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LOS HERALDOS NEGROS

Hay golpes en la vida, tan fuertes… ¡Yo no sé!


Golpes como del odio de Dios; como si ante ellos,
la resaca de todo lo sufrido
se empozara en el alma… ¡Yo no sé! César
Son pocos; pero son… Abren zanjas oscuras
en el rostro más fiero y en el lomo más fuerte.
Vallejo
Serán tal vez los potros de bárbaros Atilas;
o los heraldos negros que nos manda la Muerte.

Son las caídas hondas de los Cristos del alma


de alguna fe adorable que el Destino blasfema.
Esos golpes sangrientos son las crepitaciones
de algún pan que en la puerta del horno se nos quema.

Y el hombre… Pobre… ¡pobre! Vuelve los ojos, como


cuando por sobre el hombro nos llama una palmada;
vuelve los ojos locos, y todo lo vivido
se empoza, como charco de culpa, en la mirada.

Hay golpes en la vida, tan fuertes… ¡Yo no sé!

Expresa la intensidad de esos golpes al compararlos con el odio de Dios. Esto sugiere
INTERPRETACIÓN DEL PRIMER VERSO

que los golpes son tan poderosos y que parecen provenir de una fuerza divina, como si
fueran una expresión de un sufrimiento divino.
Utiliza la metáfora de la resaca para transmitir la sensación de que todo el sufrimiento
se acumula en el interior del ser, como si no fuera posible ser superado. La imagen de
la resaca evoca una sensación de pesadez, opresión y estancamiento emocional.
Vallejo enfatiza su desconocimiento al respecto, declarando "¡Yo no sé!" Esto indica su
incapacidad para comprender la razón detrás de los golpes y cómo enfrentarlos. Esta
repetición de "¡Yo no sé!" refuerza la sensación de impotencia y confusión del poeta
ante la violencia y el dolor de la existencia.
El verso refleja la intensidad emocional de los golpes en la vida, sugiriendo que su
impacto es tan poderoso que deja una marca profunda en el alma y genera una
sensación de desconcierto. Vallejo plantea preguntas sobre la naturaleza de los
sufrimientos humanos y la ausencia de respuestas ante ellos.

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