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EL ESPAÑOL ESCRITO EN PATAGONIA

EN EL SIGLO XIX. FORMAS DE TRATAMIENTO


EN UN CORPUS DE DOCUMENTOS ADMINISTRATIVOS

Ana Ester Virkel


Universidad Nacional de la Patagonia
Academia Argentina de Letras

Resumen

Este trabajo aporta una revisión de las formas de tratamiento social, que constituyen un
aspecto muy relevante de la variación sintáctica en la historia de la lengua española. Se
realiza un estudio detallado de la situación en la que se encuentra este aspecto gramatical
y pragmático en los usos lingüísticos del español de la naciente región de la Patagonia.
El análisis se lleva a cabo mediante la descripción de un corpus documental de carácter
administrativo fechado en el siglo xix, perteneciente al registro culto de la actual provin-
cia de Chubut.
Palabras clave: formas de tratamiento, español de la Patagonia, siglo xix, documentos
administrativos.

Abstract

This work provides a review of forms of social treatment, which constitute a very rele-
vant aspect of syntactic variation in the history of the Spanish language. A detailed study
is carried out of the situation in which this grammatical and pragmatic aspect is found in
the linguistic uses of Spanish in the nascent region of Patagonia. The analysis is made by
describing an administrative 19th-century documentary corpus belonging to the cultured
stratum of society in the current province of Chubut.
Keywords: pronouns of address, Patagonia Spanish, 19th century, administrative docu-
ments

1. Introducción

Las formas de tratamiento constituyen uno de los aspectos del subsistema mor-
fosintáctico más permeables a la variación y al cambio lingüístico. Esto se debe

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tanto a causas intrínsecas al propio sistema como a la evolución de las estructu-


ras sociales, que determina cambios en las normas sociolingüísticas que regulan
la interacción y en las formas utilizadas por los participantes de un intercambio
comunicativo para dirigirse a sus interlocutores. El estudio de los tratamientos
suele proporcionar, por lo tanto, valiosa información acerca de la relación entre
las formas lingüísticas y el contexto social en el que se inscribe su empleo. En el
caso de que se aborde desde una perspectiva sociohistórica, se ponen de relieve,
entre otros aspectos, estructuras jerárquicas, roles desempeñados por individuos
y grupos, diferentes tipos de relaciones interpersonales, lo que contribuye a ob-
tener una visión de la dinámica social de una comunidad de habla en un período
de su historia. Precisamente esa es la perspectiva que hemos adoptado en la
investigación cuyos resultados se exponen aquí. En principio, se ha delimitado
un área geográfica –la actual provincia argentina de Chubut– y un segmento
temporal que se extiende entre 1865 y 1899. La periodización efectuada se fun-
damenta en factores de orden histórico y sociolingüístico, ya que, como veremos
más adelante, dicho segmento se corresponde con la etapa inicial del proceso de
incorporación al Estado nacional y la consiguiente consolidación de la lengua
oficial en la Patagonia sur (Virkel 2006)1.
El objetivo planteado es reconstruir el sistema de tratamiento en un ámbito es-
pecífico de interacción comunicativa: el de la administración oficial; para ello
se ha utilizado como fuente principal un corpus de documentos administrativos
fechados durante el período antes mencionado. Tomando como referencia el mo-
delo formulado por Granda (1994: 296-297), distinguimos los siguientes ámbi-
tos o dominios de interacción comunicativa: Administración oficial, Educación,
Trabajo, Religión, Actividades culturales, Relaciones sociales y Familia. El
presente trabajo se focaliza en dos constituyentes del sistema: las formas de tra-
tamiento y las fórmulas de cortesía. Es importante señalar que en el registro for-
mal que caracteriza a la lengua de la administración ambos componentes están
estrechamente relacionados, dado que las fórmulas de cortesía se constituyen en
un rasgo inherente a los patrones de interacción comunicativa, lo que les otorga
gran relevancia desde el punto de vista pragmático. El ámbito seleccionado pre-
senta ciertas características que deben ser tenidas en cuenta a la hora del análisis.
En primer lugar, los documentos producidos en contextos institucionales –ya sea
el Estado, como en este caso, u otras instituciones sociales– están regidos por
normas sociolingüísticas y discursivas relativamente rígidas que se reflejan tanto
en la estructura de los diversos tipos de texto como en el uso de determinadas
formas de tratamiento (van Dijk 1996: 167). A esto debe agregarse un rasgo

1 Sobre la historia del poblamiento de Chubut, pueden verse, entre otros, los trabajos de Zam-
pini (1975a y 1975b), Dumrauf (1991) y Virkel (2004: 115-126).

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caracterizador del estilo discursivo: si nos representamos la variación estilística


como un continuo cuyos extremos son + formal / – formal, la lengua de los do-
cumentos administrativos se ubicaría en el polo de mayor formalidad. Para una
clasificación de los estilos discursivos, nos remitimos a Labov (1983: 115-123).
En lo que respecta al contexto sociodemográfico en el que se inscribe el corpus
documental con el que se trabajó, es importante recordar que hasta la segunda
mitad del siglo xix la Patagonia sur estaba habitada únicamente por etnias indí-
genas cuyo modo de vida era seminómada, por lo cual ejercían una ocupación
discontinua del espacio. La inexistencia de asentamientos humanos de carácter
estable tenía como correlato lingüístico la ausencia de comunidades hispanoha-
blantes, ya que la población indígena se comunicaba mediante sus respectivas
lenguas indoamericanas (Censabella 1999: 86-99).

2. El contexto histórico

Dado el carácter indisociable de la relación texto-contexto, los textos deben ser


interpretados teniendo en cuenta los múltiples factores contextuales que condi-
cionan su producción. De manera que, desde la perspectiva de la sociolingüística
histórica, uno de los requisitos fundamentales para la reconstrucción de los usos
lingüísticos de un período pasado es el relevamiento previo de la información
sociohistórica pertinente.
Vamos a retrotraernos hasta la segunda mitad del siglo xix para tratar de explicar
cuál era la realidad geopolítica de la Patagonia en el marco de una Argentina ya
jurídicamente organizada y consolidada como nación. Recordemos que entonces
el asentamiento más austral del país era Carmen de Patagones, situado en el sur
de la provincia de Buenos Aires. En 1779 desembarcó en las actuales costas
chubutenses una expedición española cuyo jefe fue Juan de la Piedra. Resultado
de esa expedición es la fundación del Fuerte San José, incendiado por grupos
indígenas en 1810, y de Carmen de Patagones, asentamiento que logró perdurar,
convirtiéndose en la base del poblamiento definitivo de la Patagonia norte. El
proceso de fundación de poblaciones comenzó el 28 de julio de 1865 con un gru-
po de colonos procedentes de Gales que se estableció en la Patagonia sur, de aquí
la enorme relevancia geopolítica de este proyecto fundacional desarrollado con
el apoyo del gobierno argentino. Con el arribo al valle inferior del río Chubut de
la corriente migratoria proveniente de Gales, que se estableció allí inicialmente
y luego se fue expandiendo hacia otras áreas del territorio chubutense, se inició
una corriente migratoria que fundó las primeras poblaciones estables cuando esa
vasta región no estaba aún integrada al Estado nacional. El núcleo primario de
la colonización galesa –el valle inferior del río Chubut– estaba habitado desde

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tiempos prehistóricos por los tehuelches septentrionales o gününa-kune, uno de


los subgrupos en que se dividía esa etnia aborigen de cultura paleolítica superior
(Casamiquela 1965, 1977; Bernal/Sánchez Proaño 1988). La fundación de la
colonia galesa del Chubut precedió en más de una década a la denominada Cam-
paña del Desierto, que consistió en un plan sistemático de ataque militar contra
las etnias indígenas patagónicas ejecutado por Julio A. Roca, ministro de Guerra
durante la presidencia de Nicolás Avellaneda; este realizó dos campañas (1878 y
1879) con las que logró incorporar 15 000 leguas al territorio argentino, lo que
implicó la devastación de la población aborigen. Es decir, la inmigración galesa,
al mismo tiempo que sentó las bases de la efectiva incorporación de Patagonia a
la nación argentina, abrió el camino para la difusión de la lengua española en la
región, donde se consolidó como código comunicativo casi tres siglos después
de la conformación de la variedad diatópica adyacente, el español bonaerense.
El proyecto colonizador desarrollado por inmigrantes galeses en el marco de
un acuerdo con el gobierno argentino precedió en algo más de diez años a la
creación de la gobernación de la Patagonia (1878); mediante este acto jurídico
se formalizó la integración territorial de la vasta extensión geográfica que abar-
caba desde el río Colorado hasta los canales fueguinos. Esta acentuada variación
diacrónica determina una diferencia sustancial respecto no solo del resto del
país, sino también de la mayor parte del territorio americano, ya que se trata de
un área de formación dialectológica tardía, lo que debe ser tenido en cuenta a
la hora de indagar en cualquier aspecto de su realidad sociolingüística, ya sea
desde una perspectiva histórica o sincrónica.
Como otras migraciones extracontinentales que tuvieron como destino distin-
tas regiones del país, la inmigración galesa es una resultante de la política de
fomento a la radicación de población extranjera instrumentada desde la década
de 1820, durante el gobierno de Bernardino Rivadavia, e intensificada a partir
de la sanción de la Constitución Nacional (1853). Así, durante la presidencia
de Bartolomé Mitre, una Asociación Emigratoria constituida en Gales firmó un
acuerdo con el ministro del Interior, Guillermo Rawson, por el cual este se com-
prometió a otorgar tierras públicas a las familias galesas que allí se establecieran,
con la condición de que fueran efectivamente pobladas. Pero el aislamiento geo-
gráfico, la inexistencia de núcleos cercanos de población hispanohablante y la
escasa intervención de las autoridades nacionales durante los primeros años no
solo tuvieron consecuencias de orden político, sino que también produjeron un
impacto sustancial en la realidad sociolingüística. En efecto, los factores men-
cionados llevaron a que la propia comunidad de inmigrantes debiera asumir la
responsabilidad de la organización institucional de la colonia, lo cual incluyó,
entre otros aspectos, la administración de justicia, la provisión del servicio edu-
cativo, e incluso la acuñación de moneda (Virkel 2004: 267-269, 2008b: 36-39).

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Esto implicó la conformación de estructuras administrativas que en una primera


etapa funcionaron de forma autónoma, con lo que la colonia galesa del Chubut
adquirió un estatus sustancialmente diferente de otras colonias de migrantes que
se establecieron en territorios de jurisdicción argentina.
Una consecuencia directa de esta situación atípica fue la necesidad de regular
los distintos aspectos de la vida social, para lo cual la comunidad galesa produjo
abundante documentación de distintos tipos, empleando en una primera etapa su
lengua materna (Virkel 2010). El hecho de que el documento más antiguo escrito
en español que hemos hallado en los numerosos repositorios consultados date de
1877, un acta de reunión que forma parte de un Libro de Actas de la Comisión de
Tierras conservado en el Museo Regional de Gaiman, corrobora que durante más
de una década el galés fue el código lingüístico de uso absolutamente prevalen-
te en los documentos oficiales; un testimonio paradigmático lo constituyen los
billetes de papel moneda de distintas denominaciones escritos en galés que ya
desde agosto de 1865, apenas arribados los primeros inmigrantes, comenzaron a
circular en circunscripción de la colonia (Virkel 2010: 69-70).
A través del análisis del corpus se ponen de relieve, por lo tanto, dos fenómenos
sociolingüísticamente relevantes: en primer lugar, la producción de documentos
administrativos se inicia a partir de la fundación de la colonia galesa, funda-
ción que representa el primer hito en el proceso de incorporación de Chubut al
contexto nacional (Virkel 2008a, 2008b, 2010; Virkel/Iun 2012). Por otra parte,
la mencionada prevalencia del galés como código lingüístico desde 1865 hasta
fines de la década de 1870 da cuenta de la tardía consolidación del español aun
en el ámbito de la administración pública, el más asociado histórica y legalmente
a su empleo. Desde el punto de vista teórico, esto configura una interferencia
funcional, puesto que, como plantea Stewart (1974: 231), la lengua “considerada
legalmente apropiada para todos los fines representativos políticos y culturales”
es la oficial. En el caso que nos ocupa, la atribución a una lengua de inmigración
de una función habitualmente privativa de la lengua oficial se explica por las
peculiares circunstancias contextuales que acabamos de describir, las que deter-
minaron que durante los primeros años de la colonia, esta se constituyera en un
enclave galés en la Patagonia argentina.
Resulta pertinente incluir aquí una breve cronología de acontecimientos geopo-
líticos estrechamente vinculados con la realidad sociolingüística que acabamos
de describir. En 1876 se crea un comisariato que enmarca legalmente a la colonia
galesa en jurisdicción argentina, dando continuidad al proceso de integración
territorial. Este proceso se continúa en 1878 con la creación de la gobernación
de la Patagonia, que se extendía desde el río Colorado hasta los canales fue-
guinos, y culmina en 1884 con la promulgación de la Ley Nacional n.º 1532,
que subdividió dicha unidad jurídica en los Territorios Nacionales de Neuquén,

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Río Negro, Chubut, Santa Cruz y Tierra del Fuego. El 30 de mayo de 1885 se
instaló en Rawson la gobernación del Territorio Nacional; Chubut se constituyó
entonces como una unidad política diferenciada y demarcada con sus actuales
límites. Desde el punto de vista sociodemográfico, la corriente migratoria galesa
fue, junto a la población indígena preexistente, la base de la conformación de
una comunidad multiétnica y multicultural, a la que en la década de 1880 co-
menzaron a incorporarse pobladores de otros orígenes (Virkel 2004: 117-121).
Las características fundantes del período delimitado en este trabajo se plasman
claramente en los documentos administrativos de la época, los que dan cuenta,
por ejemplo, de cuestiones relacionadas con la división y adjudicación de las
tierras, el registro de la propiedad del ganado, el régimen de impuestos, el dic-
tado de normas legales, entre otros aspectos inherentes al estadio inicial de la
constitución de una sociedad de derecho.

3. Principales referentes en el estudio de los tratamientos en la


Argentina

En la lingüística hispanoamericana, los estudios sobre tratamientos poseen una


tradición que se remonta a las primeras décadas del siglo xx. Entre los trabajos
que pueden considerarse fundacionales destacamos el artículo de Amado Alon-
so, “Las abreviaciones de señor, señora en fórmulas de tratamiento” (1930), y el
de Frida Weber de Kurlat, “Las fórmulas de tratamiento en la lengua de Buenos
Aires” (1941). Estos autores realizan sustanciales aportaciones a la constitución
del campo, en un contexto científico todavía distante del desarrollo de discipli-
nas que marcan la impronta de los estudios lingüísticos en la segunda mitad del
siglo xx, como la sociolingüística, la pragmática, el análisis del discurso y la
etnografía de la comunicación. Precisamente a partir de la articulación de princi-
pios teóricos e instrumentos metodológicos provenientes de dichas disciplinas,
la temática de los tratamientos comienza a ocupar un lugar de relevancia en la
lingüística hispánica. La publicación del hoy clásico artículo “The Pronouns of
Power and Solidarity” de los psicólogos sociales norteamericanos Brown y Gil-
man (1960), ejerce una influencia decisiva en este campo, sustentada fundamen-
talmente en la introducción del concepto de relación en el sistema pronominal.
La formulación de un modelo basado en la distinción binaria poder/solidaridad
para explicar las elecciones lingüísticas de los hablantes proporciona categorías
especialmente adecuadas para el análisis sociolingüístico de las formas de trata-
miento, en la medida en que permite dar cuenta de dos tipos básicos de relacio-
nes: simétricas y asimétricas. Es esa distinción binaria la que nos interesa parti-
cularmente, ya que en el caso de los documentos administrativos que componen
nuestro corpus, el uso de las formas de tratamiento está altamente condicionado

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por la predominancia de las relaciones de poder que subyacen en la interacción


enmarcada en ámbitos institucionales.
En consonancia con los avances teóricos que permiten enriquecer el abordaje de
los tratamientos desde modernas perspectivas, surge en la década de 1970 una
corriente de estudios empíricos enfocados en el sistema de tratamiento del español
bonaerense, en la que se inscribe una serie de trabajos elaborados por Fontanella
de Weinberg (1970, 1971, 1979, 1982, 1984, 1987, 1989, 1993 y 2000, entre otros)
y por Rigatuso (1986, 1992, 1993, 1994, 1998, 2004 y 2008, entre otros). Ponemos
el acento en esta línea de investigación no solo por su intrínseca relevancia, sino
por su vinculación específica con el tema aquí tratado; en efecto, el español bonae-
rense, además de ser la variedad lingüística de adstrato, es la que históricamente
fue considerada modelo para la conformación de la variedad estándar en la región
patagónica (Virkel 2004: 164-172), por lo cual la abundante bibliografía producida
por las autoras nombradas es de referencia ineludible para este trabajo.
Una mención especial merece la temática de la cortesía, que en las últimas décadas
del siglo xx se configuró per se como un campo de estudio, a cuya constitución y
desarrollo contribuyeron de modo decisivo Brown y Levinson (1987), Haverka-
te (1994), Escandell Vidal (1993) y Bravo (2003, 2005), entre otros destacados
especialistas. A los autores que acabamos de mencionar debemos sumar la obra
de Rígano (2006) sobre el estilo cortés en el español peninsular de los siglos xii
a xvii, la cual ha proporcionado, asimismo, muy útiles aportaciones al análisis de
las fórmulas de cortesía, más allá de la variación diacrónica y diatópica respecto
del material documental objeto de nuestra investigación. Si bien desde una pers-
pectiva pragmática las fórmulas de cortesía empleadas en los documentos pata-
gónicos del siglo xix aparecen como un rasgo discursivo estrechamente asociado
a las formas de tratamiento, esta corriente de estudios nos permite contar con for-
mulaciones conceptuales y categorías de análisis específicas para su aplicación al
corpus recolectado. En la búsqueda de antecedentes sobre el tema, nos ha propor-
cionado una valiosísima guía el amplio repertorio bibliográfico sobre pronombres
y fórmulas de tratamiento en español elaborado por Fernández Rodríguez (2006).
Los resultados del relevamiento bibliográfico que hemos realizado permiten con-
cluir que, al menos hasta el momento de la finalización del presente artículo, no
existen trabajos publicados que aborden las formas de tratamiento en el español
de la Patagonia, ya sea desde una perspectiva histórica o descriptiva.

4. Marco teórico y metodológico

Señalábamos al comienzo que la investigación cuyos resultados se exponen en


este trabajo se enmarca en la sociolingüística histórica, disciplina que suministró

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las herramientas teóricas y metodológicas adecuadas para la reconstrucción de


los usos lingüísticos vigentes en Chubut en el siglo xix (Romaine 1987; Conde
Silvestre 2007). Al abordar específicamente el sistema de tratamiento dentro
de ese encuadre general, hemos articulado conceptualizaciones provenientes
de distintas orientaciones disciplinarias, especialmente de la pragmática, la so-
ciolingüística interaccional y la etnografía de la comunicación. El basamento
del análisis desarrollado lo constituye la teoría de las relaciones binarias poder/
solidaridad formulada e introducida en la sociolingüística por Roger Brown y
sus colaboradores, a la que ya nos referimos en el apartado precedente (Brown/
Gilman 1960; Brown/Ford 1974; Brown 1981).
Más allá de la especificidad del tema que aquí se aborda, nos parece importan-
te plantear algunos problemas metodológicos vinculados al enfoque adoptado,
en tanto este supone per se el trabajo con material documental producido en
un período histórico del que solo subsisten testimonios escritos. Al igual que
en sociolingüística descriptiva se emplean herramientas metodológicas que per-
mitan dar cuenta del modo más preciso posible de la realidad sociolingüística
directamente observable, en sociolingüística histórica se trata de reconstruir,
con las limitaciones inherentes a la distancia cronológica, el funcionamiento del
lenguaje en el seno de una sociedad no contemporánea. Un problema central
en los desarrollos de la disciplina es, sin duda, la fragmentariedad del material
lingüístico histórico; así lo reconoce Conde Silvestre (2007: 36), quien, al abor-
dar específicamente esta cuestión, subraya que “los textos del pasado son meros
restos de corpus textuales muchísimo más amplios, que han sobrevivido por
azar, de ahí, su carácter fragmentario”. A este problema que parece ser intrínse-
co a la sociolingüística histórica, se sumaron en nuestro caso otras dificultades,
vinculadas principalmente con la escasa bibliografía sobre la historia del español
de la Patagonia, la que se manifiesta no solo en la ya mencionada carencia de
antecedentes específicos del tema seleccionado, sino también en la inexistencia
de otros corpus de documentos patagónicos del siglo xix. De modo que, a la hora
de iniciar esta línea de investigación histórica, realizamos estudios exploratorios
orientados principalmente a la búsqueda de material en archivos de organismos
públicos situados en la jurisdicción de la provincia de Chubut. Pudimos consta-
tar la existencia de una gran cantidad de documentos cuya heterogeneidad era
difícil de abarcar sin una delimitación basada en criterios previamente estableci-
dos. Teniendo en cuenta este factor, se decidió, como se dijo en la introducción,
circunscribir la investigación a un dominio de uso lingüístico (Fishman 1972:
82) específico, el de la administración oficial, centrando la búsqueda en aquellos
textos que “por su emisor, y/o su destinatario, y/o su tema, se inscriben en ese
ámbito de producción” (Postigo de de Bedia 1997: 13-16). En función de esta
opción metodológica, el proceso de recolección de material se centró específica-

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mente en documentos administrativos producidos en Chubut entre 1865 y 1899.


Este recorte del universo discursivo nos permitió compensar en cierta medida la
inevitable fragmentariedad del material histórico que antes señalamos, ya que
el corpus documental con el que se trabajó presenta una relativa homogeneidad
estilística derivada de su adscripción a un único contexto de interacción. Consi-
deramos que los textos reunidos resultan cualitativa y cuantitativamente lo sufi-
cientemente representativos como para dar cuenta de las formas de tratamiento
de uso habitual en el dominio de la administración, siempre teniendo en cuenta
los condicionamientos discursivos y contextuales inherentes al mismo.
El corpus de la investigación está integrado por facsímiles (fotocopias, copias
digitales, fotografías) de 250 documentos originales conservados en repositorios
de diversos tipos –bibliotecas, museos históricos, archivos de organismos pro-
vinciales y municipales–. Una vez recolectado el corpus de la investigación, se
publicó una muestra digitalizada del mismo (Virkel 2010). Un dato interesante
es que, como ya se dijo, el texto más antiguo escrito en español que se encontró
en los archivos está fechado en 1877; sin embargo, la producción de documentos
públicos se inicia en 1865, año en que se estableció el primer grupo de inmigran-
tes. El hecho de que hayamos constatado la existencia de numerosos documen-
tos administrativos escritos en galés da cuenta, como se dijo anteriormente, de la
interferencia funcional resultante de las atípicas circunstancias que condiciona-
ron la organización sociopolítica de la colonia en su etapa fundacional.

5. El sistema de tratamiento

Como ya hemos dicho, el hecho de que el presente trabajo se circunscriba al


contexto administrativo supone, per se, un condicionamiento basado en dos pre-
supuestos: el alto grado de formalidad del estilo, y el escaso margen de los parti-
cipantes de la interacción para apartarse de las convenciones discursivas propias
de cada uno de los tipos textuales inscriptos en ese ámbito. La tipologización de
los documentos administrativos que conforman el corpus de la investigación se
realizó en el marco del modelo formulado por Postigo de de Bedia (1997); se
distinguieron los siguientes tipos textuales: 1) actas; 2) notas; 3) solicitudes; 4)
inventarios; 5) boletos de marca de hacienda; 6) certificados; 7) recibos; 8) in-
formes; documentos de carácter regulativo (resoluciones, decretos y reglamen-
tos) (Virkel 2010).
En estrecha relación con los factores señalados, más allá de la significativa va-
riación diacrónica, pueden advertirse en los documentos recopilados numerosas
analogías en cuanto a los tópicos y los tipos de textos, lo que se explica en gran
medida por las peculiares circunstancias sociohistóricas en las que se inscribe

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su producción. Es decir que, en lo que concierne específicamente al ámbito de


la administración oficial, la discursividad aparece claramente vinculada con las
tradiciones textuales del período colonial. La riqueza temática y tipológica de
los textos que conforman el corpus de la investigación, sumada a las caracterís-
ticas contextuales descriptas, suple en cierta medida la limitación del análisis a
un único ámbito de interacción, al mismo tiempo que ofrece un marco discursivo
en el cual los tratamientos se cargan de significación.
Ya en lo que respecta específicamente a los tratamientos, es importante subrayar
la estrecha vinculación existente entre las formas pronominales y nominales,
en tanto ambas son constituyentes de patrones discursivos compatibles con los
escritos de la administración pública; de manera que su estudio no puede di-
sociarse, sino que requiere de un enfoque global que permita dar cuenta de su
interrelación en el marco del dominio de interacción de que se trata. Fontanella
de Weinberg (2000: 1418) se refiere puntualmente a esta cuestión:
Si consideramos los ejes de poder y solidaridad establecidos por Brown y Gil-
man (1960), estos se reflejan no solo en las formas pronominales, sino también
en las nominales, tal como lo señaló oportunamente Jakobson en un comentario
que realiza en el mismo volumen en que se expone la teoría: “El uso de diferen-
tes pronombres que designan al destinatario no es sino una parte de un código
más complejo de actitudes verbales hacia el destinatario y debe ser analizado en
conexión con este código total, en particular con la cuestión de si nombramos o
no al destinatario y qué título le damos” (Jakobson, apud Brown/Gilman 1960:
278).
Sobre la base de estas formulaciones teóricas, se desarrollarán a continuación los
resultados concernientes al análisis de las formas pronominales.

5.1. Uso de formas pronominales

Como ya se ha señalado, la administración es uno de los dominios de interac-


ción comunicativa que en mayor grado se asocia a la formalidad en el uso del
lenguaje. En la medida en que se trata de un ámbito configurado por estructuras
jerárquicas, la interacción presupone el empleo de formas de tratamiento compa-
tibles con dichas estructuras, en las que predominan las relaciones de poder entre
los interlocutores. Veamos la definición de este tipo de relaciones formulada por
Brown (1981: 305):

El poder es una relación entre dos personas, al menos, y es no recíproco en el sentido


de que ambos no pueden tener poder en la misma área de comportamiento.

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Y más adelante expresa (Brown 1981: 319):

Las diferencias de poder existen en una democracia al igual que en todas las socie-
dades ¿Cuál es la diferencia entre expresar la asimetría de poder con los pronombres
o expresarla por la elección del título o el nombre propio? Esta parece ser prima-
riamente una cuestión del grado de compulsión lingüística. En el tratamiento cara
a cara usualmente podemos evitar el empleo de cualquier nombre o título, pero no
fácilmente podemos evitar el uso de un pronombre.

En el caso que nos ocupa, la comunicación interpersonal se halla mediatizada


por la escritura y regida por convenciones discursivas acordes al ámbito públi-
co-institucional, por lo cual en la expresión de la asimetría los pronombres no
solo son constituyentes obligatorios, sino que se articulan habitualmente con
los títulos u otras formas nominales. Ambas categorías confluyen en una estra-
tegia discursiva funcional a un esquema de poder basado generalmente en las
diferencias de estatus ocupacional (Brown/Ford 1974: 319), ya sea porque los
interlocutores poseen diferentes rangos ocupacionales dentro de la esfera de la
administración, o porque el intercambio comunicativo involucra a un partici-
pante externo a dicho ámbito. Un ejemplo de este último tipo de relación de
poder, con la siguiente asimetría en el trato, lo constituyen las notas y solicitudes
cuyos emisores son vecinos de la comunidad que se dirigen a funcionarios gu-
bernamentales para informar sobre algún hecho, plantear problemas o formular
peticiones, entre otros motivos.
Desde el punto de vista teórico, la diferencia de estatus ocupacional genera, en
efecto, un tipo de trato no recíproco, tal como lo señalan los mencionados auto-
res al desarrollar el modelo de relaciones binarias poder/solidaridad:

Si la dimensión de intimidad que regula el trato recíproco es la dimensión horizontal


de relación social, la dimensión de status que subyace en el tipo de trato no recíproco
podría llamarse la dimensión vertical de relación social (Brown/Ford 1974: 319).

A esta breve caracterización debe sumarse la formalidad del estilo, que es con-
sustancial al dominio de que se trata. Si se considera, además, que los docu-
mentos administrativos objeto de este estudio remiten a la etapa fundacional de
una sociedad, con la consiguiente necesidad de adecuarse a las convenciones
discursivas de la época, podría afirmarse, en el marco de la teoría de la varia-
ción estilística formulada por Labov (1983: 115-123), que en ellos se emplea
un registro muy cercano al polo de la máxima formalidad. Del relevamiento de
los pronombres de tratamiento empleados en los textos del corpus, surge el uso
generalizado del pronombre de segunda persona singular usted para la función
sujeto, el que, según Fontanella de Weinberg (1992: 91), ya en el siglo xviii se

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había consolidado como “el tratamiento formal por excelencia” en el español


americano. La grafía de este pronombre presenta distintas variantes: en algunos
casos aparece escrito en forma completa, pero son las abreviaturas las que regis-
tran mayor frecuencia; la alternancia se da entre Ud., Vd., V. y U., esta última en
menor proporción que las tres primeras. Para ejemplificar el uso del pronombre
usted, se transcriben dos fragmentos discursivos extraídos de nuestro corpus. El
primero corresponde a una nota de fecha 8 de octubre de 1889 firmada por el
gobernador del Territorio Nacional del Chubut Alejandro Conesa, la que tiene
como destinatario a Gregorio Mayo, presidente de la Municipalidad de Rawson;
el segundo pertenece a una nota dirigida por el jefe de la Policía Arturo Woodley
al presidente de la Municipalidad de Rawson Tomás Austin, con fecha 24 de
octubre de 1890.
(1) […] Se ha recibido su nota Nº 87 acompañando copia del Balance detallado
correspondiente á la recaudacion del tercer trimestre de esa Municipalidad, el
que ha sido hallado conforme, demostrando en él, la minuciosidad con que V.
procede en el desempeño de sus funciones […].
(2) Tengo el agrado de dirijirme á Vd para llamarle la atención sobre el estado
lamentable en que se encuentra el camino del lado norte de este Departamento,
sobre todo la entrada y salida de Trelew.
En lo que respecta al posesivo, se ha constatado una clara prevalencia de su, en
correspondencia con el pronombre personal usted. Sin embargo, no podemos
dejar de señalar que en los tratamientos honoríficos se registra una alternancia
entre los posesivos su y vuestra (por ejemplo, su/vuestra Señoría). Si bien la
ocurrencia de vuestra parece restringirse a estos casos, no puede desestimarse
porque da cuenta de la supervivencia del posesivo en el marco de un proceso de
cambio lingüístico que ya había derivado en la supresión del pronombre perso-
nal vosotros en el paradigma pronominal del español americano (Lapesa 1984:
582). Más adelante, cuando abordemos el análisis de las formas honoríficas de
tratamiento, volveremos sobre este tema.

5.2. Uso de formas nominales

Como en el caso anterior, el análisis de las formas nominales de tratamiento se


nutre de formulaciones teóricas provenientes de distintas fuentes, que se arti-
culan en un marco conceptual con la suficiente capacidad explicativa para dar
cuenta de los constituyentes del sistema y del valor que se asigna a los mismos
en la comunicación administrativa. Como punto de partida, tomaremos la dis-
tinción establecida por Rojas Mayer (2008: 28) entre formas nominales directas
y referenciales:

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El español escrito en Patagonia en el siglo xix 231

Las fórmulas directas suelen dirigirse a una persona o ser animado, del cual se presu-
pone algún tipo de respuesta en una situación de interacción. Las referenciales pue-
den dirigirse a cualquier tipo de elementos, se produzca un tratamiento con ellos o no.

En esta primera etapa, se decidió circunscribir la investigación al uso de for-


mas de tratamiento directas, denominadas también vocativos de tratamiento
(Alonso-Cortés 2000: 4039-4040). Tal decisión se fundamenta en la necesidad
de focalizarnos en las situaciones de intercambio comunicativo y en los interlo-
cutores que participan en ella, en función del propósito de describir los patrones
de tratamiento en el contexto de la administración pública. No podemos dejar de
mencionar, sin embargo, que el amplio corpus reunido ofrece abundante mate-
rial para el estudio de las formas referenciales, que podrán ser objeto de futuros
trabajos.
Una vez delimitado el objeto, se abordó el análisis tomando como referencia
la clasificación propuesta por Rigatuso (1992) en su estudio sobre la evolución
de las fórmulas de tratamiento en el español bonaerense, la que fue adaptada
al ámbito de que se trata y al esquema de relaciones de su poder. En primer
lugar, es importante destacar que, si bien se trata de formas tipificadas como
sociales, es decir, aquellas que suponen la existencia de un vínculo de carácter
social entre los interlocutores (Rigatuso 1992: 19), el dominio de interacción que
aquí nos interesa determina un trato asimétrico, con la consiguiente exclusión de
las relaciones de amistad que se dan en otros contextos comunicativos. Tenien-
do en cuenta esta salvedad, se distinguieron tres tipos de formas nominales: a)
generales; b) ocupacionales; c) honoríficas. A continuación, se expondrán los
resultados referidos a la primera de las categorías enumeradas. Partamos de la
definición que proporciona Rigatuso (1993: 51-96) en su estudio sobre las for-
mas de tratamiento en el Buenos Aires de mediados del siglo xix:

Denominamos tratamientos generales a aquellas fórmulas de tratamiento de uso ex-


tendido en la época para el trato social, y cuya significación no comprendía referen-
cias a la ocupación desempeñada por el virtual adjudicatario (1993: 53-54).

Dentro de esta categoría se ubican las formas señor y don, que en los documen-
tos de nuestro corpus ocurren con elevada frecuencia. En lo que respecta a la
realización gráfica, en el caso de señor se destacan dos rasgos: el uso práctica-
mente excluyente de la mayúscula inicial, cualquiera sea la posición del término
en la secuencia discursiva; y la absoluta predominancia de la forma completa
por sobre la abreviatura. En cambio, el término don en interior de enunciado se
escribe habitualmente con minúscula inicial; presenta, asimismo, dos variantes
abreviadas: D. y Dn, si bien esta última registra un bajo índice de ocurrencia, su
uso puede observarse en el ejemplo 10 señalado más adelante.

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232 Ana Ester Virkel

Es importante señalar que, en el contexto de las instituciones políticas y adminis-


trativas, ambos tratamientos se inscriben en una tradición que en el español ame-
ricano se remonta al período colonial; en efecto, como explica Maldonado (2008:
41) se empleaban comúnmente para dirigirse a aquellas personas que ejercían un
cargo público, cumpliendo la función de marcadores de respeto asociados al uso
del estilo formal. Ya en plena etapa poscolonial, los resultados de nuestro estudio
muestran que, al menos en el español de la Patagonia, los términos señor y don
conservan su valor como tratamiento de respeto generalizado en el dominio de
que se trata. En el patrón de trato asimétrico que es consustancial a las relaciones
interpersonales de poder, las formas mencionadas operan como codificadores del
estatus social de los interlocutores. En los documentos que conforman el corpus,
el tratamiento más habitual es señor, que registra una clara predominancia den-
tro del sistema; el término don presenta un índice de ocurrencia mucho menor,
pero también significativo. En lo que concierne a esta última forma, es importan-
te aclarar que aparece con un significado marcadamente diferente del original,
como resultado de una progresiva desemantización respecto del español medie-
val. Recordemos, en efecto, que en la Edad Media se aplicaba solo a los reyes, a
los nobles de mayor jerarquía y a los más altos cargos eclesiásticos. Ya en el siglo
xvii, se convirtió en un tratamiento asociado a un título de hidalguía, al que se
accedía mediante el pago de un tributo monetario. Muy distinto es su valor en el
español americano, donde aparece despojado de su asociación con la nobleza. En
relación con el proceso descripto, señala Rigatuso (2008b: 67):
En el devenir histórico de la sociedad el tratamiento don adquiriría en el Nuevo Mun-
do nuevo valor social, con su desplazamiento desde título de privilegio a tratamiento
respetuoso de carácter bastante general en el español regional.

Los resultados de nuestra investigación condicen con este análisis, ya que su uso
habitual en documentos oficiales en la segunda mitad del siglo xix da cuenta de
que continuaba siendo un término de respeto adecuado para el trato formal hacia
un destinatario inscripto en una estructura jerárquica. Veamos algunos ejemplos
del uso de las formas señor y don en documentos que integran nuestro corpus:
(3) Rawson Julio 13 de 1889
Al Señor Presidente de la Municipalidad de Rawson
Tengo el agrado de adjuntar á Vd la suma de (4.30) cuatro pesos con treinta
centavos moneda nacional importe de dos multas con impuesto aplicadas en la
fecha a los individuos David C. Thomas y Angel Rau por infraccion al artículo
3º de la ordenanza del 19 de Junio del corriente de esa corporacion.
Dios guie á Vd
Arturo Woodley

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El español escrito en Patagonia en el siglo xix 233

(4) Rawson Febrero 29 de 1896


A S.S. el Señor Gobernador del Territorio del Chubut, Don Eugenio Tello
El infrascripto ante S.S. respetuosamente me presento y espongo: –
Que deseando obtener la marca que designo al margen con que quemaré mi
hacienda vacuna y yeguariza, como igualmente la siguiente señal martillo en la
oreja derecha y muesca en la izquierda, vengo en pedir á S.S. se digne ordenar
el boleto respectivo por ante quien corresponda.
Es Justicia etc.
Pio Eliggi

(5) Chubut Abril 14 de 1.883


Al Señor Miembro de la Comision de tierras
Don Juan M. Thomas
Comunico á Vd que el superior Gobierno se ha dignado acordar los ochenta y
tres titulos de propriedad que la Comision de tierras se sirvió pedirle […]

Como puede observarse en los ejemplos (4) y (5), es frecuente la coocurrencia


de las formas señor y don en estructuras del tipo señor + título ocupacional +
don + nombre y apellido. Los resultados del análisis realizado permiten inferir
que esta estrategia discursiva era considerada adecuada no solo para la expresión
de la formalidad y la cortesía, sino también para destacar el rol institucional que
desempeñaba el destinatario del mensaje en el contexto de la administración
oficial. Por otra parte, si bien no es nuestro propósito analizar en este artículo las
formas referenciales de tratamiento, no podemos obviar el contraste entre el uso
de términos nominales de respeto con carácter de vocativo o con valor autorre-
ferencial, en ocasiones yuxtapuestos, para dirigirse a funcionarios gubernamen-
tales, y el término individuos con que se designa en el ejemplo (3) a personas
no pertenecientes al grupo social que conforma la clase dirigente. Esta asimetría
tan marcada en el trato no parece ser, sin embargo, el patrón de interacción entre
funcionarios y vecinos, ya que hemos constatado el uso relativamente frecuente
de la forma don con valor referencial en documentos administrativos de distin-
tos tipos, por lo general precediendo al nombre de colonos galeses, como puede
observarse en el boleto de marca de hacienda transcripto más adelante, en el
ejemplo (6): “Don Abraham Matthews, vecino de esta Colonia”. Esta cuestión se
encuentra, sin duda, entre los aspectos que merecen ser profundizados a la hora
de dar continuidad al estudio del sistema de tratamiento. Otro dato interesante
que surge del relevamiento de términos generales es la ausencia absoluta en los
documentos del corpus de las formas de género femenino señora y doña. Este
fenómeno muestra de manera contundente la exclusión de la mujer del ámbito
de la administración pública, donde la interacción aparece como privativa de

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234 Ana Ester Virkel

los varones, ya fueran estos funcionarios inscriptos en una estructura jerárquica


propia de ese ámbito, o miembros de la comunidad externos a la misma.
En función de la clasificación que hemos efectuado, se abordará ahora el análisis
de las formas de tratamiento ocupacionales. Dentro de esta categoría se ubican
los tratamientos que refieren a cargos ejercidos por funcionarios gubernamenta-
les de distintas jerarquías, como también los términos que designan profesiones
y rangos militares. Al primer grupo pertenecen, por ejemplo, los términos, go-
bernador (véase el ejemplo 4), presidente municipal (ejemplo 3), juez de paz,
secretario; al segundo, doctor, agrimensor, ingeniero, teniente coronel, sargen-
to, comisario (ejemplo 6). Como se vio anteriormente, en los documentos del
corpus estos títulos ocupacionales aparecen usualmente en coocurrencia con el
título general señor (ejemplo 3), mientras que en algunos casos forman parte de
construcciones sintácticamente más complejas que incluyen también la forma
don (ejemplos 4 y 5).
Es interesante señalar que los tratamientos inscriptos en esta categoría van dando
cuenta de la evolución del proceso de integración de Chubut al Estado nacional,
a través de la referencia a los cargos ejercidos por los funcionarios gubernamen-
tales desde la etapa de organización institucional de la colonia galesa hasta la
creación del Territorio Nacional del Chubut, con sus sucesivos gobernadores.
Los términos empleados denotan la jerarquía de los individuos en el marco de
los respectivos organigramas político-administrativos, al tiempo que funcionan
como marcadores del estatus social de los participantes del intercambio comu-
nicativo, ya sean miembros de la estructura gubernamental o interlocutores ex-
ternos a ella. Veamos otros ejemplos de formas de tratamiento ocupacionales
extraídos del corpus de la investigación:
(6) Nº 77
Colonia Nacional Chubut
Noviembre 2 de 1883
BOLETO DE MARCA
Don Abraham Matthews vecino de esta Colonia, ha registrado la marca de su
propiedad que va dibujada al márgen en el Libro de Registro de Marcas y Seña-
les que lleva esta Comisaria, folio diez y seis con que señala su hacienda vacuna
y caballos cumpliendo así una Orden Superior.
Cuando se ordene la renovacion de este boleto, se cobrarán los derechos que la
autoridad á quien corresponda juzgue necesario establecer.
Juan Finoquetto
Comisario Nacional

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El español escrito en Patagonia en el siglo xix 235

Los comisarios nacionales tenían el estatus de máxima autoridad política y judi-


cial. El comisariato se extendió entre 1876 y 1884, y constituyó el primer estadio
del proceso de intervención político-administrativa del gobierno argentino en la
Colonia Galesa del Chubut.
(7) Chubut 15 de Mayo 1888
Á S.E. el Gobernador del Chubut
Teniente coronel Fontana
El abajo firmado por si y por parte de D. Miguel D. Jones, desean someter a S.E.
sus servicios como fundadores de la Colonia Chubut – núcleo importante de
poblacion del Territorio á mando de S.E. – en la esperanza que dichos servicios
merezcan la atención de S.E. […]
(8) Agosto 14. 1885
Esta es la primera session del Consejo.
Presentes – Todos los consejales.
1 Se nombra Presidente a don E. J. Williams con unanimidad.
2 Se nombra también secretario pro tem. á don John S. Williams.
3 Aprobado enviar una cuenta de esta session al señor El Gobernador
agradeciendole
para sus expresiones de buena voluntad para con el Consejo de la
Municipalidad.
John S. Williams E. J. Williams
Secretario Pro Tem. Presidente
En la tercera categoría de formas nominales que hemos distinguido se ubican los
denominados tratamientos honoríficos (Lapesa 1984: 392-393), que en el patrón
de trato asimétrico inherente a los contextos institucionales cumplen la función
de marcadores de distancia social entre los participantes del intercambio co-
municativo, actuando al mismo tiempo como intensificadores del rol jerárquico
que el destinatario del mensaje desempeña en la estructura de la administración
oficial
En su estudio diacrónico sobre los usos y valores de estas formas de tratamiento
en el español bonaerense, Rigatuso (2004: 187) sostiene:

Los tratamientos honoríficos se ubican en la escala semántica/pragmática de la for-


malidad en el polo máximo de cortesía, deferencia y ceremoniosidad. Frecuentes
en los sistemas de tratamiento de diferentes lenguas del mundo, estos elementos,
vinculados muchas veces a ideologías culturales relacionadas con poder, representan
dentro de la perspectiva interaccional, uno de los más claros recursos de focalización
honorífica de destinatario o referente (Haverkate 1994), de particular relevancia en

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236 Ana Ester Virkel

el significado y construcción de las relaciones sociales y dentro de contextos institu-


cionales definidos.

Según la mencionada especialista (Rigatuso 2004: 188), los tratamientos honorí-


ficos “constituían un subsistema muy importante en las pautas sociolingüísticas
de trato imperantes en el español bonaerense de la etapa colonial y en toda la
primera mitad del siglo xix”, mientras que en la segunda mitad de ese siglo se
registra una pérdida gradual condicionada en gran medida por la tendencia a una
mayor igualdad social.
A una conclusión semejante llega Donni de Mirande (2004: 345) en su estudio
sobre las formas de tratamiento en el español de Santa Fe:

Para el tratamiento asimétrico formal y recíproco o simétrico alejado (formal-formal)


registré distintas construcciones nominales de índole honorífica o cortés, usadas con
valor vocativo o referencial e integradas por vuestra o su + sustantivo abstracto feme-
nino que concuerdan con verbo de tercera persona. Entre estas construcciones están
Vuestra Excelencia, Su Excelencia, Vuestra Señoría, Su Señoría, Vuestra Merced, Su
Merced, etc. También se usan otras fórmulas como Excelentísimo Señor (Don), Usía
(> Usiría > Vuestra Señoría), Señor + cargo u ocupación, Señor + Don + nombre y
apellido, Señor + rango militar, Doctor + Don + nombre y apellido, etc. Las formas
que expresan mayor distancia o formalidad, y que alternan muchas veces entre sí en
un mismo documento, son frecuentes sobre todo en la primera mitad del siglo [xix],
pero van disminuyendo gradualmente en las décadas finales del mismo reemplazadas
por usted, incluso en lenguaje jurídico y en estilo formal […].

Los resultados del análisis del corpus de nuestra investigación muestran una
variación cronológica respecto de las variedades diatópicas del español de la
Argentina a las que acabamos de referirnos, es decir, el español bonaerense y el
español del litoral. En efecto, hemos constatado que los tratamientos honoríficos
siguieron empleándose de modo habitual en los textos escritos en el ámbito de la
administración pública hasta fines del siglo xix. Consideramos que este fenóme-
no de conservación de formas de trato que acentúan la asimetría intrínseca a las
relaciones de poder no solo se explica por el condicionamiento estilístico propio
del contexto institucional de que se trata; es probable que se asocie, además, a
factores sociopolíticos vinculados con el proceso de integración territorial, la
que conlleva la instauración de nuevas estructuras jerárquicas y de nuevos ro-
les desempeñados por autoridades designadas por el gobierno nacional, con el
consiguiente desplazamiento de los colonos galeses de las estructuras político-
administrativas. La instauración de un nuevo orden jurídico se traduce, por lo
tanto, en el uso de estas formas honoríficas como manifestación de máximo res-
peto y formalidad en la comunicación escrita. Así, en los documentos recolec-
tados aparecen con frecuencia expresiones honoríficas que tienen como núcleo

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El español escrito en Patagonia en el siglo xix 237

un sustantivo abstracto de género femenino (señoría, excelencia, honorabilidad)


precedido por los posesivos su o vuestra. Dentro de esta categoría, otro tipo
de construcción es la compuesta por un adjetivo con valor honorífico unido a
la forma nominal señor (Excelentísimo señor, Honorable señor). En todos los
tratamientos mencionados el uso de las formas completas alterna con el de sus
respectivas abreviaturas; en el caso de los sustantivos abstractos, estas están con-
formadas por el grafema inicial de cada uno de los constituyentes del sintagma
–por ejemplo, S.S. (“Su Señoría”) S.E. (“Su Excelencia”)– mientras que en los
sintagmas constituidos por adjetivo + sustantivo, las abreviaturas se aplican al
adjetivo (Exmo. por “Excelentísimo”, H. por “Honorable”). Desde la perspectiva
sociohistórica, los tratamientos honoríficos son considerados como un vestigio
del denominado estilo discursivo cortés que regía la interacción entre señores y
vasallos en la sociedad medieval (Haverkate 1994: 216-218; McIntosh 1986: 72;
Rigatuso 1998: 48-54; Rígano 2006: 11-12). Para explicar la supervivencia de
términos del léxico cortés en el español americano, donde su empleo atraviesa el
período colonial y se extiende hasta el siglo xix, plantea Rígano:

El estilo cortés, que se conforma en el marco de este entramado sociocultural, se ca-


racteriza discursivamente por transferir en el uso lingüístico y de manera metafórica
el lenguaje propio de un vínculo, el vasallático, a otros ámbitos y relaciones, a fin de
manifestar cortesía, deferencia y respeto (2006: 11).

Antes de consignar algunos ejemplos, retomaremos un tema al que nos referi-


mos al desarrollar el análisis de las formas de trato pronominales (véase 5.2.):
la conservación del posesivo vuestra, que alterna frecuentemente con su en las
formas honoríficas de tratamiento antes mencionadas: vuestra/su Señoría; vues-
tra/su Excelencia; vuestra/su Honorabilidad. Resultados semejantes aparecen
documentados en estudios sobre el español bonaerense, donde los posesivos
vuestro/a continúan empleándose hasta las primeras décadas del siglo xx, pese
a la exclusión del pronombre personal vosotros del paradigma pronominal del
español de la Argentina. Así lo señala Fontanella de Weinberg (1987: 158) en su
análisis de los usos pronominales del período 1880-1980:

Del paradigma de vosotros sobrevive sólo el posesivo vuestro… Es posible que el


motivo de esta persistencia esté en la gran ambigüedad del posesivo su/suyo, que
corresponde a seis formas sujeto: usted, él, ella, ustedes, ellos y ellas.

Para ejemplificar el uso de los tratamientos honoríficos, se transcriben a conti-


nuación tres de los documentos que integran el corpus de la investigación:
(9) Chubut
Julio 13/89

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238 Ana Ester Virkel

Señor
Presidente de la Municipalidad | del distrito de Rawson
Honorable Señor:
El que suscribe habiendo sido nombrado por los vecinos de “Glyndu” “Trelew”
y “Drofa Gabbage” como su representante para hacer la siguiente solicitud –
Se presenta respetuosamente ante V.H. a solicitar que se digne mandar formar
una mesa escrutadora en uno de los parajes nombrados, y que se nombren los
miembros componentes para recibir los sufragios, esto se lo solicitan en vista de
la distancia que media entre Rawson y esos parajes, y que los sufragantes están
atados por el trabajo, tanto que los deja muy poco tiempo a su disposición – por
tanto esperan que V.H. cederá lo que solicitan –
Siendo favorable su fallo, V.H. se dignara designar los limites, dentro de los
cuales se podran votar.
Es justicia –
Llwyd ap Iwan

(10) A S. E. el Gobernador del Chubut


Exmo. Señor
Luis Jones, vecino del Chubut, pide a V.E. el permiso correspondiente para ocu-
par esclusivamente (hasta que sean fijados los terminos de compra y poblar) tres
leguas de campos de pastoreo, situado sobre la costa de Bahía Nueva, desde el
limite este, cedido á la compania del ferrocarril, en el mismo direccion de este,
una legua de fondo y tres leguas de estension con la costa – comprometiendome
á conforme con todos arreglos y decretos del autoridades.
Luis Jones
Chubut, Rawson
18 de Junio 1886

(11) Rawson Octubre 6 de 1885


A S.S. el Señor Gobernador del Territorio Teniente Coronel Dn Luis J. Fontana
El que suscribe vecino de esta Colonia desde el año 1865 y propietario de 400
ovejas y 40 vacunos necesitando una estension de campo en donde cuidar estos
animales solicita de S.S. el correspondiente permiso para ocupar una legua de
campo Nacional que dá frente a las chacras números 206E, 207B, 222B y 223A
por dos leguas de fondo al Sud.
Acompaño para mejor conocimiento de S.S. un croquis del campo que solicito.
Esperando se sirva tomar en consideracion esta peticion tengo el honor de salu-
dar a S.S. con mi mayor respeto y consideracion.
Abraham Matthews

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El español escrito en Patagonia en el siglo xix 239

Es interesante subrayar que los tres documentos transcriptos pertenecen a un


mismo tipo textual: la solicitud. No es casual, por cierto, que el más elevado
índice de ocurrencia de tratamientos honoríficos se dé en este tipo de textos, en
tanto los mismos tienen el propósito específico de pedir/solicitar (véase Posti-
go de de Bedia 1997: 141), lo que presupone per se una relación interpersonal
en la que el destinatario del mensaje tiene el poder de satisfacer el pedido del
emisor, lo que acentúa la asimetría entre ambos participantes del intercambio
comunicativo. En efecto, la mayoría de las solicitudes que componen el corpus
fueron escritas por pobladores que se dirigen a funcionarios gubernamentales
para efectuar peticiones de diversa índole (por ejemplo, para ocupar tierras o
para que se les adjudique un boleto de marca de hacienda), por lo cual el uso de
formas honoríficas puede interpretarse como una estrategia orientada a destacar
el rol jerárquico del destinatario en un marco de máxima formalidad.
Otro rasgo que merece destacarse es la acumulación sintagmática de distintas
formas de tratamiento nominales que suele darse en los encabezamientos de
notas y solicitudes, donde términos generales como señor y don y títulos ocupa-
cionales que refieren a cargos gubernamentales o rangos militares, se combinan
con expresiones honoríficas; un caso paradigmático de sintagma acumulativo es
el encabezamiento de la solicitud transcripta en el ejemplo 11: “A S.S. el Señor
Gobernador del Territorio Teniente Coronel Dn Luis J. Fontana”. Como se ex-
plicó al comienzo de la sección, mediante este análisis focalizado en las formas
nominales directas hemos tratado de dar cuenta de los patrones de tratamiento
interpersonal y de los constituyentes del sistema en el contexto institucional de
la administración oficial. En el siguiente cuadro se sintetizan los resultados del
relevamiento realizado.

FORMAS NOMINALES DE TRATAMIENTO

Generales Ocupacionales Tratamientos honoríficos

señor Gobernador Su/Vuestra Excelencia


don Presidente Municipal Su/Vuestra Señoría
Juez de Paz Su/Vuestra Honorabilidad
Secretario Excelentísimo Señor
Teniente coronel Honorable Señor
Comisario
Sargento
Doctor
Agrimensor
Ingeniero

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240 Ana Ester Virkel

5.3. Las fórmulas de cortesía

Como se explicó en el apartado 3, en la década de 1980 se acrecentó notable-


mente el interés de especialistas en diversas disciplinas por la temática de la
cortesía en las relaciones interpersonales. Tal interés derivó en la constitución
de un campo de estudio en el que confluyen la sociolingüística interaccional, la
pragmática, el análisis del discurso y la etnografía de la comunicación. Desde
entonces, se ha producido en este campo un avance exponencial, lo que permite
contar con desarrollos teóricos adecuados para el análisis de las expresiones de
cortesía que forman parte de la producción discursiva objeto de nuestra investi-
gación. A partir de la articulación de formulaciones conceptuales provenientes
de las corrientes disciplinarias anteriormente mencionadas, intentaremos des-
cribir, por lo tanto, las estructuras lingüísticas mediante las cuales se plasma la
cortesía en el lenguaje administrativo del siglo xix.
Es importante aclarar que dada la complejidad y riqueza del tema, como tam-
bién la importancia cuantitativa del corpus con el que se trabajó, por ahora solo
pretendemos una aproximación al análisis de las fórmulas de cortesía en cuan-
to constituyentes fundamentales del sistema de tratamiento, en estrecha vincu-
lación con las formas de trato pronominales y nominales. Moreno Fernández
(1998: 148-149) se refiere específicamente a esta interrelación:

Formas de tratamiento y cortesía son nociones que se exigen mutuamente y que,


por lo tanto, no pueden explicarse de forma independiente. A su vez, el sentido,
la función y el empleo de unas y otras necesita el auxilio de principios y concep-
tos ajenos a la lingüística y a la sociolingüística, aunque sean complementarios de
ellas. Los conceptos a los que nos referimos fundamentalmente son dos: el poder y
la solidaridad. Ambos tienen que ver con las relaciones que se establecen entre los
interlocutores, y fueron introducidos en la sociolingüística por el psicólogo social
Roger Brown.

Los resultados de nuestra investigación muestran, en efecto, que ambos subsis-


temas se articulan en un modelo de protocolos y estructuras discursivas prototí-
picas que da cuenta de los patrones de interacción vigentes en la segunda mitad
del siglo xix en el dominio de la administración oficial.
Desde un enfoque sociopragmático, Calsamiglia Blancafort y Tusón Valls (2002:
161-162) ponen el acento en el hecho de que tanto las formas de tratamiento
como las fórmulas de cortesía son producto de una elección de los participantes
del intercambio comunicativo; por otra parte, establecen una distinción entre la
cortesía como conjunto de convenciones que rigen el comportamiento social, y
la cortesía como estrategia discursiva.

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El español escrito en Patagonia en el siglo xix 241

La cortesía es una norma de comportamiento social que también afecta a la elección de


formas lingüísticas como las de tratamiento (tú, usted) y los honoríficos […]. La corte-
sía lingüística se centra en el comportamiento verbal y la elección de determinados in-
dicadores lingüísticos de cortesía […]. Se concibe no como un conjunto de normas sino
como un conjunto de estrategias que determinan la elección de unas determinadas for-
mas lingüísticas para elaborar los enunciados de los que protagonizan una interacción.

Este planteo nos permite, en principio, precisar el concepto mismo de cortesía y


el modo en que lo hemos aplicado en la presente investigación. Nuestra atención
se focalizará en la cortesía lingüística y en sus manifestaciones en los textos
escritos que integran el corpus. Como se explicó anteriormente, el propósito es
dar cuenta de las fórmulas elegidas por el emisor de un mensaje para dirigirse a
un destinatario ubicado en un nivel social superior, con la consiguiente asimetría
en el trato, sumada al condicionamiento estilístico de máxima formalidad im-
puesto por el contexto. En la misma línea teórica es fundamental, además, la ya
mencionada caracterización de la cortesía como estrategia discursiva a través de
la cual emerge el modelo de relaciones interpersonales que rige la vida de una
sociedad en un determinado momento de su historia. Así lo explica Escandell
Vidal (1993: 137-138):

Uno de los aspectos en que resulta más patente la interrelación entre cortesía y for-
mas lingüísticas es el que se refiere a las formas de tratamiento o deícticos sociales.
Las sociedades organizan a sus miembros en estamentos más o menos cerrados de
acuerdo con cada cultura… Cada cual debe tratar al otro de acuerdo con las posicio-
nes relativas que ambos ocupen dentro de la escala social.

En el corpus con el que se trabajó, los tipos textuales que en mayor grado se
asocian al uso de fórmulas de cortesía son las notas y las solicitudes. Más allá
de que las interacciones se encuadren en el esquema funcionario/funcionario
(predominante en las notas) o vecino/funcionario (habitual en las solicitudes), es
importante subrayar que en todos los casos la circulación de los textos se inscri-
be en el ámbito de la administración pública.
A diferencia de los modelos actuales de formulación prototípicos de notas y
solicitudes, que incluyen expresiones de cortesía en la apertura y en el cierre
(Ciapuscio 1994: 115-120), en la lengua escrita de la segunda mitad del siglo xix
las fórmulas de cortesía no parecen ser constituyentes obligatorios de la estruc-
tura discursiva. En efecto, hemos constatado de forma recurrente su ausencia en
la apertura, donde después de la datación y el nombre del destinatario suele de-
sarrollarse directamente el núcleo textual (véanse los ejemplos 5 y 10). Distinto
es el caso de los cierres, en los cuales es más habitual el empleo de fórmulas de
saludo precediendo a la firma del emisor del mensaje.

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242 Ana Ester Virkel

Estas últimas presentan una amplia variedad en los documentos que compo-
nen el corpus. La que registra un mayor índice de frecuencia es Dios guarde a
usted, seguida por la variante Dios guíe a usted. Al igual que los tratamientos
honoríficos, estas expresiones estereotípicas tienen su origen en el estilo cortés
de la España medieval, donde eran rasgos constitutivos de la interacción vasa-
llo/señor. En la descripción de dicho estilo discursivo desarrollada por Rígano
(2006: 428) aparecen tipificadas como fórmulas de encomendación a Dios, y
consideradas como “una de las formas de cierre de textos epistolares más con-
vencionalizadas”.
Otra fórmula de saludo utilizada con frecuencia en notas y solicitudes es su se-
guro servidor, que alterna con su servidor. Es oportuno destacar que el término
servidor formaba parte del léxico cortés, lo que demuestra que, como en los
casos anteriormente descriptos, estos sintagmas estereotípicos tienen sus raíces
en la relación feudal de vasallaje.
Entre las fórmulas de cierre aparece, asimismo, es justicia (véanse ejemplos 4 y
9), cuya génesis parece remitir también a la época medieval. En efecto, se trata
de una expresión de cortesía con una extensa tradición en los escritos jurídicos
de petición, donde funcionaba como constituyente del patrón de tratamiento que
se le dispensaba a un magistrado, o incluso al rey en su carácter de actor funda-
mental en la administración de justicia. Tomando como referencia el trabajo de
Postigo de de Bedia y Díaz de Martínez (2002: 91-97) sobre el discurso notarial,
podríamos considerarlo un patrón frástico de cortesía procesal cuyo uso se man-
tiene durante la época colonial. Resulta interesante, por lo tanto, la extensión
al ámbito administrativo de esta fórmula originalmente circunscripta al poder
judicial, como también el hecho de que continúe empleándose a fines del siglo
xix, como puede constatarse en los textos que integran el corpus.

Las fórmulas de cortesía que acabamos de enumerar dan cuenta de la continui-


dad de una tradición discursiva indisolublemente asociada a las relaciones de
poder. Para ilustrar su uso, agregamos a los textos anteriormente transcriptos
(ejemplos 4 y 9), los siguientes:

(12) Rawson Diciembre 10/ 889


Señor Presidente de la Municipalidad de Rawson
Don Gregorio Mayo
Para su conocimiento y efectos comunico á Vd que de cierto tiempo á esta par-
te, se nota un gran numero de animales sueltos y abandonados en las calles del
pueblo, lo que al par de ser incomodos y peligroso para el trancito de niños, ha
sido motivo de infinidad de quejas por parte de los vecinos que mantienen sus
caballos sueltos viéndose obligados á vigilarlos constantemente para evitar que

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El español escrito en Patagonia en el siglo xix 243

les sea devorada su alimentación, por esos desesperados y hambrientos seres


que presentarán un espectaculo desagradable á la población dado el estado de
flaqueza en que se encontraran dentro de pocos dias.
Dios Guarde á Vd
Pedro I. Martinez

(13) Gaiman
Noviembre 15 1895
A Su Ex. el Señor Gobernador Interino
del Territorio del Chubut
Don Alejandro Conesa
Tengo el honor de comunicar a S.E. una copia del artículo 15 del “Ordenanza
sobre Caminos y Zanjas” sancionado por el Consejo de gaiman Marzo 7 1887
la cual es de acuerdo con el artículo Nº 30 del Codigo Rural.
Deseo hacer mas claro el objeto que tenemos en vista en pedir el “Servicio de
la Policia”. […]
Al propio tiempo deseo acusar recibido su nota d ela fecha Noviembre 2 Nº 318
en la fecha 12 del corriente mes y aprovechando de la oportunidad para saludar
a V.S.
Dios guarde a S.S.
John S. Williams
Presidente

(14) Rawson, Noviembre 17 de 1896


Tengo el honor de dirigirme a V.E. elevando a sus efectos el adjunto expediente,
al cual acompaño el certificado espedido por el Administrador de la Zanja de
Rawson, y los comprobantes de los pagos hechos al contratista de acuerdo con
lo estipulado. La obra ha sido terminada a satisfaccion y en las condiciones es-
tipuladas, el agua corre bien desde hace mas de un mes, plazo que se fijó como
prueba, antes de abonar los trabajos.
Dios guíe a V.E.
J. Penna

(15) Chubut
Enero 4 de 1888
Sr. Gobernador
Don Luis J. Fontana
Presente
El abajo firmado en los intereses de la Congregacion que asisten a la Capilla, si-
tuado cerca del edificio de la Capitania, y que fue edificado hacen unos cuantos

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244 Ana Ester Virkel

años, por la presente se presenta respetuosamente a V.E. a solicitar el solar sobre


el cual queda el edificio -
El Señor Secretario cuando s ele hablo anteriormente de este asunto decidio
dejarlo pendiente hasta que V.E. volviera, por la razón que creía que el solar
estaba en la rivera –
Saluda al Sr Gobernador
Su Servidor
David Lloyd Jones
En el material documental que acabamos de transcribir se manifiesta claramente
la relación entre fórmulas de cortesía y tratamientos honoríficos a la que nos
referimos al comienzo de esta sección. Es importante aclarar, sin embargo, que
el repertorio de fórmulas de cortesía que hemos relevado consta de otro grupo de
expresiones que se aproximan mucho más a las de uso corriente en la actualidad
en contextos institucionales, especialmente en el ámbito gubernamental, donde
la lengua escrita es más conservadora del modelo protocolar que rige las relacio-
nes de poder. Por ejemplo, entre las fórmulas de apertura de notas y solicitudes
aparece con relativa frecuencia tengo el agrado de dirigirme a usted, mientras
que entre las de cierre hemos registrado tengo el honor de saludar a S.S. con
mi mayor respeto y consideración (ejemplo 11), me es grato saludarlo con las
atenciones de mi más distinguida consideración y aprecio, tengo el honor de
ofrecerle mi mayor consideración y estima, entre otras.
En síntesis, podemos afirmar que, aun a fines del siglo xix, en el lenguaje ad-
ministrativo la cortesía se manifiesta predominantemente mediante la continui-
dad de tradiciones discursivas enraizadas en la relación medieval señor/vasallo,
cuyo rasgo distintivo es la subordinación de uno de los interlocutores hacia otro
de mayor estatus social y poder relativo. Sin embargo, el uso de fórmulas más
cercanas a los modelos prototípicos de encabezamiento y cierre vigentes en la
sociedad contemporánea podría ser indicador de un proceso de cambio en la ex-
presión de la cortesía, como correlato lingüístico de los cambios en las estructu-
ras sociales que derivan hacia formas de trato más simétricas, aun manteniendo
el alto grado de formalidad y deferencia propio del ámbito de que se trata.

6. Conclusiones

Más que formular conclusiones de carácter taxativo, nos proponemos en este


breve espacio reexaminar una serie de cuestiones que consideramos relevantes
para interpretar los resultados expuestos a la luz de una visión integradora.
En primer lugar, es necesario aclarar que la investigación que hemos desarro-
llado abarcó distintos aspectos de la lengua escrita en Chubut en su período

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El español escrito en Patagonia en el siglo xix 245

fundacional, entre los cuales se encuentra el sistema de tratamiento. De manera


que este análisis forma parte de un abordaje más amplio que pone en foco las
prácticas discursivas de la administración pública, y en ese marco sitúa a los tra-
tamientos, teniendo siempre en cuenta el contexto histórico en el que se inscribe
su empleo. En el interjuego dinámico de factores lingüísticos y extralingüísticos,
las formas de tratamiento y las fórmulas de cortesía adquieren su sentido, po-
niendo de relieve el entramado de relaciones de poder que subyace en el ámbito
administrativo.
Vale la pena destacar que el trabajo con fuentes primarias supuso una ardua tarea
de rescate, recopilación y sistematización de documentos originales, casi en su
totalidad manuscritos, que se hallaban dispersos en archivos de instituciones y
organismos gubernamentales de la provincia de Chubut. La amplitud y rique-
za del corpus recolectado permitió conformar una muestra lo suficientemente
representativa como para identificar las formas lingüísticas de uso habitual y
reconstruir los patrones de tratamiento en el ámbito en el que se centró la inves-
tigación.
A través del análisis desarrollado se pone en evidencia que los tratamientos son
parte esencial del conjunto de convenciones discursivas que regulan la interac-
ción, las cuales reproducen en el plano lingüístico el modelo de relaciones jerár-
quicas que caracteriza a las estructuras gubernamentales. En el caso estudiado,
dichas estructuras reflejan, además, el dinamismo inherente al proceso de inte-
gración territorial, poniendo de relieve no solo las transformaciones de orden
político y jurídico que el mismo conllevó, sino también los cambios en los roles
desempeñados por individuos y grupos sociales. Creemos, por lo tanto, que aun
habiendo acotado la reconstrucción del sistema de tratamiento a un dominio es-
pecífico de interacción comunicativa, este trabajo contribuye en alguna medida
a proyectar luz sobre aspectos sustanciales de la sociedad chubutense en proceso
de conformación.
Otra cuestión clave para la interpretación de los resultados expuestos concierne
al modo en que formas de tratamiento pronominales y nominales y fórmulas
de cortesía se articulan en un sistema que es el correlato lingüístico de las asi-
metrías intrínsecas a la sociedad en su conjunto, y en particular al ámbito de la
administración. A través de los textos transcriptos puede verse claramente la
predominancia de las relaciones de poder en la comunicación administrativa,
tanto si ambos interlocutores pertenecen a distintos estamentos jerárquicos den-
tro de un determinado contexto institucional, como si uno de ellos le es ajeno.
En los intercambios comunicativos se advierte, asimismo, el condicionamiento
de máxima formalidad en el estilo, que se traduce en la conservación de formas
lingüísticas enraizadas en antiguas tradiciones discursivas; hemos señalado, en

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246 Ana Ester Virkel

efecto, la vinculación de algunas de ellas con los patrones de tratamiento de


la sociedad feudal, mientras que otras nos remiten a usos propios del período
colonial.
Excede los propósitos de este trabajo realizar un análisis contrastivo tomando
como parámetro otras variedades del español de la Argentina. Sin embargo, he-
mos proporcionado algunos datos comparativos referidos especialmente a la va-
riedad lingüística de adstrato, es decir, el español bonaerense, durante el mismo
período. Dichos datos muestran la existencia de una acentuada analogía en el
repertorio de formas de tratamiento y fórmulas de cortesía de uso corriente; tal
vez la diferencia más notoria sea, como se ha visto, la conservación de ciertas
expresiones que en la segunda mitad del siglo xix ya habían caído en desuso
en la región bonaerense. De todas maneras, los resultados de nuestra investiga-
ción permiten corroborar en términos generales la ya reconocida influencia de la
mencionada variedad lingüística sobre el español de la Patagonia.
Finalmente, consideramos que, dada la carencia de antecedentes específicos del
tema, el presente trabajo podría constituirse en un insumo útil para la continui-
dad de esta línea de investigación, ya que a partir del mismo se abren múltiples
opciones para la ampliación y/o profundización del estudio de los tratamientos
en Chubut en el siglo xix.

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Fuentes documentales

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Archivos del Concejo Deliberante de Rawson.
Archivos del Instituto Autárquico de Colonización y Fomento Rural de la Provincia del
Chubut.
Archivos del Registro de la Propiedad Inmueble de la Provincia del Chubut.
Biblioteca de la Legislatura de la Provincia del Chubut.
Museo de la Policía de la Provincia del Chubut.
Museo de la Ciudad, Rawson.
Museo Histórico “Pueblo de Luis”, Trelew.
Museo Regional, Gaiman.

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