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El medio ambiente es un derecho fundamental que abarca mucho más que la belleza

de la naturaleza; es la base misma de nuestra vida y bienestar. Sin embargo, su protección


se ha convertido en una tarea cada vez más peligrosa para aquellos que se alzan en defensa
de nuestros recursos naturales. En México, más de 147 defensores ambientales han perdido
la vida en los últimos años, enfrentando amenazas y violencia por oponerse a
megaproyectos que representan una seria amenaza para el entorno natural y las
comunidades locales.

Este fenómeno no es exclusivo de México; a nivel global, el modelo


neoextractivista impuesto por gobiernos con agendas económicas prioriza la explotación de
recursos naturales sobre la conservación ambiental y el respeto a los derechos de las
comunidades locales. Países como Brasil, Colombia, India y Filipinas han experimentado
un aumento significativo en los asesinatos de defensores del ambiente, destacando la
peligrosa realidad que enfrentan quienes luchan por un futuro sostenible.

La crisis climática ha llevado la preocupación por el medio ambiente a la primera


plana de la agenda global, con movimientos juveniles como las huelgas por el clima
atrayendo la atención pública y exigiendo acciones concretas a los líderes mundiales. Sin
embargo, esta valiente voz juvenil se enfrenta a obstáculos considerables, ya que muchos
gobiernos han respondido con tácticas represivas para sofocar la protesta y criminalizar la
defensa del planeta.

La pandemia de COVID-19 ha agravado aún más la situación, con gobiernos


utilizando medidas de emergencia para debilitar las protecciones ambientales y restringir la
participación ciudadana en decisiones cruciales sobre el medio ambiente. Esto ha creado un
entorno aún más hostil para los defensores locales de la tierra y del medio ambiente,
quienes enfrentan amenazas, agresiones y acusaciones falsas en su lucha por un planeta más
sano y justo.

En este contexto, las comunidades indígenas juegan un papel crucial. Su profundo


conocimiento y respeto por la tierra y el agua son fundamentales para enfrentar la crisis
climática y la pérdida de biodiversidad. Sin embargo, también son las más vulnerables ante
la violencia y la represión, enfrentando discriminación racial, desigualdad económica y un
sistema que privilegia los intereses económicos sobre la protección ambiental y los
derechos humanos.

A lo largo de los años, las comunidades locales han luchado valientemente para
proteger sus derechos, el medio ambiente y el clima global. A pesar de enfrentar violencia,
amenazas y actos de criminalización, su resistencia ha sido ejemplar, defendiendo bosques
contra la exploración petrolera y asegurando los derechos de sus tierras ancestrales. Su
determinación continúa siendo un faro de esperanza en la protección de nuestro planeta.

Para abordar el colapso climático, es crucial seguir el ejemplo de estos defensores


ambientales. Necesitamos escuchar y amplificar sus demandas, presionando a quienes están
en el poder para abordar las causas estructurales del problema. Los gobiernos deben
abordar la inseguridad legal relacionada con el derecho a la tierra, proteger a los defensores
y llevar a los responsables de los ataques ante la justicia. Las empresas deben respetar los
derechos de los defensores, desarrollar políticas de tolerancia cero y cooperar en
investigaciones sobre ataques. Los inversionistas también deben examinar riesgos,
establecer sistemas de alerta y garantizar el cumplimiento de políticas sobre defensores en
proyectos.

El 2019 marcó un año peligroso, evidenciando la necesidad urgente de cambios


estructurales y duraderos. La pandemia mundial ha acentuado esta urgencia, mostrando la
importancia de reconstruir un mundo más ecológico, humano y resistente. En este proceso,
los defensores ambientales desempeñan un papel vital, contribuyendo a dar forma a
respuestas más efectivas y sostenibles para el futuro.

En conclusión, la protección del medio ambiente y la defensa de los derechos de las


comunidades locales y de los defensores ambientales son temas cruciales en la actualidad.
La violencia, las amenazas y la criminalización que enfrentan quienes luchan por un planeta
más sano y justo destacan la urgencia de abordar las causas estructurales del colapso
climático y la pérdida de biodiversidad.

Es imperativo que los gobiernos, las empresas y los inversionistas asuman su


responsabilidad en la protección de los defensores ambientales, respeten sus derechos y
tomen medidas concretas para garantizar un entorno seguro y propicio para su labor.
Además, es esencial escuchar y amplificar las demandas de estas comunidades y líderes,
reconociendo su valiosa contribución en la lucha por un futuro sostenible para todos.

En un mundo que se enfrenta a desafíos ambientales cada vez más urgentes, la


colaboración y la acción colectiva son clave para implementar cambios estructurales y
duraderos. La pandemia mundial ha puesto de relieve la necesidad de reconstruir de manera
más ecológica, humana y resistente, y los defensores ambientales juegan un papel vital en
la elaboración de respuestas efectivas y sostenibles para enfrentar estos desafíos globales.

Referencias

Velázquez Hernández, L. (2020). La defensa del ambiente en México,¿ cuestión de


vida o muerte. Diálogos Ambientales, 1(1), 41-46.

Defender el Mañana. (s/f). Global Witness. Recuperado el 14 de abril de 2024, de

https://www.globalwitness.org/es/defending-tomorrow-es/

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