Los fenicios eran politeístas y adoraban a distintos dioses.
Si bien cada ciudad tenía su
principal panteón, en todas se practicaba el culto a Baal y Astarté, el matrimonio divino que representaba el sol y la luna. Algunos de los dioses principales de su mitología eran: Astarté. Diosa principal de las ciudades de Sidón y Biblos (aunque con presencia en otras ciudades fenicias), era la representación de la fecundidad. También era adorada como diosa de la caza, la guerra y patrona de los navegantes. Llegó a asimilarse con la Afrodita griega o la Isis egipcia, y se la representa con un león, y sosteniendo una flor de loto y una serpiente, a menudo con los pechos desnudos o amamantado Eshmún. Adorado en Sidón y Chipre, y asimilado a Apolo y Esculapio en la tradición grecorromana, era un dios sanador, en cuyo honor se hacían juegos semejantes a los olímpicos griegos, y cuyo ganador era recompensado con una tela púrpura. Baal. Era una divinidad solar a la que rendían culto los habitantes del Asia Menor, y aquellos pueblos sobre los que tenían influencia, como el fenicio. Era la deidad de la lluvia y de la guerra, y era uno de los dioses centrales del culto fenicio. Chusor. Dios de los armeros, herreros y pescadores, se le supone el primero de los navegantes de la humanidad y el constructor del primer templo a Baal. Además, se le atribuía la invención de la pesca, la navegación y la forja. Hadad. Era el dios fenicio del aire, las tormentas y los relámpagos, de la lluvia y del viento. Los fenicios pensaban que era su voz la que retumbaba en medio de las tempestades.
Melkart. Era la divinidad fenicia de la ciudad de Tiro, equivalente a una versión
fenicia de Baal. Fue originalmente un dios agrícola y primaveral, al que se veneraba a través de ritos de tipo sacrificial, y adquirió en Fenicia un contenido marítimo, en un claro ejemplo de sincretismo religioso. Su nombre significa “Rey de la ciudad” y en Tiro se le veneró como a tal, y se lo consideró también dios de la navegación y sobre todo de la colonización
Moloch. Dios supremo y protector de Cartago, era una deidad-toro semejante al
minotauro. En honor a él se sacrificaban cuatro jóvenes al año, encerrados en una estructura que luego era quemada.