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PR.

SAMUEL BECERRA LÓPEZ


1
Introducción
 A todos nos gusta leer
historias cortas, por eso
nos encanta leer las
parábolas que dijera el
Señor Jesús. En el Nuevo
Testamento aparecen por
lo menos veintisiete
parábolas.
 Leerlas y estudiarlas es
algo verdaderamente
interesante. Hoy vamos a
referirnos a una de ellas, la
llamada «parábola de la
moneda perdida».
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Lucas 15: 8-10
 "O, ¿qué mujer que tenga
diez dracmas, y pierde una
dracma, no enciende la
lámpara, y barre la casa, y la
busca con diligencia hasta
hallarla?
 "Y cuando la encuentra, junta
a las amigas y vecinas, y les
dice: 'Alegraos conmigo,
porque encontré la dracma
que había perdido'.
 "Así os digo que hay alegría
ante los ángeles de Dios por
un pecador que se
arrepiente'. 3
 Esta parábola narra un hecho
familiar. No era difícil que una
moneda se perdiera en una casa de
los antiguos campos de palestina.
Estas casas carecían de luz propia,
ya que solo disponían de una
estrecha ventana. El piso era de
tierra apisonada cubierta de juncos
y cañas secas. Encontrar, en tales
circunstancias, una moneda perdida,
era tarea muy dificultosa.
 Lo verdaderamente interesante es
cómo Jesús utilizó un hecho común
y corriente para enseñarnos una
verdad fundamental del evangelio.
 Veamos tres elementos:

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1. La tristeza de perder
 1.1. la mujer no perdió todo
lo que tenía. Era dueña de
diez monedas, pero al
perder una no se conformó
con contar las que le
quedaban, sino que sintió
gran tristeza y preocupación
por la que perdió.
 1.2. la moneda no se pierde
por su propia decisión. Se
pierde por descuido de la
persona que la posee. Esta
realidad de que somos
responsables por las cosas
que perdemos añade
tristeza a la experiencia de
perder.

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1. La tristeza de perder
 1.3. alguien dijo que «nadie
sabe lo que tiene hasta que
lo pierde».
 Cuando perdemos algo lo
valoramos de forma muy
distinta a cuando lo
tenemos. La mujer de la
parábola perdió lo
representaba el jornal de
un día de trabajo.
 Esto la llenó de pánico y
temor. Tenía que
enfrentarse a su marido o a
sus hijos, quienes de seguro
le reprocharían lo ocurrido.
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2. El esfuerzo de buscar
 La moneda se perdió dentro de
la casa y esto determina la
forma en que la mujer se
dedica a buscarla. No se sentó
a lamentarse, sino que se
esforzó en hallarla. Las cosas
que se pierden no aparecen
porque se les llore, sino porque
se les busca.
 2.1. primero, la mujer encendió
una lámpara. Necesitaba luz en
el oscuro interior de su casa.
Un poco más alumbrado todo,
recorrió con la vista cada
rincón del piso; pero no tuvo el
éxito deseado.

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2. El esfuerzo de buscar
 2.2. no se desalentó,
sino que su segundo
intento consistió en
barrer cuidadosamente
el piso. Hacerlo no era
muy promisorio, pues
entre las ramas secas la
moneda podía quedar
fuera del alcance de la
rudimentaria escoba;
pero era mejor tratar
que lamentarse. 8
2. El esfuerzo de buscar
 2.3. «buscó con cuidado( …)».
Vemos en esta parábola
brevísima un esfuerzo
progresivo e insistente de
parte de la mujer que perdió
su moneda.
 Primero usó sus ojos
aprovechando la escasa luz
que disponía.
 Después, mientras barría,
aguzó sus oídos para detectar
los golpes de su escoba
contra el piso.
 Finalmente se sirvió de sus
propias manos mientras
palpaba cada tramo de la
terrosa superficie.
 Si perder es una experiencia
dura, buscar también lo es.

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3. El gozo de encontrar
 Es precisamente
cuando se produce la
experiencia del
encuentro- después
de la perdida y de la
búsqueda- , que
descubrimos la
enseñanza central de
la parábola :
 « (…) así también hay
alegría entre los
ángeles de Dios por
un pecador que se
convierte».
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3. El gozo de encontrar
 3.1. fijémonos en que la mujer
«busco» su moneda porque le
pertenecía. Al encontrarla no la
poseyó por primera vez, sino que
la rescató.
 Este es un cuadro exacto que
nos define ante Dios. Somos sus
creaturas, le pertenecemos; pero
nos hemos extraviado a causa
del pecado. Dios nos busca por
medio de Jesucristo y cuando
somos encontrados y
respondemos con fe al
encuentro, no tan solo se
produce nuestra salvación, sino
que trasciende.
 EGW pertenecemos a Dios por
Creación y Redención.

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3. El gozo de encontrar
 3.2. en el caso de la
parábola, como ya
hemos visto, la
búsqueda no fue fácil y
requirió un esfuerzo
sacrificial.
 La búsqueda que de
nosotros hace Dios es
la más costosa de
todos, pues se hace al
precio mismo de la
sangre de Jesús
derramada en el
calvario.
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3. El gozo de encontrar
 3.3. nos dice la parábola que la
mujer buscó su moneda con
cuidado «hasta encontrarla».
No se desanimó por los
obstáculos.
 Y así sucede con Dios: no hay
impedimento ni dificultad que el
no venza para venir a nuestro
encuentro. Ni nuestro pecado
es tan grande que el no pueda
perdonarlo, ni nuestra perdición
tan definitiva que el no pueda
encontrarnos.
 «hasta que nos encuentre»: ese
es el lema del amor de Dios
para con nuestra vida.

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 En la parábola del Salvador, aunque
la dracma perdida estaba en el polvo
y la basura, no dejaba de ser una
moneda de plata. Su dueña la buscó
porque tenía valor. Así también toda
alma, por degradada que esté por el
pecado, es preciosa a la vista de
Dios.
 Como la moneda llevaba la imagen y
la inscripción del monarca reinante,
así también el hombre cuando fue
creado recibió la imagen y la
inscripción de Dios. Aunque
empañada y deteriorada por el
pecado, el alma humana guarda aún
vestigios de dicha inscripción. Dios
desea recuperar esta alma, y
estampar nuevamente en ella su
propia imagen en justicia y santidad.
MC

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conclusión
 Este es el mensaje del
evangelio: « pues el Hijo
del Hombre ha venido a
buscar y salvar lo que se
había perdido». Esta
realidad queda clara y
sencillamente expuesta en
la parabola de la moneda
perdida. Solo nos queda
pedirle a Dios que también
nos encuentre a nosotros,
para salvación nuestra y
gozo del cielo. Amen.
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