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Libro texto y material de laboratorio para la optativa introducción a la ingeniería biomédica

El sistema cardiovascular es una gran autopista organizada y compuesta por miles de caminos que recorren
el cuerpo humano, y gracias a ello es posible que las células realicen el intercambio necesario para que
funcionen adecuadamente (nutrientes, oxígeno, dióxido de carbono, energía, etc.).
Toda esta gran red incluye tres elementos esenciales: corazón, sangre, y la gran distribución de canales de
acceso, los vasos sanguíneos. En esta sección hablaremos acerca de cada uno de dichos elementos, se trataran
aspectos fundamentales de su funcionamiento y demás elementos que la componen.

La información contenida en el presente subcapítulo fue tomada, resumida y adaptada a


partir de las referencias bibliográficas suministradas al final del mismo.

1.1.1. El corazón

Es denominada la estación de bombeo, con un tamaño aproximado de un puño cerrado,


está ubicado en una pequeña región entre la tercera y sexta costilla de la porción central
de la cavidad torácica del cuerpo. Dentro del Corazón se pueden establecer tres capas: la
externa, compuesta por una capa fibrotica denominada pericardio1. Esta última es una
capa doble compuesta por: su parte externa, que la aísla en su funcionamiento y evita el
roce con los pulmones; y su parte interna le permite deslizarse sobre la externa. La media,
que es el miocardio o el corazón propiamente dicho, y la interna, denominada endocardio2,
que recubre las cavidades y les confiere la característica de ser lisas.

1 Pericardio: peri, alrededor o encima de; cardio, corazón.


2 Endocardio: endo, por dentro; cardio, corazón.

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El corazón está dividido por una delgada pared muscular, el septum interatrial-
interventricular, en una forma de media luna en su parte derecha y en una forma cilíndrica
en su parte izquierda, figura 1, siendo cada una de estas partes una propia estación de
bombeo, pero conectadas en serie. La parte izquierda del corazón conduce la sangre rica en
oxígeno a través de la válvula de salida, la aorta seminular, hacia el sistema de circulación
que lleva el fluido a cada célula en el cuerpo, luego retorna con bajo oxígeno y rica en
dióxido de carbono a la parte derecha del corazón. La parte derecha conduce entonces esta
sangre pobre en oxígeno hacia los pulmones a través de la válvula de salida pulmonaria
semilunar; ya en los pulmones su contenido de dióxido de carbono es purgado y su nivel
de oxígeno es restablecido, para de nuevo ser enviada a la parte izquierda del corazón y
empezar el ciclo de nuevo.
Debido a la proximidad anatómica entre los pulmones y el corazón, el lado derecho del
último no tiene que trabajar muy duro para llevar la sangre hacia la circulación pulmonar,
por lo tanto su función es el de una bomba de baja presión comparada con el lado izquierdo
el cual hace la mayor parte de su trabajo a una alta presión, para así poder conducir la
sangre a los extremos más alejados del organismo.

Figura 1. Vista anterior del Corazón, donde se observan las cuatro cámaras, las válvulas de entra y salida,
los principales vasos sanguíneos de entrada y salida, la pared que separa la parte izquierda del corazón de la
derecha, y los dos centros del ritmo cardiaco, los nodos sinoatrial y atrioventricular.

Imagen tomada de de An Outline of Cardiovascular Structure and Function, “The Biomédical Engineering
Handbook”, Second edition. Pag. 43

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Cada parte del corazón está dividida en dos cámaras, una pequeña cámara superior o atrio
(aurícula), que es separada por una válvula de un solo sentido de una cámara inferior de
descarga, o ventrículo. El corazón tiene la capacidad de alojar aproximadamente el 6,5%
del volumen total de sangre en un individuo típico, siendo este un valor nominal ya que el
corazón alternadamente se llena y se expande, y se vacía y contrae, a medida que genera
una salida cardiaca.
Durante los 480ms de la fase de llenado o diástole, del promedio de 750 ms que dura el
ciclo cardiaco completo, las válvulas de entrada de los dos ventrículos están abiertas, y las
válvulas de salida están cerradas, el corazón se expande entonces a su volumen diastólico
(EDV), que está en el orden de los 140 ml de sangre para el ventrículo izquierdo. Durante
los siguientes 270 ms de su fase de vaciado o sístole, las válvulas de entrada son forzadas
por una contracción de músculo cardiaco inducido eléctricamente a cerrarse, mientras el
corazón se contrae a su volumen sistólico(ESV), el cual es típicamente del orden de los 70
ml de sangre para el ventrículo izquierdo. Entonces, los ventrículos normalmente se
vacían hasta la mitad de su contenido con cada latido del corazón, lo que queda es llamado
volumen de reserva cardiaca.

Más en general, la diferencia entre el EDV y ESV, es llamada volumen de golpe (stroke
volumen, SV) siendo este el volumen de sangre expulsada del corazón durante cada
intervalo sistólico, y el ratio de SV a EDV es llamado fracción de eyección cardiaca o ratio
de eyección. Si el SV es multiplicado por el numero de intervalos sistólicos por minuto o
del corazón (Hearth rate, HR) se obtiene el total de la salida cardiaca (Cardiac output,
CO).

𝐶𝑂 = 𝐻𝑅 𝑥 (𝐸𝐷𝑉 − 𝐸𝑆𝑉) (1.1)

Dawson3 sugirió que la salida cardiaca (en mililitros por minuto) es proporcional al peso
W (en kilogramos) de un individuo de acuerdo a la ecuación

3
𝐶𝑂 − 224𝑊 4 (1.2)

Y que la razón del corazón “normal” obedece muy de cerca a la relación

−1
𝐻𝑅 = 229𝑊 4 (1.3)

3
Dawson, Thomas. H. (1991). Engineering Design of the Cardiovascular System of Mammals. Prentice Hall
Biophysics and Bioengineering Series (ed. A. Noordergraaf). Englewood Cliffs, NJ: Prentice Hall.

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Para un individuo “normal” (volumen de sangre, 5200ml), con una vida de


aproximadamente 75 años, su corazón habrá latido 3.1536 billones de veces, bombeando
un total de 0.2107 billones de litros. [1]

1.1.2. La sangre

Constituye aproximadamente un 8 ± 1% del total peso del cuerpo, unos 5200 ml. es una
compleja conjunción de elementos, las células de la sangre o hematocitos, albergados en
un fluido llamado plasma. El plasma es un fluido que normalmente es entre tres y seis
veces más viscoso que el agua. Los hematocitos (Figura 2), incluyen tres tipos básicos de
células: glóbulos rojos, glóbulos blancos y plaquetas. [2]

Figura 2. Glóbulos rojos, Glóbulos blancos y plaquetas


Imagen tomada y modificada de
http://www3.unileon.es/personal/wwdbvmgg/practicasconsusfotos/practicas1y2/fotosacomprimirpracticas1y2/plaqu
etas1.jpg, http://lomalindahealth.org/health-library/centro-de-embarazo/38/000221.htm

1.1.2.1 Glóbulos rojos, hematíes o eritrocitos

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Constituyen el 96% de La sangre. En los mamíferos, estos corpúsculos carecen de núcleo y


orgánulos, por lo cual no son células estrictamente hablando. Contienen la hemoglobina
de la sangre y son los encargados de distribuir los gases de la sangre principalmente
oxígeno, pero también transportan productos residuales como el dióxido de carbono, la
mayoría del cual se encuentra disuelto en el plasma sanguíneo. El transporte de oxígeno se
realiza desde los pulmones al resto del cuerpo mediante la hemoglobina. En los glóbulos
rojos están las proteínas que definen a los distintos grupos sanguíneos. Su valor normal
(conteo) está entre 4300000 y 5900000 por mm³ (ó microlitro).
Los eritrocitos carecen de núcleo, porque cuando un glóbulo rojo madura, expulsa su
núcleo en la médula ósea antes de entrar en el torrente sanguíneo (esto no ocurre en aves,
anfibios y ciertos animales). Los eritrocitos en humanos adultos se forman en la médula
ósea. La hemoglobina encerrada exclusivamente en los glóbulos rojos es una proteína que
contiene el grupo “hemo” (formado por moléculas de hierro que enlazan el oxígeno en los
pulmones o en los bronquios y la liberan por el resto del cuerpo). Los niveles normales de
hemoglobina están entre los 12,5 y 17 gramos por litro y es proporcional al número de
hematíes. Constituye el 90% de los eritrocitos y es la que les proporciona su color
característico, rojo, aunque esto sólo se da cuando el glóbulo rojo está cargado de oxígeno.
Cuando un eritrocito esté cargado de dióxido de carbono, será azul. Tras una vida media
de 120 días, los glóbulos rojos son destruidos y extraídos de la sangre por el bazo, el
hígado y la médula, donde la hemoglobina se desintegra. Sin embargo, el hierro es
reutilizado para formar nueva hemoglobina. [3]

1.1.2.2 Glóbulos blancos o leucocitos

Forman parte del sistema inmunológico; son los encargados de destruir los agentes
infecciosos. Su valor normal está entre 3500 y 11000 por mm³ (o microlitro). Tienen como
función principal defender al organismo contra las infecciones. Según su citoplasma y su
núcleo se dividen en granulocitos (neutrófilos, basófilos y eosinófilos), figura 3, con núcleo
redondeado y numerosos gránulos en su citoplasma, formados en las células madres de la
médula ósea, y Agranulocitos (monocitos y linfocitos), figura 4, formados también en la
médula ósea y en el timo.

Granulocitos

Neutrófilos: Valor normal entre 2000 y 7500 por mm³. Son los más numerosos, ocupando
un 65% a 75% de los leucocitos. Se encargan de atacar y fagocitar sustancias extrañas
(bacterias, agentes externos, etc.) que entran en el organismo. En situaciones de infección
o inflamación su número aumenta en la sangre. Basófilos: Segregan sustancias como la
heparina, de propiedades anticoagulantes, y la histamina que estimula el proceso de la

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inflamación. Componen un 0.5% de los glóbulos blancos. Eosinófilos: Aumentan en


enfermedades producidas por parásitos, en las alergias y en el asma. Son aproximadamente
2% a 5% de los leucocitos. [4]

Figura 3. Granulocitos

Imagen tomada de http://www.nlm.nih.gov/medlineplus/spanish/ency/images/ency/fullsize/9355.jpg

Agranulocitos

Monocitos: Valor normal entre 200 y 800 por mm³ (3% a 8% del total de glóbulos blancos).
Esta cifra se eleva casi siempre por infecciones originadas por virus o parásitos. También
en algunos tumores o leucemias. Son células con núcleo definido y con forma de riñón.
Linfocitos: Valor normal entre 1000 y 4500 por mm³ (3% a 8% del total de glóbulos
blancos). Aumentan sobre todo en infecciones por virus o parásitos, aunque también por
algunos tumores o leucemias. [4]

Figura 4. Agranulocitos

Imagen tomada de http://personales.ya.com/geopal/g b_1bach/ejercicios/imágenes/celula/sangblaagr.gif

1.1.2.3 Plaquetas

Las plaquetas, figura 5, son fragmentos celulares pequeños, ovales y sin núcleo. Se
producen en la médula ósea. Aumentan cuando se produce una hemorragia aguda, una
enfermedad o en caso de patología de la sangre. Disminuyen en casos de infecciones muy

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graves, con una actividad excesiva en el bazo (cuya función es ayudar en la defensa contra
las infecciones). Siendo las responsables de la cicatrización de las heridas (coagulación),
cierran los vasos sanguíneos cuando se produce una herida, formando un coágulo en el
lugar de la lesión encerrando glóbulos rojos en una red, lo cual ayuda a su cicatrización.
[5]

Figura 5. Plaquetas

Imagen tomada de
http://www.portalesmédicos.com/diccionario_médico/images/Megacariocitos_plaquetas.jpg

1.1.2.4 Plasma sanguíneo

Es esencialmente una solución acuosa salina (91% agua por peso, 94.8% de agua por
volumen), 4% proteínas, y algunos rastros de otros materiales (hormonas, electrólitos,
anticuerpos, etc.). Es la porción líquida de la sangre en la que están inmersos los
elementos formes. Además de transportar las células de la sangre, también lleva los
alimentos y las sustancias de desecho recogidas de las células.
El plasma es una mezcla de proteínas, de las cuales hay cuatro tipos mayores: fibrógeno
(para la coagulación), globulinas (regulan el contenido del agua en la célula, forman
anticuerpos contra enfermedades infecciosas), albúminas (ejercen presión osmótica para
distribuir el agua entre el plasma y los líquidos del cuerpo) y lipoproteínas (amortiguan los
cambios de pH de la sangre y de las células y hacen que la sangre sea más viscosa que el
agua). Además contiene aminoácidos, glúcidos, lípidos, sales, hormonas, enzimas,
anticuerpos, urea, gases en disolución y sustancias inorgánicas como sodio, potasio,
cloruro de calcio, carbonato y bicarbonato, además de otros elementos de menor

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relevancia (tabla 1). Los componentes del plasma se forman en el hígado (albúmina y
fibrógeno), las glándulas endocrinas (hormonas), y otros en el intestino. Si a la sangre se le
removieran todos los hematocitos y la proteína fibrógeno, se dejaría un fluido claro
llamado serum. [6]

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Tabla 1 Constitución del plasma sanguíneo

Tabla tomada de de An Outline of Cardiovascular Structure and Function, “The biomedical Engineering Handbook”,
Second edition. Pag. 41.

1.1.3. Los vasos sanguíneos

El sistema vascular es dividido por una red capilar microscópica, en arterias y venas,
figura 6. Las arterias son tubos viscoelasticos de altas presiones y poseen paredes gruesas,
además son las que llevan la sangre desde el corazón. Las venas son conductos elásticos
más delgados de baja presión, que llevan la sangre hacia el corazón. Con la única diferencia
de espesor, tanto las arterias como las venas, están compuestas de las mismas capas. De
interior a exterior estas capas son: la túnica íntima, túnica media, y la túnica adventicia.

Figura 6. Sistema arterial y Sistema venoso

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Imagen tomada de http://www.shands.org/health/graphics/images/es/8747.jpg

Grandes vasos sanguíneos como la aorta, la arteria pulmonar y las venas pulmonares entre
otros, tienen paredes tan gruesas que requieren una red separada de pequeños vasos
sanguíneos, los vasa vasorum, para poder llegar al mismo tejido vascular.
La función de los vasos sanguíneos está relacionado directamente con su estructura, por
ejemplo las paredes gruesas de las arterias están diseñados para soportar las presiones
sanguíneas de las pulsaciones, y los vasos conductores solo operan bajo presiones
sanguíneas más estables pero deben ser lo suficientemente delgadas para penetrar y
atravesar los órganos sin afectar indebidamente la integridad anatómica de su propia
masa.
En general las arterias son más elásticas y resistentes para soportar la presión de la sangre
que es bombeada desde el corazón. La circulación en las venas es más rápida que en las
arterias. [7]

1.1.4. Control Cardiovascular

El flujo de la sangre a través de los órganos y tejidos siempre se realiza de acuerdo a las
necesidades metabólicas, ya sea para ser oxigenada (circulación pulmonar), llenada de
nutrientes, dializada (circulación renal), enfriada (circulación cutánea), y así sucesivamente.
Sin embargo no se puede pensar que el sistema de transporte fisiológico funciona de la
manera “todo a todas las células todo el tiempo”, especialmente cuando los recursos son
escasos o que el tiempo es un factor. Por lo tanto la distribución de la sangre es priorizada
de acuerdo a los siguientes parámetros:

1. ¿Qué tan esencial para el mantenimiento de vida es la región intervenida? Por


ejemplo es posible vivir sin una pierna o brazo, pero no es posible sin cerebro, un
corazón.
2. ¿Qué tan esencial es la región intervenida en permitir al cuerpo reaccionar ante
una situación que amenace la vida?
3. ¿Qué tan bien la región puede funcionar y sobrevivir con un decremento
considerado del flujo de sangre?

Entonces dentro de este esquema de priorización, la función del control cardiovascular se


logra por mecanismos que están basados en ya sea atributos fisicoquímicos propios de los
tejidos y órganos, control intrínseco, o los efectos en los tejidos cardiovasculares de otros
sistemas en el cuerpo, control extrínseco.
En adición a la priorización y control en la distribución de la sangre, la regulación
fisiológica de las funciones cardiovasculares está dirigida hacia otras cuatro variables:
gasto cardiaco, presión arterial, volumen y composición de la sangre. El Control de la

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presión sanguínea: es logrado principalmente ajustando en el nivel arterial la resistencia al


flujo descendiente del cuerpo, el incremento de la resistencia lleva a un aumento en la
presión arterial, y viceversa. Este efecto es cuantificado convenientemente por la función
de fluido-dinámico analógica a la ley de Ohm, E= IR en teoría electromagnética, siendo
la caída de voltaje E siendo compara con la caída de presión P, la corriente eléctrica I
corresponde al flujo, salida cardiaca (CO), y la resistencia eléctrica R es asociada con su
análoga vascular, la resistencia periferal (PR). Entonces se puede escribir

∆𝑃 = (𝐶𝑂)(𝑃𝑅)

Regularmente, la resistencia sistemática periferal va de 15 a 20 mmHg/litro/min de flujo,


pero puede incrementar significativamente bajo la influencia del centro vasomotor
localizado en la medula del cerebro, el cual controla el tono muscular arteriolar.
El Control del volumen de la sangre es logrado principalmente a través de la función
excretoria de los riñones.
La Composición de la sangre es mantenida principalmente a través de las hormonas y
enzimas endocrinas que mejoran o reprimen vías bioquímicas específicas. En la búsqueda
de la homeostasis y estabilidad en el cuerpo, virtualmente nada es dejado al azar, y cada
extremo final de estas vías puede ser alcanzado a través de un número de medios
alternativos. En un sentido más amplio, como el organismo se esfuerza por mantener vida,
coordina una amplia variedad de funciones diferentes centradas en la habilidad de
desempeñar el papel del sistema cardiovascular de transporte de masa, energía, e impulsos.
[8]

1.1.5. Resumen de subcapítulo

El sistema cardiovascular tiene por función originar y mantener la circulación sanguínea.


Está integrado por un órgano central, el corazón, que actúa como una bomba y es el
encargado de crear el impulso necesario para que la sangre, a través de un sistema
adecuado de distribución, irrigue los tejidos. Además está dividido en dos, en el corazón
derecho y el izquierdo, los cuales funcionan simultáneamente y se encuentran conectados a
dos sistemas distintos de distribución. La sangre está compuesta por diferentes elementos,
glóbulos blancos o leucocitos, glóbulos rojos o eritrocitos y las plaquetas, contenidos en un
fluido especial, llamado plasma sanguíneo. El sistema de distribución está constituido por
los vasos sanguíneos, venas y arterias, las primeras llevan la sangre no oxigenada hacia el
corazón, mientras que las arterias son aquellas que llevan la sangre oxigenada al resto del
cuerpo. El sistema de control del sistema cardiovascular es un complejo proceso, puesto
que este no funciona enviando sangre y nutrientes a todo el cuerpo en todo momento, por
lo que el cuerpo posee ciertos parámetros para priorizar a qué lugar enviar sangre

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oxigenada, en qué momento transportar sangre con nutrientes, y así mantener un buen
funcionamiento del sistema. Además este sistema mantiene el control de tres parámetros
también de gran importancia el control de la presión sanguínea, el control del volumen de
la sangre y la composición de la sangre.

REFERENCIAS

[1] Schneck, D. J. “An Outline of Cardiovascular Structure and Function.”


The Biomédical Engineering Handbook: Second Edition. Ed. Joseph D. Bronzino
Boca Raton: CRC Press LLC, 2000. Pag 42-44.

[2] Schneck, D. J. “An Outline of Cardiovascular Structure and Function.”


The Biomédical Engineering Handbook: Second Edition. Ed. Joseph D. Bronzino
Boca Raton: CRC Press LLC, 2000. Pag 39.

[3] Schneck, D. J. “An Outline of Cardiovascular Structure and Function.”


The Biomédical Engineering Handbook: Second Edition. Ed. Joseph D. Bronzino
Boca Raton: CRC Press LLC, 2000. Pag 39,45.

[4] Schneck, D. J. “An Outline of Cardiovascular Structure and Function.”


The Biomédical Engineering Handbook: Second Edition. Ed. Joseph D. Bronzino
Boca Raton: CRC Press LLC, 2000. Pag 41-42.
http://www.healthsystem.virginia.edu/uvahealth/peds_cardiac_sp/online.cfm

[5] Schneck, D. J. “An Outline of Cardiovascular Structure and Function.”


The Biomédical Engineering Handbook: Second Edition. Ed. Joseph D. Bronzino
Boca Raton: CRC Press LLC, 2000. Pag 42.

[6] Schneck, D. J. “An Outline of Cardiovascular Structure and Function.”


The Biomédical Engineering Handbook: Second Edition. Ed. Joseph D. Bronzino
Boca Raton: CRC Press LLC, 2000. Pag 42.

[7] Schneck, D. J. “An Outline of Cardiovascular Structure and Function.”


The Biomédical Engineering Handbook: Second Edition. Ed. Joseph D. Bronzino
Boca Raton: CRC Press LLC, 2000. Pag 44-47.

[8] Schneck, D. J. “An Outline of Cardiovascular Structure and Function.”


The Biomédical Engineering Handbook: Second Edition. Ed. Joseph D. Bronzino

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Boca Raton: CRC Press LLC, 2000. Pag 47-49.

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