..
vestimentas, casi todos pTesentaban en cambio cuer servaba aigunos restas de belleza.
pas solidamente armadas, constituciones que habian
El senor Poiret era una especie de mâquina. Vién
resistido a las tenlpestades de la vida, rostres frios,
dola deslizarse conlO una sombra gris a la largo de
duras, desgastados COIll0 los de las monedas fuera
una avenida deI Jardin Botarnco con la cabeza cu
de usa. Sus bocas marchitas estaban armadas de dien
bicrta por una vieja y flacida gorra, sosteniendo ape- .
tes avidos. Estos pensionistas hacian presentir dra
nas en su mana unbaston de puno· de marfil ama
nIas ya vividos a en plena acci6n, no de esos dra
rillento, dejando flotar los faldones an'ugados de su
nlas representados a la luz de las candilejas, entre 1
:1 levita que escondia mal unos pantalones casi vaclos
bastidores y telas tefiidas, sino dramas vivas y mu ,.01
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y piernas con nledias azules que temblaban coma
dos, dramas helados pero que removian calidamente
las de un borracho, mostrando su chaleco blanco su
el corazon, dramas continuos.
cio y su pechera de tosca muselina encogida que se
La solterona Nlichonneau llevaba sobre sus bjos 1 unia imperfecta111ente con su corbata anudada alre
cansados una grasienta viseTa de tafetan verde, ribe
tea~a de un hil~ de alambre que hubi~ra la,sustado
l ;. dedor de su cuello de pava, Inuchas personas se pre
guntaban si aquella sombra chinesca pertenecia a la
al angel de la pledad. Su chal con fran]as .delgadas ! raza audaz de los hijas de Yahvé que pululaban
y deshilachadas parecia recubrir un esqueleto, hasta 1: par el bulevar italiano. dQué trabajo habia podido
tal punta que las fonnas que escondia eran angulo arrugarlo de tal n10do? dQué pasion habia abultado
sas. dQué âcido habia despojado a aquella criatura su faz bulbosa que, conlO caricatura, habria pareci
de sus fOlmas femeninas? Debia haber sido\hermo do inverosimil? dQué habia sida? Quizas empleado
1 sa y bien formada; dfue el vicia, las penas, la ava deI :\linisterio de Justicia, en alguna oficina donde
ricia? dAma demasiado 0 fue sirnplemente. una cor los vyrdugos envîan las listas de sus gastos) las cuen·
f . .
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f!
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tas de las provisiones de velos negros para los parrici , un rubio claro, su talle demasiado delgado, expresa
dus, de salvado para los cestas, de bramante para' ban la gracia que lospoetas modernos encuenh-an en
los cuchillos. TaI vez habia sido recaudador en las las estatuillas de la Edad Nledia. Sus ojos grises mez
puertas de algun matadero, o. sublnspector de salu dados de negroexpresaban una dulzura, una resig
bridad. En fin este hombre pareda haber sida· unD nacion cristiana. Sus vestidos sencillos, poco costo
de los asnos de nuestro gran molino social, uno de sos, escondian fonnas jovenes. Era hermosa por yuxta
esos ratones parisienses que no conocen siquiera sus posicion. Feliz, hubiera sida encantadara: la felici
Bertranes (7), algun eje sobre el cual habian girado dad es la poesia de las mujeres, como el arreglo su
los infortunios 0 las suciedades pùblicas, uno de esos adorno. Si la alegria de un baile hubiera reflejada
hombres deI que decinl0s al verlos: sin embargo es sus tintes rosados sobre este rostro palido, si las dul
necesario que exista gente asl. El Paris elegante ig zuras de una vida elegante hubiesen llenado y co
nora a esas figuras palidas par los sufrimientos mo loreado sus Inejillas ya ligeramente hundidas, si el
rales 0 fisicos. Pero Paris es un verdadero océano; alTIor hubiese animado sus ojos tristes, Victorina hu
an'ojad alH una sonda y no conoceréis nunca su pro biera podido con1petir con las mas hermosas mucha
fundidad. Recorredlo, describidlo y pOl' mas cuida chas. Le faltaba la que crea por segunda vez auna
do que pongais en recorrerlo y en describirlo, por mujer, los trapos y las caltas de an10r. Su historia
numerosos e interesados que sean los exploradores de podia dar materia al tema de un libro. Su padre
este mar, sien1pre se encontrara algûn lugal" virgen, creia tener razones para no reconocerla y se negaba
algûn antro desconocido, flores, perlas, monstruos, co a. tenerla a su lado, no le acordaba Inas que seiscieri..
sas inauditas, olvidadas por los buzos literarios. La tos franeos par n1es y habia adulterado su fortunà
casa Vauquer es una de esas monstruosidades curio para trasmitlrsela por entera a su hijo. La sefiora
sas. Couture era parienta lejana de la madre de Victori
Dos figuras formaban a11i un notorio contraste con na que antafio habia muerto de desesperacion en su
el resta de los pensionistas y de los asiduos. Aunque casa. Cuidaba a la huérfana coma hija propia. Des
la sefiorita Victorina Taillefer tuviese una blancura graciadan1ente la viuda deI Comisaria Ordenador de
enfermiza semejante a la de las muchachas atacadas los ejércitos de la Repùblica no poseia nada en el
de esclerosis, aunque participaba deI sufrimiento ge mundo salvo su viudez y su pension y padia dejar
neral que era el trasfondo de este cuadro 'con una un dia a esa pobre muchacha sin experiencia y sin
tristeza habituaI, con una actitud nlortifi~ada, con recursos a merced deI nlundo. La buena mujer lleva
un aire pobre y fnlgil, sin embargo su rost~o no era ba a Vietorina a n1isa todos los dOll1ingos y a COll
viejo y sus Inovimientos y su voz eran lozanos. Esa jo fesion cada quinee dias para .hacer de ella una mu
ven desgraciada parec:ia un arbusto de arboles ama chacha piadosa. Tenîa l'azon, los sentiInientos religio
rillentos, plantado recienternente en un terreno ina sos ofredan un parvenir para aquella nina abando
propiado. Su rostro algû pelirrojo, sus cabéllos de nada que amaba a su padre y que se encaminaba
todos los auos hacia su casa para llevarle el perdôn
(7) Bertrand; en una Fabula as L" Fontaine, es el victimarl0 de Raton. de su madre~ pero que todos los alios chocaba con
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\28 H, BAl.Z:AC
2,9
PXP:'\ è-oRICT
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el hon1bre decuarenta ailos y de patillas tefiidas, sei'
via de transicion. Era una de esas personas dty la que
el puebla dice al verla: iHe aqui ~ un hombre bien
cuancIo en realidac1 solo .Vautrin tenia .brazos sufi
eientemente largos para abarcar esa pesada circun
fcrencia. Un rasgo de su caracter era pagar genero
plantado! Tenîa las espaldas anchas, el busto bien salnente quince haneas por mes para el gloria (8)
desarrolhdo, los n1usculos salientes, Inanos gruesas, que tomaba en el postre.Personas nlenos superfic.1a
cuadradas y fuertenlente ll1arcadas en las falanges con les que aquellos j6venes, arrastraclos por los torbelli
abundante ~\iello de color raja intenso. Su rostr6 mal'· nos de la vida parisiensè" c aquellosancianos inàife
cado par arrugas preIllaturas, ofrecia signosde dure rentes a 10 que no atenia directanlent<.~' no se h8.
ZR. desrnentida por sus :manenl.S agiles e insinuantes.
(8) Café 0 té con aguardiente.
r
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hrîan conformado con la impresi6n dudosa que < • agonia. La mas feliz de aquellas aImas desoladas era
là sefiora Vauquer, que reinaba en aquel hospicio li..
causaba VautrÏIl. Sabla a adivinaba los asuntos de
aquellos que la rodeaban mientrasqueninguno de bre. Sôlo para ella el pequefio jardin que el silencio
ellos podîa penetrar sus pensamientos 0 sus ocupa y el frio, la humedad y la sequia convertîan en una
dones. Aunque habia interpllesto su aparente bo estepa,. era un boscaje riente. Para ella sola esa casa
nhomîa, su constante .complacencia y su alegrfa co amarilla y triste que olla a D1USgO y humedad, tenfa
mo una barrera entre él y los otros, muchas veces sus delicias. Aquellos calabozos le pertenecîan. Ali
dejaba ver la espantosa profundidad de sucaracter. mentaba a aquellos forzados conseguidos a costa de
Frecuentes salidas dignas de Juvenal y con las que grandes trabajos, ejerciendo sobre ellos una autori
parecîa complacerse en fustigar las leyes y azotar a dad respetada. dDonde esos pobres seres hubieran
la alta sociedad acusandola de inconsecuencia consi encontrado en Paris, por el precio que ella les cobra~
go misma, debian haeer suponer que guardaba ren ha, alimentos sanos, suficientes, y una habitacion si
cor contra el estado social y que en el fondo de S11 no elegante y c6moda, al menos limpia y saludable?
vida tenîa un misterio cuidadosamente oculto. Annque se hubiera permitido una injusticia flagran
Atraido, quizas sin saberlo, por lafuerza de uno te, la victima la hubiera soportado sin quejarse.
o la belleza deI otro, la sefiorita Taillefer compartîa Un grupo semejante debîa ofrecer y ofrecîa, en
sus miradas furtivas y sus pensamientos secretos en pequefio, los elementos de una sociedad completa (9).
tre ese cuadragenario y el joven estudiante, pero run Entre los dieciocho huéspedes se encontraba como
guno de ellos parecîa pensar en ella, aunque algûn en los colegios, como en el mundo, una pobre cria-·
dia el azar podîa cambiar su situaêion y volverla un tura rechazada, un ·'sûfrelo todo", sobre el cual 110
rico partido. Por otra parte runguna de esas perso vian las bramas. Al principio deI segu;do~ ano, esta
nas se tomaba la molestia de verificar si las desgra figura se volvio para Eugenio de Rastignac la mas
cias alegadas por sus compafieros. de pension eran importante de todas aquellas en medio de las cua
falsas overdaderas. Sentîan todas, las unas hacia las les estaba condenado a vivir durante dos afias mâs.
atras, una indiferencia mezc1ada de desconfianza que Este "sûfrelo todo" era el antiguo fabricante de fi
resultaba de sus situaciones respectivas. Sabîan que deos, el viejo Goriot, sobre cuya cabeza un pintor,
eran impotentes para aliviar sus penas, y habiéndo . . 10 mismo que un historiador, habria dirigido las lu
selas contado, habian agotado la copa de las 'conmi ces deI cuadro. dPor qué casualidad habia recaido
seraciones. Semejantes a viejos esposos, ya nQ. 'tenian sobre el mas antiguo huésped ese desprecio semi
nada que decirse. No quedaba pues entre ellas mas rencoroso, esa persecuci6n mezclada de compasi6n,
que las relaciones de una vida mecânica, el juego esa falta de respeto ante la desgracia? èHabîa él mis
de unos engranajes sin aceite. Todas pasaban por ma dado lugar a ello por alguna de esas extravagan
la calle sin apartarse delante de un ciego~ esçucha cias 0 ridiculeces que se perdona menos que los vi
ban sin emocion el relato de un infortunio y. veîan
en la muerte la solucion de un problenla de mise (9) Esta es la mâs importante ambici6n de Baizàc al componer la
ria que los volvia indiferentes ante la mas: terrible Comedia Humana y también el principal recurso de su realismo.
32 '. H) .. BAL,Z 4 G PAPA CORlOT 33
cios?Estaspreguntas tienen q\le -ver con rüuchas in-, los dias un chaleco de. piqué blanco bajo el cual
jûsticias' sociales. Quizâs sea propio,de la naturale 1l ' • fliIctuaba su vientre piriforme y prominente que 05
zi "humana extremar elcastigo ,en a'quellos que la tentaba una gruesa cadena de oro llena de dijes. Su
soportan todo, sea· pOl' verdadera hUlnildad, por de tabaquera, también de oro, contenia un meda1lon con
1
bilidad 0 PQr indifen~ncia. dAcaso no nos gus ta 'pro cabellos que le hacfan culpab1e en apariencia de fe
bar nuestras fuerzas eexpensas de aIguien a de algo? 1 lices conquistas. Cuando su huésped 10 acuso de set
Et:'ser mas débil, el pilluelo, Halna a todas las puer un galanteador dejô flotal' sobre sus labios la son
tas cuanda hiela, '0 se desliza para escribir su nom risa alegre deI burgués cuya flaqueza ha sido ala
bresobre aigullr110nUnlento virgen. gada. Sus ormarios ( pronunciaba la palabra armario
a la manera deI puebla) estaban llenos de los mu
El viejo' Goriot, un anciano de alrededor de se chas cubiertos de plata de su casa. Los ojos de la
sénta y nueve afios, se habîa retirado en casa de la viuda se iluminaron cuando la ayud6 complaciente
s·efi.ora Vauquer en 181.3, después de' haber abando mente a desembalar y ordenar los cucharones, cu
Dada los negocios. Se habîa alàjado ,prünero en el charas, cubiertos, aceiteras, salceras, varios platos,
departarnento ocupado por la sefiora Couture y 'pa~ bandejas de plata sobredorada, en fin, piezas mas 0
gaba entonces mil . doscièritos'fraricàs de hOspedaje, menas bellas que vallan buena cantidad de francos
cQTI10hon1bre para quicn cinco luise~ de mâs, 0 de y de las cuales no queria deshacerse. Aquellos rega
rnenoseran una' bagateIa. La sefioraVauquer habia los le recordaban las sc1emnidades de su vida domés
remozado los tres cuartos de aquel departalnento me tica. '
cHante una indemnizaciân previa que pagô el valor
de un rnal rno biliario cornpuesto de cortinas de al ,---,Esto -le decia a la sefiora Vauquer, aferrando
god6narnarillo., de sillones de, 111adera barnizada re un plato y una escudilla cuya tapa representaba a
,cubiertos ,de terciopelo _d~ Utn~cht, algunos, cuadros dos tortolitos picoteândose~ es el primer regalo que
y un en1papelado quehubieran, rechazado hasta las m,e hizo mi esposa ,el dia de nuestro aniversario. i Po
tabernas deI suburbio._ Quiza la qespr~ocupada gene breçita! Consagr6 en ello todas sus economias de sol
r0sid~d.' con que dej6 que ,la atraparan hizoque, el ;tera. dLo ve usted sefiora? Me gustarla mas escarbar
viejoGoriat, que en aquella época era 11::tmada res la, tierra con mis ufias que separarme de ellos. A Dias
petuosamente SellaI: Cariot, f~~ra considerado un im gracias podré ton1ar en esta escudilla mi café todas
bécil que no entendia nada de negocios. Carlat lleg6 .., las 111ananas durante el resta de mis dias. No puedo
cap un guardarropa muy bien provisto, ll<i~al1do el quejanne, tengo sobre el estante pa!! cocido para mu
magnîfico ajuar deI negociante que al retirarse deI 11 cha tiempa.
comercio no se priv<J de nada. La sefiora Vauquer ,1
1
'habia adlnirado dieciocho can1isas de Holanda. cuva En fin, la sefiora Vauquer habia visto con sus
!
fil1ura era destac.:ada pOl' dos alfileres unidas ;p~r u{1a ojos de UF2.ca éllgunas inscripciones en papel deI Es
cadenita de oro provisto cada uno de undian1an tado que suuladas vagan1ente podian clar para el se
te que el fabricante de fidèos llevaba en su pechera. fior Goriot una renta de ocho mil a diez lnil francos.
" , 1l(1OlÜlalmente
\ 'estla 1· "
un traJe
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azu, y se ponlél toc1os
1 A partir de entonces la sefiora \'~auquer, de soltera
'34 H, BALZAC .PAPA GemoT '.35
Conflans, que tenla entonces cuarenta y ocho allOS .. de el punto de vista de la fortuna se considerabapor
reales de los que s610 reeonocüi treinta y nueve, con cierto un partido aceptable.
cibi6· algunos· planes. A pcsar de gue los. lagrimales
de los ojos .deI senar Coriot estaban hinchados, arm -En cuanto al resto, valga a este buen hombre
1
gados y colgantes, la que 10. obligaba a enjuagarselos -se dijo dândose vuelta en la cama, camo para ase-
bastante frecuentemente, Je encontrô un aspecto agra f gurarseanteSinlisma de los encantos que la garda
<;lable· y distinguido. Por otra parte sus pantorrillas Silvia encontraba. moldeados todas las mafianasen
camosas y salientes asî como su nariz grande y CU3. el coIchÔn.
drada pronosticaban cualidades morales que gusta 1! Dcsde aguel dia, durante alrededar de tres me
ban a la viuda y que eran confirinadas por la cara ses, la viuda Vauquer aprovech6 al peluquera de Go
de Iuna ingenuarnente necia deI buen hombre. De riot e hizo algunos gastos en su tocador atribuyén
bîa ser un aninlal s6lidamente constituido, capaz de dolos a la necesidad de dar a su casa un cierto de
gastar todo su ingenio en sentimientos. Sus cabellos cora que estuviese en arn10nla con las personas ho
en ala de paloma, que el peluquero de la escuela po norables que la frecuentaban. Se preocupô mucha
litéc-nica venia a·empolvar todas las mananas, dibu pOl' can1biar la ii1tegraci6n de süshuéspedes, anun
jaba cinco puntas sobre su frente baja y decoraba ciando que pretendîa no aceptar en 10 sucesivo mas
bien su rostro. Aunque un poco palurdo, el viudo iba que gentes distinguidas baja todas los conceptas.. Si
siempre tan compuesto, tonlaba tan ricamente el ta algùri extraiio sc presentaba, le hacîa notar la prefe
baco, la husmeaba coma un hombre tan segura de rencia con que la habia distinguido el senor Coriot,
encantrar siempre su tabaquera l1ena, que el cHa que uno de los comerciantes Illas notables y mas respe
el senor Goriot se instalô en la casa de la senora tados de Paris. Distrjbuyô prospectos en cuyo enca
Vauquer, ésta se acosto asândose COill0 una perdiz bezamiento se Ida: CASA VAUQUER. "Era, decia,
'en su barda, en el fuego deI deseo que la enlbargo, ·una de las mas antiguas y nlas estimadas pensiones
de dejar el sudario de Vauquer para renacer como deI barrio Latino. Con una· de las perspectivas mâs
Goriot.. Casaise, vender su pensjôn, dar el brazo a agrada bles sobre el valle de los GobeIinos (se la veia
esta fina flor de la burguesia, convertirse en una da .. desde el tercer piso) y un hermoso jardin en cuyo
n
ma notable en el barrio, recaudar limosnas ,para los extremo se extendia un paseo de tilos. Hablaba tam
indigentes, haeer pequefias excursiones caml{e.stres los -hién deI buen aire y de la sol~dad. Este prospecta le
dOlningos en Choisy, Soissy y Gentilly; il'· dl teatro trajo a la senora condesa de An1bernlesnil, lllujer de
a su antojo, alquilando un pa1co sin "esperar los bo-~ treinta y seis allas que esperaba -aun el final de una
liquidaciân para el pago de la pension que le cra
Ietos de favor que le daban algunos de sus pensio
debida en su calidad de viuda de un general muerto
nistas en el mes de julio... sofiô tado. El Dorado
cn los c:-:unpos de bataHa. La seiiora '7'auquer cuidô
de bs pequefias familias parisienses. La senora Vau su mesa, encendiô fuego en los sq.lones d{irante seis
quel' no habîa confesado a na die que tenia cuarenta meses al ano y cUlnpli6 tan bien las pr0111eSaS de su
Inil franeos cunontonados centavo sobre centavo. Dcs prospecta que "tuvo que poner de la snyo." Asf la
36 H,
Vaumerland y a la viuda deI coronel conde Picquoi 1· de tal n10do que aunque poco generosa le rogo que
seau, dos amigas suyas que estaban por termî~ar su
1 aceptara un sombrero de veinte francos. Pensaba en
1
estadia en una pension mas costosa que la casa Vau verdad pedirle el favorde que sondeara a Goriot y
quer. Esas damas par atra parte estarian en muy bue le '. hablara bien de eUa. La senora de Ambermesnil
na posicion cuando las oficinas de la guerra hubie se prestô gustosa a este juego y cercô al viejo fabri
ran tenninado su trabajo. cante de fideos con el cual alcanzô a tener una char
la, pero después de haberlo encontrado pudibundo,
-Pero -deda- las oficinas no terminan nunea para no decir refractario ante las tentativas que le su
nada. giriô su deseo particular de seducirlo por su cuenta,
Las dos viudas subîan juntas, después de la cena, terminô indignandose ante su groseria.
al cuarto de la sefioraVauquer y alH conversaban to -Angel mio -le dijo a su querida amiga-, usted
mando licor de Grosella y comiendo, golosinasreser no sacara nada de este hombre, es ridiculamente des
vadas para la boca de la duena. La seiiora de Am confiado, es un usurero, una bestia; un tonto que no
bermesnîl aprob6 con mucho énfasis los proyectos de le causara mas que c1isgustos.
su huésped sobre Goriot, proyectos excelentes que
habîa adivinado por otra parte desde el primer cHa: Hubo entre el senor Gorlot y la sellora de Am
10 encontraba un hombre perfecto. bermesnil cosas tales que la condesa no quiso encon
trarse mas con él. A la mmana siguiente se fue, 01
-IAh!, querida seiiora, un hombre sana como mis vidândose de pagar seis meses de pensiôn y dejan
ojos -le decia la viuda-, un hombre perfectam'ente do unos despojos que no vaHan mas que cinco fran
conservado y que puede aun dar muchas satisfaccià cos. Por mas arduas que fueron las busquedas de la
nes a una mujer. . sefiora Vauquer no pudo obtener ningun dato en Pa
La condesa hizo generosas observaciones a. la se ris sobre la condesa de Ambermesnil. Hablaba fre
fiora Vauquer sobre su indumentaria, que noestaba cuentemente de este triste asunto quejandose de su
en armonÎa con sus pretensiones. confianza excesiva, aunque ella era mas desconfiada
que una gata, pero se pareda mucho a las personas
-Debe usted ponerse en pie de guerra, -le decia. que desconfiando de sus allegados se entregan al pri
! ~
Después de muchas càlculos, las dos viudas fue mer desconocido. Hecho moral extraiio pero verda
ron juntas al Palais - Royal donde compraron en las clero cuya raiz es faci! encontrar en el corazon hu
Galeries de Bois un sombrero de plumas y un gorro. mano. TaI vez cierta gente no tiene nada que ganar
La condesa 11evo a su an1iga a la tienda'~La Juani con las personas con quienes viven, porque después
ta" donde compraron un vestido y un chal. Cuando de haberles mostrado el vado de su alma se sienten
estas armas fueron usadas y cuando la viuda estuvo secretamente juzgados por ellas con una severidad
en son de guen"a se paI'ecï6 peIfectamente al letrera (iO) RestaLirante d; la~pc:;3, C:JYO ietr~rc ~ostr3b'3 a un bLiey vestido.
38 li, DAL7.AC PAPA GOR10T 39.
mel'ecida, pero, sintiendo una necesidad invenciblt: te fue mas lejos en su aversion de la que habia ido
de la adulaci6n que les faIta, a devorados por el de 1 en su amistad. Su odia no estuvo en razon directa de
1'•
seodè.aparentar poseerlas· cualid~desque no tienen, su amor sinn de sus esperanzas frustradas. Si el co
esperan sorprender la estinla 0 el corazon de aque f razan humano eneuentra descansosubiendo las altu·
llos que les son extrafios, arriesgândose a ser sus vic ras deI afecto, se detiene raramente en la pendiente
timas. Finahnente existen individuos que nacen mer 1 rapida de los sentimientos de odio. Pero el senar Go
cenarios, que no hacen llinglin bien a sus amigos a riot era su pensionista; la viuda estuvo abligada por
a sus allegados porque es aigo que le es debido, 1 la tanto a reprimir las explosiones de su amar. pro
mientras que en cambiohaciendo favores a deseono 1 pio herido, a enterrar los suspiros que le caus ô es·
i
cidos esperan reeoger una ganancia de amor propio: ! ta decepcion y a devorar sus deseos de venganza co
\
nlientras mas. pr6ximo sea el circulo de sus afeetos 1110 un monje humillado por su superior. Los espîri
menas aman, mientras mas extendido y mas lejano, tus estrechos satisfacen sus sentimientas buenos 0 ma
lnas serviciales se vuelven. La sefiora Vauquer tenia los con pequefieces incesantes. L'1 viuda emple6 su
sin dnda algo deambas naturalezas, esencialmente malicia de nlujer en inventar sordas persecuciones
rnezquinas, faIsas, execrables. contra su victima. Con1enzo por suprimir las cosas
superfluas que habla introducido en la pension:
-Si yo hubiese estado aqni -le decia el senor -No nlaS vinil1os~ no mas anchoas: son superfluos
Vautrin- esta desgracia no le hubiera sucedido, yo
-le dijo a Silvia, la nlafiana en que volvi6 a su an,
la habria bonitan1ente desenmascarado a esa farsante.
Conozco sus caras. tiguo programa.
El senor Goriot era un hombre frugal en quien la
Con10 todos los espiritus estrechos, la seiiora Vau mesura que es necesaria para los que hacen solos su
quer tenia la costulnbre de no salir deI circula de fortuna, habia degenerado en costumbre. La sopa, la
los acontecimientos y no juzgar sus causas. Le gus papilla, un plata de legumbres, habîan sido y debian
taba acusar a lbs demas de sus propias faltas. Cuan ser siempre su cena predilecta. Le fue muy dincil
do tuvo lugal' aquella pérdida, la viuda considera al entonees a la seiiora Vauquer atormentar a su pen
honradofabricante de Hdeos como el prinçipià de sionista cuyos gustos no podîa herir.Desesperada al
sus infortunios y desde entonces, seglin decia, comen ericontrar a un hombre inatacable, se puso a despres
z6 a desengafiarse de él. Cuando hubo reconocido la . . tigiarla e hizo compartir su aversion hacia Godot
inutilidad de sus' n1imos y de sus gastas de"r.epresen por sus huéspedes que por diversion contrihuyeron
taci6n, no tarda en adivinar la causa. Descubri6 eu a su venganza. Racia el final deI primer ano la viu
tances que su huésped tenîa ya, segun su expresi6n, da habia llegado a un grado taI de desconfianza que
sus andanzas. Finalmente cOlnprob6 que sus esperan se preguntaba pOl' qué aquel negociante ·que poseîa
zas tan anlorosanlente acariciadas descansaban sobre siete 11 ocho ll1il francos de renta, soberbios cubier
una base Cl uilnérica y que no sacaria nunca! nada de tos de plata, y alhajas tan buenas como las de cual
ese hombre, segun laexpresiôn enérgica· de la con quier n1untenida, vivlu en su casa pagândoIe unhos
desa que parecia ser una conocedora. Neçesariamen- :
1
./ pedaje tan m6dico en relacién; con su·· fortuna,Du
i
1 40 H, BALz.-\c PAPA GameT 41
rante .la lllayor parte de este pl~Ül1er afio, Goriot ce "! • Cl ne no arriesga en el juego mas de diez francos por
naba afuera una 0 dos veces por semana, luego in noche. 0 algûn agente que trabajaba para la poHcb
sensiblenlente habia llegado a no hacerlo masque secreta, aunque Vautrin 10 consideraba poco astuto
dos veces al mes. Las pequefias escapatorias deI se para eso." El viejo Goriot podîa sel' incluso un avaro
fiorGoriot convenian denlasiado a los intereses dé la que prestaba a corto plazo 0 un jugador de loteria.
sefiora Vauquer para que no estuviese descontenta Se 10 convertia en todo 10 que el vicio, la vergüenza,
de la puntualidad cada vez 111ayor con la que su pen la impotencia engendran de mas misterioso. Pero pOl'
sionista tomaba sus comidas en su casa. Estos cam i mas innoble que fuera su conducta 0 sus vicios, la
bios fueron atribuidos tanto a una lenta disminucion "f
aversion que inspiraba no iba: hasta la condenaci6n
de su fortuna como al deseo de contrariar a su hos total porque pagaba supensi6n. Ademas era ûtil, tb
pedadora. Una de las mas detestables costumbres de dos ensavaban en él su buen 0 mal humor, sus bra
los espmtus liliputienses es la de suponer en los de mas mas' 0 menas pesadas. La opini6n mas proba5le,
mas sus mismas pequefieces. Desgraciadamente al fi y que fue adoptada por todos, fue la de la senora
nal deI segundo afio el> senor Goriot justifico los co Vauquer. Segûn ella aquel hombre tan bien conser·
mentarios de que era objeto pidiendo a la sefiora vado, sana corna sus ojos y con el cual se podian te
Vauquer pasar al segundopiso y reducir su pension
ner muchas satisfacciones, era un libertino de extra
a novecientos francos. Tuvo necesidad de hacer tan
nos gustos. He aqui sobre qué hechos la viuda Vau
estrictas economias que no encendi6 fuegoen su ha
bitacion durante el invierno. La sefiora Vauquer qui quer apoyaba sus calumnias: algunos llleses después
so ser pagada de antemano, en 10 que consinti6 el se de la partida de la desastrosa condesa que habia sa
fior Corlot, que desde entoncesfue Hamada el viejo bido vivir durante seis mesesa sus expensas, una ma
Gorlot. Se convirti6 en un desaflo adivinar las cau nana antes de levantarse oyo en la escalera el fru fru
sas de esa decadencia. i Exploraci6n dificill Camo 10 de un vestido de sedn y el paso menuda de una mu
habla dicho la falsa condesa, el viejo Gorlot era un jer joven y liviana que se deslizaba hacia las habi
solapado, un tacitumo. Seglin la l6gica de las per taciones de Gorlot cuya puerta, en fonna c6mplice,
sanas de cabeza hueca, totalmente indiscretas porque habîa sida abierta. Inmediatamente la gorda Silvia vi
no tienen mas que naderias que decir, aquellos que no no a decirle a "su patrona que una muchacha dema
hablan de sus negacios deben hacerlos malos.' Aquel ~siado herrnosa para ser homada, vestida coma una
comerciante tan distinguido se convirtiô pue~ ;en un diosa, que calzaba botines de cuero Hno y flamante,
brib6n, aquel galanteador se transfonn6 en un viejo se habia deslizado COlna una anguila desde la calle
raro. A veces, segun Vautrin que Beg6 por aquella hacia la cocina preguntandole por las habitaciones
época a vivir en la casa Vauquer, el viejo Gorlot era deI senor Coriat. La sefiora Vauquer y su cocinera
un hombre que iba a la balsa y" que segùn una ex se pusi~rol1 aleltas y sorprendieron algunas palabras
presi6n bastante enérgica de la lengua financiera, pronunciadas tieTnamente durante la visita qu-e duro
trampeaba sobre las rentas después de haberse arrui algun tiempo. Cuando. el senor Goriot recandujo a su
nado. 0 bien uno de esos jugadores de poea monta dama; la gorda Silvia toma inmediatamente su cesta