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LAS VACUNAS

En 1761, el joven Edward se trasladó a Sodbury, donde empezaría su


formación como cirujano y farmacéutico bajo las órdenes del médico del
pueblo, Abraham Ludlow. Allí Jenner oiría por primera vez, en boca de Sarah
Nelmes, una ordeñadora de vacas, la siguiente afirmación: "Yo nunca tendré
la viruela porque he tenido la viruela bovina. Nunca tendré la cara marcada
por la viruela". Y sería precisamente gracias a esta creencia popular que
Edward Jenner descubriría la vacuna contra esta enfermedad.

En la época en que Jenner regresó a Berkeley, la epidemia de viruela que


afectaba a la población ya había provocado numerosas muertes. Para tratar
de ponerle freno, y pese a la cerrada oposición de otros médicos, Jenner
intentó implantar un método que había estudiado en el Hospital de San Jorge y
que se conocía con el nombre de "variolización". Este proceso, introducido
en Londres en 1721 por la esposa del embajador inglés en Turquía, Lady
Montagu, consistía en inocular a una persona sana con material infectado. El
14 de mayo de 1796, Jenner decidió inocular a un niño de ocho años llamado
James Phillips un poco de materia infectada que obtuvo de una persona que
padecía la viruela bovina. El pequeño desarrolló una fiebre leve que
desapareció a los pocos días. Unos meses más tarde, Jenner puso en práctica
la prueba definitiva para erradicar la epidemia. Volvió a inocular a James
Phillips, pero esta vez con viruela humana para comprobar si el niño
desarrollaba la enfermedad. Los resultados le dieron la razón y el niño ni
contrajo la enfermedad ni murió.

https://historia.nationalgeographic.com.es/a/edward-jenner-probablemente-cientifico-que-mas-
vidas-ha-salvado-historia_14242

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