Vicerrectorado de Docencia

Unidad de Apoyo a la Formación Académica

Economías innovadoras

Tema n.°2.3

Medición de la economía circular

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Índice

1.1. Los sistemas de evaluación para la economía circular ............................................................... 3

1.1.1. Limitaciones del PIB para la medición ................................................................................ 3
1.2. Una base para el consenso de indicadores en economía circular .............................................. 6
1.2.1. Contar con indicadores ....................................................................................................... 8
1.2.2. Metodología de los indicadores ........................................................................................ 10
Recursos complementarios................................................................................................................... 12
Referencias............................................................................................................................................ 12
Autoevaluación ........................................................................................ ¡Error! Marcador no definido.

Tema n.° 2.3.: Medición de la economía circular

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1.1. Los sistemas de evaluación para la economía circular

El establecimiento y la disponibilidad de un sistema de indicadores confiables desempeñan un papel

fundamental en el funcionamiento de una economía estable, al permitir la vigilancia y evaluación del
progreso en términos económico-ambientales. Sin embargo, la implementación de un sistema de
indicadores adaptado a las necesidades de la economía circular se enfrenta a desafíos significativos.
Estos desafíos se derivan principalmente de la heterogeneidad de datos, la variabilidad en la
interpretación de los conceptos de sostenibilidad fuerte y débil, y la resistencia de los indicadores
tradicionales, como el Producto Interno Bruto (PIB), que tienen dificultades para incorporar
dimensiones sociales y ambientales a los objetivos macroeconómicos.

La economía actual se ha basado en un modelo de evaluación centrado en el PIB, que ha

demostrado ser un indicador sólido de la actividad productiva de un país. No obstante, su limitación
radica en su incapacidad para revelar cómo se logra dicha productividad, ya sea mediante
tecnologías ecológicas o contaminantes, así como en la falta de información sobre la distribución de
la riqueza generada y el bienestar de la población involucrada en dicha productividad.

Se compara el PIB en la economía circular con la tasa de libros más vendidos en la literatura,
sugiriendo que ambos son simples cifras. Al igual que la popularidad de un libro no garantiza su
calidad literaria, el PIB no ofrece una comprensión completa de los procesos subyacentes que
contribuyen a la actividad económica. Así como no se otorgaría un sillón en la Real Academia de las
Letras basándose únicamente en las ventas de un libro, la relevancia y utilidad del PIB en el contexto
de la economía circular también se cuestiona, ya que no revela quién está detrás de la
productividad, cómo se ha logrado y los criterios en los que se fundamenta.

1.1.1. Limitaciones del PIB para la medición

La adhesión persistente a un modelo económico centrado en el Producto Interno Bruto (PIB)

revela deficiencias significativas en la medición de los parámetros relacionados con el progreso y el
bienestar. Este enfoque limitado ha generado una serie de carencias que requieren atención y

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corrección para comprender de manera más completa la dinámica económica y social. Algunas de
estas deficiencias incluyen:
• Dificultad para contabilizar el trabajo doméstico:
En un contexto de crecientes movimientos de auto-producción, como el "hazlo tú
mismo" (DIY), el aporte del trabajo doméstico adquiere relevancia. La construcción
casera de mobiliario, como el uso de palets en la fabricación de muebles de jardín,
ejemplifica cómo este fenómeno impacta en el mercado.

• La no contabilización de transacciones fuera de mercado:

Las plataformas digitales emergentes, especialmente ligadas a la economía colaborativa,
generan una red de mercado al margen de las métricas convencionales. Es esencial evitar
que esta economía circular se convierta en una suerte de economía sumergida, no
registrada por los indicadores estándares.

• Crecimiento no siempre es igual a bienestar:

La simplicidad en la medición del crecimiento económico mediante indicadores como el
PIB puede conducir a percepciones erróneas de bienestar. Dos países con indicadores de
crecimiento similares pueden experimentar realidades sociales opuestas, subrayando la
importancia de evaluar la equidad y distribución como componentes del bienestar.

• Dependencia de los indicadores de las necesidades y circunstancias:

Los factores productivos están intrínsecamente vinculados a las circunstancias y
necesidades de cada población. La variabilidad en las prácticas, como la recogida de
aceite doméstico en países con distintas preferencias culinarias, complica los estudios
comparativos entre indicadores.

• Comparaciones internacionales en base a tipos de cambio:

Las fluctuaciones en los tipos de cambio impactan la comparación de indicadores de
renta y producción entre países. Sin embargo, estas fluctuaciones no se traducen siempre
en cambios sustanciales en la calidad de vida cotidiana de los ciudadanos.

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• La riqueza:
Indicadores convencionales enfrentan dificultades al medir la posesión de bienes por
parte de los ciudadanos, generando distorsiones en la percepción del bienestar. La
acumulación de riqueza personal puede amortiguar el impacto de la paralización del
crecimiento en el bienestar individual.

• Desequilibrios en la depreciación de la riqueza:

Aunque los indicadores macroeconómicos abordan la depreciación del capital físico,
descuidan otros capitales como el humano y el ambiental. La contabilidad nacional debe
considerar la amortización de todos los tipos de capital.

• Aportación de diferentes tipos de bienes:

Es esencial evaluar la incidencia de bienes diversos en los conjuntos de datos de los
indicadores, distinguiendo entre bienes normales, inferiores, de lujo y de primera
necesidad. Estas diferencias determinan el equilibrio o distribución del bienestar.

• Incorporar el tiempo de ocio como variable:

El tiempo de ocio, relacionado con el disfrute del entorno natural, puede influir
significativamente en la producción. La falta de tiempo de ocio puede conducir a
trabajadores insatisfechos y menos productivos, destacando la necesidad de asignar un
peso adecuado al entorno natural como factor de ocio.

• Calidad laboral:
Entornos de trabajo seguros y sostenibles se vinculan con mayor productividad al
considerarse una fuente de calidad de vida. La adopción de tecnologías limpias no debe
evaluarse únicamente en términos de costos, sino en relación con la productividad
asociada al bienestar.

• Ineficiencia en la provisión de bienes y servicios:

La falta de una oferta amplia puede impulsar a los ciudadanos a suplir carencias, como
consumir productos ecológicos más costosos. Aunque esta disposición a pagar más

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puede interpretarse positivamente en términos de crecimiento, desde la perspectiva de

la satisfacción ciudadana, la falta de demanda es un elemento negativo.

• Utilización eficiente de avances tecnológicos:

Mejoras tecnológicas pueden abaratar costos, como en el caso de productos ecológicos,
lo cual puede reflejarse en un menor crecimiento de mercado. Aunque positivo, destaca
la necesidad de que los indicadores valoren eventos más allá de lo meramente
monetario.

• Contabilización de gastos compensatorios:

Instituciones públicas y ciudadanía pueden destinar presupuesto a compensar daños
ambientales. Analizar la tendencia de estos gastos en relación al crecimiento económico
ofrece un indicador

Ante las deficiencias identificadas, se propone un enfoque combinativo que aborde las limitaciones
del modelo económico actual. Este enfoque se basa en dos líneas de acción metodológicas
complementarias. En primer lugar, se sugiere la adopción de mecanismos de ajuste de indicadores
macroeconómicos mediante la incorporación de variables sociales y ambientales. Este ajuste no solo
busca obtener indicadores de corte monetario, sino también índices que reflejen el bienestar y la
sostenibilidad. Por otro lado, se aboga por el desarrollo de indicadores específicos de sostenibilidad,
fundamentados en criterios físicos en lugar de monetarios. Un ejemplo paradigmático es el indicador
de huella ecológica.

Aunque se reconoce la falta actual de un protocolo o sistema de indicadores lo suficientemente

amplio como para garantizar el consenso entre diversas instituciones y organismos, se destaca la
existencia de una sólida base conceptual. Esta base sienta las directrices de cómo debería
configurarse un sistema de indicadores adaptado a las particularidades de la economía circular. Tal
sistema aspira a fomentar las interrelaciones entre la economía y las dinámicas de cambio social, en
aras de avanzar hacia un modelo de desarrollo sostenible.

1.2. Una base para el consenso de indicadores en economía circular

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A pesar de que la implementación de la economía circular es un fenómeno relativamente reciente, la

construcción de sistemas de indicadores no parte desde cero. El camino hacia una economía más
sostenible, iniciado hace años, ha acumulado conocimiento y experiencia en la evaluación de la
sostenibilidad y los procesos de desarrollo sostenible. Diversas corrientes teóricas, como los
modelos de economía ecológica y la ecología baja en carbono, así como los intentos recientes de
reformular el concepto del Producto Interno Bruto (PIB) desde una perspectiva más ecológica, han
contribuido a una extensa bibliografía.

• Iniciativa del PNUMA sobre Economía Verde.

• Iniciativa de la OCDE sobre Crecimiento Verde.
• Naciones Unidas, Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS).
• Indicadores de fuentes oficiales.

Las iniciativas que han delineado el actual sistema de indicadores revelan un consenso en la
adopción de modelos estructurados jerárquicamente en tres niveles, complementando las
dimensiones básicas de sostenibilidad (ambiental, económica y social) con aspectos institucionales y
de cooperación externa.

Por ejemplo, para respaldar estas dimensiones, se destaca la recomendación de Eurostat de 10

grandes áreas de indicadores, como desarrollo socioeconómico, inclusión social, salud, cambio
climático, producción y consumo sostenible, entre otros. La aplicación de marcos conceptuales como
el Modelo de Fuerzas Motrices, Presión, Estado, Impacto y Respuesta (F-P-E-I-R) de la Agencia
Europea de Medio Ambiente proporciona una base analítica sólida, enfocándose en las
interrelaciones entre áreas socioeconómicas e impactos ambientales.

Desde la OCDE, los indicadores de "desempeño económico verde" contribuyen a contextualizar el

bienestar. Además, el Índice de Progreso de Economía Verde (GEP) del PNUMA evalúa políticas hacia
una economía verde. Aunque estos indicadores se acercan a la circularidad, para avanzar en el
nuevo modelo económico se requieren metodologías específicas para evaluar cuantitativamente las
fases y el cierre de ciclos de producción y consumo.

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El análisis de flujos materiales se destaca como una herramienta clave para comprender la
circularidad. El Análisis de Flujos de Materiales (AFM) es esencial, abordando el ciclo desde la
extracción hasta el vertido, permitiendo la evaluación de la composición y cambios en la estructura
física de los sistemas socioeconómicos.

Dada la imposición de un uso eficiente de los recursos en la economía circular, los enfoques
metodológicos sobre el metabolismo de los flujos materiales se orientan hacia indicadores más
apropiados. Los marcos globales ofrecidos por Europa 2020 y sus estrategias delinean indicadores
coherentes con las nuevas metas y objetivos de sostenibilidad. Estas iniciativas proporcionan un
fundamento sólido para la construcción de sistemas de indicadores que aborden las complejidades y
desafíos de la economía circular.

1.2.1. Contar con indicadores

En la esfera de la "ecoeficiencia", la atención se centra en el desarrollo de indicadores que midan

la evolución hacia una eficiencia en el uso de los recursos. En este contexto, Eurostat ha
desempeñado un papel destacado con su Cuadro de Indicadores de Eficiencia de los Recursos
(Resource Efficiency Scoreboard). Este instrumento fue concebido para evaluar el progreso hacia la
iniciativa de la Unión Europea sobre eficiencia energética en Europa, como parte de la Estrategia
Europa 2020 adoptada en 2010.

El Cuadro de Indicadores de Eficiencia de los Recursos integra 32 indicadores diferentes, de los

cuales 20 son considerados indicadores temáticos distribuidos en tres áreas clave: transformación de
la economía, áreas cruciales, y naturaleza y ecosistemas. Estos indicadores están organizados en una
pirámide jerárquica estratificada en tres niveles, respondiendo a:

• Indicador Líder: Productividad de los recursos.

• Tablero de Indicadores Macro: Indicadores complementarios para materiales, tierra, agua
y carbono.

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• Indicadores Temáticos: Indicadores de transformación de la economía, capital natural y

otros indicadores clave.

El tratamiento de datos en base a la estructura del indicador líder se enfoca en comparar el

Producto Interior Bruto (PIB) con el Consumo Interior de Materiales, midiendo la cantidad total de
materiales utilizados directamente por una economía. Esta medida abarca la cantidad anual de
materias primas extraídas del territorio nacional, sumada a la diferencia entre importaciones y
exportaciones físicas. Aunque la herramienta presenta funcionalidades sólidas y cuenta con un
amplio respaldo de datos y consenso, su falta de especificidad limita su aplicabilidad en el contexto
de la economía circular.

La herramienta destaca por su capacidad para evaluar la relación entre el PIB y el uso de
materiales, pero su limitación radica en la falta de indicadores específicos que aborden la mejora de
la eficiencia de los recursos y la gestión de residuos, elementos cruciales para una comprensión
integral del entramado económico-ambiental. Esto plantea desafíos al abordar decisiones políticas y
estrategias de inversión con una visión parcial de la realidad.

En respuesta a esta necesidad, la postura adoptada por la Agencia Europea de Medio Ambiente
(AEMA) es destacable. Propone la elaboración de un conjunto de indicadores específicos para grupos
clave que se alineen con las acciones políticas en materia de economía circular. Estos indicadores se
clasifican en grupos esenciales, abordando diferentes aspectos:

• Insumos de materiales.
• Ecodiseño.
• Uso de materiales en la producción.
• Uso de materiales en el consumo.
• Reciclado de residuos.

En el abordaje de la sostenibilidad débil, se exploran enfoques que integran valoraciones

socioambientales en la medición convencional mediante Sistemas de Cuentas Nacionales. Un
ejemplo es la "Contabilidad Económica Ambiental Integrada", que establece cuentas de flujos físicos

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sobre emisiones, consumo de materiales y gastos de conservación, entre otros. Aunque la idea de un
indicador ambiental global es atractiva, actualmente nos conformamos con la "huella ecológica",
"huella de carbono" y "huella hídrica". Sin embargo, en campos como la "Termoeconomía" se
avanzó en indicadores específicos, como entalpía, eXergía y eMergía.

Más allá de la perspectiva económica, se reconoce la necesidad de indicadores orientados al

bienestar. Ejemplos incluyen el Índice de Bienestar Económico Sostenible (ISEW), Índice de Bienestar
Nacional (NWI) y el indicador de Progreso Genuino (GPI). También se considera la felicidad como
variable relevante, como se ve en el Índice de Planeta Feliz (HPI) y la iniciativa de la OCDE, "¿Cómo
es la Vida?" y su indicador de Mejor Vida. Estos indicadores responden a la paradoja de Easterlin,
mostrando que la relación entre felicidad e ingresos no es lineal en los países desarrollados.

Un enfoque multidimensional combina indicadores objetivos con la percepción subjetiva de los

ciudadanos. La calidad de vida, central en la satisfacción de necesidades, según Eurostat, depende
no solo de la riqueza, sino también de la salud, condiciones de vida y especialmente de la calidad
ambiental.

1.2.2. Metodología de los indicadores

Estos indicadores desempeñan un papel crucial en diversas metodologías dirigidas al diagnóstico

de la circularidad, aunque muchas de ellas están en una fase de adaptación al contexto específico.
Estas metodologías representan evoluciones de modelos provenientes de otras disciplinas, y los
departamentos de consultoría están trabajando para aplicarlos al ámbito de la circularidad. Algunas
de las aplicaciones metodológicas que están siendo desarrolladas en el contexto empresarial
incluyen:

• Metodología Diagnósticos de Circularidad: Ofrece diagnósticos de circularidad y

sostenibilidad para empresas, analizando tanto sus productos como sus procesos
internos. Su objetivo es orientar el desarrollo de productos hacia la economía circular.

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• Evaluación LCC Circularidad: Evalúa y calcula el coste del ciclo de vida (LCC) de productos
y servicios diseñados para modelos de negocios circulares. Busca proporcionar una visión
completa de los costos asociados a lo largo del ciclo de vida de un producto.

• Proceso Desarrollo Productos Sostenibles: Herramienta de diseño y desarrollo de

productos sostenibles, enfocada en modelos de negocios circulares. Busca impulsar la
creación de productos que sean respetuosos con el medio ambiente y sigan principios de
circularidad.

• Circularity Canvas: Permite esbozar un esquema general de un negocio circular desde

cero, facilitando la construcción de propuestas de valor centradas en productos y
servicios sostenibles. Proporciona una estructura visual para diseñar estrategias
circulares.

• REsourcEXchange: Establece canales de simbiosis industrial, fomentando el intercambio

de materiales y recursos, así como la valorización de residuos entre diferentes empresas,
áreas industriales y regiones. Busca promover la colaboración y la optimización de
recursos a través de la economía circular.

La metodología presentada ofrece un enfoque integral para abordar la economía circular desde
diversos niveles, adaptándose a la complejidad y situación económica de la entidad demandante.
Proporciona un procedimiento metodológico que permite evaluar el carácter circular de la actividad,
reconociendo que no todas las empresas están listas para emprender diagnósticos complejos. En
este sentido, las metodologías más básicas, como Circularity Canvas, se perfilan como puntos de
partida más accesibles y aplicables.

En conclusión, aunque se ha avanzado considerablemente en la creación de indicadores más

sostenibles, ampliamente utilizados en la toma de decisiones políticas y estrategias, se destaca la
necesidad de revisar, implementar y adaptar estos indicadores a nuevos marcos de referencia, como
la Agenda 2030 y los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS). Además, se hace hincapié en la
importancia de afrontar los cambios estructurales en los patrones de producción y consumo para
garantizar una transición exitosa hacia modelos económicos más estables. En última instancia, se
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enfatiza la importancia de medir y evaluar aspectos cruciales en conjunto, evitando centrarse

únicamente en aspectos financieros y recordando la interrelación entre procesos sociales,
económicos y ambientales, así como la consideración de las percepciones subjetivas y los intereses
de los ciudadanos. En palabras sencillas, se nos insta a no perder de vista lo verdaderamente
importante, recordando la máxima de que, si valoramos más el dinero que la calidad del aire,
deberíamos intentar contar billetes aguantando la respiración.

Recursos complementarios

• Artículo “Definición y medición de la adopción de la economía circular en

empresas en el marco de la contabilidad de gestión medioambiental”
https://dialnet.unirioja.es/servlet/tesis?codigo=298072

• Artículo: cómo medir la economía circular

https://hazrevista.org/rsc/2019/07/como-medir-la-economia-circular/

• Video “Indicadores de la economía circular: ¿cómo medir la cuadratura del

círculo?” https://www.youtube.com/watch?v=INx7x9Hzjpk

Referencias
Cortés, F. (2020). La economía circular: ideas clases para la comprensión de un nuevo modelo de
gestión de los recursos económicos. Santiago: Universidad Autónoma de Chile.

Lobato Gago, I. (2017). Economía circular: de la "eco-obligación" a la "eco-oportunidad" (Primera

ed.). Autopublicaciones Tagus. Obtenido de
https://www.miteco.gob.es/es/ceneam/recursos/materiales/economia-circular.html

Sánchez, J; Díaz, J & Sánchez J. (2022) Ingeniería y economía circular: combinación exitosa para la
sostenibilidad (Primera ed.). Ecoe Ediciones.

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