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El Leviatán

Thomas Hobbes
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Capítulo VI
(pasiones que ordenan el movimiento humano)

“Todo esfuerzo, cuando se dirige a algo que


lo causa, se llama APETITO o
DESEO…Cuando el deseo se traduce en
apartamiento de algo, se denomina
AVERSIÓN”.
Capítulo XI
El individuo en constante movimiento: mecanicismo).

“Un hombre cuyos deseos han sido colmados y cuyos sentidos e


imaginación han quedado estáticos, no puede vivir. La felicidad es
un continuo progreso en el deseo; un continuo de pasar de un
objeto a otro. La razón de esto es que el objeto del deseo de un
hombre no es de gozar una vez solamente, y por un instante, sino
asegurar para siempre el camino de sus deseos futuros. Por lo
tanto, las acciones voluntarias y las inclinaciones de todos los
hombres no solo tienden a procurar una vida feliz, sino a
asegurarla.”
“Las acciones voluntarias e inclinaciones de todos los
hombres tienden no solamente a procurar, sino también a
asegurar una vida felíz”.

“El afán de lucha se origina en la competencia. La pugna


de riquezas, placer, honores u otras formas de poder,
inclina a la lucha, a la enemistad y a la guerra”.
Capítulo XIII
(condición natural de la humanidad)

“La naturaleza ha hecho a los hombres tan iguales en sus


facultades de cuerpo y de alma, que aunque puede encontrarse
en ocasiones a hombres físicamente más fuertes o mentalmente
más ágiles que otros, cuando consideremos todo junto, la
diferencia entre hombre y hombre no es tan apreciable como
para justificar que un individuo reclame para sí cualquier
beneficio que otro individuo no pueda reclamar con igual
derecho.”
“Así hallamos en la naturaleza del hombre tres
causas principales de discordia: Primera, la
competencia; segunda, la desconfianza; tercera, la
gloria. La primera causa impulsa a los hombres a
atacarse para lograr un beneficio, la segunda para
lograr seguridad, la tercera para ganar reputación”.
“En esta guerra de todos contra todos se da una
consecuencia: que nadie puede ser injusto. Las
nociones de derecho e ilegalidad, justicia e injusticia
están fuera de lugar. Donde no hay poder común la
ley no existe, donde no hay ley, no hay justicia…Es
natural también que en dicha condición no existe
propiedad ni dominio, ni distinción entre tuyo y mio,
solo pertenece a cada uno lo que puede tomar, y
solo en tanto pueda conservarlo”.

“tiene una cierta posibilidad de superar este estado,


en parte por sus pasiones, en parte por su razón”.
Capítulo XIV
(¿Qué entiende Hobbes por derecho y por ley?)

“El Derecho Natural, que los escritores llaman


comúnmente jus naturale, es la libertad que tiene cada
hombre de usar su propio poder según le plazca, para la
preservación de su propia naturaleza, esto es, de su
propia vida; y, consecuentemente, de hacer cualquier
cosa que, conforme a su juicio y razón, se conciba como
la más apta para alcanzar ese fin.”
“La ley natural es un precepto o norma general, establecida
por la razón, en virtud de la cual se prohíbe a un hombre
hacer lo que puede destruir su vida o privarle de los medios
de conservarla; o bien, omitir aquello mediante lo cual piensa
que pueda quedar su vida mejor preservada”
(primera y segunda ley natural)-

“(...) la condición de cada hombre (…) es la condición de guerra


de cada hombre con cada hombre, en la que cada uno se
gobierna según su propia razón (...)”

“Por último, el motivo y el fin que hacen que un hombre


renuncie y transfiera sus derechos no es otro que el de su
seguridad personal en esta vida, y el de poner los medios para
conservarla y no hastiarse de ella.”
Capítulo XV
(19 leyes de la naturaleza derivadas de las dos principales).

“Que los hombres cumplan los pactos que han celebrado…en esta
ley natural consiste la fuente y origen de la justicia…por tanto debe
existir un poder coercitivo que compela a los hombres, igualmente, al
cumplimiento de sus pactos, por el temor de algún castigo más
grande que el beneficio que esperan del quebrantamiento de su
compromiso”.
Capítulo XVII
(El Estado: surgimiento y finalidad. asegurar la paz)

“La causa final, propósito o destino que hace que los hombres
-los cuales aman por naturaleza la libertad y el dominio sobre
los demás- se impongan a sí mismos esas restricciones de
las que vemos que están rodeados cuando viven en Estados,
es el procurar su propia conservación y, consecuentemente,
una vida más grata.”
“Los pactos que no descansan en la espada, no son más que
palabras, sin fuerza para proteger al hombre, en modo alguno”.

“Elegir a un hombre o a una asamblea de hombres que represente


su personalidad…instituida por pacto de cada hombre con los demás
en forma tal como si cada uno dijera a todos: autorizo y transfiero a
este hombre o asamblea de hombres mi derecho de gobernarme a
mí mismo con la condición de que vosotros transferiréis a él vuestro
derecho, y autorizaréis todos sus actos de la misma manera. Hecho
esto, la multitud unida en una persona se denomina ESTADO, en
latín, CITIVAS. Esta es la generación de aquel gran LEVIATÁN”.
Capítulo XVIII
(De los derechos de los soberanos)

“En consecuencia, los que ya han instituido un Estado, y han convenido tomar
como propios los juicios y las acciones de una sola persona, no pueden, sin
su permiso, establecer legalmente un pacto nuevo entre ellos mismos
comprometiéndose a presentar obediencia a otro soberado en ninguna cosa.
Por lo tanto, los que están sujetos a un monarca no pueden abolir la
monarquía sin su aprobación y volver a la confusión propia de una multitud
desunida, tampoco pueden transferir la persona de su representante a otra
persona o a otra asamblea de hombres, pues están obligados, mediante un
convenio establecido entre todos y cada uno de ellos, a considerarse
propietarios y autores de todo aquello que hace el que ya es su soberano, y
de todo lo que a este le parezca oportuno hacer”.
(ElLeviatán es el único que puede decidir qué doctrinas pueden circular o no en el
Estado)

“(...) va anejo a la soberanía el ser juez de que opiniones y


doctrinas desvían de la paz, y de cuáles son las que conducen a
ella y, en consecuencia, el ser juez también de en qué ocasiones,
hasta dónde y con respecto a qué debe confiarse en los hombres
cuando éstos hablan a las multitudes, y quién habrá de examinar
las doctrinas de todos los libros antes de que estos se publiquen.”
(El Leviatán es quien determina la propiedad de los individuos en el Estado Civi)

“(...) va anejo a la soberanía el poder absoluto de prescribir


las reglas por las que los hombres sepan cuáles son los
bienes que puedan disfrutar y qué acciones pueden realizar
sin ser molestados por ninguno de sus co-súbditos. Y esto
es lo que el hombre llama Propiedad.”
Capítulo XXI
(De la libertad de los súbditos)

“La libertad significa, propiamente, ausencia de oposición; por


oposición quiero decir impedimentos externos del movimiento
(...)”

“El miedo y la libertad son compatibles; así, cuando un hombre


arroja su mercancías al mar por miedo a que el barco se hunda,
lo hace voluntariamente, pues, si quiera, podría rehusar a
hacerlo. Su acción, por tanto, es la acción de un hombre libre.”
“Si el soberano manda a un hombre (aunque este haya sido
condenado justamente) que se mate, que se hiera o se mutile a sí
mismo, o que no haga resistencia a quienes lo asaltan, o que se
abstenga de hacer uso de comida, aire, medicina o cualquier otra
cosa sin la cual no podría vivir, ese hombre tendrá la libertad de
desobedecer.”

“Si un hombre es interrogado por el soberano, o por su autoridad, en


lo concerniente a un crimen por él cometido, no está obligado, a
menos que se le garantice perdón, a confesarlo; pues ningún hombre
puede ser obligado por un convenio a acusarse a sí mismo.”
Capítulo XXIV
(De la nutrición y procreación de un Estado, sobre la propiedad)

“La distribución de los materiales que posibilitan esta nutrición es lo que


constituye lo mío, lo tuyo y lo suyo, o, para decirlo con una palabra, la
propiedad; y pertenece, en todo tipo de Estado, al soberano.” Hobbes,
El Leviatán, p.202

“De lo cual podemos deducir que la propiedad que un súbdito tiene de


sus tierras consiste en el derecho de excluir a los demás súbditos de
hacer uso de ellas, pero sin excluir a su soberano, ya sea este una
asamblea o un monarca.”
Capítulo XXVI
(Positivismo Jurídico)

“Entiendo por leyes civiles aquellas que los hombres están


obligados a observar porque son miembros no de este o aquel
Estado en particular, sino de un Estado”.

“LEY CIVIL es, para cada súbdito, aquellas reglas que el Estado le
ha ordenado de palabra o por escrito o con otros signos suficientes
de la voluntad, para que las utilice en distinguir lo justo de lo injusto,
es decir, para establecer lo que es contrario y lo que no es contrario
a la ley”.

“Advirtiendo que todas las leyes, estén o no escritas, reciben su


autoridad y vigor de la voluntad del Estado”.
CAPÍTULO XXX
(De las funciones del representante soberano. Formación de los súbditos por parte del
Leviatán).

“En segundo lugar, va contra su deber dejar que el pueblo ignore o esté
mal informado acerca de los fundamentos y razones en que se basan
esos derechos esenciales suyos; pues por causa de esta ignorancia, los
hombres pueden ser fácilmente seducidos y llevados a oponer
resistencia al soberano cuando el Estado requiera que esos derechos se
usen y se ejerciten.
Y los fundamentos de estos derechos necesitan ser enseñados con
diligencia y con verdad; pues no pueden mantenerse recurriendo a ley
civil alguna, o por terror a un castigo legal.”

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