El mecanismo detrás de este fenómeno radica en la hormona vegetal auxina, la
cual se produce en los tejidos vegetales y regula el crecimiento celular. Cuando
la luz incide sobre un lado de la planta, se produce una redistribución de auxina, estimulando el crecimiento en el lado opuesto y provocando el movimiento de la planta hacia la fuente de luz. En el caso de los girasoles, esta respuesta es especialmente notable debido a la flexibilidad de sus tallos y la disposición de sus flores en una inflorescencia.
Adaptaciones Evolutivas y Beneficios Ecológicos
La capacidad de los girasoles para seguir al sol a lo largo del día no es
simplemente un capricho de la naturaleza, sino una adaptación evolutiva que confiere ventajas significativas en términos de supervivencia y reproducción. Al girarse hacia el sol, los girasoles maximizan la captación de luz solar, optimizando así el proceso de fotosíntesis y favoreciendo un crecimiento más robusto y una mayor producción de semillas.
Esta adaptación también puede tener implicaciones en la polinización y la
interacción con otros organismos. Al orientar sus flores hacia el sol, los girasoles pueden atraer a polinizadores como abejas y mariposas, facilitando así el intercambio de polen y aumentando las probabilidades de fertilización cruzada. Además, el movimiento de los girasoles puede influir en la distribución de las semillas, permitiendo una dispersión más eficiente y una colonización exitosa de nuevos hábitats.
hormonas vegetales son sustancias producidas por células vegetales en sitios estratégicos de la planta y estas hormonas vegetales son capaces de regular de manera predominante los fenómenos fisiológicos de las plantas.docx