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En la oscuridad de la noche, **María** escuchó un suave susurro proveniente del armario.

Su
corazón latía con fuerza mientras se acercaba lentamente. Al abrir la puerta, encontró una
**muñeca de porcelana** con ojos vidriosos y una sonrisa siniestra. Pero lo más aterrador fue
cuando la muñeca habló: "¿Por qué me dejaste sola, María? Ahora seremos amigas para siempre".
El frío recorrió su espina dorsal mientras la muñeca se movía hacia ella.

En la penumbra de la noche, **María** escuchó un suave susurro proveniente del armario. Su


corazón latía con fuerza mientras se acercaba lentamente. Al abrir la puerta, encontró una
**muñeca de porcelana** con ojos vidriosos y una sonrisa siniestra. Pero lo más aterrador fue
cuando la muñeca habló: "¿Por qué me dejaste sola, María? Ahora seremos amigas para siempre".
El frío recorrió su espina dorsal mientras la muñeca se movía hacia ella. Cada paso que daba la
muñeca era acompasado, como si supiera que María no podía escapar. El aire se volvió denso, y las
sombras se alargaron. María intentó gritar, pero su voz se desvaneció en la oscuridad. La muñeca
se acercó aún más, su risa resonando en la habitación. María sabía que había desencadenado algo
maligno, algo que no podía comprender. Y mientras la muñeca extendía sus brazos hacia ella,
María se dio cuenta de que su destino estaba sellado.

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