El proyecto está ubicado en el corazón de la ciudad, la misión principal es que este parque

no sea simplemente un espacio que se atraviesa para ir de un punto a otro sino que se
convierta en una experiencia de paseo y contemplación.

Con sus senderos ondulantes y formas que asemejan un laberinto, la propuesta es que el
transeúnte sea invitado a bajar el ritmo y a dejarse llevar por los caminos que van
transitando distintas “islas sensoriales”.

Estas “islas” están formadas por diversos canteros, en ellos se busca experimentar con
distintas composiciones de material vegetal, haciendo uso de contrastes cromáticos, de
formas, alturas y aromas.
El concepto que unifica estas islas es que se busca un enfoque naturalista haciendo uso
mayormente de especies nativas. Esto permite que el parque tenga menor mantenimiento
y necesidad de riego, que atraiga fauna local y polinizadores enriqueciendo la experiencia
sensorial del usuario.

Canteros de praderas, arbustos, gramíneas y árboles forman la composición que tendrá

atractivo no solo al ser transitado sino al ser observado desde los edificios que lo rodean.

El paseo cuenta con iluminación localizada para brindar una experiencia nocturna, la idea
es que el parque se pueda disfrutar a cualquier hora del día.

Hay ubicados unos bancos de descanso en distintos puntos del recorrido para permitir que
la gente se siente a contemplar el ecosistema circundante.