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PAPA

GORIOT
BALZAC
r
[ ......

PAPA GORlOT 1

DEDIe ATORI A
Al gran e ûtlstre Geffroy Saint - Hila·re.;, corno
testimonio de admiraciôn por sus trahajos y S'tl genio.
! «DE BALZAC"
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L3. sefiora Vauquer, de soltera Conflans, es una


1
,.i... anciana que desde hace cuarenta afios tiene estable­
cida en Paris una casa de huéspedes en la calle Nue­
1
va Santa Genoveva, entre el Barrio Latina y el su­
1
burbio de San N1arcial. Esta pension, conocida par
el nOlnbre de Casa Vauquer, acIInite igualmente a
hombres y :r.nujeres, jovenes y ancianos, sin que ja~
Inâs 1(1 maledicencia ha ya atacado las costumbres de
esc re.speülble establecinliento. Es verdad que desde
hada treinta afios nunca se habîa visto en él a nin­
guna muchacha y que para que un joven viviese alH
su familia debia pasarle lma pension bastante escasa.
Sin embargo en 1819, época en la cual este drama

i ~ (l) Hemcs conservadc er titulo que uns serie de traducciones mâs 0


menas felices han impuesto. Sin embargo, el t,tu Jo original "Le père Go­
riet" cont;ene mas bien un deio peyo~atiyo, que trùduce meior "el tio
GGriot" 0 "el Yieio Goriot"f que es la que adoptamos cada veZ que
Aparece en el texto de la nove la.

\') Natuial;sf:3 fiancés (1772·1844) que sostl)VO la idêa de ,ma unidad


de cO!l1po~ic:ion en la Naturaleza. La diferenc;a entre las especies estaria
determinada par el medio. Balzac aplicara esta [dei'! a la sociedad que
determrnarf a los diferentes ripos humanos como si se tratera de especies
sociales.
14 H, BALzÂc PAPA' GaRIOT 15

comienza (2 \ se encontraba en ella una pobre mu­


chacha. Por grande que sea el descrédito en que ha
• pués de haber leîdo los secretos imortunios deI vie,jo
Gorïot, cenaréiscon apetito".acusando al autor de vues­
caido la palabra draIna, par la mane!,a abusiva y dis­ tra insensibilidad y tachandolo de ,exagerado y q~
torsionada con que se la prodigo en e~tos tiemp~s poeta. lAh! iSabedlo! este drama no es una ficci6n,
de dolorosa literatu ra, es necesario emplearla aqui 'no ni una navela. lill is true. Es tan verdaderoque cual­
porque esta historia sea c1ramatica en el verdadero quiera de nosotros puede reconocer los elementos de'
sentido de la palabra sina porque una vez termina­ este drama en su propia casa, tal vez en su propio co­
da, quizas se hayan vertido algunas higrimasint-ramu­ raz6n.. " '
ros y extra.- dSera comprendida mâs 'alla de Paris? La casa en que se' exploÜCTa pension pertenece
La duda esta permitida. Las par-Jcularidades, de es­ a la sefiara Vauquer: Esta situada en la. parte baja
ta escena Uena de 0 bservaciones y color local no pue­ de la calle Nueva Santa Genoveva, en el lugar en
den ser apreciadas mas que entre la colina de Mont­ que el terreno desciende hacia la calle de La Ba­
martre y las alturas de Nlontrouge, en ese ilustre va­ Uesta por una pendiente tan brusca y tan abrupta
lle .de .yesones conshlnternente a punta de caer y de que los caballas la suben 0 la bajan raralnente. Esta
arroyos negros de barra, valle ·lleno ,de sufrimientos circunstancia es favorable al silencio que reina en
reales, de alegrias frecuentemente falsasy tan te­ esas calles apretadas entre hl caHna deI Valle de Gra:­
rriblemente agitado que es necesario no sé qué: de cia y la deI Panteon, dos monumentos que cambian
exorbitante para producir en él una sensacion dura­ las condiciones de la atmosfera arrojando en eHa. to:­
dera. Sin enlbargo encontramos aqui y alla dolores nos amarillas V sombreândolacon los severos tintes
que por la. aeumulaci6n de los vicios y de las virtu­ 1 que proyectan .sus cupulas. 'Alli eT paviinento eshr-se'- '
des se vuelven grandes y solemnes: ante e1los los co, los arroyos no tienen barro ni agua, la hierba cre­
egolsmos. los intereses, se detienen y se apiadan; pe­ ee a 10 largo de las· paredes. El harnbre. mas despreo­
ro ., esta irn,presi6n es como ~n fruto· sabroso pronta cupado se entristece alli como todos los transeuntes,
devorado" Elcagod~)aci'lilizacf6n, seIllej~nteaL9éI el ruido de un coche se convierte en un aconteci- '::;,
1,9010 d~)~iggèm~lt-{3Y:' apenas tetrasado porün'''cô:' mierito, las casas son sombrias, las murallas hue1en a
-iK~~E_.~_!P:~Ilos . f~§il., ~e:_triturar- que los otros· f' -que carceL Un parisiense extraviado no veda alH mas
obstaculiza surueda, la despedaza y contiriûa· su mar­ què casas de huéspedes 0 instituciones, n1iseria 0 abu­
c,~a-gl?riOsa. ASI h~réis vosotros que tenéis este li­ .;o,rrimiento, vejez que muerc, juventud alegr,e obliga­
brO '-'con· una blanca mano mientras os hundis en un da a traoajar.N1ngûn barrio de Paris es mas horri­
mullido sillon diciéndoos: ta1 vez esta me divierbL Des­ ble )7, digalTIoslo, mas desconbcido.La 6àlle Nueva' ,­
Santa Genoveva, sobretodo, es con10un mareo de
(2) Epoca de la Restauraci6n (de la Monarqui a) en Francia con luÎ$
XVIII, después de la derrota de Napoleôn en· Warterloo, en 181~. Es bronce, el ûnico que conviene a este relata, para el
una caracteri stica dei realismo de Balzac el fechar la acci6n de sus obras cual nunca estara bien preparada la inteligencia por
. elig iendo coma tema y camo marco social dei inmenso frescQ de la
Comedia Humanasu época contemporanea. Recuérdese que esta ndvela em: mas colores sombrios e ideas graves que se usen. Asi
pezô a ser escrita .en 1833.
de escalan en escalaDa la clalidad disminuve v el
(3) Idolo en cuyas procesiones y, baio cuvas carrozas los fjeles de la
lndia se'
·t'ir'aban, esperando afeafiz'a{' asi la salvaci6n eS'piritual. cànfô' deI conductor se ~ ahlieca ctia.ndo el viajèro "des­
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f

i.
H, BALZAC
'16 PAPA" GOroOT -17
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ciende a las catacurnbas. iCc,:>mparacion verdadera!. mirada de los transeuntes pOl' el efecto pintoresco
rlQuién decidira qué espectaculo es mas horrible, el 1, que causa en Paris. Cada una de esas paredes estâ
(le alguqo~ corazones resecos 0 el ,de cràneos vaeîos? L tapizada de espalderas y vinas, cuyos frutos raquî­
La fachada de la pension da sobre un jardi~cito, 1 ticos y polvorientos son objetos. de los temores anua­
de manera que la casa forma un ângulo recto con la 1 les de la sellora Vauquer y de sus conversaciones
calle N ueva Santa Genoveva, desde donde la veréis con los pensionistas. 'A la largo de' cada pared, hay
recortada en profundidad. A 10 largo de esta facha­ un estrecha pasea que conduce a una bôveda de ti­
da. entre la casa y el jardincito, reina un empedrado los, palabra que la senOTa Vauquer, aunque nacida
1 èonflans, se obstina en pronunciar tiilos, sin atender
acanalado, ancho de un metro, ante el cual se ex­ 1
!
tiende un paseo enarenado bordeado de geranios, de a las observaciones gramaticales de sus huéspedes.
laureles rosas y de granados, plantados en grandes Entre los des paseos laterales hay un cuadro de al­
tiestos de porcelana azul y blanca. Se entra en este cachefas rodeado de arboles frutales podados en for­
paseo par una pùerta falsa sobre la cual hay una ma de huso y bordeado de asederas, lechugas 0 pe­
enseiia que dice: CASA - VAUQUER, y debajo: Pen­ rejil. Bajo la cobertura de los tilos estâ planta da una
siôn btt1~guesa pat'a ambos sexos y otros. Durante el mesa' redonda pintada de verde y rodeada de asien­
dîa una puerta calada armada de una campanilla tas. Alli durante los dîas de verano__ JQ.~h:,:-!~~p~q~s
chillona deja ver al extrema de la acera, sobre la pa­ suficienten1ente ricos coma para permitirs~ tO.II!a..r:c:~{é
l'ed opuesta a la calle, una arcada pintada par un van a saborearlo bajo una telnperatura capazd~, in:­
artista deI barria y de color'lerde imitando marm°l. CUb:lI huevos. La fachada de tres pisos y rematada
Sôbre el- Jondo simulado por esa pintura se levanta por'buhardillas, estâ construida con adoquines y pin- ~,:,
,una estatua que, representa al Amor. Por el barniz tada con ese color amarillo que le da un canicter in-' .-,;
escamado que la cubre los aficionados a simbolos pue­ noble a casi todas las casas de Pans. Las cinco ven-, ' '
den descubrir quizas en ella un mitodel amor pa­ tanas de cada piso tienen cristales pequefios y esbln
risieIlse que se cura a pocos pasos de a11i. Bajo el provistas de celosias, iodas abiertas de manera di­
z6calo, la siguiente inscripcion a nledio borrar~ re­ ferente de tal suerte que- ninguna de sus lineas ar~
cuerda el tiempo a que se remonta par el entusiasmo ll10nizan entre SI; en el fondo de la casa vernos dos
que denota par Voltaire, que entra en ParIs en 1777: ventanas que en el piso bajo tienen rejas de hierro.
Quienquiera que seas, he aqui a tu m~estro: '" Detrâs deI edificio existe un patio de unos veinte
pies 'de ancho donde viven' en buena armonîa cer­
la es, lo fue 0 debe se-rlo. ! ~ dos, gallinas y conejos y en cuyo fonda se levanta
Al caer la noche, la puerta calada es sustituida un cobertizo paTa guardar la leiia. Entre este cober­
por una puerta madza. El jardincito, deI lnismo an­ lizo y la ventana de la cocina cuelga la alacena,bajo
cho que la longitud de la fachada, estâencajonado ia cual se "7';e""+-~'"
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_"'--'_J ·'(1'q:,ls~--'-;;;;'-l·~"i1as rle1+... odadero· •
_;:l..., ~o.~-I..·.-'" u v ; / .... '-L U.1. ..... ..:.. '-"_b~

par el 111uro de la calle y par la parec1 111ee'lianera de Este patio tiene sobre la calle Nueva Santa Genove­
la casa vecina, a la largo de la cual cuelga un man­ va una puerta estrecha por donde la cocinera arroja
to de hiedra que la esconde totalmente, y atrae la la b~lsura de la casa al linlpiar esa centina con mu­
18 -H, BALZAC PAPA GoRIOT 19

cha-- àgua para evitar -la pestilencia. • a hospicio. Tai vez podria ser descrita si se inven­
tara;ûri--procedimiento para evaluar las cantidades
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~ ~ Especialmente destinado a la .€xplotacion de la i elementales y nauseabundas que dejan alti los alien­
pension, el- pisobaj() __ ,~y. compone deuna _primera
1 tas catarrales y "sui generis" de' cada pensionista, jo­
pieza ~lurriîiiaaa-p-or< làs do~:ventanas de la~aIle-y_ à t..i:.'ë_"3""~!
a l~àr se -erltra por---unâ-- puerta vidriera. Este sa­ ven 0 viejo. Pues bi~!!2-I!Q.:_Q_Q~!~!!!~_~!~~~~._.h.<?!!ores, p
~~.

si camparan aquelIa _lia?itac~6n~"??~~>~LE;<?-JE~~()r.5::2fl­ ...- ..... ".


lon comunica con uncomedor-sepanido de la coci­ tigU? _la-~nèoiifîanaïs-~'elêganfe y perfumada CPIJJ9.
na por la caja de la escalera cuyos peldafios de ma­ un làcador. 'Este cua:ïiO tbtalmerite cubierto de ma­
dera y ladrillo estan descoloridos y gastadas. Nada
hay mas triste que este salon amueblado con sillo­
1
î
-èrerâ;-"fûë~' en otro tielnpo pintado de un coIor que
hoy no se distingue y que forma un fondo sobre el
nes)rsilIas'âe tela de crin a rayas altemativamente t cuallagrél.sa ha impreso sucesivas capas que dibu­
mates y relucientes. En el centro, una mesa redon­ r
i
l jan êxtranas---·~figuras. Esta amuebladocon aparado­
da con piedra de marmol Santa Ana decorada con !
~r~sgrasientos sobre los cuales se ven--gan-afas per­
uua _bandeja de porcelana blanca orlada de filetes cudidas:-' iriàrdës redondas de metaI y pilas de pla­
de oro medio borrosos, coma se encuentra hoy en tas de· porcelana ordinaria con ribetes azules fabri­
todas partes. Esta habitacion bastante mal entari­ cados en Tournai. En un angulo se halla una caja con
mada tiene un pequefio zocalo. El resta de la pa­ compartimentosnumerados que sirve para guardar
red esta empapelado con un papel brillante que re­ las servilletas·sucias 0 vinosas de cada pensionista.
presenta las principales escenas dei Telémaco y don­ Se encuentran alH muebles indestructibles, proscrip­
de los c1asicos personajes estan pintades en colores. tos de tadas partes, pero puestos en la habitacion
El tablero que hay entre las dos ventanas enrejadas coma los despojos de la civilizacion en los Incura­
ofrece a los pensionistas el cuadro deI festin dado bles. Encontraréis alli un barometro con un capu­
al hijo de Ulises por Calipso. Desde hace cuarenta chino que sale cuando Ilueve, grabados execrables
auos esta pintura despierta las bromas de lo~j6ve­ que quitan el apetito, con marcos de madera negra
nes pensionistas que se creen superiores a su posi­ y filetes dorados, un reloj de concha con incrustacio­
cion par burlarse de la cena a la que su miseria los nes de cobre, una estufa verde, quinqueces de Ar­
condena. Adoman la chimenea de piedra, cuyo ho­ gand donde el polvo se combina con el aceite, una
gar siempre limpio demuestra que no se; enciende
1
mesa larga- ~ub_!~rta de hule 10 suficientemente gra­
_. fuego sinoen ocasiones .€Speciales, dos flp:t.eros con sienta como para que un gracioso escriba alH su nom­
flores artificiales, viejas y apretujadas, acompaiiadas bre sirviéndose de su dedo como de una pluma, si­
de un reloj de marmol azulado deI peor gusto. Este llas estropeadas, pequelÏ.as aHom·bras lastimesas que
primer cuarto exhala un olor sin nombre en la len­ se deshilachan canstantemente sin acabar nunca de
gua, que habda que Ilamar oIor a pensi6n. _Huelea hacerlo, estufillas miserables con--ias rejas rotas y
encerrado, a 'moho, a rancio; da frio, hurriedece la la madera carbonizada. Para explicar cuan viejo, es­
nariz y penetra las ropas; tiene el olor de _una sala tropeado, podrido, enclenque, roido, Inanco, tuerto,
cloude se ha comido; apesta a cocina, adespensa y invalido y expirante se encuentra aque] nlO biIiario
r
20 " .H." BALZ,'\.C p,\P.-\.GORÏOT 2]
,na,h'
na que' hacer 'Ulla'
. cl'escnpclonque
.., retrasana ,cl e­
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• 111edor, eljardincito, anuncia la cocina y hace pre­
sentir a los pensionistas~ Cuando ella esta agui el
,masiado ,el interés, de esta 'historia y que las perso­
nas impacientes no, nos perdonarian. El suelo de la­ espectaculo es completa. De aIredelorde .ciricuenta
drillas rajas esta, llena de valles producidospor los anos, la senora Vauquer se parece a todas las muie-:­
rozamientos.o por las capas de coloL Por fin alH rei­ , J'es que han tenido desgracia. Tiene la mirada vidri6­
na la miseria sin poesia, unamiseria economica, con­ sa, el aspecta inocente de una alcahueta que-se eno­
centrada, rapada. Si no tiene barra todavia tiene sus ja para que le paguen ruas pero que esta dispuesta
manchas, y si no tiene agujeros, ni andrajos no tar­ a todo para endulzar su suerte, èritregando a Jorge
dara en caerse de podredumbre. o a 'CPichegru" si Jorge 0 ~1'ichegru" pudieran toda­
'Esta' habitacion se encuentra en tado su esplen­ via sel' entregados. Sin embargo es una buena,mu­
dor cuando hacia las siete de la manana el gato de jer en el fondo, dicen los pensionistas que la cree~
la sefiora Vauquer, precediendo a su duena, salta sin fOli:una al airla quejarse y toser coma e1los. c:Qué
sobre los aparadores, husmea la leche que c6ntienel1 habia sida el senor Vauquer en su vida? Nunca daba
varias jarras tapadas con un plata y hace air su run explicaciones sobre el difunto. c:Como habia perdi­
run matinaL Nluy pronto la viuda së muestra, , ador­ do el il1arido su fortuna? "En las desgracias", respon­
nada con' su cofia de tul de la cual cuelgan falsbs dia. El muerto se habîa portado mal con eIla y le
cabellos mal puestos; llega arrastrando sus zapati­ habia dejado los ojos solamente para l1orar, aque­
llasarrugadas. Su rostro de viejana regordeta en me­ lIa casa para vivir, y el derecho de no compartir nin­
dia deI cual brota una nariz de pico de loro, sus Ina­ gùn infortunio porque, coma dedaella, habia sufri­
nitas roni~as, su cuerpo rechoncho coma el de una
do ya todo la que es posible sufrir. Al air los pasos
rata' de iglesia, su· corpifio exhuberante y flotante,
armonizan conèsta sala dondedestila la desgràcia, de su patrona la gorda Silvia, la cocinera, se apre­
donde se hà rèfugiado 'la especulacion' y cuyo aire suraba a servir el desayuno para los pensionistas in­
calidamente .fétidola ,sefiora Vauquer respira 'sin ternas.
sentir riaùseas. Su cara frescacomo Una' primera he­
lada 'de otono, sus ojos arrugados, cuya expresiôri pasa Generalmente los pensionistas externos solo paga­
de la s'onrisaobligada de las 'bailarinas, al amargo ban una comida, que costaba treinta franc os par mes.
sena 'deI ustirerO, en fin, toda su persona explica la En la época en que esta historia comienza los inter­
pension~ coma "la pension implica a su ipersona. El nas eran siete. En el primer piso estaban las dos me­
presidio ho marcha sin el carcelero, no ünaginariais el jores habitaciones de la casa. La sefiora Vauquer ocu­
ùn.o .sin el otro. La gordura fofa de esta mujer es el paba la menos confaTtable y la otra pertenecia a la
producto de su vida COma el tifus es la consecuen­ sefiora Couture, viuda de un Comisario Ordenador
cia •de las 'exhalaciones dè un hospital. Su falda de
de la Republica francesa. Vivra con ella una mucha­
lana-de pünto, que cubre su primer refajo hecho de
Un vestido 9iejo,' cUyo forro se escapa par los agu­
cha 111UY joven Hamada Victorina Taillefer, a quien
jeras deI tejido deshilachado, reSUll1e la sala, el co- hacia de madre, La pension de' estas dos sefiorasas­
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H, PAPA CaRIOl.' 23
22 BALZAC
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cendia a mil ochocientos francos (4). Las dos hahi­ • alcance de sus estudios y adaptandolos por adelan­
ta~iones deI segundo estaban ocupadas por un an­ 'tado al moviIniento futuro de la sociedad para ser
.ciano Hamado 'Poiret y por un hombre de alrededor los primeras en dominarla. Sin sus observaciones cu­
de cuarenta anos que llevaba péluca negra, se tenta riosas y la destreza con la cual supo introducirse en
las patillas, se deda antiguo comerciante yse lla­ los salones de Paris este relata no estaria animado
maha senor Vautrin. El tercer piso se compoma de por los colores que dan el tona de la verdadero y
cuah'o hahitaciones, dos de las cuales estaban alqui­ que estan dados sin duda, gracias al espi.ritu sagaz
ladas, una por una solterona llamada sefiorita Mi­ de este joven y a su deseo de penetrar los n1isterios
chonneau y otra por un antiguo fabricante de fideos, de una situaci6n espantosa, tan cuidadosamente ocul­
de pastas italianas y almid6n, que se dejaba Hamar ta,da por aquellos que la habian creado coma por el
el viejo Goriot. Las otras dos habitaciones estaban que la soportaba (6).
destinadas a las aves de paso, a estos infortunados Encima de este tercer piso habîa un desvân para
estudiantes que como el viejo Gorlot y la senorita tender ropa y dos buhardillas donde àormian un cria­
NIichonneau no podian pagar n1as de cuarenta y cin­ do llan1ado Crist6bal y la gorda Silvia, la cocinera.
co francos mensuales en alimentacion y hospedaje, Ademas de los siete pensionistas internas, la senora
pero la sefiora Vauquer deseaba poco su presencia Vauquer tenia, segun las temporadas, ocho estudian­
y solo los aceptaba cuando no encontraba nada me­ tes de derecho 0 de medicina v dos 0 tres clientes
jor: comian demasiado pan. En el momento presen­ que vivian eu el barrio y que e~taban abonados s6lo
te una de estas dos habitaciones perteneda a un jo­ para la cena. El con1edor contenia a dieciocho per­
ven 11egado de lo~ alrededores de Angulema a Paris sonas y podia admitir una veintena, 10 que ocurria'
para estudiar derecho y cuya numerosa familia se en la hora de la cena, pero por la mafiana la ocupa­
sometia a las mâs duras privaciones para manderle ban siete, de n10do que esa reunion ofrecia el as­
mil doscientos francos por ano. Eugenio de Rastig­ pecto de una comida familiar. Bajaban en zapatillas,
nac, como se llamaba, era uno de esos j6venes (5) se pern1itlan observaciones confidenciales sobre la in­
que comprenden desde su juventud las esperan­ dumentaria 0 el caracter de los externos y sobre los
zas que sus padres ponen en e110s y que se prepa­ acontecimientos de la noche anterior expresandose
ran un hermoso porvenir calculando de antemano el con la confianza de la intimidad. Estos siete pensio­
'" nistas eran los ninos mimados de la senora Vauquer,
(4) Las alusiones al dinero y la preocupacién de Balzac por fiiar la
.renta de sus personafes y elmonto de sus gastos h3 h~c~o dec:r a al­
que les media con precisi6n de astronomo los cuida­
gUlio de sus crfticos, pOi" la enerme importancia dada al dinero en Toda
Î. dos y las atenciones, de acuerdo a las cifras de sus
la Comadia Humana, qu.e éste es su prIncipal moter, e incluso que ad­
quiere carâcter de personaje cenTral. Je pensiones. ASI un misn10 punto de vista afectaba a
(5: Una de las maycres prec::'..;paciones de Balzac, al buscar la J/ exac­
î estos seres reunidos por el azar. Los dos locatarios
!a dies en ei Prefado a lô'l Co:r.",cii21 fi~);'!~al"la, es la de p-re­
titt.:j" , CDmD ~ deI segundo piso sôlo pagaban Sletenta y dos francos
humanos que ancanen un seç;or :mcortant~ de !3 sode­
iJ
ser1fa, ':tipas
dad de su época, constituyéndose an e;emplcs da un :=enémeno soc:a! ge­ por mes. Este precio' tan barato, que no se encuentra
nera!. Como oke Balzac: "en. todas. partes he ci'eado la vida: al tipa in­
dividualizandolo y al individuo t:pificândolo JJ , Por la misma raz6n, ex­
presiones como liera uno: de esos ... fi son muy. fr.eçuent..es en su obra. ~'r (6) Alude al vleio Goriot.
~;
1
l
~.
!,
24 H, BALZAC
f 1
PAPA GoRlaT 25
1
nlas que en el suburbio de San j\;larcelo sobre la Bour- , ·i • tesana? cExpiaba los triunfos de una juventud inso­
be y la Salpeh'ière, con la sola excepci6n de la se­ lente en la que se habian precipitado todos los pla­
nora Couture, anuncia que estos pensionistas debian ceres par una vejez queahuyentaba a los tran­
estar bajo el peso de desgracias mas 0 n1enos eviden­ seùntes? Su mirada inexpresiva daba frio, su figura
tes. Asi, el espectâculo desolador quepresentaba el arTugada an1enazaba.Tenia la voz chillona deuna
interior de esa casa se repetia en la vestimenta de ·cigarra que grita eri. el màtorral ante -la cercanla deI
sus huéspedes, igualmente deteriorada. Los hombres ~! invierno. Decia haber cuidado a un anciano afecta­
"~
llevaban levita cuyo color se habia vuelto problema­ ~"I do de eatarro ala vejiga y habersido abandonada
tico, zapatos coma los que se aTrojan en los rincones :n!, pOl' sus hijos que la crèyeron sin recursos. Este an­
de las callesde los barrios elegantes, ropa interior clano lehabia legado mil francos de renta, .peri6di­
gastada, trajes que s610 conservaban el ahna. Las mu­ camBute disputados por los herederos de cuyas ca"'
jeres llevaban vestidos pasados de nloda, retenidos y lumniaS'era lavictima. Aunque el fuego de las pa­
vueltos a destenir, viejas encajes remenc1ados, guan­ sianes hubiese estragado su cara se encontraban toda­
tes lustrosos por el usa, gorgueras sielnpre rajas y pa­ via en ella algunos vestigios de una blancura y fine­
noletas deshilachadas. Si ése era el aspecta de sus za tales que permitian suponer que el cuerpo con,..
vestimentas, casi todos pTesentaban en cambio cuer­ servaba aigunos restas de belleza.
pas solidamente armadas, constituciones que habian
El senor Poiret era una especie de mâquina. Vién­
resistido a las tenlpestades de la vida, rostres frios,
dola deslizarse conlO una sombra gris a la largo de
duras, desgastados COIll0 los de las monedas fuera
una avenida deI Jardin Botarnco con la cabeza cu­
de usa. Sus bocas marchitas estaban armadas de dien­
bicrta por una vieja y flacida gorra, sosteniendo ape- .
tes avidos. Estos pensionistas hacian presentir dra­
nas en su mana unbaston de puno· de marfil ama­
nIas ya vividos a en plena acci6n, no de esos dra­
rillento, dejando flotar los faldones an'ugados de su
nlas representados a la luz de las candilejas, entre 1
:1 levita que escondia mal unos pantalones casi vaclos
bastidores y telas tefiidas, sino dramas vivas y mu­ ,.01
,;}
y piernas con nledias azules que temblaban coma
dos, dramas helados pero que removian calidamente
las de un borracho, mostrando su chaleco blanco su­
el corazon, dramas continuos.
cio y su pechera de tosca muselina encogida que se
La solterona Nlichonneau llevaba sobre sus bjos 1 unia imperfecta111ente con su corbata anudada alre­
cansados una grasienta viseTa de tafetan verde, ribe­
tea~a de un hil~ de alambre que hubi~ra la,sustado
l ;. dedor de su cuello de pava, Inuchas personas se pre­
guntaban si aquella sombra chinesca pertenecia a la
al angel de la pledad. Su chal con fran]as .delgadas ! raza audaz de los hijas de Yahvé que pululaban
y deshilachadas parecia recubrir un esqueleto, hasta 1: par el bulevar italiano. dQué trabajo habia podido
tal punta que las fonnas que escondia eran angulo­ arrugarlo de tal n10do? dQué pasion habia abultado
sas. dQué âcido habia despojado a aquella criatura su faz bulbosa que, conlO caricatura, habria pareci­
de sus fOlmas femeninas? Debia haber sido\hermo­ do inverosimil? dQué habia sida? Quizas empleado
1 sa y bien formada; dfue el vicia, las penas, la ava­ deI :\linisterio de Justicia, en alguna oficina donde
ricia? dAma demasiado 0 fue sirnplemente. una cor­ los vyrdugos envîan las listas de sus gastos) las cuen·
f . .

~.

f!
26 H, BALZAC PAPA GoRIOT 27
tas de las provisiones de velos negros para los parrici­ , un rubio claro, su talle demasiado delgado, expresa­
dus, de salvado para los cestas, de bramante para' ban la gracia que lospoetas modernos encuenh-an en
los cuchillos. TaI vez habia sido recaudador en las las estatuillas de la Edad Nledia. Sus ojos grises mez­
puertas de algun matadero, o. sublnspector de salu­ dados de negroexpresaban una dulzura, una resig­
bridad. En fin este hombre pareda haber sida· unD nacion cristiana. Sus vestidos sencillos, poco costo­
de los asnos de nuestro gran molino social, uno de sos, escondian fonnas jovenes. Era hermosa por yuxta­
esos ratones parisienses que no conocen siquiera sus posicion. Feliz, hubiera sida encantadara: la felici­
Bertranes (7), algun eje sobre el cual habian girado dad es la poesia de las mujeres, como el arreglo su
los infortunios 0 las suciedades pùblicas, uno de esos adorno. Si la alegria de un baile hubiera reflejada
hombres deI que decinl0s al verlos: sin embargo es sus tintes rosados sobre este rostro palido, si las dul­
necesario que exista gente asl. El Paris elegante ig­ zuras de una vida elegante hubiesen llenado y co­
nora a esas figuras palidas par los sufrimientos mo­ loreado sus Inejillas ya ligeramente hundidas, si el
rales 0 fisicos. Pero Paris es un verdadero océano; alTIor hubiese animado sus ojos tristes, Victorina hu­
an'ojad alH una sonda y no conoceréis nunca su pro­ biera podido con1petir con las mas hermosas mucha­
fundidad. Recorredlo, describidlo y pOl' mas cuida­ chas. Le faltaba la que crea por segunda vez auna
do que pongais en recorrerlo y en describirlo, por mujer, los trapos y las caltas de an10r. Su historia
numerosos e interesados que sean los exploradores de podia dar materia al tema de un libro. Su padre
este mar, sien1pre se encontrara algûn lugal" virgen, creia tener razones para no reconocerla y se negaba
algûn antro desconocido, flores, perlas, monstruos, co­ a. tenerla a su lado, no le acordaba Inas que seiscieri..
sas inauditas, olvidadas por los buzos literarios. La tos franeos par n1es y habia adulterado su fortunà
casa Vauquer es una de esas monstruosidades curio­ para trasmitlrsela por entera a su hijo. La sefiora
sas. Couture era parienta lejana de la madre de Victori­
Dos figuras formaban a11i un notorio contraste con na que antafio habia muerto de desesperacion en su
el resta de los pensionistas y de los asiduos. Aunque casa. Cuidaba a la huérfana coma hija propia. Des­
la sefiorita Victorina Taillefer tuviese una blancura graciadan1ente la viuda deI Comisaria Ordenador de
enfermiza semejante a la de las muchachas atacadas los ejércitos de la Repùblica no poseia nada en el
de esclerosis, aunque participaba deI sufrimiento ge­ mundo salvo su viudez y su pension y padia dejar
neral que era el trasfondo de este cuadro 'con una un dia a esa pobre muchacha sin experiencia y sin
tristeza habituaI, con una actitud nlortifi~ada, con recursos a merced deI nlundo. La buena mujer lleva­
un aire pobre y fnlgil, sin embargo su rost~o no era ba a Vietorina a n1isa todos los dOll1ingos y a COll­
viejo y sus Inovimientos y su voz eran lozanos. Esa jo­ fesion cada quinee dias para .hacer de ella una mu­
ven desgraciada parec:ia un arbusto de arboles ama­ chacha piadosa. Tenîa l'azon, los sentiInientos religio­
rillentos, plantado recienternente en un terreno ina­ sos ofredan un parvenir para aquella nina abando­
propiado. Su rostro algû pelirrojo, sus cabéllos de nada que amaba a su padre y que se encaminaba
todos los auos hacia su casa para llevarle el perdôn
(7) Bertrand; en una Fabula as L" Fontaine, es el victimarl0 de Raton. de su madre~ pero que todos los alios chocaba con­
r
\28 H, BAl.Z:AC
2,9
PXP:'\ è-oRICT

tra la, puerta.de aquella casa paterna inexorablelnen­ f. ,


Su voz debajo; en "armonîa con su -grn.esa,. :-alegrîa, no
t-e cerrada. Suhermano, su unlco lllediador, no ha­ disgustaba. Era servicialy .risueno. Si.alguna cern;l.­
bia venido a verla IllaS' que una sola vez en cuatro dura funcionaha 11lulla desn10ntaba enseguida, la re­
tillos; y no le.mandaba ningunaaYuda. Suplicaba a componia, aceitaba, limaba Y' volvia a montar di­
Dias de abride los ojos a su padre, de enternecer el ciendo: entiendo de esto~ Porotra, paJ.te' 10 conocla
corazôn de su hennano,. y rezabapor ellos sin acu­ 1 todo: los barcos, el 111:11', Francia;' el extranjero, los
sarlos.La sefiora Couture y la sefiora Vauquer no negocios, los hombres, los acontecimientos, las leyes,
encoIltraban palabras suficientesen el diccionario de 1 los hoteles y las cârceles. Si alguien se quejaba de­
las.. injurias, para calificar esa conducta barbara. 1 rnasiado ~ le ofrecia inlnediatamente sus servicios. Le
Cuando maldeclÇl.n a ese m~llonario infame .Victorina 1
1 habîa prestadomuchas veces dînera a la senora Vau­
dejaba oir dulces palabras semejantes al canto de quer y a algunos pensionistas, pero sus deudores se
la palOlna herida cuyo grito de dolor expresa aun el hubieran muerto antes de dejar de pagar, tan gran­
amoI'. deera el temar que inspiraba con' sus miradas pro­
Eugenio de Rastignac tenla un rostro cOlnpleta­ fundas y resueltas, no obstante su aire bonach6n. POl'
mente Ineriàional, latez blanca, los cabellos negros tlD1anera en. que escl.lpia. anunciaba una sangre fria
y los ojos azules. Su porte, sus n1aneras, su actitud imperturbable que no debia hacerlo retroceder ante
habituaI denotaban al hijo de unafamilia noble,· cu­ un crilnenpara salir de una situaci6n equîvoca. Co­
ya· prünera educacionhabia estado lIena de tradicio­ ma un juez severo, su Dlirada parecîa. ir al fonda de
nes y de buen gusto. Aunque cuidaba la ropa, aUIl­ todas las cuestiones, de todas las canciencias,. de tü­
que todos los dias se ponia los trajes deI ano pasado, dos los sentin1ientos. Sus costumbres consistîan en
algunas veces sin enlbargo podia salir vestido coma sàlirdespl).és deI almllerzo,. volver para la cena, desa­
un joven eIegante. Generalmente llevaba unavieja parecer .para el. resta de la noche y entrarhacia la
1 levita,un mal chaleco, una fea corbata negra, arru­ med:ié:L.l1oche cQn la: .aY1.1.da.de una .Have maestra .que
t gada,' con el nudo descuidado propio deI estudian­ Je habia confiado 18: .senori. Vauq~er:. Estaba. en. las
!f te, un pantalon acorde y botas remendadas. :mejores relaciones c()n. la .viuda, g. . la' que llairùlba
marna tomandola par el. talle, aduloneria poëo com­
1
Entre estas dos personajes y los demas, Vàutrin, prendida. La buena mujer creîa que la casa era fâcil

!
1
(
el hon1bre decuarenta ailos y de patillas tefiidas, sei'­
via de transicion. Era una de esas personas dty la que
el puebla dice al verla: iHe aqui ~ un hombre bien
cuancIo en realidac1 solo .Vautrin tenia .brazos sufi­
eientemente largos para abarcar esa pesada circun­
fcrencia. Un rasgo de su caracter era pagar genero­
plantado! Tenîa las espaldas anchas, el busto bien salnente quince haneas por mes para el gloria (8)
desarrolhdo, los n1usculos salientes, Inanos gruesas, que tomaba en el postre.Personas nlenos superfic.1a­
cuadradas y fuertenlente ll1arcadas en las falanges con les que aquellos j6venes, arrastraclos por los torbelli­
abundante ~\iello de color raja intenso. Su rostr6 mal'· nos de la vida parisiensè" c aquellosancianos inàife­
cado par arrugas preIllaturas, ofrecia signosde dure­ rentes a 10 que no atenia directanlent<.~' no se h8.­
ZR. desrnentida por sus :manenl.S agiles e insinuantes.
(8) Café 0 té con aguardiente.
r
1

30 H,. ·BALZAC PAPA GomOT 31

hrîan conformado con la impresi6n dudosa que < • agonia. La mas feliz de aquellas aImas desoladas era
là sefiora Vauquer, que reinaba en aquel hospicio li..
causaba VautrÏIl. Sabla a adivinaba los asuntos de
aquellos que la rodeaban mientrasqueninguno de bre. Sôlo para ella el pequefio jardin que el silencio
ellos podîa penetrar sus pensamientos 0 sus ocupa­ y el frio, la humedad y la sequia convertîan en una
dones. Aunque habia interpllesto su aparente bo­ estepa,. era un boscaje riente. Para ella sola esa casa
nhomîa, su constante .complacencia y su alegrfa co­ amarilla y triste que olla a D1USgO y humedad, tenfa
mo una barrera entre él y los otros, muchas veces sus delicias. Aquellos calabozos le pertenecîan. Ali­
dejaba ver la espantosa profundidad de sucaracter. mentaba a aquellos forzados conseguidos a costa de
Frecuentes salidas dignas de Juvenal y con las que grandes trabajos, ejerciendo sobre ellos una autori­
parecîa complacerse en fustigar las leyes y azotar a dad respetada. dDonde esos pobres seres hubieran
la alta sociedad acusandola de inconsecuencia consi­ encontrado en Paris, por el precio que ella les cobra~
go misma, debian haeer suponer que guardaba ren­ ha, alimentos sanos, suficientes, y una habitacion si
cor contra el estado social y que en el fondo de S11 no elegante y c6moda, al menos limpia y saludable?
vida tenîa un misterio cuidadosamente oculto. Annque se hubiera permitido una injusticia flagran­
Atraido, quizas sin saberlo, por lafuerza de uno te, la victima la hubiera soportado sin quejarse.
o la belleza deI otro, la sefiorita Taillefer compartîa Un grupo semejante debîa ofrecer y ofrecîa, en
sus miradas furtivas y sus pensamientos secretos en­ pequefio, los elementos de una sociedad completa (9).
tre ese cuadragenario y el joven estudiante, pero run­ Entre los dieciocho huéspedes se encontraba como
guno de ellos parecîa pensar en ella, aunque algûn en los colegios, como en el mundo, una pobre cria-·
dia el azar podîa cambiar su situaêion y volverla un tura rechazada, un ·'sûfrelo todo", sobre el cual 110­
rico partido. Por otra parte runguna de esas perso­ vian las bramas. Al principio deI segu;do~ ano, esta
nas se tomaba la molestia de verificar si las desgra­ figura se volvio para Eugenio de Rastignac la mas
cias alegadas por sus compafieros. de pension eran importante de todas aquellas en medio de las cua­
falsas overdaderas. Sentîan todas, las unas hacia las les estaba condenado a vivir durante dos afias mâs.
atras, una indiferencia mezc1ada de desconfianza que Este "sûfrelo todo" era el antiguo fabricante de fi­
resultaba de sus situaciones respectivas. Sabîan que deos, el viejo Goriot, sobre cuya cabeza un pintor,
eran impotentes para aliviar sus penas, y habiéndo­ . . 10 mismo que un historiador, habria dirigido las lu­
selas contado, habian agotado la copa de las 'conmi­ ces deI cuadro. dPor qué casualidad habia recaido
seraciones. Semejantes a viejos esposos, ya nQ. 'tenian sobre el mas antiguo huésped ese desprecio semi­
nada que decirse. No quedaba pues entre ellas mas rencoroso, esa persecuci6n mezclada de compasi6n,
que las relaciones de una vida mecânica, el juego esa falta de respeto ante la desgracia? èHabîa él mis­
de unos engranajes sin aceite. Todas pasaban por ma dado lugar a ello por alguna de esas extravagan­
la calle sin apartarse delante de un ciego~ esçucha­ cias 0 ridiculeces que se perdona menos que los vi­
ban sin emocion el relato de un infortunio y. veîan
en la muerte la solucion de un problenla de mise­ (9) Esta es la mâs importante ambici6n de Baizàc al componer la
ria que los volvia indiferentes ante la mas: terrible Comedia Humana y también el principal recurso de su realismo.
32 '. H) .. BAL,Z 4 G PAPA CORlOT 33

cios?Estaspreguntas tienen q\le -ver con rüuchas in-, los dias un chaleco de. piqué blanco bajo el cual
jûsticias' sociales. Quizâs sea propio,de la naturale­ 1l ' • fliIctuaba su vientre piriforme y prominente que 05­
zi "humana extremar elcastigo ,en a'quellos que la tentaba una gruesa cadena de oro llena de dijes. Su
soportan todo, sea· pOl' verdadera hUlnildad, por de­ tabaquera, también de oro, contenia un meda1lon con
1
bilidad 0 PQr indifen~ncia. dAcaso no nos gus ta 'pro­ cabellos que le hacfan culpab1e en apariencia de fe­
bar nuestras fuerzas eexpensas de aIguien a de algo? 1 lices conquistas. Cuando su huésped 10 acuso de set
Et:'ser mas débil, el pilluelo, Halna a todas las puer­ un galanteador dejô flotal' sobre sus labios la son­
tas cuanda hiela, '0 se desliza para escribir su nom­ risa alegre deI burgués cuya flaqueza ha sido ala­
bresobre aigullr110nUnlento virgen. gada. Sus ormarios ( pronunciaba la palabra armario
a la manera deI puebla) estaban llenos de los mu­
El viejo' Goriot, un anciano de alrededor de se­ chas cubiertos de plata de su casa. Los ojos de la
sénta y nueve afios, se habîa retirado en casa de la viuda se iluminaron cuando la ayud6 complaciente­
s·efi.ora Vauquer en 181.3, después de' haber abando­ mente a desembalar y ordenar los cucharones, cu­
Dada los negocios. Se habîa alàjado ,prünero en el charas, cubiertos, aceiteras, salceras, varios platos,
departarnento ocupado por la sefiora Couture y 'pa~ bandejas de plata sobredorada, en fin, piezas mas 0
gaba entonces mil . doscièritos'fraricàs de hOspedaje, menas bellas que vallan buena cantidad de francos
cQTI10hon1bre para quicn cinco luise~ de mâs, 0 de y de las cuales no queria deshacerse. Aquellos rega­
rnenoseran una' bagateIa. La sefioraVauquer habia los le recordaban las sc1emnidades de su vida domés­
remozado los tres cuartos de aquel departalnento me­ tica. '
cHante una indemnizaciân previa que pagô el valor
de un rnal rno biliario cornpuesto de cortinas de al­ ,---,Esto -le decia a la sefiora Vauquer, aferrando
god6narnarillo., de sillones de, 111adera barnizada re­ un plato y una escudilla cuya tapa representaba a
,cubiertos ,de terciopelo _d~ Utn~cht, algunos, cuadros dos tortolitos picoteândose~ es el primer regalo que
y un en1papelado quehubieran, rechazado hasta las m,e hizo mi esposa ,el dia de nuestro aniversario. i Po­
tabernas deI suburbio._ Quiza la qespr~ocupada gene­ breçita! Consagr6 en ello todas sus economias de sol­
r0sid~d.' con que dej6 que ,la atraparan hizoque, el ;tera. dLo ve usted sefiora? Me gustarla mas escarbar
viejoGoriat, que en aquella época era 11::tmada res­ la, tierra con mis ufias que separarme de ellos. A Dias
petuosamente SellaI: Cariot, f~~ra considerado un im­ gracias podré ton1ar en esta escudilla mi café todas
bécil que no entendia nada de negocios. Carlat lleg6 .., las 111ananas durante el resta de mis dias. No puedo
cap un guardarropa muy bien provisto, ll<i~al1do el quejanne, tengo sobre el estante pa!! cocido para mu­
magnîfico ajuar deI negociante que al retirarse deI 11 cha tiempa.
comercio no se priv<J de nada. La sefiora Vauquer ,1
1
'habia adlnirado dieciocho can1isas de Holanda. cuva En fin, la sefiora Vauquer habia visto con sus
!
fil1ura era destac.:ada pOl' dos alfileres unidas ;p~r u{1a ojos de UF2.ca éllgunas inscripciones en papel deI Es­
cadenita de oro provisto cada uno de undian1an­ tado que suuladas vagan1ente podian clar para el se­
te que el fabricante de fidèos llevaba en su pechera. fior Goriot una renta de ocho mil a diez lnil francos.
" , 1l(1OlÜlalmente
\ 'estla 1· "
un traJe
. ]
azu, y se ponlél toc1os
1 A partir de entonces la sefiora \'~auquer, de soltera
'34 H, BALZAC .PAPA GemoT '.35
Conflans, que tenla entonces cuarenta y ocho allOS .. de el punto de vista de la fortuna se considerabapor
reales de los que s610 reeonocüi treinta y nueve, con­ cierto un partido aceptable.
cibi6· algunos· planes. A pcsar de gue los. lagrimales
de los ojos .deI senar Coriot estaban hinchados, arm­ -En cuanto al resto, valga a este buen hombre
1
gados y colgantes, la que 10. obligaba a enjuagarselos -se dijo dândose vuelta en la cama, camo para ase-
bastante frecuentemente, Je encontrô un aspecto agra­ f gurarseanteSinlisma de los encantos que la garda
<;lable· y distinguido. Por otra parte sus pantorrillas Silvia encontraba. moldeados todas las mafianasen
camosas y salientes asî como su nariz grande y CU3.­ el coIchÔn.
drada pronosticaban cualidades morales que gusta­ 1! Dcsde aguel dia, durante alrededar de tres me­
ban a la viuda y que eran confirinadas por la cara ses, la viuda Vauquer aprovech6 al peluquera de Go­
de Iuna ingenuarnente necia deI buen hombre. De­ riot e hizo algunos gastos en su tocador atribuyén­
bîa ser un aninlal s6lidamente constituido, capaz de dolos a la necesidad de dar a su casa un cierto de­
gastar todo su ingenio en sentimientos. Sus cabellos cora que estuviese en arn10nla con las personas ho­
en ala de paloma, que el peluquero de la escuela po­ norables que la frecuentaban. Se preocupô mucha
litéc-nica venia a·empolvar todas las mananas, dibu­ pOl' can1biar la ii1tegraci6n de süshuéspedes, anun­
jaba cinco puntas sobre su frente baja y decoraba ciando que pretendîa no aceptar en 10 sucesivo mas
bien su rostro. Aunque un poco palurdo, el viudo iba que gentes distinguidas baja todas los conceptas.. Si
siempre tan compuesto, tonlaba tan ricamente el ta­ algùri extraiio sc presentaba, le hacîa notar la prefe­
baco, la husmeaba coma un hombre tan segura de rencia con que la habia distinguido el senor Coriot,
encantrar siempre su tabaquera l1ena, que el cHa que uno de los comerciantes Illas notables y mas respe­
el senor Goriot se instalô en la casa de la senora tados de Paris. Distrjbuyô prospectos en cuyo enca­
Vauquer, ésta se acosto asândose COill0 una perdiz bezamiento se Ida: CASA VAUQUER. "Era, decia,
'en su barda, en el fuego deI deseo que la enlbargo, ·una de las mas antiguas y nlas estimadas pensiones
de dejar el sudario de Vauquer para renacer como deI barrio Latino. Con una· de las perspectivas mâs
Goriot.. Casaise, vender su pensjôn, dar el brazo a agrada bles sobre el valle de los GobeIinos (se la veia
esta fina flor de la burguesia, convertirse en una da­ .. desde el tercer piso) y un hermoso jardin en cuyo
n
ma notable en el barrio, recaudar limosnas ,para los extremo se extendia un paseo de tilos. Hablaba tam­
indigentes, haeer pequefias excursiones caml{e.stres los -hién deI buen aire y de la sol~dad. Este prospecta le
dOlningos en Choisy, Soissy y Gentilly; il'· dl teatro trajo a la senora condesa de An1bernlesnil, lllujer de
a su antojo, alquilando un pa1co sin "esperar los bo-~ treinta y seis allas que esperaba -aun el final de una
liquidaciân para el pago de la pension que le cra
Ietos de favor que le daban algunos de sus pensio­
debida en su calidad de viuda de un general muerto
nistas en el mes de julio... sofiô tado. El Dorado
cn los c:-:unpos de bataHa. La seiiora '7'auquer cuidô
de bs pequefias familias parisienses. La senora Vau­ su mesa, encendiô fuego en los sq.lones d{irante seis
quel' no habîa confesado a na die que tenia cuarenta meses al ano y cUlnpli6 tan bien las pr0111eSaS de su
Inil franeos cunontonados centavo sobre centavo. Dcs­ prospecta que "tuvo que poner de la snyo." Asf la
36 H,

condesa le deda' a la sefiora Vauquer llamandola


"querida amiga"-que le procuraria a la baronesa de
BALZAC
r
'j ,
1
PAPA GoRIOT

deI "buey a la mocla" (10). Sin embargo se encontro


muy favorecida y se creyô en' deuda con la condesa
37

Vaumerland y a la viuda deI coronel conde Picquoi­ 1· de tal n10do que aunque poco generosa le rogo que
seau, dos amigas suyas que estaban por termî~ar su
1 aceptara un sombrero de veinte francos. Pensaba en
1
estadia en una pension mas costosa que la casa Vau­ verdad pedirle el favorde que sondeara a Goriot y
quer. Esas damas par atra parte estarian en muy bue­ le '. hablara bien de eUa. La senora de Ambermesnil
na posicion cuando las oficinas de la guerra hubie­ se prestô gustosa a este juego y cercô al viejo fabri­
ran tenninado su trabajo. cante de fideos con el cual alcanzô a tener una char­
la, pero después de haberlo encontrado pudibundo,
-Pero -deda- las oficinas no terminan nunea para no decir refractario ante las tentativas que le su­
nada. giriô su deseo particular de seducirlo por su cuenta,
Las dos viudas subîan juntas, después de la cena, terminô indignandose ante su groseria.
al cuarto de la sefioraVauquer y alH conversaban to­ -Angel mio -le dijo a su querida amiga-, usted
mando licor de Grosella y comiendo, golosinasreser­ no sacara nada de este hombre, es ridiculamente des­
vadas para la boca de la duena. La seiiora de Am­ confiado, es un usurero, una bestia; un tonto que no
bermesnîl aprob6 con mucho énfasis los proyectos de le causara mas que c1isgustos.
su huésped sobre Goriot, proyectos excelentes que
habîa adivinado por otra parte desde el primer cHa: Hubo entre el senor Gorlot y la sellora de Am­
10 encontraba un hombre perfecto. bermesnil cosas tales que la condesa no quiso encon­
trarse mas con él. A la mmana siguiente se fue, 01­
-IAh!, querida seiiora, un hombre sana como mis vidândose de pagar seis meses de pensiôn y dejan­
ojos -le decia la viuda-, un hombre perfectam'ente do unos despojos que no vaHan mas que cinco fran­
conservado y que puede aun dar muchas satisfaccià­ cos. Por mas arduas que fueron las busquedas de la
nes a una mujer. . sefiora Vauquer no pudo obtener ningun dato en Pa­
La condesa hizo generosas observaciones a. la se­ ris sobre la condesa de Ambermesnil. Hablaba fre­
fiora Vauquer sobre su indumentaria, que noestaba cuentemente de este triste asunto quejandose de su
en armonÎa con sus pretensiones. confianza excesiva, aunque ella era mas desconfiada
que una gata, pero se pareda mucho a las personas
-Debe usted ponerse en pie de guerra, -le decia. que desconfiando de sus allegados se entregan al pri­
! ~
Después de muchas càlculos, las dos viudas fue­ mer desconocido. Hecho moral extraiio pero verda­
ron juntas al Palais - Royal donde compraron en las clero cuya raiz es faci! encontrar en el corazon hu­
Galeries de Bois un sombrero de plumas y un gorro. mano. TaI vez cierta gente no tiene nada que ganar
La condesa 11evo a su an1iga a la tienda'~La Juani­ con las personas con quienes viven, porque después
ta" donde compraron un vestido y un chal. Cuando de haberles mostrado el vado de su alma se sienten
estas armas fueron usadas y cuando la viuda estuvo secretamente juzgados por ellas con una severidad
en son de guen"a se paI'ecï6 peIfectamente al letrera (iO) RestaLirante d; la~pc:;3, C:JYO ietr~rc ~ostr3b'3 a un bLiey vestido.
38 li, DAL7.AC PAPA GOR10T 39.

mel'ecida, pero, sintiendo una necesidad invenciblt: te fue mas lejos en su aversion de la que habia ido
de la adulaci6n que les faIta, a devorados por el de­ 1 en su amistad. Su odia no estuvo en razon directa de
1'•
seodè.aparentar poseerlas· cualid~desque no tienen, su amor sinn de sus esperanzas frustradas. Si el co­
esperan sorprender la estinla 0 el corazon de aque­ f razan humano eneuentra descansosubiendo las altu·
llos que les son extrafios, arriesgândose a ser sus vic­ ras deI afecto, se detiene raramente en la pendiente
timas. Finahnente existen individuos que nacen mer­ 1 rapida de los sentimientos de odio. Pero el senar Go­
cenarios, que no hacen llinglin bien a sus amigos a riot era su pensionista; la viuda estuvo abligada por
a sus allegados porque es aigo que le es debido, 1 la tanto a reprimir las explosiones de su amar. pro­
mientras que en cambiohaciendo favores a deseono­ 1 pio herido, a enterrar los suspiros que le caus ô es·
i
cidos esperan reeoger una ganancia de amor propio: ! ta decepcion y a devorar sus deseos de venganza co­
\
nlientras mas. pr6ximo sea el circulo de sus afeetos 1110 un monje humillado por su superior. Los espîri­
menas aman, mientras mas extendido y mas lejano, tus estrechos satisfacen sus sentimientas buenos 0 ma­
lnas serviciales se vuelven. La sefiora Vauquer tenia los con pequefieces incesantes. L'1 viuda emple6 su
sin dnda algo deambas naturalezas, esencialmente malicia de nlujer en inventar sordas persecuciones
rnezquinas, faIsas, execrables. contra su victima. Con1enzo por suprimir las cosas
superfluas que habla introducido en la pension:
-Si yo hubiese estado aqni -le decia el senor -No nlaS vinil1os~ no mas anchoas: son superfluos
Vautrin- esta desgracia no le hubiera sucedido, yo
-le dijo a Silvia, la nlafiana en que volvi6 a su an,
la habria bonitan1ente desenmascarado a esa farsante.
Conozco sus caras. tiguo programa.
El senor Goriot era un hombre frugal en quien la
Con10 todos los espiritus estrechos, la seiiora Vau­ mesura que es necesaria para los que hacen solos su
quer tenia la costulnbre de no salir deI circula de fortuna, habia degenerado en costumbre. La sopa, la
los acontecimientos y no juzgar sus causas. Le gus­ papilla, un plata de legumbres, habîan sido y debian
taba acusar a lbs demas de sus propias faltas. Cuan­ ser siempre su cena predilecta. Le fue muy dincil
do tuvo lugal' aquella pérdida, la viuda considera al entonees a la seiiora Vauquer atormentar a su pen­
honradofabricante de Hdeos como el prinçipià de sionista cuyos gustos no podîa herir.Desesperada al
sus infortunios y desde entonces, seglin decia, comen­ ericontrar a un hombre inatacable, se puso a despres­
z6 a desengafiarse de él. Cuando hubo reconocido la . . tigiarla e hizo compartir su aversion hacia Godot
inutilidad de sus' n1imos y de sus gastas de"r.epresen­ por sus huéspedes que por diversion contrihuyeron
taci6n, no tarda en adivinar la causa. Descubri6 eu­ a su venganza. Racia el final deI primer ano la viu­
tances que su huésped tenîa ya, segun su expresi6n, da habia llegado a un grado taI de desconfianza que
sus andanzas. Finalmente cOlnprob6 que sus esperan­ se preguntaba pOl' qué aquel negociante ·que poseîa
zas tan anlorosanlente acariciadas descansaban sobre siete 11 ocho ll1il francos de renta, soberbios cubier­
una base Cl uilnérica y que no sacaria nunca! nada de tos de plata, y alhajas tan buenas como las de cual­
ese hombre, segun laexpresiôn enérgica· de la con­ quier n1untenida, vivlu en su casa pagândoIe unhos­
desa que parecia ser una conocedora. Neçesariamen- :
1
./ pedaje tan m6dico en relacién; con su·· fortuna,Du­
i
1 40 H, BALz.-\c PAPA GameT 41

rante .la lllayor parte de este pl~Ül1er afio, Goriot ce­ "! • Cl ne no arriesga en el juego mas de diez francos por
naba afuera una 0 dos veces por semana, luego in­ noche. 0 algûn agente que trabajaba para la poHcb
sensiblenlente habia llegado a no hacerlo masque secreta, aunque Vautrin 10 consideraba poco astuto
dos veces al mes. Las pequefias escapatorias deI se­ para eso." El viejo Goriot podîa sel' incluso un avaro
fiorGoriot convenian denlasiado a los intereses dé la que prestaba a corto plazo 0 un jugador de loteria.
sefiora Vauquer para que no estuviese descontenta Se 10 convertia en todo 10 que el vicio, la vergüenza,
de la puntualidad cada vez 111ayor con la que su pen­ la impotencia engendran de mas misterioso. Pero pOl'
sionista tomaba sus comidas en su casa. Estos cam­ i mas innoble que fuera su conducta 0 sus vicios, la
bios fueron atribuidos tanto a una lenta disminucion "f
aversion que inspiraba no iba: hasta la condenaci6n
de su fortuna como al deseo de contrariar a su hos­ total porque pagaba supensi6n. Ademas era ûtil, tb­
pedadora. Una de las mas detestables costumbres de dos ensavaban en él su buen 0 mal humor, sus bra­
los espmtus liliputienses es la de suponer en los de­ mas mas' 0 menas pesadas. La opini6n mas proba5le,
mas sus mismas pequefieces. Desgraciadamente al fi­ y que fue adoptada por todos, fue la de la senora
nal deI segundo afio el> senor Goriot justifico los co­ Vauquer. Segûn ella aquel hombre tan bien conser·
mentarios de que era objeto pidiendo a la sefiora vado, sana corna sus ojos y con el cual se podian te­
Vauquer pasar al segundopiso y reducir su pension
ner muchas satisfacciones, era un libertino de extra­
a novecientos francos. Tuvo necesidad de hacer tan
nos gustos. He aqui sobre qué hechos la viuda Vau­
estrictas economias que no encendi6 fuegoen su ha­
bitacion durante el invierno. La sefiora Vauquer qui­ quer apoyaba sus calumnias: algunos llleses después
so ser pagada de antemano, en 10 que consinti6 el se­ de la partida de la desastrosa condesa que habia sa­
fior Corlot, que desde entoncesfue Hamada el viejo bido vivir durante seis mesesa sus expensas, una ma­
Gorlot. Se convirti6 en un desaflo adivinar las cau­ nana antes de levantarse oyo en la escalera el fru fru
sas de esa decadencia. i Exploraci6n dificill Camo 10 de un vestido de sedn y el paso menuda de una mu­
habla dicho la falsa condesa, el viejo Gorlot era un jer joven y liviana que se deslizaba hacia las habi­
solapado, un tacitumo. Seglin la l6gica de las per­ taciones de Gorlot cuya puerta, en fonna c6mplice,
sanas de cabeza hueca, totalmente indiscretas porque habîa sida abierta. Inmediatamente la gorda Silvia vi­
no tienen mas que naderias que decir, aquellos que no no a decirle a "su patrona que una muchacha dema­
hablan de sus negacios deben hacerlos malos.' Aquel ~siado herrnosa para ser homada, vestida coma una
comerciante tan distinguido se convirtiô pue~ ;en un diosa, que calzaba botines de cuero Hno y flamante,
brib6n, aquel galanteador se transfonn6 en un viejo se habia deslizado COlna una anguila desde la calle
raro. A veces, segun Vautrin que Beg6 por aquella hacia la cocina preguntandole por las habitaciones
época a vivir en la casa Vauquer, el viejo Gorlot era deI senor Coriat. La sefiora Vauquer y su cocinera
un hombre que iba a la balsa y" que segùn una ex­ se pusi~rol1 aleltas y sorprendieron algunas palabras
presi6n bastante enérgica de la lengua financiera, pronunciadas tieTnamente durante la visita qu-e duro
trampeaba sobre las rentas después de haberse arrui­ algun tiempo. Cuando. el senor Goriot recandujo a su
nado. 0 bien uno de esos jugadores de poea monta dama; la gorda Silvia toma inmediatamente su cesta

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